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Volumen 3: El vacío Acto 2

El joven quedo anonadado ante lo ocurrido, no hubo dibujo de runas ni tampoco una manifestación de mana, aquel joven simplemente desapareció y reapareció a su espalda.

—¡Jin ba ron! —Exclama otro de los jóvenes quien rápidamente toma distancia del joven —¡Robari...!

Tras esas palabras aquel joven empieza a correr en la dirección de Iván, para posteriormente lanzar una patada con ambas piernas al centro de su pecho, causándole un gran daño.

Ante ese golpe el joven no pudo evitar gritar levemente, al tiempo que contiene las ganas de vomitar.

Pero además de eso, se había dado cuenta que la cota de maya que normalmente esconde dentro de su piel ya no se encontraba ahí.

Antes de poder Reaccionar el joven recibe un segundo golpe, seguido de un tercer golpe, hasta que finalmente el más grande de los atacantes se cansó y lo libero, solo para que los tres fuesen capaces de ver como se arrastra por el suelo.

—Juurei... —Aclama uno de los atacantes pisando su mano —Sumari na gamery tu tatani Pendragon da ga ze...

—¡Hombre cuando van a entender que no entiendo una maldita cosa de lo que dices! —Reclama el joven, ocasionado las risas en sus atacantes —"maldita sea, estos mocosos me están haciendo rebajarme a su nivel, veamos cómo se desenvuelven las cosas si hablo con ellos."

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—¡Hazlo! — Exclama en voz alta...

Al dar su confirmación una fuerte migraña empieza a inundar su mente, obligándolo a posar sus manos en sus cienes tratando de soportarlo, una escena que solo inquieta a sus atacantes.

—Jenema, sa Meer, so ne... ignora a este bastado, probablemente solo trata de llamar la atención de los instructores —Reclama uno de los atacantes.

El joven ahora podía entender las palabras de aquellos jóvenes que lo estaban atacando.

—¿Deberíamos dejarlo por hoy? — pregunta el atacante más grande.

—¿Estás loco?, los Pendragon nos ordenaron golpear a este imbécil hasta que el mismo pida la expulsión del... Oye, parece que alguien ya recupero la conciencia —Exclama el atacante.

—Ignórame, continua con lo que estabas diciendo —espeta el joven Milfiore mientras sacude el polvo de su camisa —Exactamente, ¿Cuál fue el motivo de agredir a mi persona hasta este punto?

La mirada del joven había cambiado, y aquellos jóvenes no tardaron en notarlo, aun pese a sus heridas el joven mantenía una ligera sonrisa al igual que una mirada llena de rabia.

—No necesitas saberlo, pedazo de basura.

—Si no me lo dirás, entonces creo que puedo preguntárselo a ese tal, ¿Pendragon dijiste?

—¿De verdad crees que te iras caminando sobre tus piernas?

Aclama uno de los jóvenes quien con un tronco trata de embestirlo, pero nuevamente el joven Milfiore logra evadirlo.

—Creo que ya habías intentado eso —Espeta el joven quien de un rápido movimiento salta tras uno de los jóvenes y posa una navaja en su garganta.

Tras entrenar durante los últimos meses con Erse, enfrentar a un grupo de pandilleros, incluso herido no sería ningún desafío, no obstante, todavía necesitaba confirmar algo.

—¿Qué estás haciendo...? —Espeta el aterrorizado Rehén.

—No pensé que tendría que lidiar con molestos dramas escolares nuevamente; probablemente solo debería cortarte la garganta y terminar con esto...

Con esas palabras el joven acerca el filo de la navaja, ocasionado que el rehén se orine en los pantalones.

—Solo era una broma —Afirma empujando al joven al suelo sobre su propia orina.

—Maldito, ya verás...

—¿Qué está pasando aquí? — exclama una nueva voz acercándose al lugar.

Entre los árboles un aura imponente se deja percibir, congelando a todos incluyendo al propio Iván.

A la escena un joven de alrededor de 17 años hace acto de presencia, de cabellos oscuros y ojos dorados quien exhibe el mismo uniforme que ellos.

—Michel Braum, Gustav Fordge, Garfield Rand, debí suponer que se trataba de ustedes tres —Aclama el mayor —Y tu..., debí imaginar que algo así pasaría, tantas ganas tienen de ir a la dirección.

—Alister, no es lo que parece, ese maldito gitano nos amenazó con una navaja...

—¿Es eso verdad, Iván?

