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III. La Dualización

«Nights... ¡Nights, despierta!»

Owl está tan lejos. Es raro que sienta unos pellizcos en los brazos, duelen como picotazos. Ahora suben a la cara, ¡parecen inyecciones!

一¡Ay! ¡Demonios, viejo!

一¡Uhú! Por fin.

El búho se abalanza a abrazarle, no le importa si le descabeza para sentirse mejor. El arlequín le corresponde confundido; recuerda las veces que el ave escapaba de sus artimañas, ni siquiera se atrevía a levantar el ala para castigarlo. La relación entre ambos tiene sus altos y bajos, la mayoría a causa de las travesuras de Nights, pero se mantienen unidos en los buenos y malos momentos.

一Agradezco que no quedaras con la cabeza hueca, después de lo que pasó.

一¿Qué...? ¿Qué fue lo que...? Oh...

Lo ve y le cuesta creerlo.

La Puerta de Ensueño está reconstruida.

Los fragmentos de tierra volvieron a unirse a la principal. La nieve cae suave. La plaza luce impecable, lleva baldosas nuevas con patrones marmoleados. Alrededor, el bosque resplandece al verde vivo, nada que ver con el aire lúgubre de siempre.

Además, unas escaleras en la colina aparecieron de nuevo. Owl suele contar que tienen miles de años ausentes; su función continúa en el misterio, especula que conducen a un portal al centro de la Dimensión de la Noche, mas no lo asegura, ya que no captura la presencia de uno desde que escuchó la historia. Sin embargo, Nights reconoce que cualquier camino en la Puerta de Ensueño puede llevar al abismo del Mar Negro.

一Nights, mira esto.

Owl señala un patrón en la cerámica del piso, al igual que el de la fuente. Un juego de símbolos con una estrella de ocho puntas, rodeada de muchas más con diseños variados. El estilo corresponde a la imagen de la noche y los sueños, pero jamás integrado a la arquitectura independiente de los mundos de Nightopia. «A menos que provengan de los Nightmarens», Nights no lo piensa dos veces, su chaleco tiene adornos parecidos.

一Están en todas partes. Aparecieron cuando la estrella fugaz se desvaneció... 一Owl le mira fijo一. Y tú saliste de ella.

Nights le presta atención, aunque sea inusual que lo haga.

一¿Cómo te sientes? 一continúa el viejo.

一Mmm... Bien 一encoge los hombros.

一¿Algo nuevo? ¿Diferente?

一No y no.

一¿Es verdad?

一¡Sí! 一pierde la paciencia一. Owl, ¿qué ocurre?

一Estuviste dentro de esa estrella, dices no sentir nada después de escapar y te encuentro con este aspecto... No puedo creerte.

一¿De qué hablas?

La fuente fluye agua en abundancia. Nights aparta al búho y se apoya en el borde. Apunta la cabeza directo a la superficie, a centímetros de tocarla. Sus ojos se encogen de horror.

Un rostro medio humano que no es suyo, ¡pero lo es! Las muecas, sus expresiones burlonas y una mordedura de lengua accidental son pruebas de su autenticidad. «¡Me hicieron cirugía plástica y no me pidieron permiso!», palmea las mejillas hasta moldearlas y estirarlas hacia los hombros. Tiene la piel degradada de durazno a lila, del mentón a la frente.

Un objeto triangular yace pegada en el centro de su rostro, una especie de diamante. ¿Cabello? ¡Tiene cabello! Los mechones púrpuras son gelatinosos, ligeros, parecen costalitos rellenos del contenido de una lámpara de lava, los trozos brillan y se mueven al agitarlos.

Su sombrero de bufón se redujo a la capucha de su chaqueta.

Le alivia saber que ciertas partes permanecen intactas. Los ojos azules, a costa de la reducción de tamaño, mantienen su brillo vivaz. Su atuendo colorido, aunque las mangas blancas luzcan extrañas al tener los bordes adheridos a los antebrazos, y los dibujos continúen pintados en su piel hasta los dedos. Y la joya roja incrustada en su pecho mantiene su forma, por mucho que le espante contemplar un pequeño espacio estrellado en el interior.

一¡¿Esa cosa me hizo esto?!

一Temo que no se me ocurre otra manera 一suspira.

Los recuerdos de Nights atacan al instante que menciona el cuerpo celeste. El interior de la estrella, el océano de colores, el humanoide sin rostro que le pidió un favor...

Siente una conexión.

一¿Me dualicé? 一abre los ojos一. Imposible.

