V. Las Nubes Negras
Con el ritmo adhiriéndose a su mente como mosquitas buscando miel, Nights por fin escucha con claridad y firmeza las palabras del niño. Cosme se llama. Un nombre peculiar Le recuerda a cualquier deidad que jamás oyó del pico de Owl (si es que alguna vez lo hizo). Es distraído, habla más de sus juguetes de flores que del incidente. Nights sonríe torcido, impaciente por sacar el tema de nuevo.
«Sí que es inocente», ríe y siente los nervios a flor de piel. Enseguida se restriega los brazos, palmea sus mejillas y contiene el aliento unos segundos.
Distrae su mente un rato más observando los muñecos. Más objetos que muñecos en realidad. Cada uno es de un tono pastel y flores distintas. Ni uno tiene la talla para colocarlo en la cabeza o en la cara, comenzando por el sombrero de copa y la máscara. Los demás son figuras que puede encontrar en un tablero de juego: una espada, un insecto, una llave, una estrella de cinco puntos hecha de musgo, un gato de terror y una bola congelada con agua del lago.
Cosme les habla con normalidad, halaga a uno y regaña a otro. Nights escucha balbuceos en su idioma, a veces se intercala con el anterior hasta dolerle la frente de tanto pensar. Mientras más lo analiza, es claro que no va a ningún lado.
Decide quitarle uno. «Puede que lo baje de la nube», admite.
Toma el sombrero.
Cosme se paraliza. No tarda diez segundos en provocar una fuga de agua de los ojos, tan cristalina que el arlequín contempla su reflejo a la perfección.
一¡Oh! No no no... Por favor, no llores. ¡Lo siento! 一lo devuelve a su lugar一. En verdad necesito que me escuches...
Queda perplejo.
¿Desde cuándo un niño llora sin chillar? La estrella solo le mira fijo, inexpresivo. Las cascadas siguen fluyendo con abundancia, llenaron más de cuatro agujeros en la tierra. Nights no tiene palabras.
Un crujido llama su atención. Es áspero, igual que una caracola rompiéndose bajo el sol intenso. Nights perdió la cuenta de las veces que suena cuando el ambiente está muy tranquilo.
El arlequín espanta de golpe ante el semblante nuevo del niño. Luce aterrado. Parece que vio a un fantasma... o un monstruo. Se abraza a sí mismo con la mirada en el suelo.
一¿Cosme?
Murmura sin mover los labios. Quiere gritar, pero se resiste. Llora menos y sus ojos pierden esa chispa inocente. El cuerpo entero se entumece, disminuye la luz y se encoge más hasta que la frente roce la tierra.
Nights descubre el problema. Uno pequeño, viscoso, que le obliga a retroceder del impacto. Una especie de sanguijuela pegada a la espalda de Cosme. La piel es delgada, la luz que succiona la transforma en penumbra por dentro.
Un parásito.
Nights arruga el entrecejo. Con ambas manos lo sujeta y los pies apoyados en una piedra, tira fuerte. «¡Que molestia!», gruñe. La viscosidad es agresiva, ¡no quiere moverse!
一¡Ya déjale! 一clama con el rostro encendido.
Logra arrancarlo y lanzarlo al lago. Escucha el chapoteo de una gota, con delicadeza, lo que es extraño, ya que no arrojó una piedrita del tamaño de su puño.
Retira la baba del niño, conteniendo la aberración que se le pega a las manos y un mal olor rondando alrededor. Trata de quitarlo con agua de uno de los pozos, las gotas se deslizan lejos sin penetrar ni un centímetro la capa pegajosa. Igual que la grasa, recuerda. Sin embargo, nota que los desechos se evaporan por sí solos encima de Cosme. En cambio, Nights ve las suyas adentrarse en la piel. Causa un escándalo con los nervios de punta y la sensación de miles de insectos arrastrándose en su interior.
