Volumen 3: Ruleta de Leiryn Acto 2
—Dije, que los atesorare mucho, aunque como se aproxima el verano tal vez no pueda usarlos tanto como quisiera.
Al escuchar esas palabras la risa de la joven se detiene, viendo la atención que el joven le dirige a la pieza que ella confecciono; en un principio esta lo hizo por la simple razón de que le habían ordenado darle un regalo a Iván para su cumpleaños.
No obstante, con todo el tiempo que esta consumió limpiando la casa de las flores, entrenando con el joven Milfiore y aprendiendo todo lo necesario para actuar y verse como una verdadera sirvienta personal, esta no tuvo tiempo de ir al pueblo a comprar algo.
Es por ello que la joven simplemente decidió confeccionarle rápidamente unos guantes de pésima calidad con piezas de cuero y tela que le habían quedado.
Curiosamente conforme los días pasaban, la joven no dejo de trabajar en los guantes, no por el joven Milfiore, sino por el hecho de que la joven guardaba una gran pasión por la elaboración de ropa y accesorios, e internamente no podía permitirse dejar una prenda en mal estado.
Por lo que conforme los días pasan y la fecha prometida se acercaba, ella trabajo sobre los guantes una y otra vez hasta alcanzar el estándar de calidad de un maestro costurero.
Erse no pudo evitar sentirse incomoda al ver el fruto de su trabajo, por un lado, se sentía bien por los halagos del joven a su creación, pero por el otro, no dejaba de preguntarse «¿porque siquiera hizo los guantes?, ¿Por qué simplemente no desobedeció a Enrique Milfiore?»
Dichos pensamientos rebotarían en la mente de la joven hasta que finalmente y tras un breve trayecto que pareció interminable, la aeronave finalmente toco tierra.
1 hora más tarde...
Tras aterrizar, el oficial Grossman se vio en la necesidad de aguardar a que los pasajeros regulares desembarcasen para así poder llevar al sospechoso que resguardaba a la comisaria.
Y del mismo modo vigilar a la joven maestra Willburg quien aún no había recuperado la compostura.
Contrariadamente y a razón de la firme insistencia de Erse, el joven Milfiore sería uno de los primeros en desembarcar, dibujando en la joven criada un rostro de suma euforia.
—"Finalmente acabo, el lugar de todos los seres vivos es la tierra firme, no entiendo porque los humanos tienen el deseo de alejarse de ella" —Exclama internamente, no obstante, por su expresión el joven Milfiore sabía exactamente lo que pensaba.
—Ni siquiera son las 8 de la noche, y el cochero que contrate quedo en recibirnos a las 10, así que diría que la noche todavía es joven —Aclama el joven Milfiore —Y, ¿A dónde vamos ahora?
Al espetar aquellas palabras el joven Milfiore dirige su mirada a Erse, quien tras recomponerse totalmente empieza a analizar sus opciones.
—Joven amo, por favor sígame...
Con esas palabras y sin darse cuenta de su acción la joven toma la mano de Iván y lo lleva hacia la estación de tranvías hasta su siguiente destino.
Desde que Iván tiene sentido de la razón siempre ha sido una persona metódica, quien no hace nada sin una razón justificada.
Por este motivo, el joven Milfiore quien había viajado prácticamente por todo el imperio, nunca se había tomado la libertad de explorar o hacer turismo como una persona ordinaria.
Por lo que con el fin de sacarlo de su zona de confort Erse empezó a arrastrarlo por todos los lugares icónicos de la ciudad de Orville, tanto los culturalmente ricos y exóticos como lo pueden ser teatros, bibliotecas y museos, así como otros más ambiguos como estatuas y cruces famosos.
Erse quien ya era una extranjera de una tierra distante, no pudo evitar ser atrapada por aquellas estructuras y edificios exóticos que nunca vería en el continente de Almah.
Por el contrario, Iván quien había sido desconectado de sus planes, y fue forzado a caminar sin rumbo, solo se limitó a mostrar una expresión de agrado, aunque en el fondo estuviese bastante frustrado.
—"Maldita sea, no me digas que tengo síntomas de un TOC (trastorno obsesivo compulsivo)" —Reclama internamente tras analizar sus emociones sobre esta situación, una acción que también puede adjudicársele a un TOC.
Tras caminar durante una cantidad considerable de tiempo y tras largos trayectos, las 2 horas pasaron, pero para ambos jóvenes parecía haber pasado mucho más tiempo que eso, aunque por distintas razones.
