Capitulo 3: Diferenciarse como Omega
El viento gélido Silva a través de las densas montañas de hielo, no existe rastro de ser vivo en la superficie, nada a excepción de las auroras boreales en ciertos lugares en específico, por otro lado independiente de su belleza, todo mundo es conciente de que ésta belleza fácilmente puede ser el cielo antes de la muerte. No hay ser vivo capaz de sobrevivir a los vientos que azotan en la superficie como un uracan despiadado.
Gube muerde sus uñas y mira el anochecer a través de la segunda escotilla que es de vidrio blindado, puede escuchar el viento silbar y también puede ver partes de las auroras boreales, Mio sonríe cuando ve los reflejos azules en los ojos color ámbar de Gube. Es un tanto llamativo pero no tanto como los cabellos negros caoba también iluminados por los reflejos azules que este poseía.
- ¿ Qué piensas?
Es el segundo día en el búnker bajo tierra, Mio tampoco puede lidiar con su aburrimiento, ocupa un lugar al lado de Gube, ahora ambos observando la solitaria superficie, varios segundos después Gube finalmente decide prestar atención a su presencia y deja de roer sus uñas, algo confuso responde:
- No, no pensaba nada
Mio solo atina a negar en consecuencia, luego retira unas cartas de sus bolsillos y divertido se las enseña. Gube sonrie feliz ante ésto, deja atrás la escotilla de vidrio y corre a situarse emocionado frente a Mio
- ¿ Dónde lo conseguiste? Pensé que estaban incompletas
Mio empieza a mezclar las cartas y con tranquilidad responde:
- La última vez los intercambie con unas redes. No fue una perdida, al menos no nos aburriremos
- Mientras no apuestes las nalgas...
Interrumpe el anciano Ker, Mio lo mira con expresión aburrida
- No me llaman el anciano Ker- Mio se mofo
El anciano Ker lo ignoró para de inmediato ocupar asiento frente a Gube, la segunda camara del búnker no es tan grande pero si es lo suficientemente grande como para que tres adultos y una mesa pequeña quepan
- Anda, sirve las cartas, puse a cocinar el hígado Zerg, debería demorarse un poco, así que tenemos tiempo
- ¿ Entonces qué apuestas viejo ? - indagó Mio con diversión mientras entregaba las cartas, Gube recogió las suyas y también habló
- Abuelo Ker apuesta por quien laba los platos
- Esa es una muy buena idea niño
Todos jugaron, ganaron y perdieron, siendo Mio el más desdichado de ellos
- Anda, vé y revisa ese higado- ordenó el anciano Ker por lo que Mio no se demoró en obedecer, una vez solos, el anciano Ker revisó sus cartas y mientras lo hacía sopesó sus próximas palabras
- Gube... -Despues de varios segundos en silencio, el anciano Ker finalmente se decidió a hablar, el aludido despegó los ojos de las cartas y prestó atención de inmediato, el anciano Ker dejó a un lado las cartas, alisó su barba para después mirar a Gube a los ojos - ¿Entiendes que a estas alturas es muy posible que tu diferenciación sea en la de un Omega?
Gube no puede evitar el estremecimiento que lo recorre de pies a cabeza, algo incómodo decide agachar la mirada. Todo este tiempo no quería ser una carga para Mio y el anciano, sin embargo, aun así es imposible que al final sea algo más que un estorbo. Gube entiende, su musculatura se desarrolla poco y nada a comparación de Mio a su edad, cada vez se siente más impotente de hacer algunas tareas, Gube entiende que estas son las señales claras de que se convertirá en un Omega, también entiende que de alguna manera tiene que pagar los favores recibidos desde que fuera un bebé.
- Anciano Ker... Le debo mucho, cuando lo crea necesario puede empezar a buscar buenos compradores.
Gube intenta mostrarse indiferente mientras regresa a sostener las cartas, pero sus manos temblorosas lo delatan
- Muchacho engreído¿ Qué tan hambriento crees que estoy como para intentar cambiarte por un trozo de carne? - Mio gritó desde la cocina, el anciano lo interrumpió - el hígado no cuenta.
-¿ Anciano?
Gube lo miró
- Como te decía- el anciano Ker de inmediato regresó su atención a el, Gube es su muchacho y no importa que no compartieran sangre en lo absoluto, el lo amaba como a su propio hijo, miró a Gube con ojos cariñosos- Existe una gran posibilidad de que te conviertas en Omega, sin embargo, debes saber que tu no eres ningun trozo de carne que pueda ser intercambiado, incluso si no quieres estar con nadie, Mio y yo te apoyaremos en lo que decidas. Debes saber que a nuestros ojos siempre serás Gube independientemente de si seas un Alfa o un Omega ¿ Has entendido?
Gube asintió, sus ojos yacen enrojecidos y asiente con firmeza ante el amable rostro del anciano Ker quien con molestia fingida arrugó las cejas y desvió el rostro para después extender sus arrugadas manos y alborotar los salvajes mechones negros.
Por supuesto que teme que no pueda cumplir su palabra de protegerlo incluso si llegara a convertirse en un Omega, UV es un planeta brutal y hostil, temia que cuando apenas supieran sobre la diferenciación de Gube estos corrieran dispuestos a llevárselo a la fuerza. El anciano Ker miró a través de la escotilla, incluso para ese entonces, ya debería ser capaz de pagarle un boleto a Gube que lo lleve a un planeta tranquilo y no tan terrible como lo era el planeta en el que actualmente residian.