La dualización solo funciona con los visitantes, soñadores humanos en su mayoría, que le permite a Nights fusionarse con ellos al tocarlos. Emociones, pensamientos, ideales y más. Mucho se comparte de ambos, mientras exista un convenio que mantenga la conexión equilibrada. No importa lo pequeña que sea la imagen con la que coinciden, es suficiente para que permanezcan juntos.

El arlequín desconoce la identidad del ser, aunque yazca grabada en su mente y sea incapaz de descifrar. Su voz es lo único que recuerda mejor. La sensación de paz y quietud todavía reside en el interior, serena sus sentidos al evocarlo. Guarda la impresión de que sigue presente, en alguna parte.

De un modo u otro, es un efecto de la dualización.

一Sí, lo es 一afirma.

Pilla al ave pensativa en un segundo. Owl ulula nervioso, las plumas se desprenden de sus alas en cuanto las extiende.

一Dime, ¿qué sucedió?

一¡Uhú! Justo estoy viendo el resultado. Nights, creí que te vaporizó, esa luz era peligrosa, acabó con un Nightmaren con solo el resplandor.

Es cierto. Los restos del Goodle desaparecieron tras el fenómeno.

一Esa estrella superó con creces la energía de este lugar 一prosigue el búho一. Nos salvamos por poco. Alejarse fue lo más prudente, por complicado que fuese...

一¿Y... Reala? 一frunce el ceño.

Owl desvía la mirada.

一Escapó a tiempo.

Nights cierra suave los ojos. Siente alivio y frustración a la vez.

一Quizás ya esté en Nightmare, informando a Wizeman de lo que pasó. Si aparece, más nos vale irnos de aquí.

Aún conserva el brillo dentro de sus mangas, al empuñar las manos distingue un umbral de luz en ambas.

一Ni siquiera me reconocerán 一susurra.

Owl no opina al respecto, en cambio, se acuerda de un detalle particular.

一¿Dónde está el visitante?

Nights se estremece por un escalofrío, le recorre la espalda de abajo hacia arriba. Tuerce el cuerpo para quitárselo y sacude su chaqueta, manteniendo la compostura. Sin ver al viejo, responde:

一Se fue a tiempo.

Owl ansía preguntar por más, por el bien del soñador, pero se traga las palabras al denotar la tensión de Nights. Antes presenció esa actitud en muchas ocasiones con niños diferentes. «Lo descubrió», concluye apenado. A pesar de ello, seguirá apoyándole en lo que está a su alcance.

Palmea la espalda del arlequín, sin provocar la reacción esperada.

一Tú eres el único que puede definirse a sí mismo, no los demás. No pierdas esa chispa por una discusión, por dura que fuese para ti. Por favor, levántate y continúa con lo que mejor sabes hacer.

Le escuchara o no, Owl observa a Nights hundir la cara entre las rodillas, sentado a espaldas de la fuente. No se separa de él. Recuesta un ala encima de los hombros y allí se queda, en silencio.

一Sé que no te animará, de hecho te aburrirá... es igual, quiero contarte lo que dijeron en el gremio de búhos.

Tarda unos segundos en contestar.

一¿Te refieres a la urgencia? 一dice Nights sin inmutarse一. Desapareciste antes de dejarme hablar.

一¿Ibas a hacerlo?

Ya que lo piensa mejor...

一No.

一Entonces, te perdono cualquier tontería que hubieras dicho.

一Claro.

Aaaa...

Nights grita y se coloca en pie de un salto. Owl alza vuelo de un susto hasta estrellarse en el agua, nervioso por las salpicaduras en sus patas.

一¡Uhú-hú-hú! ¿Ahora qué pasa?

El arlequín repara en la voz de su cabeza. Oye que agoniza, le cuesta articular una palabra en medio de ese ruido agudo, una clase de música a manos de un principiante terrible con el instrumento. Es horrible. La audición le tiembla, es insoportable. Presiona los laterales de su frente, trata de concentrarse en el moribundo y hundir el resto.

A... yu... da...

Al fin le capta. Guarda silencio, respira profundo y enfoca la mirada en el piso. Sostiene una imagen borrosa del ser ante sus ojos. Está inerte, callada, tal como le recuerda en la estrella.

A... yú... da...le

一¿Qué? ¿Quién? 一fuerza a decir.

一Nights, ¿qué haces? 一interviene Owl.

Lo ignora.

El ruido agudo eleva el tono más alto de lo normal. Estalla el sentido de Nights, obligándole a arrodillarse y gritar con desesperación, implorando que se detenga. A través de ello, la voz libera un sollozo, una nana delicada, que dispersa la mitad de la estática en el arlequín.

