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Volumen 3: Héroe de la fe Acto 1

Esta es una historia de dos naciones...

Un reino que mide el valor de las personas por la casta y la sangre, definiendo a los talentosos desde su nacimiento y depreciando al resto como si fuesen simples desechos.

Y un reino que por el contrario valora a las personas por su talento y aptitud...

Donde un humilde campesino puede convertirse en monarca si posee la aptitud suficiente y donde cualquiera que no posea el talento o la capacidad, independiente de su estatus o familia, es devorado por la nación.

Dos reinos opuestos como el sol y la luna, pero también iguales como el día y la noche, deseando vehementemente demostrar su superioridad por encima del otro, por cualquier medio necesario; guiados por un fuerte patriotismo y una fe ciega por su tierra y costumbres.

Desde la perspectiva de cualquiera dentro de ambas naciones, vivir, luchar y morir por una causa como esa sería lo más honorable por hacer; pero desde la perspectiva de un tercero, tal barbaridad es simplemente perturbadora.

Aquellas palabras describían perfectamente a los países del sol y la luna dentro de la obra del Héroe de la fe.

Una guerra interminable motivada por el amor y la pasión en lugar del odio y el rencor. Si ha de haber un dios en los cielos solo podría sentir pena de un mundo así.

Es por eso que una tercera facción nació, una que no consentía ni veía con buenos ojos aquella matanza sin fin, los gitanos.

Parias, desertores y exiliados, quienes vagan entre las sombras de ambas naciones, quienes a pesar de solo desear hallar un lugar pacifico para escapar de la locura, son cruelmente cazados, torturados y acribillados únicamente por el crimen de pensar diferente.

Es injusto, pero al ser el eslabón más débil entre las potencias de este mundo, su sufrimiento es inevitable. No obstante, aquello estaba próximo a cambiar.

Día 16, noveno mes del calendario del león...

Una semana ya había pasado desde el examen de clasificación, y en horas de la madrugada del nuevo día, uno a uno los instructores y empleados de la academia, proceden a escribir los resultados en uno de los muros más grandes del internado.

Entre 3 hombres y un supervisor, procedieron a trazar a mano alzada sobre un lienzo blanco los nombres y calificaciones de cada uno de los 4679 aprendices que tomaron la prueba este año.

—Ustedes tres tengan cuidado con lo que escriben, el lienzo fue distribuido de tal forma que quepan perfectamente los nombres de cada alumno, si se salen de los trazos, aunque sea un poco o confunden, aunque sea un nombre, deberán empezar desde el principio, y el nuevo lienzo saldrá de su sueldo —Exclama un hombre canoso en habito negro.

—Entendido, Obispo Tuck — responde los hombres al unisonó.

La mirada y la postura del arzobispo estaban llenas de desagrado por las personas a su alrededor; desde su perspectiva el simple hecho de supervisar a estos hombres era indignante dado su cargo.

Lastimosamente alguien debía hacerlo, pues no son raros los casos en dónde nobles sobornan y extorsionan a los trazadores o a los catedráticos para conseguir lugares más altos en la clasificación.

—¡Oye tú!, ¿Qué demonios crees que haces? — reclama el hombre a uno de los trabajadores —Les dije que si se equivocan tendrían que empezar todo de nuevo.

—Perdón obispo, pero, no me he equivocado... — responde cortésmente uno de los trazadores quien en sus manos sostiene una lista de nombres.

Con una mirada asqueada el obispo saca un pañuelo de su bolsillo y toma la lista de manos del trabajador, notando con asombro los nombres y calificaciones que ahí yacen escritas.

Algunas horas después...

Con la llegada de la luz del sol los estudiantes empiezan a prepararse para este importante momento, tanto nobles como plebeyos, sabían que el curso total de sus vidas dependía enteramente del resultado escrito en aquel muro.

Pero al llegar al área de la revelación, lo único que fueron capaces de ver fue una lona azul cubriendo los resultados, una escena que empezó llenar de ansiedad a los aprendices.

Conforme las horas pasaban la cantidad de aprendices en el área empezó a incrementar, al punto que los docentes tuvieron que acordonar la zona.

Con el tiempo incluso los hermanos Pendragon hicieron acto de presencia, aunque a diferencia de los demás estos estaban tranquilos, pues sabían que los dos primeros lugares eran suyos, solo deseaban saber quién sería el primero.

Y mientras todo eso pasaba, en una sección diferente del campus, el joven Milfiore disfruta tranquilamente de su desayuno, aprovechando que no había nadie alrededor.

Así el tiempo siguió pasando, hasta que finalmente llego el medio día...