Cosme recupera la compostura y el brillo general. Por un lado, le divierte ver a Nights tan suelto, bailando unos pasos que le gustaría aprender. Por el otro, entiende por qué, el cuerpo se tiñe oscuro con cada manchón que crece por doquier.
Si alcanza el centro, desaparece
Un recordatorio de por vida. Se pregunta cómo lo sabe, mas no se esfuerza en meditarlo. Lo bueno es que tiene el remedio para eso, uno sencillo.
Sujeta los brazos de Nights en alto, lo suficiente con tal verlos de cerca. El arlequín se inquieta de un posible contagio, pero no sucede nada malo. Cosme sopla suave sobre las muñecas. Nights siente un aire gélido, idéntico a la brisa de otoño, con un cosquilleo que recorre los antebrazos hacia el torso. La cabeza brilla unos segundos, atrae toda la materia contaminada y la transforma. Al final, un vapor opaco se escabulle fuera de la boca de Nights. Tose con desenfreno hasta que la garganta quede limpia y aireada, saborizada con un toque cítrico.
La tez de Nights regresa a la normalidad. Y cae en la cuenta de lo obvio de la situación:
一Eres una caja de sorpresas 一murmura sin parar de mirar sus manos y compararlas con las del niño.
Cosme sonríe, pero entristece cuando gira hacia el lago.
La criatura.
一Descuida, ya no está 一anima Nights一. Y si vuelve a aparecerse de nuevo...
一Ya viene.
Nights se estremece.
一¿Qué?
一Ya viene 一señala al abismo.
Más allá del lago. Más del límite de la Puerta de Ensueño. Allá sobre el horizonte del Mar Negro. Nights nunca olvida las nubes que indican la presencia de Nightmare en un sitio en particular. Sin embargo, aquellas que viajan por medio océano hacia ellos, son distintas en su totalidad. La sensación que presiente no pertenece al dios de las pesadillas, es grande, supera todo lo que conoce. El niño también lo percibe, su mirada de terror le obliga a esconderse detrás del arlequín.
一Ya viene, ya viene 一repite bajo.
一¿Qué? ¿Quién? 一insiste lo más calmado posible, aunque los nervios le impiden desviar la atención del frente.
一Él.
Nights nota una vibración ligera bajo los pies. El resplandor del bosque desciende encima de ellos. El lago y la mayoría de los árboles junto con el césped permanecen expuestos a la claridad. Parece que colocaron una sombrilla sin pedirlo. Nights baja la mirada a uno de los pozos del jardín de la estrella. La silueta de una mano crece y crece sobre sus cabezas, la apariencia metálica es lo de menos, el ojo de gato es lo que confirma su intuición.
Nights carga a Cosme en brazos y salta hacia el lago, antes de ser aplastados por esa palma filosa. Mide el doble de su altura y levita lejos de su huella en la tierra. Corre por el agua hasta la orilla, ignorante de la velocidad adquirida. Agradece no ser un inútil con el cuerpo actual, poco a poco descubre habilidades mejoradas.
一¡Nights! 一clama Cosme con un brazo extendido a la nada.
El arlequín contempla en detalle esas nubes negras. Se desplazan de forma sobrenatural en torno a la Puerta de Ensueño, olas monstruosas chocando entre ellas y contra las partes bajas de la isla. Cosme se aferra al cuello de Nights y cierra los ojos. Nights intenta calmarle con palmaditas en la espalda, pero la impresión le vence en cuanto descubre al dios de las pesadillas surgiendo entre las penumbras.
一Wizeman 一pronuncia furioso.
Un ser humanoide carente de cuerpo físico, que cuenta solo con un orbe plateado que sirve de cabeza, cubierta de púas largas, y seis manos metálicas con un ojo vigilante en cada palma. Encima de la túnica carga una armadura repleta de joyas negras, que aparentan ser huecas con un espacio estrellado por dentro.
Los ojos de Nights adoptan un brillo celeste, cuya energía chispea alrededor de su cuerpo, y ni siquiera se percata de ello.
Ahora, el bienestar del niño es su mayor preocupación.
一Tonto, no tienes idea del daño que causaste. 一La voz de Wizeman retumba la tierra con cada palabra, un ventarrón grueso y seco que mantiene a Cosme lejos de su atención.
一¡Ja! Tú eres el que ha estado generando problemas 一reclama Nights y pisotea fuerte el suelo. Una fisura se dibuja bajo el pie一. ¡Ya estoy harto!
Wizeman lanza todas las manos directo a Nights. El arlequín rompe a correr, bordeando el lago, y se adentra en el bosque. Tiene suerte que el niño esté pegado a él, cada tropezón le hace perder el equilibrio, es ligero de llevar. Cruza de lado por los escombros que caen de los árboles. Wizeman avienta cada palma a tierra como meteoritos. Nights esquiva y usa algunos de impulso para avanzar lejos.
Los jóvenes escapan y salen de allí.
Nights se detiene de golpe a medio camino de alcanzar la fuente de la plaza. Junto con Cosme, quedan perplejos ante la tercera criatura dibujada en la tormenta. Supera por completo la altitud de Wizeman, incluso de la isla. Una entidad anciana y juvenil a la vez, de cuello largo y torso ancho compuesto de nubes permanecen unidas a las colas que chocan contra la isla una y otra vez, los ojos...
一Está aquí 一susurra Cosme, temblando de pies a cabeza.
Ninguno de los dos es capaz de desviar la atención de esos hoyos rasgados y profundos. Apenas se distinguen dos destellos minúsculos en el fondo, moviéndose al mismo tiempo que lo hace la cabeza repleta de tentáculos nubosos. Los párpados se entrecierran en el punto de luz sobre la isla.
Nights observa su aliento con claridad, mas no siente el frío esperado.
Te encontré
Cosme palidece hasta volverse una paleta de vainilla en su totalidad. Se separa de Nights y se oculta dentro de su chal. Nights le pierde de vista de inmediato.
一¡¿Te volviste invisible?! ¡Tiene que ser una broma!
La tierra tiembla agresiva. Nights tropieza con lo que parece el niño encogido en el suelo, luego con el borde de la fuente y el agua hasta el fondo. Aterriza encima de una esfera transparente con una bola emplumada adentro.
一¡¿Viejo?! 一grita entre decenas de mini burbujas huyendo de su boca.
一¡Nights! ¡Uhú! Temía lo peor.
一¿Por qué no me seguiste? ¿Cómo rayos te metiste en esto? 一gruñe y el plop de una burbuja revienta a un lado一. ¡Encontré la estrella! Ah... Sucedieron cosas extrañas: no entendí de lo que hablé, después sí; una babosa negra no sé qué estaba haciendo y lo lancé al lago; ahora Wizeman está... 一se emociona.
一¡Nights, basta! ¡Wizeman está aquí!
一¡Ya lo sé! Nos cruzamos con él, ¡por poco nos aplasta!
一¿"Nos"?
Nights enmudece y lleva los ojos a la superficie de la fuente. Un maremoto de luces y sombras juegan en el cielo, al menos es lo que se espera.
«Que mal», recuerda.
Enseguida, empuja la burbuja fuera del agua, a costa de los ruegos del búho en mantenerse lejos de peligro.
一Llamé a mis colegas, no tardarán en llegar.
一Tu gremio no se compara con esto. Y hazme un favor: ¡no te alejes de nuevo!
El panorama es horrible. Aparecidos de la nada, los Nightmares luchan contra numerosos monstruos amorfos, todos del mismo tipo de la baba negra. Unos tienen formas de caballo, otros de búfalos, elefantes, aves gigantes y enjambres de insectos que no puede definir como tales. Cada golpe, cada retazo perdido de las criaturas, se restaura en unos segundos. Wizeman apunta sus seis manos a los destellos entre la tormenta, los hilos luminosos que dispara se extinguen al rozar la primera capa de nubes.
Nightmare tiene la batalla perdida desde que inició.
