Volumen 1: la casa de las flores Acto 1
Un autor desconocido escribió una vez, "la máxima expresión de la locura es creer que el mundo mismo no está loco". Un padre puede matar a sus hijos y una mujer a su esposo, es posible sentir piedad por un asesino o perdonar al más atroz de los villanos.
Todo y nada es imposible en un mundo que no está plenamente en sus cabales.
No obstante, no por eso es algo que deba aceptarse, la naturaleza humana no es ajena al dolor, a la rabia o a la absoluta desesperación.
Es por eso que fútilmente luchan para cambiar su destino, para buscar un mejor mañana o simplemente para huir de una muerte prematura; Lastimosamente todos estamos atados a hilos invisibles que controlan nuestras acciones.
Y no soy la excepción...
La historia que contaré no fue escrita por mí y también es la primera vez que la leo, no obstante, se exactamente de qué se trata, pues mi destino siempre fue contarla.
Y así empieza...
En una tierra cuyo nombre fue casi completamente olvidado, mas no en un tiempo tan distante como se creería, donde la humanidad prosperaba y vivía en paz, más esa paz se vería perturbada.
Del horizonte una sombra emergería consumiendo todo a su paso, para posteriormente reformarlo a su maligna imagen.
Hubo quienes lo enfrentaron con valor, quienes se rindieron ante él, quienes lo vieron como a un dios y quienes lo vieron como la antítesis de lo mismo, pero al final sin importar nada todos acabaron siendo consumidos por él.
Y cuando la humanidad se vio totalmente acorralada ante esta oscuridad, una luz de esperanza emergió, un héroe de una tierra lejana que haría retroceder las sombras con el blandir de su espada, quien encabezaría el contrataque de la humanidad, esta es su historia.
Pero...
Lamentablemente también he decidido no narrar esa obra, pues tanto su principio como final son ciertamente los más tristes y horribles que podrían imaginar...
¿Les he arruinado el final...?
Mis más sinceras disculpas. En compensación me gustaría contar otra historia; curiosamente es la misma obra que estaba destinado a contar, pero desde una perspectiva diferente.
Y puede que cuando lleguen al final, encuentren algo distinto a lo que el autor deseaba plasmar en un principio.
Sin más que decir; esta obra comienza mucho, mucho tiempo después, con una canción y el frio aroma de la sangre.
Año imperial 1092...
El aire frio vicia el tenue ecosistema de un bosque, hasta donde la vista alcanza solo se perciben capas aglomeradas de nieve plateada y arboles petrificados por la tormenta que estaba arreciando.
El viento era ensordecedor, pero incluso así una tenue voz se podía escuchar con claridad, la cual cantaba una suave melodía.
**
«La noche se cierne tras la luz, aun sin que haya un sol»
«Somos los hijos de la tierra, que diario nos llena de amor»
«Ya sea en el frio o en la soledad, no nos abandonara»
«En el horizonte crece una rosa, la sangre de nuestro emperador»
«En las montañas un lirio, nacido de sus lágrimas, y una Orquídea de su valor en el mar»
«De sus sueños crece una Hortensia, escondida en la fe de su pueblo»
«Que pacientes esperan su regreso»
«de la luz que ahuyenta la noche, aunque no haya un sol»
**
En medio de la tempestad dos sombras se podían dar a relucir, la primera tan grande como un oso, pero con la postura de un lobo camuflándose en la nieve gracias a su pelaje blanco del mismo color.
Bestia la cual entre sus fauces sujeta algo teñido en sangre roja.
Por otro lado, la segunda más pequeña, un niño cuya edad bien podría rondar entre los 5 años, el cual observaba con horror una escena con sus ojos que recién habían sido despojados de su inocencia y clama un nombre que por más que lo intentara no podría recordar.
Todo mientras un claro camino rojo carmesí los une, hecho a partir de la sangre de la pobre alma entre las fauces de la bestia.
Pero antes de poder ver más el galopar de unos caballos ensordecen el ambiente y desintegran la fina realidad de este sueño.
Y así, el niño abre sus ojos...
Año imperial 1102, 4 de diciembre...
El tiempo había pasado y ahora en niño es todo un joven, su tez es clara y brillante, cabello negro y ojos azules con una mirada firme y profunda que no se inmutaba ante nada.
Su nombre es Iván Milfiore y en estos momentos su vida está en grave peligro.
En lo profundo de un valle a mitad de la noche, un carruaje tirado por un par de fuertes caballos avanza a gran velocidad escoltado por dos jinetes, equipados con espadas y armas de fuego en su mirada se refleja un gran temor.
A sus alrededores una docena de sombras empezaron a acercarse peligrosamente a la caravana.
Los jinetes haciendo turnos abrían fuego en contra de estas peligrosas entidades sin permitirse el darles aunque sea una apertura para acercarse; no obstante, su munición se estaba agotando y el número de enemigos no dejaba de aumentar.
—¡Son demasiadas, necesito una recarga! —Clama uno de los jinetes.
—¡Se nos acabaron los cartuchos!, ¿debemos dispersarnos y confundirlos? — Exclama el segundo jinete.
—No es una opción...
—¡A este paso nos mataran a todos! —Afirma con una expresión pálida mientras el arma en sus manos tiembla por la ansiedad.
—Si el cliente no llega seguro al destino los dos desearemos estar muertos—reclama a su compañero —prepara la munición que queda, ganare algo de tiempo para que escapen.
—Entendido...
Tras esas palabras el jinete reduce la velocidad y desenvaina su espada; de su bolsillo este extrae dos viales con pócimas, la primera de una tonalidad azul claro que vierte en el filo de su espada, dándole un brillo de un color similar.
Al mismo tiempo que ingiere directamente el contenido del segundo vial, el cual agudiza sus sentidos del oído y el olfato, permitiéndole detectar la posición exacta de las criaturas que los atacaban.
Una de las criaturas saltó por encima de la cabeza del jinete, pero este con rapidez la decapita, no obstante, esto permitió que dos más lo atacasen por los costados, ocasionándole heridas en ambos brazos.
A pesar de eso el jinete no desiste y como si estuviese poseído empieza a masacrar a las criaturas en diestra y siniestra.
Pero, en el frenesí su caballo fue gravemente lastimado y a causa de sus heridas este tropieza, lanzando al jinete contra un árbol.
El hombre hace su mayor esfuerzo para recomponerse, pero para su infortunio este ya estaba totalmente rodeado.
A pesar de todo el hombre se niega rotundamente a morir sin dar pelea, llevándolo a cortar y a desgarrar los cuerpos de las criaturas al punto de estar consumiendo su propia vida.
Con cada minuto su respiración se vuelve más pesada y cada pensamiento más borroso...
Y cuando el ultimo destello de vigor en su cuerpo se extinguió este cayo de rodillas mientras aquellos malignos seres rodean su cuerpo.
El hombre no deseaba morir, pues en vida él aún tenía mucho por hacer, y cuando los colmillos de una de las criaturas por fin alcanzo su cuello, un disparo la elimina en el acto.
El segundo Jinete detuvo la caravana un momento para asistir a su compañero.
Esto había alargado la vida del hombre unos minutos, pero termino abruptamente con la vida de su compañero.
Antes de poder efectuar un segundo disparo una de las criaturas salta sobre el tirador arrancando su garganta de una sola mordida, al mismo tiempo que de entre los árboles media docena de estos seres empiezan a boicotear el vehículo.
El jinete del carruaje quien estaba desarmado se vio en la necesidad de entrar al transporte en busca de resguardo, notando ahí al joven Milfiore quien a pesar de todo estaba totalmente tranquilo mientras sacuden la caravana de un lado al otro.
Iván libera un suspiro y se pone de pie aproximándose hacia la puerta del vehículo.
—Joven maestro se ha vuelto loco... —Exclama el cochero quien veía como Iván posaba su mano en la perilla — Si abre esa puerta los dos moriremos.
—No... —espeta el joven con una mirada tranquila — Ninguno de los dos morirá esta noche.
El Cochero empezó a alterarse todavía más, al punto de sacar una navaja entre sus pertenencias la cual sin pensar apunta contra el joven, quien nuevamente no mostro indicios de temor o duda.
—que absurdo... — espeto el joven.
Tras esas palabras el cochero arremete en contra del joven al mismo tiempo que este abre la puerta permitiendo el acceso a una de las criaturas.
La navaja que apuntaba en contra de Iván quedo enterrada en el cuerpo de la criatura, quien ahora iluminada por las antorchas del carruaje, fue posible notar su figura.
Un cuerpo duro similar a la madera tallada en la forma de una mujer con extremidades monstruosas, dos pares de brazos largos con garras afiladas, y dos más pequeños en su torso, patas traseras digitígradas como las de una hiena y una larga cola con pelaje en su punta.
