Cinco
Tu dedo índice fue directo a la gota para arrebatarla, la quitaste como si aquello fuera una vergüenza. Tus comisuras se alzaron tan despacio que aún puedo recordar lo mucho que te costó hacerlo, pero sonreíste y volviste a cerrar los ojos.
Cuando yo lloraba solo gritaba y me enojaba con todos, jamás sonreía.
Me sentí diminuto, era un chico y tú una chica, tú eras más fuerte que yo.
En ese instante la mujer maravilla me pareció una mujer normal, tú eras más maravillosa.
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