Capítulo 4: "Una propuesta rechazada."
El general Richard ingresa inmediato a la cueva afligido, buscando al rey Johan calma su tensión al verlo intacto-¿Mi rey esta bien? El rey Elliot salió furioso ¿Por qué?.
-Salgamos de aquí al llegar te cuento.
Richard y Johan montan sus caballos cabalgando de regreso al castillo.
En el castillo de hielo, la reina Marlene mira angustiada desde el balcón esperanzada ver regresar a Johan y sus tropas, sus grandes ojos azules se cristalizan ante tal incertidumbre, Marlene piensa para sí misma -Mi amado rey ¿Por qué tardas en volver? ¿Te habrá ocurrido algo?.
Al final de unos minutos el rey Johan y su guardia están a unos pasos de llegar a la puerta principal del palacio. La reina Marlene sonríe de feliz por ver llegar al fin a su amado, corre desesperadamente escaleras abajo, para salir a recibirlo con los brazos abiertos.
El rey Johan la mira a lo lejos y se apresura a alcanzarla, baja del caballo blanco hasta ella y la abraza acunando el bello rostro de ella en su pecho. Marlene llora de felicidad al sentir el calor y abrazo de Johan sentirlo la tranquiliza, Johan la toma de la barbilla levantándole el rostro, encontrando unos ojos cristalizados, y lágrimas deslizándose por sus rosadas mejillas.
-Preciosa mía ¿Por qué lloras?
-Lloraba de tristeza y angustia por no saber nada de ti, ahora lloro de felicidad por tenerte de regreso, te amo más que a mí vida sin ti no podría vivir.
Johan limpia las lágrimas del suave rostro de Marlene-Tranquila estoy bien ¿No te dije que regresaría?
-No rompo mis promesas, sólo pensaba en ti y nuestro hijo, ustedes me dieron la fuerza para salir con vida, créeme no habría dejado que me matará Elliot, vivo por ustedes o muero por ustedes son todo mi mundo, además el reino me necesita
-¿Cómo iba a dejar a mi hermano Richard?. El rey Johan sonríe al general Richard, la reina Marlene besa a su amado.
-Ve a descansar amor, estoy seguro no has descansado nada por esperarme ¿Verdad?
-Cómo podría descansar si tú no estás aquí?
-Estoy aquí no me iré más, Elliot y yo hemos hablado todo y no nos volveremos a encontrar a no ser que quebrante el acuerdo de paz.
-Iré a comer algo luego a descansar, nuestro bebé tiene hambre. La reina Marlene da media vuelta y reingresa al castillo.
El rostro del rey Johan ha cambiado parece haber envejecido cien años, él observa al horizonte y Richard nota la expresión seria en el rostro de su amigo, sabe que algo le preocupa pero fingió tranquilidad ante su esposa Richard coloca la mano en el hombro de Johan.
-Mi rey se que algo le preocupa, ví salir al rey Elliot enfurecido y usted cambio su aspecto desde el encuentro con él. ¿Por qué? Confíe en mí.
-Amigo m conoces bien, cierto estuve sereno frente a mi esposa pero mi serenidad está lejos de ser real.
-¿Qué hizo es maldito Elliot?
-Nada aún pero sin duda hará algo en el futuro, me amenazó porque no accedí a formar una alianza con él, su plan era concebir un híbrido para que fusione la piedra de rubí más poderosa de su reino con el diamante que yace resguardado en el castillo, cuyo poder no tiene límites, sólo los descendientes directos al trono pueden tocar y manipular el diamante, nuestro reino se abastece de su energía pero solo tomamos la necesaria, controlar su poder no es cosa ligera, esté reacciona dependiendo de las emociones y el corazón de quién lo maneja.
-Un híbrido jamás estará en mi reino o familia. Su ambición desmedida no conoce límites, rechazo esto por el bien de todos y cualquier ser vivo, únicamente busca satisfacer su ego y sed por el poder, pero como era de esperarse reacciono con odio juró vengarse y cuando se recuperé me hará guerra, pero no le temo sus amenazas las tomaré en cuenta, pero como el rey Johan líder del clan de hielo no viviré con miedo.
-Estaré con usted yo y todo el reino confiamos en el rey.
El rey Elliot cabalga montado en su caballo negro a todo galope dejando un poco atrás a sus tropas, continua enfurecido por el rechazo de Johan y llega al castillo.
Este castillo es una estructura hecha de mármol y piedra caliza, con pequeñas flamas las cuales no llegan a consumir el mismo, tiene puertas de rubí y parte del castillo está bañado en oro.
Al entrar su esposa la reina de fuego, Evelyn Becker lo espera la reina de extraños y hermosos ojos dorados con toques grises, cabello rojizo y tez pálida lo observa, puede notar a detalle como su esposo está furioso, sus ojos se tornaron rojo sangre entra al cuarto junto a su esposo.
Evelyn lo llama desde atrás con su angelical voz, capaz de domar a la fiera más salvaje.
-Elliot mi amor tranquilízate- su toque calma al rey, Elliot se gira para verle.
-Siempre logras tranquilizarme, al menos sirves para algo.
