Capítulo 5: El avistamiento de una perla
Estaba nadando, como de costumbre. Era lo que más amaba hacer. Después de todo, vivía en un mundo submarino. Sin embargo, a veces gustaba de acercarse a la superficie e incluso salir un poco y divisar los barcos.
Escuchar las historias de los marinos y los piratas. Los cuentos que tenían sobre ellos, su especie. Y lo que ellos consideraban una fantasía, pero lo más fascinante para él, era escuchar las historias sobre los dragones.
Había tenido la suerte de ver algunos volar. El vuelo de los dragones era majestuoso, le encantaba verlos, era lo que más apreciaba de sus escapadas hacia la superficie.
Esta vez, estaba subiendo a la superficie con la intención. De ver la flota Velaryon, que, según le dijeron, estaría pasando por esa zona. Eran barcos imponentes. El que más les resultaba interesante era el llamado "La serpiente Marina"
Porque él, convivía con algunas verdaderas serpientes marinas. Eran enormes. Repletas de escamas y nadaban muy rápido. Podría decirse que eran dragones de agua, quizá dragones marinos, podría ser.
Similares y a la vez, tan diversos aquellos que veía volar.
Sin embargo, no esperaba encontrar un dragón en picada o más bien un dragón cayendo casi hecho pedazos.
Fue sorprenderte ver aquella majestuosa criatura hundirse en su océano. De inmediato pensó en socorrerla, en hacer algo para ayudarla.
Lo primero que hizo fue colocar su mano sobre aquella criatura, marcando un sello que le permitiera respirar bajo el agua, si no terminaría ahogándose en un dos por tres, y no tendría tiempo de asistirla.
Pero antes de que pudiese terminar de ayudarlo vio caer justo a su lado, a un joven humano.
Su aroma de inmediato le indicó que era una omega.
Un omega demasiado hermoso y con un aroma que le atraía, como nunca antes había sentido, ni siquiera podía definir exactamente, de qué se trataba. Podía sentir la sal del mar en él, sin embargo, justamente estaban en el fondo del mar, donde todo olía precisamente a sol y mar.
Sin embargo, había otro tipo de fragancias en él, un aroma fresco, salvaje y a la vez, tierno, ni siquiera podía definir qué era porque probablemente era un aroma terrestre, un aroma que no podría identificar, dado que toda su vida la había pasado en el fondo marino.
Aun así, podías decir que le encantaba.
De inmediato fue hacia aquel joven y lo tomó en brazos, evitando que cayese de la misma forma estrepitosa en que lo había hecho el dragón. Pudo notar de inmediato que el joven estaba herido, había varias heridas punzocortantes en su cuerpo, como si algo le hubiese mordido.
Un poco más y habría sido hecho pedazos a mordidas, al menos eso es lo que parecía, recordó a las víctimas de los tiburones y las orcas.
Era bastante semejante a eso, sangre manaba de sus heridas. Estaba preocupado por si resistiría y entonces cayó en la cuenta, de que este muchacho estaría a punto de ahogarse si no hacía nada.
Lo toco de la misma forma que hizo con el dragón, para que pudiese respirar bajo el agua.
Sin embargo, parecía no ser suficiente, quizá por el estado de sus heridas, el dragón, según él, estaba en peor estado, pero era una criatura aún más fuerte que un simple humano.
Por lo tanto, unió sus labios a él en un suave beso de vida, un beso en el que le transmitió el ancestral hechizo de su gente, para poder hacer que un humano pudiese estar bajo el agua.
Ya lo decían los marinos, el beso de una sirena podía hacerte respirar bajo el mar, pero el beso de una sirena, era también el camino a la perdición.
Al menos era lo que solían decir. Sin embargo, él no era una sirena, él era un Kraken.
Una vez que noto que el joven podía estar respirando bajo el agua a pesar de que estaba en un estado de inconsciencia, nado rápidamente hacia el fondo marino con aquella criatura en brazos.
De inmediato, varias sirenas le salieron al paso y dio instrucciones de inmediato de que encontrasen al dragón que había caído y que llamasen de inmediato al médico. Quería que hicieran todo lo posible por salvar aquella hermosa criatura.
