-Mi querido rey Johan te amo tanto tú corazón es preciso, siempre velando por la justicia y seguridad de todos a tu alrededor, pero no soportaría perderte.

La reina Marlene baja sus manos hasta la cintura de él para abrazarlo con fuerza, coloca la cabeza en el pecho de Johan, mientras derrama lágrimas.

-Prométeme cuidarte , jura que volverás. Johan la abraza depositando un tierno bese en su frente.

-Al parece ya es hora de descansar vamos a la cama. Amó tenerte entre mis brazos, podría estar así toda la vida.

-Yo también.

El rey Johan y la reina Marlene se entregan a un delicioso sueño.

Llega un nuevo día para el reino de hielo, han transcurrido dos días desde el último encuentro entre los dos reyes.

Johan mira desde su alcoba contemplando todo el reino, en su rostro puede verse con claridad unos labios apretados y un rey afligido.
El vigoroso, fuerte y frío rey e invencible da la impresión de estar perdiendo el control.

Los incómodos rayos de sol iluminan el rostro de Marlene, al sentirlos lleva sus manos a el para cubrirse provocando que despierte.

Marlene mira con sus bellos ojos azul agua a su esposo, piensa para sí misma algo te aflige, baja de la cama y camina sigilosa como venado para llegar a él sin ser descubierta llega abrazándolo por detrás, el rey sonríe tomando las manos de su reina se gira sobre sus pies quedando frente a ella.

-¿Cómo amaneció el amor de mi vida?

-Muy feliz despertar, y el primer rostro en ver sea el tuyo me hace feliz.

-Te vez hermosa con el cabello suelto, me encantan tus rizos dorados que caen a la altura de tus hombros. La reina Marlene ríe.

-Mi Johan ¿Te parezco bella así? Pero no he peinado mi cabello, tampoco está arreglado o recogido. ¿Cómo podría gustarte?.

Johan acaricia el mentón de su amada.-Tu aspecto natural me fascina, y tu cabello suelto me enloquece eres más bella así.

-¿No te gusta verme con el cabello recogido?.

-No mucho.

-Es un protocolo real debo verme aseada y presentable, pero de ahora en adelante soltaré mi cabello cuando esté contigo.

-Eso suena bien. Se besan dulcemente.

-Debo ir a alistarme ¿Te espero en la mesa y comemos juntos?

-Sí, pero tardaré un poco debo hablar con el general Richard.

-Esta bien.

El rey Johan se para detrás de la deslumbrante puerta de oro para llamar a su guardia.

-¡Guardia! La puerta se habré el guardia entra colocando el puño sobre su pecho se inclina un poco.

-Mi rey dígame ¿Cuál es su orden?

-Manda a llamar al general Richard, lo esperaré aquí.

-Cómo ordene.
El rey Johan regresé a mirar desde su alcoba contemplando el reino, pensando los protegeré así deba poner mi vida lo haré.

El general Richard ingresa en la habitación real, se acerca quedando a un costado del rey, Johan lleva el punto a su pecho haciendo una leve reverencia.

-Mi rey Johan ¿Me mandó a llamar?

-Sí, observa conmigo ¿Qué vez?

Richard sonríe de lado-Un gran reino con súbditos que lo aman, justicia y seguridad eso es gracias a usted mi rey.

-En el aire se respira la vida del reino, yo veo un hogar dónde viven familias, madres con sus pequeños hijos, ancianos en las plazas de las calles, gente inocente, no veo súbditos o esclavos si no amigos, ¿Sabés? Además de mi general te considero un amigo, has peleado innumerables batallas junto a mí a lo largo de esté camino, no lo he construido sólo si no juntos.

-Mi rey si me permite expresarme, para mí es como un hermano de usted he aprendido a ser valiente, leal y honesto también me ha protegido después de perder a mis padres, sin ser su obligación recogió a un pobre niño huérfano me salvó, de no ser así ahora posiblemente estaría muerto o en prisión, gracias me salvó la vida por ello lo apoyaré y protegeré siempre.

-Sí, nunca me he arrepentido de nada, incontables veces te he ofrecido el título real como mi hermano pero siempre terminas rechazandome.

El general Richard ríe-La vida palacio con sirvientes, lujos y comodidades no está diseñada para todos, me considero un espíritu guerrero libre, mí lugar es afuera en el campo de batalla.

-Ya es un gran honor para mí ser su general, amigo y que me considere hermano los mejores años de mi vida han sido peleando a su lado. Daría mi vida por usted.

-No lo dudo tú y mi reina son mí familia los amo, si muero o algo me ocurriese alguna vez tú serás el próximo rey, si muero sin heredero yo confío en ti cuida bien del reino y Marlene.

Johan coloca la mano en el hombro de su amigo, Richard lo mira con tristeza.

-Mi rey usted cuidará del reino y su familia, ¿Mi rey porque habla como si se estuviera despidiendo?

-Richard iré a encontrarme cara a cara con el rey Elliot, en la cueva Arius nadie más estará ahí es traidor por naturaleza.

-Rey Johan no tiene que ir mandemos un embajador y luego haremos lo necesario, no puede arriesgarse el reino lo necesita.

-Richard debo ir no soy cobarde, además acabar conmigo no es tan sencillo, si me ocurre algo protege al reino.

-Nunca permitiré eso, reuniré a las tropas el día del encuentro he iremos con usted, Elliot es un traidor no le daré la oportunidad de lastimarlo, antes atravesare su corazón con mi daga y lo daré a las fieras.

-Debo ir sólo, pero irás conmigo así te lo prohíba ¿Cierto?.

-Me conoce bien, no lo abandonare en este camino, cuidare su espalda.

-Anda ve a prepararte saldremos muy de mañana.

Johan toma sus ropas reales y se alista para ir a comer con Marlene, se acerca hasta la mesa y así almorzar junto a su amada reina.

-Amor mío comer contigo es delicioso.-Expresa su dulce esposa.
-Igualmente tú eres mi vida te amo.

-No más que yo. ¿No te parece que ésta mesa es muy grande? Al menos caben cincuenta acompañantes más.

-Es verdad hace tiempo no hacemos un baile o fiesta. ¿No crees que está mesa luciría hermosa si hubiese niños? Quizá pronto habrá un motivo de fiesta, no sólo aquí en el palacio si no en todo el reino.

El ingenuo rey pregunta extrañado a su reino. -¿Por qué?

-Mi Johan ya te di pistas, ¿No logras adivinarlo?.

—¿Quieres decir que estás embarazada?.

—Sí.

Johan toma a su reina entre sus brazos mientras la levanta y besa.

Marlene ríe-Bájame amor.

-Me haces el ser más feliz del universo.

-Hace unos días lo sospechaba pero no quise ilusionarte, te prometo esta vez cuidare bien de él, no logro perdonarme la pedida de nuestro primer bebé.

-Te lo he repetido mil veces no fue tú culpa. El rey Johan abraza a su esposa, y con su mano derecha limpia sus lágrimas.

-Es una noticia para estar felices, tus lágrimas deben ser de felicidad te prohíbo estar triste, cuándo alcance el acuerdo de paz, haré una gran fiesta en el palacio y celebraremos con todo el pueblo la llegada de nuestro hijo, ve a descansar si necesitas algo pídemelo. Johan besa el vientre de su esposa.

(La chica de la foto es la reina Marlene).😌😘🤭