●6●
Toda mi vida estuve sumido en la oscuridad, desde que fui un ser inocente libre de maldad esas sombras me atormentaron, veía y oía cosas que otras personas no, hasta que el destino puso a la muerte en mi camino y por primera vez acabé con la vida de una persona.
Algo oscuro surgió en mí y lo único que supe es que ver la sangre correr por mis manos calmaba a los demonios de mi interior.
Solo con ver sangre podía estar tranquilo y así comenzó mi camino llenó de sangre y oscuridad, esa mujer trataba de salvarme de ese camino pero yo no le hice caso y seguí con los asesinatos.
Me convertí en el monstruo maldito, era un asesino, un demonio.
Hasta que ella me salvó, me sonrió, me amó, me recibió con los brazos abiertos y jamás me juzgó por lo que era o lo que hacía.
Pero por mi culpa me fue arrebatada, ellos se enteraron y como castigo me la arrebataron de mi lado y ahí...yo liberé todo mi poder.
Quién hubiese pensado que para liberar mi poder debía de perder lo que más amaba y caer por completo en la locura.
Había una mujer que era una fiel creyente en Dios hasta que se enteró que era estéril, su mayor deseo era tener un hijo y ahora no podía cumplirlo.
Intentó adoptar pero nadie quería aceptarla por lo que era, una mujer soltera, sin fuente de trabajo y que vivía en un casa común y corriente. Lucho por años para tratar de tener hijos pero no lo consiguió.
Se enojó con Dios, le reclamó por lo que le sucedía, ella estaba siendo castigada sin haber hecho nada, así que decidió meterse en la magia negra.
En un ritual justo cuando la luna roja estaba en lo alto y era el tan famoso 31 de octubre, el día en que las almas tanto del infierno como del cielo van a la tierra, conoció al hombre que cumplió su deseo.
Ella no pensó que el mismísimo rey del hades fuera el que cumpliera su deseo, ella se esperaba a un demonio cualquiera pero no a él. Pero no retrocedió ante su aparición e hizo un trato.
Un hijo por una vida.
El ritual había comenzado gracias a un sacrificio, ella ya había dado una vida por un hijo o eso pensó.
Tuvo un embarazo saludable y fuerte, estaba feliz, tenía un buen trabajo, consiguió una nueva casa, todo iba bien.
Hasta que llegó el día del nacimiento, como nunca el clima cambió de golpe, el verano estaba ausente y en segundos el invierno llegó.
Nuevamente la luna roja estaba en lo alto, los truenos y rayos sonaban de lejos.
La mujer estaba asustada pero aún sin compañía y con miedo dio a luz a su tan deseado hijo.
-es hermoso.
Lo miro con adoración mientras el niño lloraba, su poco cabello era negro como la oscuridad que rodeaba la casa, sus ojos eran tan negros como el cielo nocturno.
Ella besó su mejilla y él dejó de llorar mirándola atento, de pronto empezó a reír haciendo sonreír emocionada a la mujer.
Hasta que quedó en shock cuando los ojos de su bebé se pusieron rojos.
-mi hijo por fin nació.
Miro en shock al hombre que había cumplido su deseo, su hijo le fue arrebatado de sus brazos y recordó lo prometido.
Un hijo por una vida.
Que ilusa fue.
El hombre miro con diversión al bebé de ojos rojos.
Él sería quien destruiría poco a poco a la humanidad y al final él ganaría.
-no puedes llevarte a ese niño.
Miro con frialdad al Ángel que apareció en el cuarto al lado del cuerpo sin vida de la mujer.
-es mi...
-pero su Alma no lo es.
Erró en eso, cómo no lo pensó, él pactó un hijo por una vida, un Alma, pero sin importar que ese bebé haya nacido de un pacto su alma era otro caso, al ser hijo de una antigua creyente, que fue fiel a Dios, y del rey del hades, lucifer, ese niño debía de elegir qué camino elegir.
La luz o la oscuridad, su Alma no tenía un rumbo destinado y él debía de elegir sin importar quiénes son sus padres.
Por ley, las almas humanas le pertenecen a Dios, luego son las personas las que deciden dar su Alma a lucifer.
Pero gracias al pacto que hizo, el Alma de ese bebé estaba varada en la nada.
Con enojo lo dejo en el suelo y lo miro con seriedad.
-...keiran.
Sin decir nada más desapareció de allí dejando a uno de sus súbditos al cuidado de su hijo. Pero él no fue el único que le puso un cuidador a keiran.
Dios también lo hizo.
Desde ese entonces keiran fue perseguido por un Ángel y un demonio que estaban siempre tratando de que haga su elección. El Ángel lo esperaba con paciencia pero el demonio era otra cosa.
Él jugaba con su mente como si no fuera nada, lo mandaba al tártaro en sus sueños, lo hacía ver y escuchar a las almas en pena, lo torturaba desde que era niño.
El Ángel lo protegía y velaba sus sueños pero keiran sabía que si los elegía a ellos no viviría en paz.
Ya que su "padre" tenía control sobre él gracias a la marca que le dejó en el brazo izquierdo, la clara muestra de que era hijo del diablo.
Pero tampoco quería elegir el bando de su padre o viviría bajo sus órdenes, estaba en medio de las dos fuerzas más grandes del universo.
Gracias al demonio cayó en la locura y empezó su época de matar a todo aquel que se interpusiera en su vida.
Se convirtió en uno de los grandes jefes de la mafia, se convirtió en el CEO más poderoso de Asia.
Era un hombre atractivo, seductor, alguien que tenía a todo tipo de mujer en sus manos, pero era un sádico, asesino y ser lujurioso.
No tenía salvación, así viviría hasta el fin de sus tiempos o eso quería creer, después de todo tenía el poder del diablo en su interior así que dudaba que envejezca o muera.
