Armand se fue de nuevo al castillo y esta vez Ronan no lo detuvo, se limitó a esconderse hasta que lo vio desaparecer entre los árboles y salió al encuentro de Opal y Opaline que ahora hablaban en la orilla del lago, Opal casi se desmaya al verlo y Opaline solo lo miraba desafiante.

- Vaya ese muchacho si que es sorprendente, por una joven que conoció hace poco ahora se revela contra él que lo cuidó tantos años, que gran traición – Fingió dolor y luego soltó una sonora carcajada-

- Déjalo en paz, lo mantuviste aquí sabiendo que era el príncipe del reino de los cisnes, ¿no es así? – Opaline estaba molesta, desde que lo vio supo que esa marca era la del rey, pero Armand parecía ajeno a ese detalle-

- Puede ser, al principio solo pensaba que era una coincidencia, pero al pasar el tiempo investigando a fondo me entere de algo curioso, cuando él nació lo cambiaron por error con el hijo de unos duques que estaban de paso por el reino fue increíble que estos no pensasen que la marca fuese importante – mientras hablaba caminaba alrededor de ambas jóvenes sonriendo maliciosamente-

- Padre... porque no se lo dijiste, él creyó siempre que sus padres lo habían rechazado y en realidad lo sufrieron tanto que la reina murió... podías ayudarlo y... - Ronan alzó la mano a manera de callar a su hija, ella hizo lo propio-

- Eso no es su asunto, ahora pasemos a lo importante, Opaline cumplirá su promesa e ira a ese baile o por lo menos Armand creerá que es Opaline, tu querida hija serás quien asistirá a ese baile, con un hechizo pequeño te verás igual que esta princesita mimada – Al decir esto Ronan chasqueo los dedos y Opal cambio de atuendo a uno igual al de Opaline, pero en tonos oscuros-

Opal estaba atónita y Opaline empezaba a sentir miedo, ambas se negaron en rotundo a ese plan tan oscuro, pero Ronan no les dejó opciones, encerró a Opaline en una jaula y se llevó a Opal con él amenazándola para que fuese obediente, incluso si no quería hacerle eso a Armand de alguna forma sentía cierta alegría por asistir a ese baile.