Además de dos cabezas de lobo sin ojos y con fauces llenas de colmillos que brotan de sus hombros. Pero por sobre todo su rasgo más importante eran las flores blancas que cresen por donde esta pise.
A los ojos de Iván tal criatura no parecía un objeto viviente sino más bien la macabra escultura de un artista que había cobrado vida, pero para los ojos del cochero simplemente era una monstruosidad que estaba a punto de terminar con su vida, todo mientas el joven Milfiore solo observa.
—41385... 41386... 41387... — espeto el joven Milfiore ante esta escena —41392... 41393... se acabó el tiempo...
Con esas palabras un aullido se hace escuchar en el horizonte obligando a todas las criaturas a replegarse mientras el sol empezaba a emerger en el horizonte.
Del mismo modo la criatura que estaba a punto de devorar al cochero frena toda acción y trata de retirarse, lamentablemente la estrecha puerta del carruaje la detuvo momentáneamente.
—Eso estuvo cerca — Exclama el cochero con mucho alivio.
—Sera mejor que tomes a los caballos y nos saques de aquí —exclama el joven al cochero quien no podría entender el porqué de la petición —¿Acaso sabes porque llaman a estos bosques Nightpath?
Al tiempo que hace esa afirmación aquella criatura que no había conseguido escapar a tiempo del lugar fue atrapada y levantada en el aire por una fuerza invisible.
Una a una sus extremidades empezaron a ser arrancadas de su cuerpo mientras que de entre las cercanías un nuevo tipo de criatura se hizo presente.
Nuevamente cuerpos de mujeres esculpidos en madera, pero en esta ocasión con el cuerpo de un venado de la cintura para abajo y astas en lugar de brazos, quien deja un rastro de flores amarillas por donde pisase.
—Gracias a ella deberíamos tener algo de tiempo — Expone el joven —los criptidos nocturnos de este bosque suelen ser más agresivos, pero los del día son mucho más peligrosos.
Con esas palabras el Cochero entra en acción y rápidamente se prepara para partir de este horrible lugar.
—Oye muchacho... ¿aún queda espacio dentro del carruaje? — espeta el jinete a un lado del valle, el cual tenía el cuerpo lleno de heridas y apenas podía mantener la conciencia.
Con esas palabras la caravana emprende la rápida huida lejos de este maligno lugar, al mismo tiempo que el jinete cansado encendía un cigarrillo.
—Espero no te moleste —pregunta el hombre.
—Descuida, 3 cuartos de mi familia fuman así que estoy acostumbrado —responde el joven.
—Lo supuse, al fin y al cabo, eres el milagro maldito de los Milfiore ¿no? —espeta el hombre — espero que no te moleste si te llamo así...
—Tranquilo, no me importa que me llamen así —responde con indiferencia provocando una tenue risa en el hombre.
—Maldita sea... No puedo creer que vaya a morir con el más raro de los Milfiore... —exclama el hombre con risa —o más bien el más normal entre ellos, cualquiera de tus tíos salvaría mi vida para poder matarme después.
Tras ese comentario el hombre empieza a reír hasta empezar a toser sangre...
—Yo... tengo miedo de morir... aún tengo trabajo que hacer...
—No pienses en eso, mejor piensa en algo feliz — espeta el joven.
Lentamente y con debilidad el hombre extrae algo de entre sus pertenencias y lo coloca suavemente en las manos de Iván.
—Chico Milfiore, me harías un favor... si algún día vas al frente... entrégale ese reloj a mi hijo —espeta el hombre — ese reloj... es mi bien más preciado... se ha mantenido en mi familia... funcionando durante 5 generaciones... y debo pasarlo a la siguiente, dentro hay una foto y está el nombre de mi hijo, por favor, prométeme que lo encontrarás...
Al ver la situación en la que se encuentra Iván Libera un suspiro mientras cubre el reloj entre sus manos, limitándose a guardar silencio mientras la vida abandona los ojos de aquel hombre.
Iván no podía prometerle lo imposible...
El reloj que le habían dado estaba totalmente destrozado y la foto con el nombre estaba manchada de sangre y era irreconocible, por lo menos así el jinete moriría pensando que su bien más preciado aún seguía funcionando.
Al ver esa escena Iván cubre el destrozado aparato en un pañuelo y lo mete dentro de su bolsillo, solo para regresar a su asiento y esperar llegar a su destino sin más complicaciones.
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