Aunque esto último lo dudaba ya que seguía siendo humano con poder demoníaco.
Una herida de muerte podría matarlo si él no usaba su poder para curarlo.
"Aunque seas un Ángel, un demonio, un rey, no puedes evitar la muerte de alguien, eso es un tabú en los dos mundos".
Por fin pensó que llegaría el momento de su muerte, luego de luchar contra uno de los grandes CEO quedó gravemente herido.
-por fin...por fin acabará todo este tormento.
La lluvia cayó sobre él, su cuerpo estaba tirado en ese desolado callejón.
El Ángel lo veía con tristeza pero el demonio con enojo y trataba de todas las maneras posibles atormentarlo o hacerlo enfurecer para que decida vivir y curarse.
Poco a poco fue cerrando sus ojos suspirando aliviado.
-oye!.
Sintió unas cálidas manos en su rostro y al abrir los ojos quedó sorprendido.
Una adolescente de bellos ojos marrones lo miraba llena de preocupación.
-espera, llamaré a la ambulancia, no cierres los ojos!.
Cómo alguien que recién lo conocía podía mirarlo con tanta preocupación?.
Que chica tan interesante.
Su nombre era Leila, significaba noche, significaba oscuridad como su nombre pero ella no era oscuridad.
Era tan brillante como el sol.
Era su luz.
El destino siempre la ponía en su camino y cuando se quiso dar cuenta había caído ante ella, descubrió que su sola presencia calmaba todo en su interior.
La amaba.
Pero su "padre" se enteró de su amor así que como castigo se llevó a Leila al hades, ignoro las súplicas de su Ángel para que no vaya a ese lugar, ya que no sabía lo que le podían hacer, pero la ignoró y se fue, él peleó contra el hades entero hasta llegar a donde estaba su padre.
Lo conoció por primera vez.
Tenía cabello negro como él, sus ojos eran rojos y a veces dorados, recordándole que él fue un hijo de Dios pero fue castigado y enviado a ese lugar.
Que irónico, su nombre significaba luz y era el rey de la oscuridad.
Mientras que su nombre significaba oscuridad y solo fue un pequeño inocente que buscaba luz.
-lucifer déjala en paz.
La mujer albina apareció tras keiran junto a otros dos ángeles, Dios estaba viendo todo eso junto a sus arcángeles.
Todos los demonios de alta clase junto a lilith estaban allí.
-keiran -su amada lo miro con temor y alivió de que la haya llegado a salvar.
Keiran estaba nuevamente en medio de ellos dos.
-por fin nos vemos hijo, has crecido tanto.
Sonrió con falsa felicidad ante la furia del azabache, Leila estaba de rodillas encadenada por dos demonios que estaban a cada lado de ella.
-..déjala, ella no tiene nada que ver en esto.
-claro que lo tiene, si no fuera por ella habrías caído por completo en la oscuridad.
-tch! -sin esperar más acabó con la vida de los demonios que estaban allí pero ese hombre puso su mano cerca del cuello de Leila.
Sus mano desprendía veneno, si la tocaba ella moría.
-detente! -él solo sonrió con sadismo al ver la desesperación en sus ojos.
Fueron segundos en los que vio esos ojos marrones mirarlo con tristeza y le sonrió llorando.
"Estaremos bien, te amo".
Abrió sus ojos en shock y la vida de esa joven de 17 años desapareció ante él.
Dejo caer su katana cuando su cuerpo cayó al suelo sin vida, lo ángeles miraron todo con tristeza, ellos no se podían meter en eso. No hasta que keiran decida, eran las reglas.
-vaya!, hijo no perdiste el tiempo, esta mocosa estaba esperando a tu hijo! -se carcajeo con fuerza yendo directo a su trono en donde estaba Lilith a su lado.
Ella vio por 24 años a ese niño, lo observó desde la oscuridad y trató de salvarlo pero no pudo.
Con lentitud se acercó al cuerpo de su amada y se arrodilló a su lado, el silencio reinó del lugar cuando sostuvo su cuerpo entre sus brazos.
Sus manos estaban manchadas de sangre.
Ese era su castigo por haber arrebatado a miles de vidas, ese fue su castigo por no elegir?.
Su amada y su hijo le fueron arrebatados.
Sus lágrimas cayeron y una sonrisa surgió de sus labios, su locura estaba saliendo.
Rió con fuerza mientras lloraba abrazando el cuerpo de Leila para luego gritar de dolor y un fuerte poder inundo el lugar.
Sus ojos brillaron color rojo y su marca brilló, un aura violeta lo rodeó por completo y aún con el cuerpo de Leila en un brazo agarró su katana.
-acabaré con todos!.
Su locura lo inundó por completo y ese día supieron que el poder del hijo de diablo había despertado por completo.
Ese poder que tanto ansiaba lucifer estaba ahí, justo delante de sus ojos y estaba por destruir todo a su paso.
La pérdida de su amor despertó su poder .
Los demonios lograron huir y él volvió al mundo humano enterrando con sus propias manos el cuerpo de su amada y el de su hijo que nunca nació.
Nuevamente estaba solo, la rutina volvió.
Matar, ganar, traicionar, caer en la lujuria, hasta que una mujer rubia llegó a su camino.
Fue hechizado por esa sonrisa tonta y brillante haciéndole creer que su amada había vuelto a su lado, pero no fue así.
Silvia fue una zorra que supo jugar muy bien sus cartas y cuando ella lo engañó, prometiéndole amor, armó todo un escenario para acabar con su vida.
Y lo logró.
Aunque jamás pensó que iba a renacer en la novela que su amada Leila tanto le habló.
Que loco.
Renació y era el hijo del loco emperador por el cual Leila tanto babeaba.
~~~~~~~~
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro