Capítulo 4: Un dragón de mar
A roca dragón llegaron las noticias, el príncipe Aemond, había sido asesinado. La venganza por su hijo había sido tomada, pensó la reina sintiendo una sensación de alivio, pero claro eso no compensaba su perdida.
Sin embargo, poco podían saber que, en realidad, aquel joven no estaba muerto. Quizá hubo la intención o no por parte de Aemond, realmente solo él lo sabía. Probablemente ni siquiera lo había sabido. Pero las cosas no habían salido tal como se imaginaba, porque ni él, ni su pequeño dragón estaban muertos.
Heridos sí, pero no muertos.
Ambos habían sobrevivido y ambos estaban siendo atendidos en el fondo marino, por criaturas que parecían de ensueño. Criaturas que eran tan fantásticas como los mismos dragones, a los que ellos montaban.
Lucerys, se preguntaba si existirían realmente dragones marinos, dragones que viviesen bajo el mar. Dragones de agua que lejos de expulsar fuego por la boca En un Dracarys, expulsaran agua o hielo.
El kracken que le hablaba, le había llamado asi, dragón marino, pero se lo estaba diciendo solo porque estaba bajo el mar o se lo decía porque realmente hay algo asi, ¿quizá habría cambiado algo en su genética? Tal vez.
Después de todo, ahora podía respirar perfectamente bajo el agua como esas criaturas, ¿se habría convertido en una de ellas?
Tiempo atrás había escuchado unas leyendas sobre las sirenas de algunos marinos, algunos decían que eran criaturas bellísimas y otros decían que eran criaturas monstruosas. Decían que su canto podía embelesar a los hombres y hundir las embarcaciones. Que podían utilizarlos, hacer que quisieran entregarse a sí mismos, felices de abrazar su muerte sin saber que lo estaban haciendo. Arrojándose a las aguas turbulentas, cayendo en los brazos de esas hermosas criaturas, que después se convertirían en feroces bestias de dientes larguísimos y filosos, como los de los tiburones y se los comían.
Otros decían que chupaban sus vidas por medio del sexo. Pero se preguntaba, ¿cómo podría tener sexo una sirena? Por otra parte, también, mencionaban que las sirenas, eran demonios y otros decían que no era así, que eran las almas en pena de los ahogados que se resistían a morir, porque sentían que aún tenían asuntos pendientes, entonces bajo el mar, eran transformados en una nueva vida, ¿acaso habría sido algo así con él? Había muerto con injurias, había muerto con miedo por medio de una injusticia.
¿Había sido todo tan rápido? Que ni siquiera la había visto venir. Realmente. ¿Serían esos sentimientos los causantes de esa nueva vida? ¿Sería porque cayó en el fondo del mar que esos asuntos no resueltos, esas emociones, y la magia, quizás de su dragón, podrían haber hecho eso? que se transformara, ¿o tal vez solo estaba pensando de más? Observó su propio cuerpo, no, no había signo alguno de transformación, no tenía enormes tentáculos, como aquel kraken, y tampoco tenía una cola de pez, como la hermosa sirena platinada que había visto la otra noche, o como aquellas otras criaturas que veía pulular por ahí, no, no había realmente nada sobrenatural en él, se veía exactamente igual. Un tanto desaliñado, y cubierto de varias vendas y cataplasmas, que parecían hechos de algas marinas, probablemente para curar sus heridas.
Al mirar hacia todos lados, había notado también a su dragón. Al pobre Arrax le faltaba un ala, dónde debía estar aquella magnífica ala para volar, solamente veía igual un montón de cataplasmas y bases de madera. ¿Era madera? ¿No? Probablemente estaba hecha de algún otro material, no estaba seguro, pero. Tenía una especie de torniquete y había ciertos apósitos cerrando la herida. La hemorragia se había detenido, su dragón estaba inconsciente, pero respiraba, estaba en curación al igual que él.
Pobrecillo, Arrax, ya no podría volar, pero al menos estaba vivo. Aunque no estaba seguro si para un dragón aquello sería vida.
─ ¿Hay alguna manera de curarlo?
