A juzgar por el mareo que le pesa al abrir los ojos, Nights considera estar bien de pies a cabeza, sin heridas graves ni cambios en la cara. Sí, sigue entero. Las extremidades en su sitio, su joya también, al igual que los rasgos semi humanos que en verdad quiere deshacer... cuando el momento llegue. Sin embargo, un detalle queda fuera de lugar.

«¿La tierra está al revés?».

Intenta girarse, por alguna razón la gravedad juega consigo. Observa un prado verde por arriba, cientos de bolas coloridas saltando de aquí para allá, una gran estructura plateada que capta su atención. Unas agujas gigantes por debajo de todo se desplazan en círculos a una velocidad muy lenta.

De tanto pensar, ya le duele la cabeza.

Un cosquilleo en los tobillos le devuelve a la realidad. Se inclina hacia arriba y descubre el problema.

Una figura alta, vestida de blanco con un gran sombrero de copa, le sujeta las piernas con esa palma del triple de grande que una normal. Tiene la vista clavada en la espalda de Nights, aunque este siente algo punzante directo en sus posaderas. El color de la vergüenza aumenta en las mejillas de Nights. De un impulso se libera, da una voltereta y de pie se mantiene lejos de su captor.

Dos orbes citrinos se asoman por encima de la visera del sombrero, tal como el antifaz de un forajido. Lucen vibrantes, a la espera de lo que sigue después, fijos en los azules de Nights. Guarda ciertos rasgos que le recuerdan a los habitantes de Nightopia. El arlequín supone que le intimidó, pero cambia de idea al notar una fisura curvada sobre la piel negra bajo el sombrero. Una dentadura enorme y que destella a la par que el traje que usa. Esa sonrisa altera los nervios de Nights.

Da un paso atrás. El extraño inclina uno de sus tacones hacia delante, el doble de largo que los de él. Otro más y sucede lo mismo, ya lo tiene cerca de lo esperado. En el último intento, Nights rompe a correr. Enseguida queda atrapado entre los largos brazos y manos de guantes de béisbol gigantes.

一¡Por fin despertaste, pequeño bribón! 一expresa con alegría. Su voz es profunda, idéntica a la de un adulto, con un toque humorístico que no encuentra en cualquiera.

Nights termina aturdido del abrazo y el bamboleo de la emoción. En ese instante, su mente trabaja a toda máquina al unir las piezas que obtuvo en los corredores del teatro hasta estar pegado a ese sombrerero. En ningún momento, Owl y Soren le especificaron el aspecto de ese maestro. El bombillo se enciende y, sin pensarlo dos veces, lo suelta:

一¿Maestro Balan?

El sombrerero para en seco. No deshace su gran sonrisa, en realidad, la hace más marcada hasta que las comisuras alcanzan el borde de la visera. Nights palidece ante la idea equivocada.

一¡Que listo! 一Toca la punta de la nariz del arlequín, a lo que Nights mueve. Este se asombra de la pequeña comezón que recibe hacia la frente一. No perdiste la cordura de camino aquí, son buenas noticias. 一Aunque ambos la tensión disminuye, no suelta a Nights一. Ahora, permítete comenzar de nuevo, ¿te parece bien?

Nights frunce el ceño y asiente. De golpe, las miradas de ambos quedan a centímetros de tocarse. No para de sentir la sonrisa marcada en el dorado de sus ojos.

一Dime, ¿dónde están las reliquias que robaste?

La Isla de los Tims es un fragmento de tierra fértil, muy parecida a la Puerta de Ensueño, excepto que el cielo es de día y el fondo es un mar de nubes infinito. Los Tims son pollitos de distintos tamaños, orejas y colores que emiten una energía que mantiene en constante funcionamiento una torre de reloj estética, cuyas manecillas se mueven en el aire, y la brillantez de los campos de flores que crecen en diferentes puntos.

El maestro Balan guía a un grupo de Tims diminutos a los juegos de la torre. Los pequeños vuelan y saltan entre los mecanismos, los toboganes que terminan en unos estanques de agua cristalina y palanquines que suben y bajan.

