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Volumen 2: Peones, cómplices y aliados Acto 1

Dentro de las competencias dominadas por la raza humana una que ha influido enormemente en su crecimiento y desarrollo como especie ha sido la alquimia.

Un arte que no depende de la especie o la cantidad de poder mágico de un individuo, permitiéndole a sus usuarios lograr hazañas increíbles.

Regresarle la juventud a un hombre en su lecho de muerte, o convertir un bosque verde en un páramo gris; La alquimia puede ser la luz de un futuro mejor o la advertencia de un futuro sombrío.

Es por ello que muchos trabajos hechos a partir de la alquimia, pócimas para el reforzamiento corporal más allá de los limites humanos, brebajes capaces de romper la voluntad de una persona hasta volverla un animal, e inclusive plagas embotelladas, esperando a diezmar naciones, han sido prohibidos.

No obstante, solo porque los humanos hayan clausurado su desarrollo, no significa que los otros continentes hagan lo mismo.

Año imperial 1100, 22 meses, 10 días y 8 horas atrás...

La mitad de la noche, la tenue briza de un bosque se deja sentir mientras un cálido silencio decora el páramo nocturno, un silencio que estaba próximo a desaparecer.

En el horizonte una luz topacio empezó a hacerse visible, al igual que el sonido de gritos y disparos rompiendo con el silencio de la noche.

En las proximidades un pequeño pueblo en llamas se deja ver, al tiempo que un escuadrón de soldados armados procede a tomar la localidad.

En sus ropajes el símbolo del imperio de Kyrien se da a relucir, mientras organizan a los civiles como si fuesen ganado, notando rápidamente que entre ellos no había ningún guerrero que les hiciera frente.

En aquel lugar lo único que encontraron fue a mujeres y niños además de un puñado de hombres quienes no poseían poder mágico notable ni experiencia de combate, todos ellos de la raza de las dríadas.

—¿Ya los contaron? — pregunta uno de los soldados.

—Tenemos a un total de 20 personas, aún estamos buscando en los alrededores la presencia de rezagados, pero por la cantidad de cazas en la zona yo diría que aquí está la mayoría.

—Enterado, ¿Dónde está el capitán?, no lo he visto desde que inicio el ataque —señala el soldado.

—¿Que pasa?, no me digan que se ponen ansiosos si me voy unos segundos...

De entre la maleza del bosque un hombre se hace presente, de piel morena y brazos gruesos quien en su cabeza presume una larga cabellera carmesí; quien entre sus brazos carga a un par de rezagados.

—Capitán Grimmel —Exclaman los soldados con un saludo.

—No estamos en un campamento, dejen sus payasadas y muevan la mercancía a las carretas...

—¿¡Mercancía!? —Exclama una dríada en el lugar — ¿Qué es lo que planean hacer con nos...

Antes de poder terminar de hablar Grimmel toca levemente su frente convirtiendo en segundos a la dríada en piedra, alarmando a todos los prisioneros presentes.

—Maten a quien se resista —Aclama el hombre con una mirada cansada.

Liberando un suspiro el hombre se sienta sobre una caja mientras pasa sus dedos por su frente tratando de pensar su próximo curso de acción.

—Parece que todo ha salido bien capitán — aclama uno de los soldados.

—¿Tú crees?, Somos un grupo de soldados imperiales que están contrabandeando con Dríadas durante la vigencia de un tratado de no agresión, estamos cometiendo como 20 crímenes dignos de ejecución mientras hablamos —Expone.

—No se lo tome tan seriamente capitán, este pueblo está fuera del mapa incluso para los 3 reinos, aunque los Visires se enteren de lo que paso nunca descubrirán a los responsables, ¿Cómo fue que encontró este lugar tan conveniente?

—Sinceramente no lo recuerdo, creo que lo escuche de un borracho en una taberna o de una prostituta en un burdel —Aclama con un rostro cansado.

—Clásico del capitán... —Espeta uno de los soldados con una risa en boca.