Del edificio principal de la academia un grupo de hombres y mujeres de habito negro se hicieron presentes, y delante de todos ellos, un hombre anciano de habito blanco.

Al verlos, los estudiantes empezaron a especular lo que estaba por pasar, generando una gran cantidad de ruido en el proceso...

—¡Silencio! —Exclama una de las docentes de habito negro —Muestren sus respetos al decano.

Con esa instrucción los jóvenes en el lugar bajan su cabeza y efectúan una reverencia.

—Saludamos al decano... —espetan al unisonó para después guardar silencio.

Cuando el silencio finalmente inundo el área, el decano empieza a hablar...

—Hijos míos, sé que han de sentirse abrumados por los resientes acontecimientos que se desarrollaron desde esta mañana; durante estas pruebas no es rara la aparición de falsificadores o la presencia de resultados alterados, es por ello que verificamos la información más de una vez, y con la bendición de la diosa entregamos sus verídicos resultados —Expone el hombre de habito blanco —En las pruebas de este año, surgió una situación algo anómala, pero, e inclusive para mi sorpresa, la hemos resuelto sin contratiempos. ¡Ahora, procederemos a revelar sus resultados!, y recuerden que lo que vean será la representación de su esfuerzo y devoción por esta nación, ¡Tiren la lona!

Con las palabras del decano, dos de los trabajadores de la academia proceden a cortar las cuerdas que ocultan los resultados, pero al revelarse el lienzo, las miradas de anhelo de algunos, empezaron a ser opacadas por la expresión colérica de muchos otros.

—¿Qué demonios es lo que está pasando? —Exclama Alex al ver las notas.

—Estoy tan sorprendida como tu hermano...

Ante las expectantes miradas de muchos jóvenes nobles en la esquina superior izquierda se podían apreciar los 5 primeros lugares...

Empezando desde los más bajos con los nombres de dos aristócratas de media y alta estirpe todo parecía estar en orden, no obstante, al ver que el 3er lugar lo había obtenido una plebeya la rabia poco a poco empezó a corroerlos.

Mas arriba de esta se podía ver al segundo lugar en el examen, evidenciando el nombre de Lilia Pendragon con un puntaje de 87788 puntos de clasificación.

Y en el primer lugar, el nombre de Aivián Dustholder con un puntaje de 99900 puntos, superando a Lilia Pendragon con una clasificación casi perfecta.

La sola idea de que un plebeyo obtuviese en primer lugar en la prueba era inaudita, pero incluso así hubiese sido aceptado, pero Iván era un gitano, ante los ojos de los aprendices y sus familias era una deshonra.

—¡Silencio! —exclaman los instructores de habito negro.

—Entiendo su asombro, así como ustedes yo también me sorprendí con este desenlace, pero tras una extensa investigación tuvimos que aceptar este resultado —Expone el decano ante las incesantes réplicas de los aprendices —No sería la primera vez que la diosa nos muestra una sorpresa de este estilo. Aunque si tienen un problema que discutir, son libres de hablarlo conmigo personalmente....

Con esas palabras una imponente aura dorada se hace presente abrumando a todos los aprendices, incluyendo a los jóvenes Pendragon quienes estaban a varias docenas de metros lejos del podio.

Cuando el aura finalmente se disipo, nuevamente cayo el silencio...

—Pero que falta de decoro, creo que me excedí esta vez —Espeta con una leve risa.

Cuando la situación finalmente se tranquilizó, el decano procedió a retirarse del lugar al tiempo que los estudiantes buscan sus nombres en las tablas de calificación; dibujando sonrisas en muchos y expresiones desesperadas en otros.

En este año particularmente se notó a una gran cantidad de aprendices plebeyos en los primeros lugares, siendo que todos los estudiantes que habían estudiado con el joven Milfiore habían quedado entre los primeros 200 lugares, permitiéndoles el acceso a las clases mayores y superiores.

Del mismo modo Alex Pendragon, inundado en una incontrolable rabia, contempla su nombre en la 11va posición, siendo que ni siquiera pudo estar en los primeros 10 lugares, e inclusive así, perdió contra un gitano.

—Lo voy a matar —Exclama el joven con una mirada enrojecida por la colera —en cuanto vea a ese insecto bastardo lo voy a matar.

Lilia no puede evitar ver la actitud de su hermano, totalmente fuera de si por la rabia, una escena que le dibujo una leve sonrisa.

Paralelamente...

Muy lejos de aquella zona, el decano de la academia junto a los catedráticos de túnicas negras, caminan de regreso al edificio principal cruzando a través de un puente de piza que une los dos extremos de un pequeño rio, cuando de un momento al otro el decano deja de caminar.