Así como él se concentraría en salvar a la criatura que yacía en sus brazos a la criatura que sentía que de alguna forma había llegado con un regalo a él.
Su gente se movilizó muy rápido, atendiendo al dragón y al joven humano, su amiga y consejera, Silver Lady, le había ayudado con los encantamientos mágicos preventivos, para que ambos dragones pudieran sobrevivir.
Porque sí, de alguna forma había reconocido que ese joven, era uno de esos Llamados dragones de poniente. Un miembro de la familia Targaryen, puesto que se decía que solamente ellos podían ser jinetes de dragón.
Y por lo que podía notar, habían sido atracados por otro dragón. No era de extrañar, había escuchado por ahí, precisamente de los marinos de la flota Velaryon, que se había dado una guerra civil entre los dragones, la danza le llamaban.
Ellos no entendían por qué, ¿cómo podían llamar danza a una masacre entre dragones? Qué triste, que precisamente por humanos, tontos y ambiciosos, nobles y fantásticas criaturas estuviesen cayendo.
No lo entendía, tampoco le parecía, por supuesto, él era rey. Tenía su propio dominio, su propio imperio bajo el mar.
Y, sin embargo, no entendía bien de las luchas humanas, no entendía bien, lo que era la codicia y el ansia de poder. Quizás porque más que humanos, ellos eran en parte animales, y si bien estos tenían sus guerras territoriales. Solamente luchaban por su espacio y su supremacía, por marcar quien era el Alfa.
Nunca por ambición, poder o codicia.
Eso no estaba en sus corazones, probablemente porque lo tenían todo. En el fondo marino había grandes tesoros, pero para él no significaban nada. En el mar el dinero no tenía sentido, simplemente apreciaban la belleza de las gemas, del fulgor del oro y de las cosas bellas y brillantes.
Después de todo se dice que a los peces les gustaban las cosas brillantes.
Miro al jovencito, a pesar del daño que tenía no pudo evitar pensar que brillaba como una perla. Una hermosa perla como ninguna otra en su océano.
No entendía por qué estaba pensando de esa manera, parecía un tonto romántico. Él no era de ese tipo, él era más del tipo guerrero, le gustaba mucho entrenar su cuerpo, le gustaba correr aventuras, nadar e instruirse, pero no se consideraba un romántico.
Pensaba que esas cosas eran tontas y solamente para las mujeres.
Aunque no negaba que le gustaba escuchar de vez en cuando las historias de supuestos romances trágicos entre las sirenas y los marinos. Se reía de las historias que contaban, porque él sabía que no tenían nada de ciertas.
No tenían nada que ver con lo que realmente era una sirena, quizás solo quizás había 3 cosas que los marinos en verdad sabían sobre ellas:
1. El beso de una sirena te podía hacer respirar bajo el agua.
2. Las lágrimas de las sirenas, se transformaban en perlas.
3. No era fácil hacer llorar a una sirena.
Y eso era lo único que era certero en todas las tonterías que decían sobre ellos. En el caso de los Kraken, la cosa era bastante diferente.
Había más de su especie, sin embargo, podría decirse que él era el más grande de todos.
Al menos en la región en la que regía y por supuesto, en su caso, solo se aplicaba la regla número uno: El beso de un Kraken, te podía hacer respirar bajo el agua.
Pero los Kraken nunca lloraban, por lo tanto, no sabía si podrían sacar o no perlas.
Los Kraken, nunca lloran. Se dijo mientras miraba aquella perla dañada, una perla a la que no conocía. Y algo muy dentro de su corazón, le hizo saber que quizá por esa perla valiera la pena derramar lágrimas.
Pensaba como si estuviera enamorado, pero no, eso era ridículo. ¿No podías enamorarte de alguien a quien vez por primera vez? Pero aquel aroma le hacía sentirse completamente embelesado.
Realmente no entendía qué estaba sucediendo.
─Probablemente su Alteza ha encontrado su destinado.
Le dijo la hermosa sirena platinada que los observaba y que parecía estar leyendo su mente.
─ ¿Quizás has encontrado al amor de tu vida?