—Faltan 30 minutos para las diez de la noche, joven amo —Señala la joven al tiempo que cruzan a través de un bazar.
—Descuida, estamos cerca del punto de reunión que acordamos — señala el joven quien leía un libro de psicología en un puesto de librería cercano —Caminado tranquilamente llegaremos al punto de reunión en 15 minutos.
—Ya veo...
Tras terminar el libro con su habilidad de "lectura rápida" y regresarlo a su lugar, el joven Milfiore no puede evitar liberar un suspiro; incluso con todo lo que paso, el nivel de simpatía de Erse no subió más de lo esperado, aun así, esta parecía estar feliz, como una chica ordinaria.
Iván por unos instantes se quedó perdido en esta, notando que esta estaba sonriendo, de una forma en la que nunca lo había hecho en su presencia, «¿Quizás esta era su sonrisa real?» medito, al tiempo que reflexionaba al respecto.
Por su lado, Erse no pudo evitar notar uno de los puestos del bazar, el cual exhibía una venta de gemas preciosas...
—Tiene muy buen gusto señorita, ¿hay algo de nuestra selección que le interese? —Aclama la vendedora de este puesto —tal vez un rubí que combine con sus ojos, o un topacio que resalte su cabello.
—No es necesario... —espeta la joven.
—¿Por qué no? —Aclama Iván llegando al lugar —Elije algo, yo invito...
—Joven amo, esto, realmente no es necesario...
—Tú me diste un regalo, yo también quiero darte uno; míralo como si fuese tu regalo de cumpleaños atrasado.
Al espetar esas palabras la joven muestra una sonrisa gentil, aunque a diferencia de la anterior, Iván supo inmediatamente que era falsa.
—Entonces elegiré una...
Al expresar esas palabras la joven se agacho y empezó a ver sus opciones, al tiempo que el joven Milfiore solo podía pensar en las palabras que la joven había dicho con anterioridad.
—"No se... cual sea el problema con sus cumpleaños, yo no he celebrado el mío en años ya incluso olvidé la fecha, pero, ¿no se supone que sea un día donde debe consentirse a sí mismo?" —Rememora.
En el momento en que Erse dijo que ni siquiera recordaba el día de su cumpleaños, el joven Milfiore supo que mentía.
**
[Secreto #11: El día 30 de noviembre en mi último cumpleaños, el silencio de la casa me abrumo..., nadie lo sabe, pero ese día no trabaje..., me encerré en una esquina y cante algunas de las canciones que mi mamá de enseño en mi infancia, hasta que me quede dormida...]
**
La primera vez que el joven leyó aquel secreto, sintió la necesidad de eliminarlo, no solamente era privado, sino que también era extremadamente triste.
Iván tiene sus motivos para no celebrar este día, no obstante, aquella joven, no podía hacerlo, aunque muy en el fondo si lo quisiese...
—"Acaso, durante estos diez años, tu..."
—Joven Amo —Exclama Erse interrumpiendo su reflexión —Ya me he decidido...
Iván sacude levemente su cabeza para posteriormente centrar su atención en una pieza de acero con la forma de una triple hélice con una gema rosa en el centro.
—Excelente decisión señorita, este diseño de triple hélice es muy popular entre los nobles de la capital —Exclama la vendedora.
Ambos jóvenes quedaron embelesados con la pieza, ignorando totalmente las palabras de la vendedora, pues a sus ojos aquello en lo que Erse había fijado su atención, tenía la forma de algo más.
—Entonces, ¿ese es el que quieres? —Señala el joven con una leve risa.
—Si no es molestia...
Con esas palabras el joven procedió con la compra, y tras una breve negociación, concordaron en dejar el precio en una placa de bronce...
Tras unos minutos de la compra ambos jóvenes siguieron su camino, ya de regreso en el carruaje Iván finalmente pudo liberar un suspiro tras la ajetreada noche, al tiempo que la joven Dríada no deja de observar su nueva pieza, la cual carga en una cinta alrededor de su cuello.
—¿Porque elegiste la cinta para el cuello?, esa vendedora digo que podía ponerlo en un collar o unos pendientes —Pregunta el joven.
—Aunque te lo explicase no lo entenderías, simplemente, no quiero hacer alarde de él.
Tras esa respuesta el joven Milfiore no pudo evitar liberar una ligera sonrisa por la ironía tras esta situación...
Durante muchos años la fuente de su atención, así como su obsesión fue la rosa que con tanto anhelo cultivaba, posteriormente dicha flor seria absorbida por la joven, quien irónicamente, entre docenas de piezas de joyería, eligió la que tiene la forma exacta de una rosa.
—¿Acaso pensó en algo gracioso? —señala la joven.
—Descuida, aunque ahora que lo pienso creo que ya no es necesario que sigas llevando eso encima —Señala el joven Milfiore quien extrae un pañuelo de su saco.
—¿Disculpe...? — espeta Erse, al tiempo que Iván cierra las cortinas del carruaje y bloquea la puertilla por la que el conductor se comunicaba.
Tras bloquear todos los puntos de visión del carruaje, la expresión de Erse empezó a ruborizarse, mientras que el joven Milfiore acerca una de sus manos hacia su rostro, para finalmente retirarle la máscara polimórfica.
Sin la máscara, el joven fue capaz de apreciar como su rostro y cabello ahora estaban humedecidos por una densa capa de sudor que se había estado acumulando durante las horas, siendo este el motivo por el que Iván saco un pañuelo en primer lugar.
—Probablemente te habrás sentido incomoda durante estas horas, incluso yo no puedo usarla más de una hora seguida sin sudar —Señala —Si te sientes mal puedes decírmelo, tienes la cara roja...
—Estoy bien, solo fue por el sudor — exclama cubriendo su rostro con el pañuelo —"Se me había olvidado que llevaba eso sobre la cara."
—Aun así, lo hiciste bastante bien, actuaste a la altura de tu cargo y por eso te felicito.
—Agradezco enormemente sus palabras — responde en un tono formal.
—Oye, guarda eso cuando estemos en presencia de otros, en privado prefiero que te dirijas a mí de la forma que te parezca más cómoda.
—Entendido...
Tras esas palabras la tensión entre ambos jóvenes se disipo, permitiéndoles hablar sobre lo ocurrido durante la noche, una conversación que no escondía motivos ocultos; un breve instante ameno que sería en extremo efímero.
Frente sur del imperio, esa misma noche...
La ciudad de Liral, la que hace más de 100 años fue el escudo del imperio en contra de los 3 reinos, ahora solo era un pueblo fantasma donde los agentes del continente de Almah desembarcan a sus guerreros e inventario.
Es en este inhóspito lugar y a sus sombrías puertas donde en el suelo una flecha blanca se hace presente, y sobre esta un círculo de runas de sombra empieza a materializarse, abriendo paso al joven Morfeo a la escena.
En su mente este no dejaba de rememorar las palabras de sus camaradas, así como la gran importancia que tendría el recuperar esta ciudad para el trascurso de la guerra.
Es por ello que no quiso tomar riesgos innecesarios y encargarse de ella por su cuenta...
—No sé si es la acción más desinteresada, arrogante o estúpida que he visto —señala la joven de negro quien aún seguía en la zona.
—¡Reíla!, ¿Por qué estás aquí? — reclama Morfeo al verla.
—Porque no soy tan ingenua como esas dos, en el momento en que escuchaste del muro marítimo vi como tus ojos se iluminaban...
—Probablemente piensas que me he vuelto adicto a la fama, y eso me volvió imprudente.
—Con cualquier otra persona lo pensaría, pero ya me has demostrado en más de una ocasión que no eres una persona ordinaria.
—Gracias, supongo..., pero no puedes quedarte, esto...
—Es una trampa, y que tras esos edificios hay un centenar de dríadas y Berserkers, listos para arrasar con los campamentos y el ejército imperial — expone la joven — Mientras tú te deshacías del peso muerto, yo hice reconocimiento en la zona.
—Si lo que dices es verdad, entonces debes irte, no quiero que mueras.
—Morfeo, nos conocemos desde hace medio año ¿no? — señala la joven al tiempo que desenfunda un par de cimitarras —En ese entonces solo era una asesina al servicio del mejor postor, no sabía lo que hacía con mi vida, ni como acabaría esta, hasta que trate de matar a un terco insensato, quien pese a eso igualmente me salvo, desde ese día, supe sin lugar a dudas, "que no me molestaría morir por ese hombre".
—No te pongas cursi, solo... retírate cuando percibas el peligro...
—Lo mismo digo.
Sin más que decir, ambos jóvenes dan un paso al frente, percibiendo un imponente poder mágico, que se acerca a ellos con gran velocidad.
Atravesando uno de los edificios de la derruida ciudad, un monumental Berserker se hace presente, el cual estaba blindado con una armadura reforzada y entre sus brazos carga un imponente escudo con propiedades anti mágicas.
—¡Morfeo...!
—No tienes que decírmelo...
