💖Capítulo 10💖
Sentada en una banca perteneciente a un parque cercano a la universidad, Astrid veía detenidamente en el suelo. Eran las cuatros y media de la tarde y hace unos veinticinco minutos que había salido de su última clase. Estaba nerviosa. Sabía que Jimin hablaría con ella con respecto a lo de anoche, así como sabía que de nada le valía ser una cobarde y evitar esa conversación. Lo mejor para ella era, enfrentar aquello.
No obstante, agradecía en cierta parte que Gina estuviera con él, además de varios amigos en común durante la mañana y tarde. Haciendo imposible que ambos tuvieran algo de privacidad.
- ¡Astrid! –el llamado repentino y estrepitoso de Billy por poco le provoca un infarto. El rubio al lograr su cometido de darle un buen susto a la mencionada, no pierde el tiempo y suelta una fuerte carcajada. Astrid lo asesina con la mirada y le proporciona un golpe no tan fuerte en el abdomen-. Perdona amiga –trata de calmarse pero la risa lo ataca de nuevo-. Es que te vi así, tan metida en tus pensamientos, que se me hizo imposible no asustarte.
La castaña niega con la cabeza pero termina soltando una risilla. La risa de Billy era muy contagiosa.
- ¿Qué haces por aquí tan sola? –pregunta tomando asiento a su lado.
- Necesitaba pensar –contesta dirigiendo su vista al frente mientras apoyaba sus codos sobre sus piernas y acunaba su rostro entre sus manos-. Y mucho.
- Mmm –Billy subió su mirada y contemplo el color gris que predominaba en el cielo-. Parece que lloverá.
Astrid alzo su vista y comprobó lo dicho por su amigo. En cualquier momento caería la lluvia. Y eso era lo menos importante para ella.
- ¿Cómo te sientes? –la miró de soslayo.
- No tan bien Billy –responde con sinceridad viéndolo a los ojos-. Yo...
Lo que quería decir se atascó en su garganta al visualizar a su mejor amigo acercarse a ellos a paso veloz.
- ¿Podemos hablar? –inquirió Jimin dirigiéndose a ella después de saludar a Billy.
Ella asintió para luego ambos comenzar a caminar hasta estar en una distancia prudente. Evitando alguna interrupción.
- Astrid, ¿Por qué te fuiste así tan de repente anoche? –preguntó una vez estando frente a ella.
- No me sentía bien –y no mentía. Más no podía decirle la causa de ello-, y Billy se ofreció a llevarme.
- Me preocupé mucho –dijo colocando sus manos sobre sus hombros y sonrió-. Te llame mil veces.
- Perdóname, mi teléfono se encontraba apagado y olvide por completo encenderlo.
- Tranquila –acarició su mejilla-. Te tengo una muy buena noticia –su sonrisa se ensanchó-. Gina y yo...nos besamos. Oficialmente, he dado mi primer beso.
- Me alegro Jimin –mintió.
- Y eso no es lo mejor –sus mejillas se tornaron rojas-. Somos novios Astrid.
Los ojos de Astrid se cristalizaron sintiendo como empezaba a desmoronarse por dentro. Sin embargo, forzó lo más que pudo una sonrisa.
- F-felicidades –un nudo empezaba a formarse en su garganta.
Y sin más, lo abrazó. Jimin correspondió enrollando sus brazos alrededor de su cintura. Ella cerró sus ojos sintiendo como unas lágrimas comenzaron a deslizarse por su mejillas, las cuales limpió sin que Jimin pudiera darse cuenta. No obstante, a los lejos Billy pudo darse cuenta de ello y le dolió verla de esa manera. Porque después de todo, podía comprenderla, ya que pasó por lo mismo hace mucho tiempo.
Astrid abrió sus ojos y lo primero que sus ojos captaron fue a una Gina corriendo hacia ellos con una gran sonrisa. Billy se percató de eso y decidió hacer lo mismo.
- Ahí viene Gina –comentó separándose del pelinegro.
Jimin se volteó notando a su novia venir hacia ellos con Billy al lado.
- Al fin los encontré –dijo Gina tratando de recuperar el aliento-. Los busqué por toda la universidad.
- Lo siento por no avistarte –se disculpó Jimin haciendo un puchero.
Gina rió y no se resistió en darle un dulce beso. Astrid bajó su mirada ante eso sintiendo como una daga atravesaba su corazón ocasionándole gran dolor. Su vista se empañó debido a las lágrimas acumuladas en sus ojos y por cuales luchaba por no dejarlas caer.
- Siguiendo con lo quería decir en un principio –continuó Gina-. Astrid, Billy ¿Quieren acompañarnos a jugar bolos esta noche? Iremos Sarah, Jack, Allison, Jimin y mi persona.