─Es solo un niño herido. ¿Cómo está el dragón? ─Preguntó.
─ Terriblemente herido. Supongo que hizo lo posible por proteger a su jinete, está en peor condición que el muchacho y tardará mucho en recuperarse, pero creo que lo hará. Después de todo, está en buenas manos.
─Bien, hagamos lo posible por salvar a ambos.
─ Por supuesto, no puede ser de otra forma mi señor, creo que ha encontrado lo que le hacía falta, la otra mitad de su corazón.
─ ¿Tonterías recuerdas que los pulpos tenemos tres corazones? No es como si tuviese solo un retaso y necesitará completarlo.
─ Oh mi señor. Pero usted no es un pulpo, Es un Kraken.
─ ¿Y eso que?, de igual forma, tengo 3 corazones.
─ Oh, sí, estoy seguro que los tendrá. Este pequeño será su primer corazón y quizá él puede entregarle dos corazones más. Es un omega, por si no lo ha notado.
Dijo sonriente la sirena.
─ ¿Como podría ignorarlo? Fue lo primero que sentí con solo olerle.
─Sí, ya me lo suponía, creo que ha encontrado su destino. Aquel a quien amar.
El Kraken, no respondió, solo miró a aquel jovencito una vez más. Le parecía muy joven.
─ ¿Es solo un niño? ─ Replicó ahora.
─No, no lo es. Es joven, pero no un niño, además, crecerá. No estoy diciendo que lo tome ahora, por supuesto que no. Tomará mucho tiempo para que él se recupere, para empezar, y para que nazca el amor, por supuesto que puede nacer en 1 segundo, pero necesita mucho para fortalecerse y crear un verdadero vínculo.
─No estoy interesado en el amor, estoy bien solo.
─Claro como usted diga Su Alteza.
No había nadie que lo conociera mejor que Silverlady, asi que si ella había notado sus sentimientos y sus pensamientos hacia aquella criatura, quería decir que asi era.
Muchas veces Silver Lady, podía darse cuenta de lo que sucedía con él, antes de que él mismo se diera cuenta. Después de todo, era bastante tonto en cuanto a las relaciones.
─Cuando dices que podría darme dos corazones te refieres a cachorros, a Krakencitos.
─Sí, o dragoncitos.
─No lo forzare a nada
─Me avergonzarías si lo hicieras, te enseñe mejor que eso, cortejarlo y seducirlo es lo que debes hacer, pero tenerle siempre respeto y darle su espacio.
─Ya veremos.
Jace seguía en el norte cuando recibió un cuervo con la noticia de la muerte de su hermano, el dolor se instaló en su pecho tan hondo que de inmediato llevo lagrimas a sus ojos, no encontró consuelo ni siquiera por que la nota decía que ya había sido vengado, Damon se encargó de eso, pero él seguía devastado por la perdida.
Cregan se encargó de consolarlo, podía sentir lo mucho que estaba sufriendo el omega y eso le dolía también porque sentía un fuerte vínculo hacia el príncipe, incluso si no llevaba su marca, si no era su esposo, si no era su omega, él lo sentía como tal y su alma resonaba con la del joven príncipe.
Le ofreció su apoyo y consuelo, le acompañó en su duelo, y le ofreció ayuda con su venganza, aunque Jaecarys le dijo que la venganza ya había sido tomada, aun asi su dulce hermanito ya no estaba y nada podría llenar ese vacío.
─Soñe estaba dormido en una gran concha y llevaba muchas perlas, sabes asi le llamaban la perla de Driftmark, él era hermoso, un omega muy bello, no como yo.
─Pero Jace tú eres hermoso mi príncipe, eres un príncipe bellísimo, en serio eres muy guapo.
─Dices eso porque nunca conociste a Luke, él en verdad era muy bonito, yo soy bastante común.
─Sí, estoy seguro que él era hermoso, una perla como dices, pero no te resta belleza a ti, tú eres hermoso igual, si el era una perla yo diría que tu eres un Granate, una gema de la realeza, de fuerza, compromiso y pasión, y muy hermosa.
Jace sonrió nunca se sintió tan halagado, el lobo le hacía sentir cosas intimas.
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