-Dime ¿El rey Johan atacará el reino?
¿Por ello estás molesto?.
-No seas estúpida Evelyn si estuviera por atacar el reino, no estaría aquí perdiendo el tiempo sino preparando un ejército.
Evelyn frunce el ceño. -¿Cuál es el motivo de tú enojo?.
-Le propuse una alianza a ese maldito Johan, un acuerdo de casar a nuestros hijos para que ellos concibieran un bebé híbrido, el cual fusionaría las dos piedras nuestro rubí más poderoso, y el diamante resguardado en su reino para poder dominar el universo, matar débiles y crear una nueva raza, pero el muy desgraciado se negó me obligó a firmar un acuerdo de paz, nadie puede entrar en su reino ni mezclarse, ya me encargaré de hacerlo cambiar de opinión.
La reina se asombra al oír hablar a marido así, el antiguo Elliot de quién se habría enamorado ya no quedaba nada, en su lugar había un monstruo malvado insaciable de poder, el brillo en sus ojos se había perdido completamente.
Evelyn piensa internamente- Mi Elliot ¿Cuándo cambiaste tanto?.
La reina se acerca a él para intentar abrazarlo su felicidad y esperanza de hacerlo se desvanecen al ver como el rey, la toma con fuerza por el brazo para detenerla de golpe con violencia.
-No necesito tú lástima.
-¿Lástima? Yo te amó Elliot, pero has levantado una barrera entre nosotros hace tiempo ¿Por qué?.
-No accedes a darme el poder absoluto, sobre todos los miserables plebeyos soy el más fuerte y capaz, nadie puede enfrentarse a mí sin morir, más allá del amor que nos tenemos nuestros padres nos casaron para aumentar el poder, si tan solo me cedieras tus poderes tendría la oportunidad de enfrentarme a Johan pero no quieres.
-Te he cedido todo cuanto has querido la mitad de mi reino, vida mi amor más puro en este planeta, nadie se ha despojado de tantas cosas como yo por ti, simples cosas sin importancia para mí porque te amo, te he dado casi todos mis poderes físicos bien sabes que al cederte los últimos que me quedan moriré
-¿No te importa? Yo te los daría por salvarte la vida pero tú corazón se ha vuelto malvado, has dejado crecer la ambición y odio extinguiendo esa llama de bondad que hubo en tí ¿Por qué?.
-Si te amo pero todos me ven débil ese miserable Johan y su reino se creen mejor a nosotros, los destruiré solo así seré feliz pero me enfado contigo porque eres demasiado buena para mí gusto, con los años debiste haber madurado dejar de lado tanto amor y bondad, para enfocarte en lo que realmente importa y no puedes ver el poder y respeto de todos.
-¿Se puede madurar u corazón que ama? No, siempre será igual y aumentará con el tiempo.
-Pero tú cada vez me decepcionas más, llámame estúpida pero te amo guardo la esperanza de que con el tiempo vuelvas a ser el mismo, te amaré siempre y no perderé la fé.
La reina sale de la habitación llorando.
-Tú me decepcionas eres débil al igual que todos, ya no te necesito también me encargaré de ti, así te amé elijo el poder.
La reina Evelyn baja las escaleras pasando la puerta principal, llegando a su hermoso jardín privado en este se pueden ver las rosas más preciosas de todo Arius, rosas rosas, rosas blancas, y rosas de rubí no hay comparación alguna con ellas, la reina Evelyn se deja caer sobre sus rodillas en el centro del jardín, se recuesta para sentir el pasto mojado, la brisa del viento la relaja ama la naturaleza, allí solitaria con la compañía del viento y las aves llora desconsolado hasta quedar sin lágrimas para derramar y sin darse cuenta duerme.
Horas después el frío viento la despierta se incorpora levantándose, su vestido blanco con detalles en oro está lleno de lodo, agua y tierra, su cabello tiene hojas secas levanta la mirada al cielo y observa la noche es estrellada y fría.
-Me alcanzó la noche ¿ Cuánto estuve aquí? Elliot no debe haber notado mi ausencia-Observa el cielo nocturno con esa hermosa luna plateada.
-Regresaré a la habitación. Evelyn entra al palacio se lava y cambia de ropa colocándose una bata roja de ceda, antes de recostarse junto a su esposo mira desde el balcón y piensa
-Todo esto mi reino, la vida mi pueblo ¿Qué les hice? Los he descuidado completamente, puse en primer lugar mi amor por Elliot y los olvide, él me engaño no quiere a nadie que no sea él mismo, en este bellísimo palacio sólo hay tristeza desearía mí vida anterior de soltera, aquella donde la naturaleza y paz era mi hogar, Elliot acabó con mi reino, ¡Se acabó no permitiré que sigas destruyéndolo todo!, acaba conmigo pero deja a mí pueblo, les ayudare pueblo mío lo prometo.
- Está noche haré una promesa con la luna como testiga, Evelyn Becker velará por la seguridad de su pueblo, ahora la venda de mis ojos cayó y si Elliot no entiende lo exiliare.
Evelyn se recuesta junto a su esposo y duerme, esta vez noche no intenta abrazarlo.
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