En un rápido movimiento, el joven de la capucha blanca manifiesta runas directamente en el suelo a sus pies, y con ellas materializa 4 pilares de roca, con la potencia suficiente para lanzar al imponente ser por los aires.
Con un chasquido de sus dedos, del cielo, una red de relámpagos se hacen presentes, destrozando el cuerpo del Berserker hasta no dejar más que piezas de carne carbonizada.
—Eso fue rápido, ni siquiera te vi dibujar las runas —señala Reíla.
—Te lo imaginas — responde el joven, ignorante de una presencia que rápidamente se manifiesta a su espalda.
Una dríada que domina la magia natural de viento rápidamente hace acto de presencia y con su espada trata de cortar la cabeza de Morfeo, quien en el último momento se defiende usando su arma.
—Parece que los rumores son ciertos, el imponente mago de polvo lunar, quien domina todos los elementos al igual que la espada —exclama la dríada atacante.
—La verdad es que los rumores son algo exagerados. En primer lugar, no domino todos los elementos, no soy un monstruo de esa clase, y, en segundo lugar, nunca he empuñado una espada en mi vida —responde evidenciando que el arma con la cual este se había defendido se trataba de un arco.
—Tienes valor para decirme tus debilidades...
—No tengo necesidad de ocultártelas.
—¿Que...?
Antes de poder decir algo, el cuerpo de la Dríada es atravesado por una de las espadas de Reíla, quien se acercó sin que esta fuese capaz de percibirla...
En un movimiento desesperado la atacante invoca un tifón, que enceguece ligeramente a los jóvenes, quienes ignoran el cómo 8 Berserkers se unían a la pelea, dándole a la dríada una oportunidad para escapar.
Lamentablemente para ella, esta estaba en la Mira de Morfeo quien ya estaba apuntando una flecha imbuida en mana a su dirección.
A varios kilómetros de esa zona, uno de los puestos de mando de los 3 reinos había sido asentado, un lugar con gran concentración de materiales, armas y guerreros listos para adentrarse en los bosques, pero ninguno llegaría a hacerlo.
En un parpadeo un destello de luz celeste atraviesa en línea recta los edificios de la zona, desembocando en una imponente explosión, una que puede verse desde cualquier punto de la ciudad.
La dríada que hace un instante trataba de huir no puede hacer más que ver con terror aquella escena, entendiendo que aquel puesto de mando había desaparecido, al tiempo que cae inerte al suelo con un agujero de gran diámetro en el centro de su pecho.
—Eso definitivamente agito el avispero —Señala Reíla Cortando la cabeza del último de los Berserkers.
—Probablemente así sea mejor —espeta Morfeo con una mirada llena de pena—Personalmente no quiero matarlos a todos, pero no se retirarán si primero no les infundimos miedo.
—Oye —Clama Reíla posando su puño en el pecho del joven —No pienses demasiado en ello, y has lo que debes hacer, recuerda que te cubro las espaldas.
—Gracias Reíla —Responde con una ligera sonrisa, que rápidamente cambia por una mirada decidida —gracias a ti, ahora... puedo dejar de contenerme.
Ambos jóvenes se ponen en guardia, al tiempo que a su alrededor las calles de la abarrotada ciudad empiezan a llenarse de guerreros de los 3 reinos quienes los habían rodeado.
La batalla de reconquista de Liral, por muchos se volvería uno de los eventos más importantes durante los últimos 200 años del imperio, no solo por su gran significado para las futuras relaciones entre los continentes, sino también porque dicha operación se llevó a cabo sin generar ninguna baja del imperio.
Aunque según los libros de historia dicha hazaña se había llevado a cabo por más de 100 hombres y mujeres del imperio, dirigidos por un hombre quien ni siquiera se había enlistado en esta guerra, esto debido a que los verdaderos implicados pidieron ser excluidos.
A partir de este punto el imperio recuperaría una gran cantidad de territorio de los 3 reinos, al igual que la propia ciudad de Liral, restaurando así finalmente el muro marítimo tras más de 100 años.
El día 1ro de marso del año imperial 1103, la trigésima octava guerra entre los continentes de Almah y Animus llegaría a su fin, abarcando un total de 3.241.003 víctimas entre ambos lados, una victoria agridulce, pero con el alivio de que pudo haber sido mucho peor.
Cerrando así este capítulo de la historia...
No obstante, aquel no iba a ser el único capitulo que estaba por cerrarse, pues en la casa de las flores, la semilla de un pecado antiguo y olvidado estaba a punto de germinar...
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