•
Un día después tanto Mio como Gube regresan a la superficie, el anciano Ker ha contraído un resfriado. Su salud no es muy buena por lo que ésta vez decidieron buscar restos para después intercambiarlos por algo de medicina.
Gube agitó una de sus manos al aire viendo la frágil apariencia del anciano a lo lejos, se despidió del anciano Ker decidido a regresar lo antes posible para poder traer la medicina.
Por fortuna a hora y media de su búnker Gube logró dar con los restos de una cometa, comparado con otros monstruos el cometa no era tan grandioso en tamaño, sin embargo, debido al sabor similar al pollo ésta criatura era en realidad sumamente costosa en UV. Mio saltó emocionado sosteniendo la gran cabeza del cometa, ésta cosa tiene alas y es muy similar en esqueleto al Pterodactilo que habitó alguna vez en la prehistoria de la antigua tierra.
Para Mio que poseía una super fuerza como Alfa no fue difícil de sostenerla con una mano y arrastrarla en su espalda.
- Deberíamos cubrirla con algo, si los mercenarios nos ven... Es fácil que nos lo arrebaten
Sugirió Gube, Mio asintió en respuesta
- Envuelvela con la mifla
Mifla es un material similar a las bolsas de basura, aunque éstas suelen ser mucho más resistentes. Gube envolvió en monstruo con cuidado mientras preguntaba:
- ¿ Y ahora qué?
- Iremos al viejo Ton
- ¿ Crees que el tenga medicina? ¿ Además no está molesto contigo porque no aceptaste aparearte con su nieta?
Mio ajustó su postura, su expresión se mostró agraviada cuando recordó aquello
- No importa, debería poder arrodillarme y rogar
Gube lo miró algo conflictivo, lo cierto es que la probabilidad de que el viejo Tong tuviera medicina eran nulas, y si Mio fuera a humillarse frente al viejo ¿ No sería ésto humillarse a lo tonto?
Tras las altas colinas de nieve ,Gube no pudo evitar mirar hacia ese lugar y comentar...
- El clan de los ojos rojos...
- ¡Ni de broma! - interrumpió de inmediato Mio- tú tiempo para diferenciarte como Omega es inestable ¿ Qué sucedería si sueltas feromonas Omegas allí mismo? ¿ Porqué no mejor ya te cambio directamente por la medicina?
Gube entiende que el otro es sarcástico, desciende la cabeza sin saber cómo refutar, pero entonces, una idea vuelve a surgir en su cabecita. Con ojos brillantes mira a Mio
- ¿ No dijo Kilet que iría hacia el norte la última vez? En el clan deberían estar los ancianos únicamente por lo que no habría amenaza para ti. Me quedaré a esperarte aquí o regresaré primero con el anciano a cuidarlo y allí te esperaré.
Mio no está seguro, no obstante no poseen muchas alternativas. Anteriormente era el anciano Ker quien acudía personalmente a estas negociaciones, existía cierto respeto entre los ancianos, pero ahora, Mio no estaba convencido de que tan bien recibido sería el visitando a sus viejos vecinos. Si fuera solo Kilet se entenderían de inmediato, pero tratando con los padres de éste...
Aun así el plan de Gube resultó ser mucho más tentador, al final Mio decidió visitar al clan de los ojos rojos, por supuesto siempre siendo cuidadoso y precavido, solo llegaría a la entrada y llamaría al anciano del clan para que acudiera a él. No estaba dispuesto a ingresar de lleno a la boca del lobo
Ambos se despidieron. Gube avanzó por las solitaras llanuras, el frío viento meció la bufanda de piel que portaba, sus pasos eran pesados y perforaban la nieve, ha pasado cuatro horas desde que salieran del búnker, Mio debería estar llegando con los ancianos del clan de ojos rojos. Gube quien venía caminando y royendo sus uñas, dejó de morderlas y detuvo sus pasos, jadeó cansado, sentía un ligero estremecimiento en su cuerpo ,como si también fuera a enfermarse, además, detrás de su cuello parecía sentirse mucho más caliente de lo normal, Gube frotó esa parte un par de veces, entonces pareció congelarse por completo
Siempre ha tenido un olfato sensible pero ahora ¿ Porqué parecía estar oliendo algo muy extraño y diferente en el aire?
Claramente Gube nunca ha percibido el olor de algo tan fragante como las flores de los Perales, por lo que nunca podría describir el olor y solo lo tacharía como algo extraño, por supuesto, tampoco sería capaz de vincular éste olor a su propia persona. De hecho, ni él había notado de que en ese preciso instante se había diferenciado como Omega y el extraño olor era nada más que sus propias feromonas esparcidas en el aire.
No muy lejos de allí un grupo de cinco personas se mostró en la cima de una inmensa duna de Hielo.
Kilet se despojó de sus gafas de nieves, su nariz estaba rojiza debido al frío , miró a uno de sus compañeros y habló:
- Deberíamos poder descansar enviamos a los otros al norte, en ésta dirección... a unas horas están los territorios del viejo Ker. Nos moveremos hacia el este después de descansar
- Oiga Gefe... - Habló uno de sus subordinados mientras señalaba a un lugar en específico - ¿ Qué no es ese Mio?
Kilet volteó a ver mientras sostenía una cantimplora en sus manos, recogió sus binoculares y miró a través de ellos, los bajó y volvió a mirar. Con las cejas cada vez más fruncidas ¿No es ese Gube?
¿ Porqué camina solo tan lejos de casa?
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