—Señor, ¿ocurre algo? — pregunta uno de los presentes.

—Nada, simplemente quiero tomar algo de aire, es domingo, guarden el papeleo restante para el lunes y descansen lo que resta del día, se lo ganaron —responde el decano.

—Lo tendremos en cuenta...

Con esas palabras los docentes realizan una ligera reverencia y proceden a retirarse ante la mirada del decano.

—Son buenos chicos, conociéndolos sé que regresaran a la oficina y harán el papeleo de todos modos —espeta el anciano —Dime, ¿sabías que todo esto pasaría?, Aivián Dustholder, no, Iván Milfiore.

A un lado del puente el joven Milfiore yace recostado sobre la grama, quien sobre su rostro solo mantiene una mirada tranquila ante las palabras del decano.

1 semana atrás...

Pocas horas tras la culminación del examen de clasificación, las miradas empezaron a inundar el campus exterior de la academia, lugar donde se había encontrado al cadáver de uno de los aprendices.

Los empleados, así como miembros del comité de disciplina dispersaron a los aprendices y acordonaron la zona en un fútil intento de encontrar alguna pista del culpable, lamentablemente estos carecían de las evidencias para lograrlo.

Para su asombro y terror, el cuero del joven estaba intacto, por su expresión fácilmente pudieron suponer que murió en agonía, pero en su cuerpo no se evidenciaron marcas de resistencia o venenos.

En todo el campus ninguna persona seria capaz de averiguar la causa de la muerte de aquel joven, los días siguientes oficiales e investigadores llegarían a la escena para sacar sus propias hipótesis, pero ninguno se quedó más de un día.

Todos y cada uno ignorantes que dentro de todo el campus solo dos personas sabían lo que había pasado en realidad...

Con una expresión tranquila el joven Milfiore camina en dirección al edificio principal de la academia Lumiere, carente de cualquier remordimiento en su mirada.

Al tiempo que, a sus alrededores, los empleados del campus corren de un extremo al otro como pollos sin cabeza...

—Me preguntaba cuanto tendría que esperar a que apareciese, parece que no fue mucho.

Frente al joven un hombre en traje blanco con saco y una corbata violeta se hizo presente, se trataba del mismísimo decano quien vino a confrontarlo.

—Por lo general los criminales regresan a la escena del crimen, tú en cambio viniste directamente a mí, ¿acaso vienes a confesar tus pecados?

Al ver cara a cara al anciano una sensación de duda y preocupación empezó a azotar al joven, al tiempo que este observa sus estadísticas.

**

[Nombre: Marus Ars Avalon Lvl. +999]

[Trabajo: Guardian de los huesos divinos (absoluto)]

[Fuerza: +9999]

[Agilidad: +9999]

[Intelecto: +9999]

[Vigor: +9999]

[Aura: +9999]

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—"Como lo imagine, no puedo ver sus estadísticas, este tipo debe estar en un nivel similar al de mi tío..."—Medita internamente antes de responder —A mi parecer, asesinar a alguien que trato de matarme primero no es un pecado...

—Dices que el joven Braum trato de hacerte daño, ¿tienes alguna evidencia?

—¿Tiene usted alguna evidencia de que fui yo quien lo mato?

—Se que eres mejor que esto Aivián, si te entregas, yo intercederé por ti para que solo te exilien de la nación, podrás regresar con los gitanos.

—Parece que tiene muchas ansias para que confiese, ¿me pregunto cuál será la razón? — Espeta el joven Milfiore —"4 en los arbustos de la derecha, 2 tras la esquina tras de mí, y uno más en la ventana arriba de nosotros"

Tal y como lo había deducido el joven en los lugares que había señalado, yacen escondidos múltiples instructores en habito negro, en su mayoría armados con piedras de invocación.

—Es muy injusto sabe..., me pide que responda una pregunta cuando usted ya sabe la respuesta —Responde el joven casi provocando que los instructores se precipiten —Al fin y al cabo, usted lo vio todo.

—No entiendo lo que quieres decir... —aclama el anciano con una mirada nerviosa.

—Digo que sus ojos, están llenos de sabiduría y valor, más de lo que cualquiera podría imaginar...

Al espetar esas palabras la mirada del anciano se vuelve repentinamente sombría...

—Hablemos... en otro lugar...

Con esas palabras el anciano se da media vuelta y empieza a caminar de regreso al edificio principal, y tras él, el joven Milfiore lo sigue con una expresión tranquila, consciente que los ojos y oídos sobrantes de la zona no se moverían sin su autorización.

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