Richard y Johan dentro de la carroza, continúan el viaje de regreso sin emitir una sola palabra.

Johan tiene la mirada vacía sus radiantes ojos azul zafiro se han empañado, perdiendo brillo Johan el ser más fuerte de Arius a caído.

Al final llegan al dañado reino, dónde los guardias y el pueblo los esperan

Richard desciende primero.

Richard habla al expectante pueblo de hielo.

-Guardias y pobladores de Arius no teman Eliot el culpable de está traición ha muerto, y el diamante fuente de poder no se perdió está bajo nuestro dominio, nunca más confiaremos en los de fuego.

-Desgraciadamente no todo son buenas noticias nuestro amado rey Johan, está atravesando un dolor sin comparación.

-Eliot asesino a la reina Marlene nos arrebato en un solo día a quienes amábamos, la posibilidad de continuar con la dinastía Lucante asesino con crueldad a la reina, golpeando de forma brutal su vientre matando con ello a nuestro futuro príncipe.

-Ustedes conocen el amor que siempre nos ha mostrado el rey Johan, la protección que nos otorgaba nunca fue un rey malvado o tirano como Eliot, siempre procurando el bien de su pueblo y de todo aquel con necesidad, hasta el día de hoy jamás hubo distinción entre pobladores de hielo y fuego.

-Su bondadoso corazón y ese amor que lo caracteriza la sed de Justicia, fue siempre su sello aprovechándose de ello Eliot monto una trampa, nuestro rey ha perdido las ganas de vivir en un solo día sus dos amores fueron arrebatados.

-Ahora pido su comprensión y muestra de amor a él, necesita sentir la calidad y amor de su pueblo por quienes durante años velo.

El pueblo entero responde con fuerza al unísono.

-Comprendemos nuestro rey es Johan, esperaremos su recuperación. ¡Que viva el rey Johan! ¡Que viva el rey Johan!

Johan permanece en la carroza llegando a la puerta del castillo desciende cabizbajo, se ha perdido el azul de sus bellos ojos tornándose a un rojo por llevar horas llorando, camina por el castillo como alma en tormento vagando esperando un fin las puertas se cierran tras su espalda.

-Todos ustedes guardias, sirvientes déjenme sólo no quiero a nadie dentro del castillo les falle salgan.

Johan camina escaleras arriba solo desea encerrarse en la habitación real, aquella donde compartió los momentos más felices con su amada Marlene ahora se convierten en recuerdos amargos.

Entrado él en la habitación, observa como aún continúa la cama destendida la bata que Marlene dejó sobre ella, los vidrios rotos de las ventanas, el cepillo de marfil sobre el tocador con el cual Marlene solía cepillar su rubia cabellera risada.

Johan camina llegando al tocador toma entre sus manos el cepillo de Marlene, acunándolo contra su pecho lágrimas descienden amargamente deslizándose por sus mejillas, en segundos los momentos compartidos desfilan como escenas de cine a través de sus ojos.

-Aquí fue el lugar dónde estuvimos juntos por primera vez amándonos, te tuve entre mis brazos te hice mía nos juramos amor eterno, no había lugar más cálido en todo el castillo solo esta habitación dónde dormíamos abrazados deseando que nunca amaneciera para no tener que separarnos, escuchando los latidos el uno del otro.

-Aquí me diste la noticia alegre de ser padre concebimos a nuestro hijo, reímos y planeamos un futuro juntos el cual nos fue arrebatado.

-¿Cómo viviré sin ti? ¿Cómo superaré está eterno sufrimiento que me mata por que tú no estás conmigo?

-Este palacio, el reino las joyas y el diamante no valen nada para mí sin tí pues eras mi más grande tesoro, moriste creyendo que llegaría a tiempo para salvarte mi amor te fallé, no pude cuidar de tí fuí incapaz de protegerte perdóname.

Johan cae al piso sobre sus rodillas llorando inconsolable las venas de su cien, cuello y manos se han saltado por tan grande dolor e impotencia de saber muertos a su esposa e hijo.

Da un grito desgárrante.

-¡Marlene! ¡Joshep!, ¡Marlene! ¡Joshep! Me abandonaste, estoy completamente sólo debí morir yo no ustedes.