Nights recupera el aliento hasta volver al presente. Sus manos tiemblan junto con el fondo de la piedra roja.

Levanta la cara y vislumbra la razón.

El niño

Una columna de luz se alza del otro lado del bosque.

一Es en el lago 一examina Nights.

No espera a que Owl se reincorpore para contarle. Escucha los ululares del búho preocupado, preguntándole qué sucede y adónde va. Ahorra fuerzas. Una vez que tenga las respuestas, soltará sus ideas.

No puede volar, menos flotar. Su energía está restablecida, pero un rasgo en sí le incomoda en cuanto lo piensa... ¡Plaf! Al entrar a la arboleda, cae por sus propios pies. Se redujeron al tamaño común de un humano joven. Acaba de olvidar que mucho cambió. «Piernas de pollo», gruñe mientras se levanta y escribe una nota mental para conservar la calma (y la cordura) a la hora de correr.

A paso veloz, siendo cauteloso con sus movimientos, Nights atraviesa el bosque. La maleza es más alta de lo usual y los especímenes de flores son nuevos, salidos del mundo, incluso de la mismísima Tierra. Una explosión de colores para un ambiente opaco.

El lago luce intacto con su agua cristalina y la cascada en un costado de la colina. La luz en el extremo opuesto realza su brillantez. Nights ubica la fuente y va tras ella. Sin pensarlo, salta sobre la superficie acuosa, cada pisada es la sensación de caminar en una cama elástica, ni una gota queda adherida a los pies hasta la orilla.

La estrella impactó poco antes de caer al vacío. Nights suspira de alivio. El cráter mide la longitud de un auto, tiene la profundidad de una piscina infantil. Es pequeño a comparación de otros en Nightopia. El resplandor de luz no le ciega en absoluto, es potente, lo es, pero estando muy cerca potencia su magia al máximo, puede que más. Desplaza la cortina blanca al entrar.

«¿Se encogió en el impacto? Era grande», estira las manos con tal de no lastimarse. La luz moldea formas de su altura, que confunde con troncos, arbustos y esculturas de piedras, por translúcidas que sean, le hacen creer que está de vuelta en el bosque.

Un pie choca con un trozo de roca. Aterriza fuerte en el suelo, pero un huerto de frutas coloridas amortigua el golpe. Gruñe más que la primera vez, cuánta paciencia necesita para adaptarse a ese cuerpo. La cosecha tiene aspecto de ser del espacio exterior, muy raras en forma y patrones, aunque luce sana. Un aroma a vainilla, flores y un cóctel caribeño penetran su olfato. Son tolerables, agradables en realidad; los sentidos de Nights se aclaran por completo.

Observa mejor el objeto frente suyo. Un cuerpo yace encogido sobre una cama de flores blancas. El torso se infla y se achica con pequeñas respiraciones, sigue vivo. Luce enfermo por esa piel pálida, pero no parece estarlo. Balbucea mientras duerme, Nights se acerca sigiloso para escucharle mejor... nada.

No obstante, a centímetros de que el triángulo de su cara le roce, el arlequín se percata de un detalle curioso.

一Tiene la misma nariz 一murmura en un hilo de voz.

Su rostro es liso, limpio, sin arrugas semejantes a las de un anciano. El rosa pinta las mejillas hasta el cuello. Los párpados permanecen abajo, presionados de golpe al segundo que Nights se enfoca en ellos.

Solo duerme.

A juzgar por su postura nerviosa, pasa por un mal momento.

一Es un niño.

Nights extiende la mano a la cabeza. Siente el frío que emite a poco de tocarle. Con la idea de echarse para atrás y volver con Owl, se niega a hacerlo. A pesar de las travesuras que provoca, que divierten o lastiman a los demás, nunca renuncia a un niño que puede necesitar ayuda en el reino de los sueños.

La presencia de la estrella la siente alrededor, en el viento que corre y el descenso de la columna de luz hasta desvanecerse bajo tierra.

Al fin, obtiene la respuesta: es el niño.

Nights ríe incomprendido. Todavía tiene mucho por digerir y preguntas sin responder. ¿Qué hará con una estrella convertida en un crío, ahora que está bajo su responsabilidad? Todo ello sin su debido consentimiento, lo cual le irrita en grande.

De repente, siente su palma entrando en calor. La encuentra encima de la cabeza del niño. A su vez, examina dos perlas celestes atraídas por los suyos.

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