—Lo que es importante ahora es llevar la mercancía con nuestro contacto en el mercado negro, si no nos atrapan hasta entonces seremos asquerosamente ricos...

Al espetar esas palabras la moral de sus soldados se eleva por las nubes mientras recluyen a las dríadas y Druidas dentro de los transportes hasta su próximo destino.

—Voy a adelantarme, mientras más rápido lleguemos al barco, más rápido volveremos a casa —Exclama Grimmel a sus hombres —No quiero problemas hasta amarrar las anclas, ¿entendido?

—¡Entendido!

Con esas palabras Grimmel procede a retirarse de la escena, al tiempo que cruza junto a una de las prisioneras, una joven de cabellos rubios y pétalos marchitos, a quien solo observa de vistazo, pero posteriormente decide ignorar.

—"Me da pereza tan solo pensar en ello..." —espeta internamente.

Con ese pensamiento el hombre procede a subir a su caballo y llegar lo más rápido posible a su destino, mientras que en la oscuridad muchos ojos los observan.

Año imperial 1103, 1 de enero, el presente...

El sonido de los cascos de un caballo contra la tierra estremece los campos del ducado mientras Réquiem rápidamente avanza a la ciudad de Greenless tirando de una carroza.

En tan solo unos minutos el fiero corcel pudo completar el trayecto desde la casa de las flores hasta la ciudad, lugar donde una situación inquietante se estaba llevando a cabo.

Tras el arresto de Dunbar y sus hombres, la feria que presidian empezó a ser registrada de pies a cabeza por la policía militar del ducado de Willburg, quienes no titubearon en derribar los muros y desalojar a los empleados restantes, y las dríadas no era la Excepción.

En el lugar Merrick estaba presente, mientras en sus manos carga un arma de fuego con 4 balas, al igual que otros dos hombres junto a él quienes cargaron sus armas con 3 balas.

Diez balas para las diez dríadas y druidas en el suelo a punto de ser ejecutadas...

Tanto Iván como Merrick sabían que en el momento en que una persona es detenida, por ley todas sus pertenencias pasan a ser propiedad de la región, eso incluye a los esclavos quienes entran en la categoría de propiedad.

No obstante, Comerciar con dríadas es ilegal si no se cumplen ciertos permisos, y como en el ducado de Willburg no les pueden sacar ninguna utilidad a un grupo de dríadas desnutridas y maltratadas, la única opción es ejecutarlas en el acto.

Desde el momento en que el joven diseño su plan, él sabía que este escenario ocurriría, por lo que con mucha anterioridad se había preparado; lo único que esperaba es no llegar demasiado tarde.

Afortunadamente, ya tenía un comodín en juego que aunque sea le ganaría unos minutos...

Paralelamente en el Ducado los miembros de la policía militar obligan a las dríadas a bajar su cabeza, algunos entraron en pánico, y otras sucumbieron al llanto.

Los oficiales tampoco se sentían cómodos en esta situación, pues sería la primera vez en que ejecutarían a un grupo de esclavos, por lo que por consideración a ellos y su situación, tratarían de asegurarse que sufran lo menos posible, con un disparo certero en la cien.

—¿Porque se están tardando tanto?

A la escena un hombre hace acto de presencia, de cabellos castaños y piel clara, además de un par de ojos violeta rojizo, se trataba del hermano menor del duque Willburg y cuñado de la duquesa, Gastón Willburg...

—Perdone la tardanza su excelencia, mis hombres no están acostumbrados a llevar a cabo esta clase de trabajos —Señala Merrick.

—No entiendo cuál es el problema, solo deben dispararle a una presa amarrada en el suelo, hasta un niño que nunca ha sujetado un arma podría hacerlo...

—Su excelencia, no es tan fácil, según el estatuto 441...

—¿Acaso está tratando de corregirme?, capitán de la policía militar —Exclama el hombre.

—En... lo absoluto...