Los gritos de Johan son escuchados por todo el pueblo, golpean sus pechos con el puño cerrado en señal de dolor por él saben que Johan nunca más será el mismo rey.

Pasados seis días Richard quebranta la orden dada por Johan de no entrar al castillo, pues él al igual que todo el pueblo están preocupados, no han tenido noticias de su rey desde el día en que Marlene fue muerta e ingresó al castillo cerrándose la puerta tras sus espaldas.

Richard encuentra a Johan sentado bebiendo en un rincón junto a la cama.

-Richard hermano, ¿No obedeces las órdenes de tú rey?

-Ya basta ha bebido suficiente.

-Quiero beber hasta perder la consciencia, sin que quede fuerza en mí quiero morir.

-Tú no eres así levántate hazlo.

-¿Levantarme?, Sí yo me recupero ¿Le devolveré la vida a Marlene? ¿Cambiara en algo la situación? -Lanza la copa que tenía en la mano.

-¿Vez esto? -Señala la botella de alcohol.

-Esto me ayuda incluso la muerte se rehúsa a ayudarme, no consigo morirme ¿Por qué ese Eliot no me mató?

-Alguien le salvó ese día no se quién, también mató a Eliot.

Richard abraza a Johan, el cuál parece un niño pequeño acurrucado en brazos de su padre.

-No te dejaré consumirte hermano.

-Suéltame haz lo que quieras, saldré al jardín.

Todos los sirvientes reingresan al igual que los guardias, Johan regresa entrando observa una sirvienta dirigirse a la habitación real le sigue a toda prisa, dando un grito tras la espalda de la temblorosa sirvienta.

-¡Detente!

La pobre chica se detiene de golpe, soltando de inmediato la manija de la puerta con temor y sobrestada voltea.

-Rey Johan ¿Cuál es el problema?

-¿Quién eres tú para entrar aquí?, ¿Cómo te atreves a querer poner un pie dentro de está habitación? ¡Responde!

Ella responde titubeante pues ha palidecido

-Me disponía a limpiarla, desde el día en que se encerró aquí y dio la orden de expulsarnos, no se ha aseado al mismo tiempo que la reina Marlene fue raptada.

-El general Richard me ordenó hacerlo ¡Perdóneme majestad!.

-Lárgate nunca más entres aquí ni tu ni nadie o te mataré, yo soy el rey quien da las órdenes no Richard.

La sirvienta baja a prisa temblando, jamás Johan había actuado de ese modo o amenazado a alguien de muerte, la antes dulce voz del rey se ha tornado áspera.

En el camino de salida, Richard se encuentra con la sirvienta y al ver su actitud la cuestiona.

-General Richard él rey Johan lo llama.

-¿Por qué tiemblas?

-No pude limpiar la habitación el rey me corrió, se enfadó mucho cuando me encontró a punto de entrar.

-Dijo no quiero que nadie toqué algo, además también se molestó con usted.

-Gracias continúa tus labores.

Richard sube hasta dónde
está Johan, se inclina ante él haciendo reverencia.

-¿Rey ¿Me llamó?

-Sí esa sirvienta estuvo aquí a punto de tocar todo y limpiar la habitación por órdenes tuyas, te quiero como hermano pero te prohíbo tomar decisiones de este lugar, nadie limpiará nunca o tocará algo de esta habitación ¿Entendiste?.

-Entendí pero no estoy de acuerdo si todo continúa como aquel día ¿Entonces de que modo olvidará a la reina Marlene?, No puede comenzar una nueva historia con esperanza si no cierra la página amarga del pasado.

-¿Olvidar? Yo no quiero olvidar a Marlene nunca lo haré, sigo con vida gracias a su recuerdo si me quitas eso moriré y no me esforzaré por evitarlo.

-¿Entiendes? Te lo advierto la próxima vez mi amabilidad se extinguirá puedes retírate.

Richard sale triste de la habitación, Johan se encierra nuevamente.

-Te prometí protegerte más no pude ahora te prometo nunca olvidarte, la muerte se ha negado a tomar mi vida viviré desdichadamente.