
Volumen 1: Aquella flor roja Acto 1
Cuando la gran oscuridad descendió sobre estas tierras, reformo a todo y a todos lo que tocaba en su maligna imagen, todos ellos esclavos sin mente ni voluntad, cuyo único deseo era propagarse por toda la tierra hasta extinguir la última luz.
Pero con la muerte de la gran oscuridad a manos del héroe aquellos que fueron sus víctimas fueron liberados, pero sus vidas no volverían a ser iguales.
Nordlands, Nazhka, Dríadas, y todas las demás criaturas que corren por la tierra, amenazando activa, pasiva o indirectamente a la humanidad fueron el resultado de la exposición a la oscuridad y su ultimo legado en el mundo.
Afortunadamente el héroe antes de morir también dejaría un último legado en este mundo, "La aptitud mágica" un regalo para toda la humanidad y para quienes alguna vez formaron parte de esta.
Es casi imposible determinar las aptitudes para la magia de un individuo, incluso entre las dríadas quienes son los seres con mayor poder mágico, existen casos en donde el talento de un individuo es poco e inclusive nulo.
Pero con los humanos es distinto, ya sea para bien o para mal sus aptitudes para la magia son fijas, lo que significa que cada persona, ya sea noble, esclavo o campesino, poseen las mismas aptitudes para el uso de la magia.
No obstante, si ese es el caso «¿Por qué existe nobleza y pobreza dentro del imperio»
La respuesta a ello es tan simple que se encuentra fácilmente a la vista dentro de la propia pregunta.
Año imperial 1102, 13 de diciembre...
Dentro de la casa de las flores existe un almanaque que recopila libros y pergaminos de los últimos mil años del imperio, muchos de ellos actualmente traducidos a la lengua humana, pero la gran mayoría aun está cifrada en sus lenguas nativas.
Durante la última semana Iván empezó a recopilar los conocimientos descritos dentro de esa colección.
Al principio lo hizo por aburrimiento, pero después de un tiempo empezó a verse interesado por las historias que ahí dentro se relataban, no solamente relatos heroicos de los Milfiore, sino también de otros continentes o de otros mundos, leyendas que la gente del imperio no podría empezar a imaginar.
Iván era consciente que las historias que leían eran solo fantasías, pero la forma en como estas estaban relatadas era tan real que el final de cada página detenía el tiempo del joven antes de que pudiese empezar la siguiente.
Así sin darse cuenta llego la hora del almuerzo y ante el joven la mucama nuevamente hace acto de presencia llevando consigo una pequeña cacerola con sopa, y una charola donde se guardaba el plato fuerte.
—Joven amo, llego la hora del almuerzo —espeta la joven.
—Cuantas veces te he dicho que dejes de cocinarme —reclama el joven —solo vete, quiero terminar este libro antes del atardecer.
—Joven amo, por favor le suplico que coma, ha adelgazado mucho durante esta semana y su piel esta más pálida —Expone la mucama.
—Ese no es un asunto que te concierna —Reclama encerrándose en su libro.
—Joven amo esto no es saludable para usted —Aclama la joven arrebatándole el libro de las manos —solamente ha bebido té y comido galletas de trigo durante una semana estoy muy preocupada por usted.
—¡Devuélveme eso! —Exclama Iván con un tono más hostil.
—¡Joven amo, Basta! — Aclama la mucama — Usted es un miembro de la familia Milfiore, no puede darse el lujo de matarse de hambre, así como yo no puedo darme el lujo de permitirlo, Por favor no pierda su amor propio.
Las palabras de la Mucama sonaban genuinamente preocupadas y sus palabras eran sensatas, algo que el joven Milfiore no podía refutar.
Con esas palabras el joven maestro camino hacia la comida que la mucama con mucho trabajo había hecho, tomo un plato y un cucharon para acto seguido empezar a servirse de la sopa.
—Está bien... tienes razón... — espeta el joven.
—Joven maestro us...
Antes de poder terminar de hablar Iván empezó a verter el contenido del plato justo sobre el yelmo de la mucama, para después dejar caer el plato en el suelo junto a ella.
—Tienes razón, soy un miembro de la familia Milfiore, en cambio tu solo eres una sirvienta —Aclama con un tono sombrío y hostil —Si eso te molesta entonces renuncia.
Ante esas palabras y la humillación por la que había pasado parecía que la mucama estaba por alcanzar el límite de su paciencia, esta apretó los puños momentáneamente, pero tras unos segundos se tranquilizó.
—Me iré de su vista, pero primero permítame limpiar este desastre —Espeta la joven.
—Has lo que quieras —responde el joven recuperando su libro.
—También quería decirle que se nos están acabando las especias, por lo que planeo bajar al pueblo a comprar más — espeta la joven —Volveré antes del anochecer.
Tras esa afirmación la mucama tras terminar de recoger los fragmentos del plato y secar la humedad del suelo se retira en silencio de la librería dejando así al joven Milfiore en soledad.
Tras salir de aquella habitación empezó a caminar por los pasillos de la mansión, apretando más y más el paso hasta por fin llegar a la cocina, lugar donde esta se retira el yelmo y en la total oscuridad es capaz de soltar algunas lágrimas.
Varias horas después...
La noche por fin cae en el ducado mientras que un tranquilo Iván termina por fin de leer el libro que tanto anhelaba, pero hacerlo, no lo hiso sentir bien de ninguna manera.