Nights no lo cree.
Y Owl prefiere pasar frío en la fuente que estar en medio del conflicto. Siguiendo su consejo, Nights interna la burbuja de vuelta al fondo y busca al niño. «Tonto», tampoco puede creerse que olvidara a la estrella en poco tiempo.
一¡Cosme!
Un grave error. Llama la atención de una horda pequeña de monstruos, postrada en el borde del bosque. Rompen a correr en su dirección, el suelo tiembla con esas patas enormes y el aire se seca ante esos orbes carmesíes. Nights frunce el ceño, dispuesto a enfrentarlos. Todavía no se entera del fulgor de sus ojos, cuya luz se divide en hebras sobre la piel. Con los puños imbuidos de chispas, Nights lanza el primer golpe a la bestia con cuerpo de león y cabeza de pulpo.
¡Boom!
Aquella red le recuerda a las raíces de un árbol, rodeadas de luces navideñas de un solo color: un azul de un cielo claro y despejado. Nights reacciona perplejo ante la belleza de su poder. Observa, no solo al primero, al grupo en conjunto retroceder a las profundidades del bosque, azotados por la marejada eléctrica. Una magia nueva. Nights contempla sus manos otra vez, ansioso de los misterios que sigue desentrañando.
La joya de su pecho titila fuerte.
¡Ayúdale!
Nights gira detrás de sí. Al pie de la fuente, una manada de canes la rodean, saltan y rugen exaltados a un movimiento en el aire que se desplaza por el borde. El niño todavía usa el chal para esconderse. Camina sobre el agua y abraza la estructura, protegido bajo la cascada. Cada salpicadura es evadida por los monstruos. Nights usa esto como ventaja.
Primero, atrae a las bestias imitando los gruñidos, que no resultan por desgracia, los de ellos son más feroces. A lo último, salta alto, rumbo a la cima de la fuente y redirige una de las estatuas de delfines que expulsan agua. Por fin, para asombro de Nights, los vaporiza por completo, sin dejar rastros de baba negra en cualquier lado. Los demás escaparon con heridas superficiales en la misma dirección de los grandes que ya enfrentó. Nights baila en su mente. «Le temen al agua», sonríe triunfante.
Tienen una debilidad.
Cosme descubre la cabeza, como un fantasma que busca su cuerpo.
一¡Oye! 一Nights le pellizca la cara一. ¡No te alejes a menos que me avises!
El niño ladea la mirada y asiente. Acaricia sus mejillas mientras sigue con la vista al arlequín. Escarba el agua para alcanzar una burbuja enorme que lleva tiempo flotando bajo la superficie. El búho de adentro se niega a salir, aletea de un lado a otro y evita que le alcance.
一¡Hasta que el gremio no venga, no salgo!
一¡Estás en una burbuja irrompible, viejo tonto! ¡Ya no quiero saber cómo lo hiciste!
Cosme suspira preocupado.
¡Toc toc!
Desde que se escondió, lleva rato escuchando esos golpeteos. Se da cuenta que no hay puertas enteras alrededor de la plaza. El sonido viaja entre las ventiscas de la tormenta, cruza detrás de él, oyendo con claridad lo que dice, y termina en las rejas abiertas que dan al abismo.
"¿Qué hacemos?"
"Nadie está del otro lado"
"Espero que no sea demasiado tarde".
Las voces le son familiares. No sabe cómo, pero le es suficiente para ayudarlos.
Aun cuando reciba otra regañadiente de Nights, Cosme se arriesga a acercarse al origen del ruido. Es más claro cerca de la entrada. Extiende las manos al frente. Sus dedos temblorosos tocan una cortina camuflada, pintada con los tonos en vivo del panorama brumoso por delante a la perfección. Arruga los labios, temeroso de lo que hará y la sensación que persiste. Sujeta firme el telar y tira a ambos lados.