—¿Amenaza?, estos gorilas solo vinieron a golpearme y ahora tratan de incriminarme...

—Si eso piensas entonces espero que no te importe una requisa, es por protocolo.

Tras esas palabras Alister empezó a registrar la ropa del joven, notando así algunos lápices, apuntes, y algunas nueces, cosas que suelen verse en el uniforme de un estudiante.

—No hay ninguna navaja...

—¡Debe estarla ocultando!

—Ríndete Gus, los tres vendrán conmigo.

—Pero...

Antes de poder decir nada, un aura imponente ejercida por Alister empieza a abrumar a los jóvenes al tiempo que este dibuja en su rostro una expresión amenazante

—Tienen suerte que solo los pueda acusar con los instructores, atacar en grupo a una persona y posteriormente acusarla de amenazarlos, cualquiera que haga eso no tiene derecho a aspirar a ser un "Diaconó de Ceres".

Al escuchar esas palabras un escalofrió intenso empieza a azotar al joven quien dé un momento a otro empieza a relacionar los cabos dentro de su mente.

—"País del sol, país de la luna, Pendragon y Diacono de Ceres; solo puedo pensar en una cosa que relaciona todas esas palabras" — medita con una ligera risa —Debo estar volviéndome loco.

—Oye — Exclama Alister con una mirada hostil —si ya terminaste de hablar solo, ve a cambiar tu ropa, es el deber de los aprendices mantenerse siempre erguidos y firmes ante las enseñanzas; tuviste suerte...

—Así es, gracias por tu ayuda.

—No lo digo por eso, Trajiste contigo una copia de los textos sagrados, si se hubiese manchado de lodo, aunque sea una mota, hubieses recibido 20 azotes.

—"¿No es eso demasiado?" —se reclama internamente —Seré mucho más cuidadoso en el futuro. Superior Foster, sé que es molesto, pero podría decirme que día es hoy, esta mañana me levante con prisas y no vi el calendario.

Ante esas palabras aquel joven desvió su mirada a Iván, al tiempo que este palidece ante su imponente presencia.

—Hoy es el día 4 del noveno mes del calendario del león — responde.

—Muchas gracias, entonces procederé a cambiar mi ropa.

Tras esas últimas palabras el superior se retira del lugar ante la expectante mirada del joven, y cuando este finalmente se quedó solo pudo darse el lujo de ser dominado por el pánico.

—Grayman, ¿Qué demonios hiciste? —Exclama el joven con una expresión pálida —"Alister Foster, Diacono de Ceres, Calendario del león; solo hay un lugar donde todas estas palabras coexisten..."

Durante un par de segundos Iván sucumbe ante el miedo, tras tranquilizarse, este se puso nuevamente en pie y empezó a analizar su situación actual, recrodando así las palabras de Grayman, «"Nada de lo que veas es real"», las cuales ahora empezaban a tomar sentido.

Pero antes de poder hacer otra cosa, el joven entendía bien cuál sería su siguiente curso de acción...

—Debería ir a cambiarme...

Con esas palabras el joven se retira del lugar, notando así que más allá de los árboles de ese pequeño bosque, se erige una imponente catedral y a los pies de esta, una gran cantidad de jóvenes y adultos jóvenes en hábitos y uniformes se vislumbran.

—En definitiva, me estoy volviendo loco...

Con una mirada escéptica el joven dio su mayor esfuerzo para abrir su mente con respecto a la situación actual en la que se encuentra.

Algunos meses atrás...

Esto ocurrió en una tarde ordinaria dentro de la casa de las flores, un día completamente irrelevante y fácilmente olvidable.

Entre los días del ataque de Lord Barien y la llegada del festival de la luna de invierno, el joven Milfiore en su mente trataba de digerir la nueva situación en la que se encontraba, el uso del sistema y el problemático nivel de simpatía de Erse.

Tanta información importante entrando a la vez, llevo al joven a caer reiteradas veces en un estado de ansiedad, o directamente sucumbir ante la depresión en sus momentos de privacidad.

Puesto a que dicha acción solo sería contraproducente, Iván trato de buscar pasatiempos, actividades que le permitieran distraer su mente, al mismo tiempo que funcionasen como excusa para tomar distancia de Erse cuando la situación lo amerite.

Fue ahí donde recordó los sombríos primeros días dentro de la mansión y la forma en como este se encerró a si mismo dentro de la biblioteca; en su momento podía evitar sentir vergüenza por sus acciones de entonces, pero no podía negar que la lectura lo ayudo mucho a lidiar con el estrés.