Pregunto, él Kraken rojo asintió.
─Sí, y no, no volverá a volar, ciertamente, pero cambiará como un dragón marino. Eso es lo que será. Cuando haya sanado por completo, removeremos un poco el ala que le queda convirtiéndolo en una aleta dorsal, una transformación, no volara, pero nadara y muy bien, su cuerpo igual se alargara un poco y respirara bien bajo el mar.
─ ¿Qué hay de mí? ¿Me has llamado dragón marino también y respiro bajo el mar ahora, me transformare igual?
Preguntoalgo inseguro el chico, el kraken solo sonrió y respondió:
─No necesariamente, pero si ese es tu deseo, entonces lo harás.
Lucerys boqueo un poco ante la repuesta estaba emocionado y algo asustado igual, luego pensó que quizá el kraken solo lo estaba troleando.
─Explícate.
─Oh tan mandón mi pequeño lord de las mareas, la perla de Driftmark, sé bien quién eres tú, Lucerys Velaryon, Lucerys Targaryen o quizá Lucerys Strong, he oído muchos rumores sobre ti, no me importa en lo absoluto tu apellido o tu título, pero siempre que te vi, pensé que eras como un dragón marino, me daba gracia saber que te mareabas al navegar, pero que aún asi amabas profundamente el mar, que nadabas y contenías la respiración mucho rato, que en tu sangre haya la magia de un dragonlord. Ahora estas en mi reino y mi magia complementa la tuya, puedes respirar bajo el agua debido a mí, y puedes ser un dragón marino solo en nombre, pero también podría infundir más de mi magia en ti y podrías transformarte en un dragón marino como lo será Arrax.
─Asi como tú eres un kraken, ¿no? Pero si me convierto en dragón podría volver a mi forma humana o me quedaría asi.
En ese momento los largos tentáculos rojos del kraken desparecieron dejando a un hombre normal, ok demasiado guapo para ser normal, pero era un hombre humano o eso parecía, ya no más forma de pulpo o calamar gigante.
─wow... ¿tú puedes respirar bien en la superficie y pasar por humano?
─Sí, pero por un periodo corto de tiempo, ahora es tu caso, Lucerys, no podrás volver a lo que eras, no podrás volver a tierra y vivir c como antes lo hacías, podrás visitar sí, Pero solo unas horas ahora tu genética es semejante a la mía, estas vivo debido a mi magia, si la retiro morirías de inmediato.,
─Mi vida está en tus manos entiendo, ¿seré tu esclavo ahora?
─No
─Un sirviente
─No
─ ¿Entonces?
─Un invitado.
─O su reina.
Escucho una risa risueña tras él, al oír la frase, quedo de inmediato sonrojado al pensar en lo que eso implicara.
─Solo ignórala, ella insiste en emparejarme desde hace mucho.
─Ya lo hemos hablado mi rey, necesitas una reina y este dragón marino, es un omega más que adecuado, y ya lo dijo él, su vida esa en tus manos
─No significa que me aproveche y no lo haré, ya lo dijiste, necesito una reina no un omega obligado a servirme sin que lo desee.
−Mírate dalton, obviamente deseara servirte.
Lucerys se sonrojo aún más la sirena, no estaba del todo equivocada.
−En mi defensa mi celo está cerca, pero soy un príncipe que sabe muy bien controlar sus impulsos y sabe que las relaciones se dan más bien por alianzas y esas cosas, además estoy comprometido o lo estaba, se supone que creen que estoy muerto. Y no creo lady sirena, que al rey le guste que le achoquen omegas de esa forma. Además ¿porque no lo sirve usted como su reina?
−Ni hablar soy como su madre, le cambie los pañales.
− Silverlady, demasiada información, Luke, es cierto, no me gusta que siempre busque emparejarme, pero creo que podrías gustarme tú.
Los labios del kraken se juntaron levemente a los del chico, en un beso rápido y tierno y al momento, Lucerys vio su cuerpo llenarse de escamas azules y platas, mientras se transformaba en un auténtico dragón marino.
Ahora parecería el hermano de Arrax.
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