El telón se abre liberando un océano de luz cegadora. Los monstruos rugen a cal y canto. Wizeman y la entidad en las nubes los observan curiosos. Y Nights se protege la cara de un ventarrón, del que graznan cientos de aves.
El niño mira lo que viene y se echa a un lado.
Una bandada de lechuzas salen de la fisura. Acorazadas de la cabeza a las garras, atacan al enemigo de ambos extremos. Los Nightmarens ignoran a sus rivales actuales y se enfrentan a los alados en pleno vuelo. Las corrientes los arrastran de un lado a otro de la isla, chocando sus corazas contra las cuchillas metálicas. Cada fricción es una pirotecnia que se enciende y apaga de inmediato. Los graznidos señalan el estatus de un ave, los más graves siguen en combate y los más agudos acaban vencidos.
一¡Uhú-hú! ¡Los guardianes llegaron!一Owl estalla al fin su burbuja y aletea emocionado.
一Increíble 一murmura Nights.
Con muchas bajas ante la acción de los monstruos negros, las lechuzas los desestabilizan atacando los ojos. Sin ellos, pierden el sentido. Saben que el ente de la tormenta los vuelve a levantar en un parpadeo, así que hacen lo posible por limpiar la zona de ellos. Luego se preocuparán de las pesadillas.
Dos lechuzas blancas, de majestuosas armaduras, vuelan fuera del telón. Una acompaña al niño y la otra se reúne con Nights y Owl.
一¡Señor Owl! ¿Se encuentra bien?
一¡Uhú! Por todos los... ¡Su majestad! ¡Un milagro que llegaran! 一El viejo apenas respira de la emoción.
一Descuida, ya estamos aquí 一palmea la espalda de Owl con tal de calmarlo一. Es más de lo que nos advertiste, pero ya lo controlaremos.
一Gracias, Soren.
La lechuza, al igual que las demás, son de la misma altura de Owl. Muchas otras lucen más grandes por su complexión robusta. Lo que es verdad es que pelean con fiereza tanto en el aire como en tierra. Nights queda asombrado al respecto.
一Salgamos de aquí.
Nights se extraña de ello.
Soren guía a ambos hacia el telón. La luz resplandece con más fuerza de cerca.
一¡Mi querida Pellimore! Tan hermosa como siempre 一alaba Owl con las alas abiertas.
La compañera de Soren le abraza para aliviar su pesar, es notable desde lejos. Además, se asegura que Cosme siga aferrado a sus plumas bajo el ala.
一Los llevaremos a un lugar seguro.
一¿Qué pasará con sus tropas?
一Todos nos iremos 一responde Soren.
Clama una tonada melódica que ensordece a las pesadillas de Wizeman y atrae a los monstruos oscuros. Soren contempla la actitud desesperante de las criaturas, las estudia en los segundos que cuentan mientras él y su reina protegen al trío. Los dos claman su canto agudo a metros de que el enemigo se les eche encima. Estos se detienen y retroceden un paso. El rey y la reina continúan graznando, en conjunto con las lechuzas guardianas sobre ellos. Todos repiten lo mismo, los obligan a parar.
No obstante, es insuficiente ante la furia de Wizeman y la frialdad de la tormenta. Los dos canalizan sus energías en la fisura. Ni los reyes, ni las tropas ni Nights o Owl retroceden.
Cosme es el único que muestra una actitud melancólica. Rompe en llanto y grita en alto.
Una ventisca de aire blanco expulsa toda amenaza de la isla entera, incluido al señor de las pesadillas al mar negro. Extermina el rastro de los monstruos. Desdibuja a la entidad de las nubes y apaga sus luces. Cuando no queda un gruñido o trotes de huida a la deriva, Cosme cierra la boca.
La isla recupera su viveza.
Los cielos se despejan nuevamente.
Las estrellas resplandecen menos que la primera vez, y está bien.
El silencio reina en la Puerta de Ensueño.
Y el niño cae exhausto. Aunque Nights le agite, no despierta. Cosme comienza a aprender lo que existe más allá del dormir: los sueños.
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