Desde ese día el joven empezaría a desempolvar los estantes de dicho almanaque, convirtiendo así una de las librerías de la familia en su estudio privado.

Un lugar donde podría trabajar, y leer tranquilamente, pero al mismo tiempo un lugar donde podía refugiarse de la joven en caso de afectar negativamente su nivel de simpatía.

Conforme los días pasaron, el joven leyó muchos libros, de aritmética, geografía, medicina, historia e inclusive algunos libros de ficción y fantasía bastante interesantes.

Algunos llenos de epopeyas heroicas, y otros de historias sombrías que atrapan al lector con cada palabra, pero entre ellas había una que valía la pena destacar.

—Este libro se ve muy antiguo y además es pesado, suena prometedor — Murmura el joven con un libro en sus manos —"Héroe de la fe", este libro tampoco tiene autor, como sea..., veamos si vales mi tiempo...

Con esas palabras Iván abre la primera página de la historia, en un principio esta le pareció fascinante y un tanto entretenida, después se volvió pesada y rebuscada; el joven estaba dispuesto a dejar de leer, pero de un momento al otro, todo cambió.

Aquel día el joven Milfiore leyó el libro entero, desde la mañana hasta horas de la tarde sin detenerse un momento, y cuando llego a la última página, lo único que mostro fue un rostro sombrío y un tanto depresivo.

Ese día el joven salió de la biblioteca y se fue a dormir temprano, sin expresar ninguna palabra al respecto; ya para el día siguiente habría superado su reacción al libro y pasaría al siguiente, mientras que con el paso de los días la historia que leyó seria gradualmente olvidada.

Hasta ahora...

Día 4, noveno mes del calendario del león, algunas horas más tarde...

Dentro de una lujosa residencia, una gran cantidad de jóvenes en uniforme azul se podían apreciar, todos ellos con un léxico y comportamientos dignos de la aristocracia.

Dentro de las residencias también se podían apreciar la presencia de sirvientes, así como de comidas y baños lujosos, además de una gran cantidad de espacio por habitaciones, todos lujos de una escuela privada de la aristocracia.

No obstante, en una de las habitaciones de los pisos más altos, se podían ver a los 3 jóvenes que hace algunas horas estaban hostigando al joven Milfiore, todos arrodillados ante una presencia imponente.

—Les di solamente una orden, como es que fueron capaces de fallar de manera tan lamentable —Espeta un joven de cabellos y ojos dorados, que observa al trio con desdén.

—Fue un descuido de nuestra parte, no imaginamos que un miembro del cuerpo de disciplina estaría cerca...

—¿El cuerpo de disciplina?, seguramente se trató de Foster, es el único lo suficientemente inocente como para defender a un gitano en nuestra sagrada institución —señala el joven rubio —Aun así, no explica cómo fue que el gitano escapó, si los atraparon en una pelea, debieron detenerlo también, ¿no es así?

—Tiene toda la razón señor, pienso que Alister y ese gitano deben estar confabulando en contra de usted...

—¿Confabular?, una rata bastarda y un insecto gitano ni siquiera uniendo sus mentes podrían imaginarse enfrentándome. —señala con una fuerte risa —Seria divertido ir a poner a esos dos en su lugar personalmente, pero se aproxima un examen importante para los de primer año por lo que Lilia y yo estaremos ocupados, espero que puedan encargarse de lo que les pedí mientras no estoy.

—No se preocupe señor Pendragon, ese gitano habrá abandonado nuestra sagrada institución antes de que ponga un pie en ese examen. Da igual el método.

—Se que así será...

Tras esas palabras el joven Pendragon arroja a los pies de ese trio una cruz plateada con una gema brillante en el centro...

—Señor, esto es...

—Si me fallan de nuevo, le romperé las piernas a dos de ustedes...

—¿A dos?

—¿Qué?, ¿acaso esperan que yo los lleve a la enfermería después? pero no es necesario que piensen en eso, con las herramientas a su disposición, tendrían que ser idiotas incorregibles para fallar, ¿No creen? —Clama con una leve risa, que obliga a los jóvenes a reír con el —Ahora fuera de mi vista.

—Entendido —Claman al unisonó con una clara ansiedad en sus ojos.

Tras esas palabras los tres jóvenes salen rápidamente de la habitación, mientras que el joven Pendragon desvía la mirada hacia la ventana, lugar donde puede ver la institución en su totalidad...

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