Nights contempla el cielo con la boca abierta. Un plano tan azul que no se puede comparar con Nightopia. Siente la autenticidad de la naturaleza con el aroma a césped fresco en el viento y el perfume de las flores... aunque estas poseen ese olor a frutas como los de la Puerta de Ensueño. Por desgracia, así es.

Encuentra un matorral cubierto por esos especímenes exóticos que no concuerdan con los comunes del mundo terrenal.

一La radiación de esa estela está acabando con nuestro ecosistema 一Balan se coloca a su lado y sostiene un puñado al arrancarlas de un tirón一. Son tan delicadas que se marchitan al desenterrarlas; tan fuertes que cambian el mundo en cuestión de minutos.

Levanta la mirada al cielo y alza el dedo índice hacia lo alto.

Nights distingue un camino de polvo blanquecino de un extremo del mar de nubes al opuesto. Detalla su movimiento como una ola serena, elevando destellos con los colores del arcoíris hasta que vuelven al fondo y repiten el proceso una y otra vez. Incluso se percata del manto de estrellas del Cosmos sin su característico tono negro.

Cae en la sorpresa por no verlo antes.

Es la misma que cubre a la Puerta de Ensueño. ¿La cola de la estrella causa esos cambios en la tierra? Difícil de creer que Cosme pueda hacerlo por inconsciente que luzca ahora.

一No tiene sentido 一murmura pensativo, aun cuando siente el ambiente tan calmado como extraño a pesar de la energía cósmica corre en su interior一. Tampoco el hecho de que esa espada tuya se haya perdido y tenga que ver en esto 一reclama a gritos.

一Lo lamento, amigo 一Balan encoge sus hombros reducidos一. Cuando buscaba a Purrla, te encontré en esa habitación con ella y su pelaje vuelto cenizas. ¡La pobre fue a una peluquería por el corte equivocado!

«Aún no tiene sentido», Nights coloca los ojos en blanco.

一Mi punto es que esa espada podría resolver estos problemas.

一Y ya te dije que no sé dónde está 一insiste con los brazos al aire一. Sí, estaba en mis manos, pero yo no la tomé en primer lugar. Fue una cabeza llena de nieve que ¡no escucha cuando alguien le habla!

Desde que llegó, Nights cree que Cosme se esconde en alguna parte, temiendo que le castigará por desobedecer.

Balan ladea la mirada hasta avistar a ambos lados.

一¿De quién hablas?

一El niño que venía conmigo. Los dos entramos aquí porque...

一Te encontré solo con la gata, no había nadie más.

Nights levanta los párpados en grande. Apenas le conoce, el hecho de que su mundo sufra los mismos síntomas al suyo no quiere decir que deba seguirle la corriente. Rápido busca en los arbustos, entre los pequeños campos de flores, en el fondo de los estanques, por clarísimos que luzcan desde afuera, en la cima de la torre de reloj... ¡Nada!

一¡Cosme! ¿Dónde rayos te metiste? 一clama a cal y canto con la furia echando humo sobre su cabeza. Mira a Balan con el semblante arrugado y los ojos encogidos一. Le perdí.

一Eso parece 一sonríe Balan. Encesta un manotazo en la espalda de Nights. El joven ahoga un grito y se retuerce de rodillas en el suelo, el dolor le recorre el cuerpo sin que cese de inmediato一. Descuida, ya aparecerá. La nueva generación da más molestias que la anterior, ¿verdad?

一Si fuera un niño cualquiera 一dice mientras se reincorpora一. El problema es que no es humano.

Balan entorna un ojo de la curiosidad.

一Es una estrella.

Ahora un tic le sacude el párpado.

Por incómodo que sea el silencio entre ambos, ni los silbidos del viento aminoran el mal augurio que aflora sobre ellos. Nights retrocede dos pasos ante la mirada catatónica del maestro. Balan congela su sonrisa que se tuerce en las comisuras y sus ojos se ensombrecen, yendo de un sitio a otros en busca de algo.

«Se le zafó un tornillo», Nights aprieta la mandíbula, dispuesto a echar a correr ante el primer movimiento sospechoso. Al verle girar la vista en su dirección, ya tiene un pie hacia atrás.

