❥ 15
Jeongin colocó una última prenda en su maleta, no iba a esconderse más, estaba dispuesto a dar la cara, no tenía nada de qué preocuparse, su único error fue enamorarse de la persona equivocada, nadie que no hubiera amado nunca tenía derecho a juzgarlo, cuando se siente un amor tan intenso e insano como el que sentía, no por el que aun siente por Hyunjin hace lo que sea, podría hasta dar su vida por el ser amado.
Probablemente estaba equivocado, tal vez había visto demasiadas películas, pero sus actos fueron todos y cada uno de ellos por aquello llamado amor, la sola idea de alejarse de Hyunjin lo mataba, pero el alfa ya no era feliz a su lado, probablemente tiempo atrás lo fue.
No tenía ganas de comprobarlo. Miró por la ventana del avión como el paisaje se hacía cada vez más y más pequeño y trató de dormir antes de que las ganas de vomitar lo sacudieran de su asiento y lo hicieran correr al retrete.
Después de unas horas tocó la puerta y suspiró con fuerza, pronto la puerta se abrió y se obligó a sonreír.
—Hola —dijo tímidamente—, me gustaría hablar contigo.
—Hyunjin ya me lo contó —mencionó Félix—. Estuvo aquí hace unos momentos, pero dijo que iría a visitar a su madre. Así que estás embarazado y vienes a pedirme que no le quite su padre a tu hijo.
—¿Puedo pasar? —preguntó Jeongin.
—Ya que —dijo Félix de mala gana.
Ambos tomaron asiento en la sala del departamento de Félix.
—¿Y a qué te dedicas ahora? —le preguntó mirando la decoración al estilo barroco.
—Al grano, Jeongin, ¿a qué has venido? —se cruzó de brazos—. No tengo tiempo para perder con traidores como tú, tampoco me dan ganas de ver tu rostro.
—Sé que me odias y que lo vas a hacer por mucho tiempo, sólo quería mi felicidad.
—A costa de la mía —reclamó.
—No creía que despertarías, pensé que era cosa del destino, que Hyunjin y yo teníamos que estar juntos, no le guardes rencor, probablemente él no quería estar solo y yo confundí esa necesidad con amor porque deseaba que así fuera... voy a darle el divorcio.
—¿De verdad? —Félix preguntó flaqueando en su postura seria, mostrándose más esperanzado y feliz—. ¿Vas a dejarle libre para que esté conmigo?
—Así es... pero con una condición.
—La que sea, Jeongin... nos amamos y queremos ser felices.
—Que no me quite a mi hijo.
Félix frunció el entrecejo.
—Es su derecho, ¡estás jugando sucio, Jeongin! —le dijo alterado levantándose y caminando de un lado a otro—. Quieres que lo haga escoger entre su hijo y yo, quieres hacerme quedar como el malo.
Jeongin respiró profundamente.
—Estoy seguro de que tendrás algunos trucos bajo la manga para hacer que te elija a ti, puedes darle otros hijos.
—Tú también puedes tener otros.
—No quiero otros hijos, ni otro hombre en mi vida, así que queda en ti convencerlo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro