Volumen 5: Templo de Géminis Acto 2
Tras el paso de algunas horas el atardecer llego a la ciudad al tiempo que un gran revuelo se llevaba a cabo, mientras que a la distancia Erse solo contempla el caos que se había desatado.
—Te habías tardado —Señala la joven al ver como Iván hace acto de presencia.
—No seguiste mi plan —Clama el joven.
—Simplemente me pareció demasiado complicado... —Le responde.
—Supongo que en eso tienes razón.
—¿Qué hay de usted?, ¿pudo sacar lo que quería de la armería?
—Ciertamente...
—Esta bien, entonces ¿ahora qué sigue?
—Ahora, regresaremos al imperio —Clama Iván con una mirada decidida.
—Esperé, ¿creí que había dicho...?
—Eso cambio después de que baje a la bóveda...
Tras esas palabras Iván extrae del inventario un par de espadas doradas y las lanza a las manos de la joven al tiempo que este invoca un cetro dorado...
Con un ligero movimiento de sus manos la cabeza del báculo de Iván empieza a cubrirse de relámpagos al tiempo que el cielo se oscurece, la tierra tiembla y el templo de géminis empieza a colapsar sobre sus cimientos al igual que todos los edificios de la ciudad salvo sobre el que estaban parados.
—Con este poder, incluso los Milfiore no tendrán más opción que arrodillarse... —Clama Iván con un rostro eufórico.
Al ver ese absurdo despliegue de poder la joven procede a blandir su espada, ocasionado con el menor movimiento una fisura en la tierra de varios kilómetros de longitud y profundidad, donde los habitantes de Frostfira caen y se pierden en la oscuridad.
Al ver ese poder la joven no puede evitar dibujarse una sonrisa de pura satisfacción, mientras la sed de sangre poco a poco la empieza a cegar.
Al mismo tiempo, se puede ver como en otro plano, la joven se encuentra sentada sobre el mismo sillón dentro del templo de géminis con los ojos cerrados al igual que la santa de capricornio.
—Pero que interesante —Espeta una joven mujer de cabellos negros y ojos rojos parada junto a Erse —Indudablemente eres una elfa, pero tu mente y tu corazón no, esto tendré que reportarlo.
Tras esas palabras la joven de cabellos negros chasquea los dedos ocasionando que las cortinas de seda blanca caigan sobre Erse y la santa de Capricornio, cubriéndolas como si de los capullos de una araña se tratasen.
Paralelamente...
Haciendo uso de la habilidad de desfase, el joven Milfiore baja rápidamente entre los niveles del templo; con antelación este pudo estudiar los planos arquitectónicos del edificio, logrando deducir la posición exacta de la bóveda.
Al traspasar al siguiente piso este se ve en un pasillo lleno de guardias del templo por lo que al joven no le queda de otra mas que ocultarse con la habilidad de "manto de depravación"
—"Si los planos son correctos la ubicación de la bóveda debería estar justo debajo de mis pies" —Medita el joven Milfiore —"Una vez empiece la invasión demoniaca también lo hará mi plan para terminarla, por lo que necesitare tanto poder como sea posible, es por ello que necesitare la única arma de toda la obra que puede superar a la espada de la fe, en cuanto poder destructivo se trata 'La cimitarra de Ragnar'."
Dentro de la obra original del héroe de la fe existen muchas reliquias esculpidas de los huesos de la diosa, no obstante, la cimitarra de Ragnar es la única que no fue forjada por la iglesia.
Dicha arma fue hecha por una antigua alianza de tribus gitanas, fundiendo Varias reliquias sagradas para forjarla, y acabar con el héroe de la fe de aquella época, lamentablemente su alianza se vería destruida y el arma seria sellada.
—"En algunos años la cimitarra será tomada por los adoradores demoniacos causando una gran cantidad de muertes en los dos países, antes de que eso pase lo mejor será tomarla yo mismo" —Clama internamente al tiempo que usa su oportunidad para desfasar a través del suelo.
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[Maese...]
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—"Ahora no me molestes necesito concentrarme para pasar los 8 metros de roca sólida y acero" —Reclama subconscientemente.
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[Se trata sobre la señorita Rosengard...]
[Está en problemas...]
[Ella...]
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—"Ella estará bien, puede que no lo parezca, pero Erse es un hueso duro de roer y no solo porque es una niña del destino; da igual cual sea el problema ella podrá encargarse por su cuenta" —Clama subconscientemente.
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[Maese...]
[Pero...]
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[No importa...]
**
Al mismo tiempo dentro de la ilusión de Erse las cosas no habían hecho más que volverse todavía más turbias.
En la cima de lo que parecía una catedral se puede contemplar una ciudad inundada por las flamas, dirigibles caen del cielo como cometas mientras montañas de cadáveres de dríadas y humanos se yerguen mas alto que los edificios y en medio de ese desastre Erse cruza sus espadas contra Frieda.
La diferencia de fuerza entre ambas es cerrada, con cada corte de la joven el espacio se desgarra como una pieza de tela vieja, mientras que la mujer poco a poco empieza a perder terreno.
—¿Qué esperas?, cae vamos cae de una maldita vez —Exclama la joven en un tono eufórico mientras choca sus espadas una y otra vez.
—¿Esto es todo lo que tienes? — pregunta la mujer.
Tras esas palabras la joven arremete con un ataque de gran magnitud ocasionando una herida mortal en la mujer quien cae al suelo desangrándose.
Tras acabar con su enemiga jurada la expresión eufórica en la joven poco a poco empieza a apagarse, mientras que a su espalda Frieda vuelve a ponerse de pie, y sus intestinos empiezan a caer sobre el techo de la catedral.
—¿Esto es todo lo que tienes? — pregunta la mujer.
Con una sonrisa revitalizada la joven vuelve a arremeter en contra de Frieda, chocando sus espadas con mas euforia y velocidad que antes hasta finalmente arrancarle el corazón de un zarpazo, matándola instantáneamente, pero....
—¿Esto es todo lo que tienes? — pregunta la mujer una tercera vez.
Con cada combate, Cruze, muerte y reinicio, el éxtasis en el rostro de Erse se lograba evidenciar cada vez más, lo que estaba viendo en estos momentos superaba sus fantasías mas enfermas, mientras nuevamente arremete contra la mujer dándole un golpe mortal.
—Esto, esta mal, pero, no puede evitar sentirse tan bien... —Clama la joven con un rostro eufórico frente al cuerpo demacrado de la mujer.
—¿Esto es todo lo que tienes? — pregunta Frieda una vez más.
—Gracias... —Clama la joven con lágrimas en los ojos —Enserio muchas gracias por existir, pero...
En ese instante Erse suelta sus armas doradas y procede a tomar a Frieda por el cuello estrangulándola con sus propias manos; al tiempo que a su alrededor la ilusión que había construido desaparece.
—¡¿En realidad creíste que no me daría cuenta de lo que pasaba?! —Exclama Erse Estrujando el cuello de la santa también en la realidad —¡¿Creíste que era la primera vez que me he topado con basura como tú?!
—E... Espera... yo solo quería... —Exclama la santa de géminis antes que Erse le tuerza el cuello matándola en el acto.
Tras acabar con la vida de la santa la joven rasga con su espada las capaz de seda que la cubren, liberándose; En ese mismo instante un poderoso estruendo logra escucharse en los pisos inferiores haciendo temblar la estructura.
—Supongo que esa es la señal... —Clama la joven.
Al mismo tiempo en los pisos inferiores una gran cantidad de guardias, así como héroes consagrados por la santa se hacen presentes, quienes con horror contempla como la puerta de la bóveda habia reventado de dentro hacia afuera.
—Si acatas lo que te diga exactamente como te lo diga, pasare por alto el incidente del gigante de fuego —Clama el joven Milfiore vistiendo una capa negra mientras cubre su rostro con una bufanda roja.
—Tu, ¡identifícate! —Exclama un hombre que destaca entre los otros guardias, evidenciándose como un héroe consagrado.
—Quiero que les hagas la mayor cantidad de daño que puedas a estos hombres, tanto físico como psicológico, pero no mates a ninguno de ellos —Espeta el joven Milfiore.
—¿Qué estas murmurando?
—La luz de la diosa es una mentira, solo en la sangre se encuentra el fruto divino —Espeta el joven Milfiore con un tono fanático —Y los demonios serán los ángeles que purgarán la tierra.
—Acaben con ese loco...
—Hereje, acaso reniegas de mi salvación, que decepción, parece que no estábamos destinados a entendernos...
Tras esas palabras el héroe salta en contra del joven Milfiore con dos de sus aliados a sus lados, los 3 empuñando a sus espíritus armados, aun así, solo vasto un gesto del joven Milfiore para lanzarlos lejos.
Un tentáculo de medusa se extiende a lo largo de la habitación empujando a todos los caballeros como si de granos de arena se tratasen, al tiempo que sus cuerpos al tacto empiezan a ser impregnados de un veneno mortal; una dosis que no los mataría, pero les haría desear la muerte.
—"Seguiste al pie de la letra lo que dije" —Murmura el joven Milfiore sorprendido del poder de Sei —Regocíjense, este es el poder de aquellos que hemos visto tras las mentiras de la diosa.
Iván sabía que, aunque la habilidad de desfase le facilitaría la entrada a la bóveda, dada su posición, no le permitiría salir con la misma facilidad; por lo mismo, si no queda más alternativa que pelear, al menos podría dirigir las lanzas de la iglesia en contra del verdadero enemigo.
En ese instante una flecha imbuida en aura cruza a un lado de la cabeza de Iván, la cual logra esquivar con facilidad, no obstante, en cuanto lo hizo esta empezó a impregnarse de luz hasta finalmente estallar.
—Así que finalmente están aquí, héroes virtuosos de géminis —Clama el joven Milfiore quien había evitado el impacto con desfase.
—Este tipo, no solo es fuerte, también es desquiciantemente duro —Clama una mujer pelirroja de ojos dorados con un espíritu armado con forma de arco.
—No parece que sus vestimentas se hayan quemado, me atrevería a decir que lo esquivo de alguna forma, y después esta esa rara invocación, no puedo evitar sentir que algo no está bien —Secunda un hombre de cabellos blancos a su lado con un espíritu armado con la forma de dos escudos—¿Qué opinas tu?
Tras ellos dos se puede vislumbrar a un hombre calvo de ojos abiertos y negros como los de un tiburón.
—"Dos héroes de géminis y uno de capricornio, en la obra original nunca oí hablar de ellos puesto a que Wilhelm había logrado asesinarlos fácilmente, aun así, no por eso significa que sean débiles" —Medita el joven Milfiore —Héroes virtuosos, estarían dispuestos a escuchar la verdad.
—¿Qué le pasa a este loco? — pregunta el hombre.
—No lo sé, a mis ojos no es más que una cucaracha bocarriba esperando a que la pisen —Clama la mujer tensando su arco, pero antes de poder disparar el hombre calvo salta en contra del joven.
Al verlo Iván no puede evitar dar un salto hacia atrás notando como de un solo golpe con la mano desnuda aquel hombre logro romper el suelo a sus pies.
En fracciones de segundo aquel hombre arremetió en contra del joven con una larga serie de golpes; Iván no pudo evitar sorprenderse, puesto a la gran fuerza y velocidad que este había mostrado, su cuerpo se encontraba en un estado similar al reposo.
Por defecto, al moverse el cuerpo humano debe efectuar una reacción interna, al caminar rápido, o golpear con fuerza la respiración, el pulso y la temperatura inequívocamente fluctúan, pero aquel hombre no respiraba, ni mucho menos mostraba pulso, casi como si no se tratase de un ser vivo.
—Sei... —Clama el joven llamando a su espíritu quien en un rápido movimiento aplasta a aquel hombre contra el suelo, evidenciando lo que Iván temía.
Dentro del cuerpo de aquel hombre solo había acero en estado sólido y líquido, imitando a un cuerpo humano y sus funciones...
Antes de poder reaccionar, 4 hombres con un aspecto similar al anterior saltan sobre la cabeza del joven, al mismo tiempo que los dos Héroes de géminis arremeten en su contra.
Una poderosa explosión estalla en el lugar, levantando una gran cantidad de polvo, impidiendo la visibilidad de la tiradora, aun así y en esas condiciones las marionetas de acero continuaron su persecución.
Haciendo uso de sus habilidades de ilusión y desfase el joven Milfiore evita todos sus ataques sabiendo que sí, aunque sea uno llega a rozarlo, las lesiones serian severas.
Cuando el humo se despeja el héroe de los escudos arremete también, marcando su posición para la arquera quien apunta una flecha en su contra.
Nuevamente Iván evita la flecha con desfase, no obstante, el héroe de los escudos ya lo había visto venir, quien sin perder un segundo levanta sus escudos creando una barrera a su alrededor que bloquea la flecha.
Al verlo Iván palidece, pues alrededor de su cuerpo 10 flechas iguales se habían generado siendo disparadas en contra del joven Milfiore, quien por muy poco no logra esquivarlas todas, rasgando la bufanda que ocultaba su rostro.
—Estas acabado —Exclama el héroe de los escudos, quien arremete junto a las marionetas de acero, mientras la arquera prepara una nueva oleada de flechas.
Desde su posición parecía que Iván no tenía a donde huir, no obstante, en el último segundo, el joven Milfiore salta hacia atrás cruzando a un lado de las marionetas, las cuales usa como escudos contra las flechas de la arquera.
Mientras el joven vuelve a cubrir su rostro, la mirada del héroe de los escudos palidece, dándose cuenta de que aquel raro espíritu que el joven había invocado no se encontraba, y casualmente las marionetas se habían detenido.
—Maldito, ¿qué hiciste...?
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