一¿Cómo llegaste a mi teatro?

Nights se digna a pensarlo dos veces antes de responder.

一Por un puente en el Cosmos desde la Dimensión de la Noche 一cuida sus palabras. El aura que Balan emana comienza a desagradarle.

一¿El Señor de la Noche te envió?

一No, fueron mi amigo Owl y el rey Soren de Ga'Hoole. 一Balan luce sorprendido y cierra la boca por completo, sin que la fisura de sus labios se denote por la oscuridad de su piel一. Nos enviaron a mí y a Cosme, quiero decir a la estrella, para saber qué está pasando y llevarle a casa.

一¿Soren? Lo último que supe es que él y su reina fueron... 一suspira ensimismado, los pensamientos revolotean inquietos dentro de sí, al grado de empuñar las manos de la impaciencia一. ¿Cómo dijiste que se llama la estrella?

一Cosme.

一Imposible.

一¿Perdón?

一Entonces, no es coincidencia.

一¿Qué?

一¡Ya sé!

一¿A qué te refieres?

一¡El niño! 一sostiene a Nights de los brazos y se inclina a su altura. La sonrisa vuelve a aparecer一. Sé dónde está.

一¡¿Lo viste?!

一No 一Nights arruga el entrecejo y lo libera一. Hace siglos que no sabía de él ni de su madre, hasta que surgieron estos problemas con la estela y tú apareciste con el niño 一Nada alza los ánimos de Nights一. Recordé que cada vez que me visitaban, su madre insistía en hacer una fiesta de té en el castillo de Purrla, le encantaba la vista desde los jardines.

El arlequín suelta un escalofrío. Las imágenes de ese gato entre las paredes sí que le llevan de regreso al hoyo de Chamelan. Por qué no se le ocurrió vencer a la felina con la misma estrategia. La rabia le carcome por no predecirlo tiempo antes de que el techo les cayera encima y el niño desapareciera.

一Si crees que Cosme estará allí, ¿dónde está ese famoso castillo?

¡Boom! ¡Boom! ¡Roooaaar!

Malas nuevas.

El viento sacude la superficie de toda la isla. Tanto la mitad de los Tims como Balan y Nights salen despedidos fuera de la superficie. El arlequín arruga la cara al capturar un aroma a podrido que no se despeja en su viaje al mar de nubes. A su vez, reconoce el sombrero de copa flotando alrededor de él. Descubre a Balan de espaldas observando un agujero entre las nubes. Una criatura negra se abre paso en medio de la tempestad con los tentáculos de su cuerpo. Porta cicatrices luminiscentes, que ya vieron con anterioridad en el teatro, bajo el mismo sello: un corazón.

一Lance 一Balan entorna los ojos de seriedad. En cuanto Nights se acerca, señala al monstruo一. Allí está el castillo.

Balan chasquea los dedos. Una locomotora aparece delante de ellos. Con un movimiento de brazo, manipula las corrientes que atraen a los Tims dispersos y empuja a Nights dentro del vagón de pasajeros. En ningún momento permite que el joven diga una palabra del tema o de cualquier otro, lo calla e incluso le coloca un dedo en medio de la cara para que preste atención.

一Ayúdame a liberar a Wonderworld de esa cosa y te ayudaré a buscar al niño.

El símbolo del corazón yace tatuado en la frente de Balan, bajo un blanco puro que brilla ante el resplandor claro del cielo. Es indudable que está delante del aclamado maestro Balan que Owl y Soren mencionaron.

Nights asiente, decidido.

一También me explicarás qué demonios está pasando.

Balan sonríe con un destello de picardía en su mirada.

一Con gusto lo haré, pequeño bribón.

一Es Nights, gelatina de dos patas.

Cierto, hace poco que siente una brisa en la coronilla. Balan convoca al viento de nuevo y su sombrero vuela directo a su mano. Lo ajusta en su cabeza y sus ojos citrinos brillan por encima de la visera.

Toma su lugar en los controles del tren. Acciona dos palancas y tira el cordón del silbato. La máquina acelera los motores en picado hacia el mar de nubes.