—Garden: Grace Field House.
—Algunos datos de KH no son ciertos; están modificados para y por el fanfic.

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El rubio volvió al lugar de partida, es decir, dónde debía encontrarse su pareja. Para su suerte, ella ya no estaba allí, pero sí estaba Roxas.

—¿Roxas? ¿Qué haces aquí?

—La misma pregunta te hago, Ventus. Siempre estás dormido, me sorprende verte fuera del castillo. —Respondió el gemelo, con una postura recta y un tono suave. Su ceño se encontraba fruncido; por su culpa, una chica cuyo desconocía su identidad acababa de volatilizarse, le dio mala espina.

—Desperté y hui. Salvé a alguien y justamente paró aquí; pero ya no está. ¿La has visto? —El tono del contrario reflejaba preocupación, y estas palabras alarmaron al incorporeo, haciendo notar esto en su reacción de abrir los ojos ampliamente.

—B-bueno, verás... —Dio comienzo a su explicación, con leve nerviosismo. No sabía porqué estaba en ese estado, cuando realmente había sido un accidente;estaría pensando que quizás Ventus se molestaba, y cuando Ventus se enoja, es algo poco común. Y no es lo peor del mundo, pero rompe su faceta de ángel y nadie quiere tenerlo enojado. Al menos, era lo que pensaba Roxas. —Llegué aquí porque estaba rumbo a una misión, me detuve al ver a una chica con cabellos naranjas, parecía que se estaba desmayando, así que la tomé del mentón para ver si respiraba o no, puesto que apenas lo veía bien. Y se esfumó, como si fueran cenizas empujadas fuertemente con el viento.

—No te preocupes, Roxas. —Contestó con voz tranquila, algo que pilló al otro rubio de sorpresa. —Iba a pasar, quisiéramos o no. Ella no es de aquí, parece ser de otro universo.

—¿Qué? ¿Hay más universos aparte de este?

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Transcurrió un día, a la ojiverde le dolía la cabeza, no había dormido desde entonces. Deseaba hacerlo, pero seguía investigando y leyendo aquel libro. El pelinegro llamó a la puerta, pero nadie atendió. Volvió a llamar.

—Emma. ¿Estás ahí? —Preguntó Ray, después de golpear leve y nuevamente la puerta con los nudillos. La mencionada no respondió, hasta que el chico llamó una vez más.

—¡Ya voy! —Exclamó la fémina, después de ser sacada de su mundo. Abrió la puerta, encontrándose con su mejor amigo.

—Vaya pintas llevas. —Burló, haciendo paso y adentrándose a la habitación. —Y la habitación igual. —Comentó tras examinar rápidamente la sala. Su mirada se detuvo en el libro, se dirigió a él y lo cerró. Emma se maldijo en ese momento, puesto que no se había fijado en cuál página iba, y por su culpa ahora debería recorrerse el contenido hasta averiguar por dónde quedó.

La ojeras de ella eran algo notorias, el chico fingió su preocupación, pero en el fondo se encontraba confuso por tales condiciones. Agarró el peine y se posicionó detrás suyo, para arreglar los cabellos color mandarina que estaban despeinados.

—Ey, quiero hacerte una pregunta. —Balbuceó Emma, en su pequeña cabecita estaba preparando una idea para poder estar conectada con aquel príncipe. —¿Podrías fabricar una máquina que conecte universos?

Éste bufó una risa, después de ser tomado por sorpresa. Se reía de la situación mental crítica que tenía su amiga y estuvo a segundos de decirle algo que podría ofenderla.

—No sé si seré capaz. —Fue lo que le respondió, tras visualizar un leve enojo en la portadora de orbes verdes como ojos debido a su risa. "Emma, ¿por qué te ha absorbido ese mundo irreal?": estos eran los pensamientos del mayor.

—¡Yo te ayudo con los materiales si quieres! —Se veía dispuesta a recorrerse de nuevo el planeta con tal de ver a aquel dios griego que, así, era como ella le denominaba. En ambos rostros se dibujó una sonrisa, ya que el chico había ideado un trueque para así mejorar la salud de ésta.

—Bien, si quieres ayudarme, lo harás de esta forma; irás a ducharte, te cuidarás y dormirás. Tengo que preparar los planos, así que te necesito sana como manzana en tres días. ¿De acuerdo?

—Síp. De acuerdo.

❰ Ojos azules como el cielo, vivos y a su vez apagados. Ojos en los que puedo mirarlos y automáticamente ver el océano. Donde brillan la inocencia y a su vez la inseguridad. Un rostro delicado, creado posiblemente por los ángeles, cuál porcelana resplandeciente. Tan blanco como la nieve, quizás un poco menos. Con unas mejillas que, al tornarse de color melocotón, se ve tan lindo, tan suaves. Peinado extravagante pero brillante, rubio cuál oro dorado, desde lo lejos se ve lo esponjoso que debe estar. ❱
—Emma, describiendo a Ventus.

¡Ey, ey! Hace tiempo que no escribo, ya me podéis matar haha. Al menos ya traje continuación, podemos considerar este capítulo como relleno y a su vez importante. Solo no voy a decir cuál parte es cuál xd.

No voy a explicar porqué ando desaparecida, porque ya lo comenté en otro capítulo. Pero también me quiero justificar con esto nuevo sobre lo del hackeo. Algunas pérdidas de contraseñas han sido conocidas y casi sufro yo también de esto, para mi suerte, pude recuperar la cuenta. Tengan cuidado y recuerden que ni pueden ignorar totalmente este hecho o similar, pero tampoco se dejen controlar por el pánico.

Tengan un buen día, bebus💕

❝ Fanfic colaborativo con LaEsposaDeVentus ❞