Merrick no puede evitar sentirse frustrado, dentro de la familia Ducal, la única persona quien realmente se preocupa por la gente del ducado es Olivier Willburg, quien a su vez suele instigar al Duque a ayudar a su gente.

No obstante, los hermanos del Duque no eran iguales, entre sus 3 hermanos menores, ninguno mostró el menor interés por la gente del ducado, y solamente hacían acto de presencia cuando había fiestas u otros eventos que llamasen su atención.

Por lo que de no ser por la fiesta del joven Milfiore, Gastón no estaría aquí en estos momentos.

—Si es así entonces disparen, si no mueren de un tiro, entonces disparen dos veces, y así hasta que mueran —Exclama el hombre con una mirada morbosa sedienta de sangre —De verdad, es desgastante tener que estar aquí bajo el sol diciéndoles lo que deberían hacer.

—Pero hoy el día es nublado —Señala uno de los oficiales.

—Quien haya dicho eso esta despedido...

La presencia de Gastón en la escena no hacía más que incomodar e interrumpir la investigación de los oficiales, algo con lo que Iván contaba, lamentablemente la presencia de Gastón es un arma de doble filo.

Los hermanos menores del duque de Willburg a diferencia de Olivier, son engreídos y difícilmente atienden razones, por lo que el joven debía ser metódico con sus palabras.

Cuando el carruaje llego a la escena el joven libero un suspiro de alivio, pues todo se estaba desarrollando tal como lo había previsto; Gastón en su arrogancia acosa y sermonea a los oficiales de la policía militar, lamentablemente ante el joven ocurre un imprevisto.

Uno de los druidas en el suelo yace desangrado a causa de un disparo que Gastón efectuó uno de los prisioneros, este recibió una herida profunda en uno de sus hombros.

Probablemente el hombre trato de perforar su corazón, pero no tuvo en consideración la posición del omoplato izquierdo donde la bala se había alojado...

Iván debía ser rápido, pues la herida del druida puede infectarse si pasa mucho tiempo.

—Buenas tardes a todos caballeros... —Espeta el joven Milfiore arribando en el lugar.

—"¿Por qué ahora tuvo que aparecer este?" —Reclama Merrick internamente.

—Joven maestro, que placer verlo —Aclama Gastón —La velada de anoche fue en efecto exquisita, por favor no dude en invitarme la próxima vez que organice un evento.

—Me honra con sus palabras... —Responde antes de cambiar su expresión a una de preocupación —Pero, ¿Qué está pasando aquí?

—¡Yoru! —Exclama la voz de Alda bajando del carruaje junto con Mimy.

Al ver la escena las dos Dríadas inmediatamente fueron a socorrer a sus compañeros, inconscientes de que ellas también estaban siendo buscadas para ser ejecutadas.

Ante la tranquila mirada del hombre Alda y Mimy son sometidas por los oficiales de la policía militar, al tiempo que Iván reacciona con pavor a la escena.

—¿Qué creen que hacen con ellas? — reclama el joven.

—No lo tome personal joven maestro, solo hacemos nuestro trabajo —Señala Merrick.

—Por lo que veo solo están tratando de matar a un grupo de inocentes...

—No voy a negar eso, lamentablemente así son las ordenes de la duquesa.

—Olivier ¿aprobó esto...?

—Con el arresto de Isaac Dunbar todas sus propiedades pasaron a ser del estado, la duquesa llego a la conclusión que no había ninguna utilidad para un grupo de dríadas dentro del ducado, una ejecución limpia es una muestra de piedad de parte de la familia ducal —Expone Merrick al expectante joven, quien ya sabía todo esto.

—Lo entiendo, supongo que tienen las manos atadas... —espeta con una expresión tranquila.

—"Parece que lo entendió, es mejor así... lo último que necesitamos es a otro noble frívolo que complique nuestro trabajo" —Espeta Merrick internamente.

—...En ese caso me gustaría comprar a esas dríadas por favor —Aclama el joven asombrando a todos los presentes.

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