Billy volteó a ver a su amiga, encontrándola muda. Sabía que muchas cosas debían estar pasando su cabeza en ese instante. Así que decidió ayudarla.
- Agradecemos la invitación –paso su brazo por sus hombros y la atrajo hacia él-, pero ya tenemos planes –Billy conectó sus ojos con los de Astrid-. ¿No es así dulzura? –ella asintió devolviendo su vista hacia ellos-. Y si nos disculpan, se nos hace tarde –comenzaron a caminar-. Nos vemos luego.
***
- Dame dos cervezas más por favor –pidió amablemente Billy al chico detrás de la barra. Sus ojos fueron a parar al gran ventanal que se hallaba en el bar, permitiéndole una clara vista de la calle. Dándose cuenta del gran chaparrón que caía con fuerza afuera-. Parece que lloverá toda la noche –miró a su amiga encontrándola con la cabeza pegada a la barra-. ¿Ya te dormiste bombón?
- No debería estar bebiendo –respondió dejando salir un suspiro-. Pero tampoco puedo mentir, esto me hacía falta. Y mucho.
- Lo sé –sonríe de lado-. Al menos es mejor que estar jugando bolos, ¿No crees?
- Lo admito –sonríe sin mostrar los dientes-. Es mejor para mí estar aquí que ser testigo del amor que se deben estar dando Gina y mi mejor amigo en este momento –el corazón se le estrujó al imaginarlo-. Aun así, agradezco enormemente el que me ayudaras.
- Puedes contar conmigo siempre preciosa.
- Sus bebidas –anunció el chico colocando las bebidas frente a ellos.
Billy la ve darle un sorbo a su bebida.
- ¿Cuándo se lo piensas decir? –preguntó el rubio.
- ¿De qué hablas? –frunce su ceño.
- Sobre tus verdaderos sentimientos a Jimin.
Su amiga lo miró cómo si estuviera loco.
- Olvídalo Billy –dijo con seriedad-. Eso no va a pasar.
- Pero Astrid, Jimin merece saber que...
- Dije que no –replicó cortando sus palabras-. Él no debe enterarse.
- ¿Entonces prefieres lastimarte a ti misma al verlo al lado de una chica que ni siquiera él sabe si ama de verdad?
- Jimin es feliz al lado de Gina.
- Eso tú no lo sabes Astrid.
- ¿Y tú sí?
- Solo quiero que lo intentes.
Ella le da un largo sorbo a su cerveza, sintiendo como una lágrima rodaba por su mejilla.
- No vale el riesgo Billy –su voz se quiebra-. N-no lo vale.
- Podrías llevarte una buena sorpresa si lo intentas –musitó con suavidad mientras limpiaba aquella lágrima con su pulgar.
- Amaría pensar de la misma forma –cerró sus ojos por breves segundos-.Sin embargo, no puedo. Simplemente no puedo.
Billy la rodeo con sus brazos y la estrecho contra su pecho sin perder tiempo. La entendía muy bien, por supuesto que lo hacía. No podía obligarla a hacer algo de lo que ella no aún no estaba preparada.
***
En la oscuridad de su cuarto, Astrid no paraba de moverse de un lado a otro en su cama. Alcanzo su teléfono en la mesita de noche y miró la hora. Eran las dos de la mañana y aun no lograba conciliar el sueño.
¿Entonces prefieres lastimarte a ti misma al verlo al lado de una chica que ni siquiera él sabe si ama de verdad?
La pregunta de Billy no parecía querer dejar de repetirse en su mente. Dejo escapar un suspiro de frustración y terminó por sentarse en la cama. Encendió la lámpara que se hallaba en la mesita de noche y apoyó su espalda en la cabecera de la cama.
- Debo estar loca –frotó su rostro con sus manos.
Con los nervios de punta y los rápidos latidos de su corazón, buscó entre los contacto el nombre de su mejor amigo. Y al encontrarlo, vaciló mucho en si marcarle o no.
- Puedes hacerlo –susurró tratando se convencerse a sí misma-. Claro que puedes.
Respiró profundo comprendiendo que no tendría la valentía de ese instante en ningún otro momento. O era ahora o era nunca. Marcó pegando su teléfono a su oreja y esperó con paciencia a que su mejor amigo contestara. Sólo que esta vez nadie contestó. Marcó una segunda vez y pasó lo mismo. Era la primera vez que Jimin no contestaba a una llamada suya. No importaba la hora él siempre contestaba, así como ella contestaba sus llamadas a la hora que fuera. Y el que fuera diferente ahora, le dolió demasiado.
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