Al nacer Armand su madre fue muy feliz pero esa felicidad fue momentánea, una duquesa de otro reino tuvo a su bebé en el mismo lugar que su madre y en un descuido los bebés fueron intercambiados, su madre sucumbió al dolor ante la pérdida de su primogénito pues el otro bebé por desgracia era débil y falleció al poco rato, mientras la duquesa se horrorizaba al ver al pequeño Armand abrir sus grandes ojos y observarla, uno de sus ojos era verde y el otro de un tono azul como las tormentas en la costa, sobre su ceja una marca de nacimiento color granate parecida a una quemadura le daba un aspecto extraño al pequeño niño rubio, la duquesa estaba horrorizada pues sus otros hijos eran totalmente diferentes con sus cabellos castaños, sus ojos miel y su piel clara sin una sola mancha, este pequeño desentonaba y a su parecer era algo feo comparado con sus hermanitos mayores, pero al final seguía siendo su hijo o eso creía ella así que se lo llevó a casa evitando mostrárselo a cualquiera pues pensaba que se horrorizarían al ver tal marca en su cara y tantas diferencias con sus anteriores hijos.

La infancia de Armand fue triste y desolada, sus padres lo despreciaban al igual que sus hermanos mayores, siempre recibía humillaciones y nunca lo mostraban ante la gente alegando que tenía algún problema de salud que le imposibilitaba salir a reuniones públicas de la familia, esto a él incluso siendo pequeño lo lastimaba y lo molestaba a partes iguales, sabía que lo trataban mal pero se obligaba a aceptarlo, lo trataban casi como a un sirviente y de hecho solo los sirvientes lo trataban con cariño, lo cuidaban cuando podían y jugaban con él esto lo hacía sentir mejor y le demostraba que había otras formas de ser tratado, pero no podían defenderlo de sus nefastos hermanos que siempre lo insultaban y le llamaban "feo", creció pensando que era cierto todo lo que le decían hasta que un día en el bosque cuando salieron de caza decidió escapar, estaba cansado de los malos tratos de su supuesta familia y aun cuando tenía no mas de 9 años en esos momentos se armo de valor y se interno en el bosque cuando nadie lo veía que era prácticamente siempre pues solo le hacían caso para burlarse de él o pedirle algo, contrario a lo que se pensaría nadie lo buscó, lo dieron por muerto y se alegraron incluso de librarse de la pequeña molestia, esas personas nefastas jamás se preocuparon realmente por Armand.

Pasó por muchos problemas en el bosque, lo persiguieron lobos y grandes osos pardos que siempre querían herirlo esto le dejó algunas pequeñas cicatrices en los brazos que jamás desaparecerían, en el camino se encontró con gente buena en pequeños pueblos que lo ayudaban como podían pero él seguía sintiéndose vacío, como si ese no fuese su hogar y seguía buscando su lugar en el mundo, así que se iba en cuanto podía hacerlo para continuar caminando sin mirar atrás, era mejor así se decía a sí mismo, le habían enseñado que era desagradable a la vista y en su mente eso era una realidad, pensaba que las personas eran amables solo por lastima y aún no sentía que alguien le diera algún cariño especial incluso si lo trataban bien. Un día luego de mucho tiempo de huir y esconderse de las bestias del gran bosque ya con 10 años se encontró con un brujo llamado Ronan que parecía una buena persona, aunque en el fondo quizás no lo fuese, Ronan lo acogió y cuido como a su hijo, fue lo más cercano que tuvo a un padre luego de tantos años, aunque este ya tenía a una pequeña hija llamada Opal de la misma edad que Armand, pero la pequeña rápidamente se encariño con el nuevo integrante de la familia y fue quien no lo dejo marcharse cuando él lo intentó pues en ella sintió de verdad un cariño fraternal.