Pese a estar enojado, su sentido como noble le reclamaba la forma tan cruenta como se había comportado con aquella mucama cuyo nombre ni siquiera había preguntado.
Una parte de Iván lo carcomía, pero una aun mayor se negaba a reconocer a esa persona de cualquier manera, no solo por haber destruido "aquel bien" que el joven atesoraba tanto, sino por el hecho de que en unos días esa persona moriría no importa lo que haga.
El joven Iván constantemente se debatía sobre la situación, pues aquella joven no tenía la culpa de lo que le estaba pasando, ella solo era una víctima de las circunstancias.
Pero Iván cada que la veía en lugar de disculparse solo se llenaba de una gran colera, al punto que la única forma de poder superar estos sentimientos es tomar otro libro y acallarlos por un par de horas.
—Qué raro, ella dijo que regresaría antes del anochecer —pensó el joven —Tal vez por fin se rindió...
Con esas palabras Iván se pone en pie y se aproxima a un estante en busca de un nuevo material de lectura, cuando de repente un aroma familiar lo inunda.
—Así que al final si volviste... —Espeta el joven pensando que aquella mucama había regresado, pero tras de él no había nadie y la puerta de la librería se había abierto.
En ese instante Iván camina hacia las puertas para cerrarlas, pero al momento de llegar al umbral aquel aroma tan llamativo llama nuevamente su atención.
Aquel aroma le hacía pensar en aquella mucama y en lo que le había arrebatado, por lo que fue inundado en una gran melancolía.
Fue entonces que recordó su primer día en la casa de las Flores y el como aquel aroma empezó a percibirse en una de las puertas de la mansión, desde entonces, aunque la buscase nunca pudo volver a localizar esa puerta.
Con una mirada sin esperanzas y con el fin de distraerse el joven decide seguir aquel aroma, no obstante, al dar un par de pasos fuera de la librería este colapsa contra una pared a causa de su inmovilidad y lo poco que había comido.
El joven empieza a regular su respiración y con una postura más erguida avanza entre los pasillos.
Este avanza de puerta en puerta y en el proceso este se topa con una nota de su tío, una nota curiosamente relacionada a la sirvienta. En ese momento Iván se percató que entre todas las notas que su tío había dejado no hubo ninguna relacionada con ella.
El joven abre la nota, pero de inmediato se da cuenta que el contenido de esta había sido subrayado por alguien, algo que llama su atención pero que no le preocupa.
Con eso en mente el joven continúa avanzando hasta por fin encontrar su origen, una puerta algo derruida y con manchas a diferencia del resto de las puertas de la mansión.
Esta en su perilla poseía una llave, algo que al joven llama fuertemente la atención, pero, y si más preámbulos procede a abrirla.
La sensación de la puerta en si es pesada, al punto de sentirse como la de una bóveda o una celda; Al otro extremo de esta Iván se encuentra con unas escaleras en descenso.
Era la primera vez que el joven veía este tipo de construcción, algo que nuevamente llamo su atención.
Después de los primeros 20 escalones el joven Milfiore empezó a notar algo, zapatos negros colocados en los costados de los escalones, Curiosamente los zapatos del uniforme de aquella criada.
Iván siguió avanzando hasta por fin tocar el fondo, donde para su sorpresa no tendría suelo o baldosas, por el contrario, estaba conformado en su totalidad de tierra húmeda.
Tras observar a sus alrededores el joven noto como este se encontraba localizado en lo que parecía ser una cueva subterránea, adecuada para una persona.
Había lámparas de gas, muebles, una cama, una credenza y un comedor, dándole al joven a entender de inmediato que aquel lugar era la habitación de la mucama.
Iván no pudo evitar notar que, a pesar del suelo y las paredes rocosas, los muebles se encontraban impecablemente limpios y las sábanas blancas.
Iván no le dio muchas vueltas al asunto, puesto a que este estaba invadiendo la propiedad de esa persona, no obstante, aún había algo que llamaba su atención y era el hecho de que toda la habitación emanaba aquel característico aroma.
Iván no podía entenderlo, el único lugar donde el joven había percibido aquel aroma era de "Aquel objeto" el cual la mucama le había confirmado haber destruido; pero incluso si así fuese el caso, no podía entender cómo es que aun una semana después seguía emanando el mismo aroma.
En ese momento el joven decidió verlo por sí mismo, siguió avanzando en el interior de aquella caverna la cual no dejaba de extenderse, en cierto punto el joven se cuestionó si seguía dentro de la propiedad de los Milfiore. Pero fue cuando estuvo a punto de desistir que lo vio.
Iván se desmoronó, al tiempo que en su pecho su corazón empezaba a latir nuevamente con normalidad y la vida regresaba a sus ojos, pues aquel objeto que supuestamente había sido destruido, ahora relucía delante de él bajo un rayo de luz de luna.
Una delicada rosa roja, plantada cuidadosamente sobre un altar de roca; Iván no podía creerlo, pero había una forma de confirmarlo. Así el joven observa sobre la flor una ventana de luz.
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[Durabilidad: +∞]
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Aquello que Iván había tomado por perdido había regresado a él, pero por más que se lo preguntaba no entendía el porqué, «¿Por qué ella había cuidado de este objeto?, ¿Por qué se lo había ocultado?» pero aún más importante «¿Quién es esa sirvienta realmente?»
Iván empezó a meditarlo conforme regresaba por sus pasos, fuese cual fuese la razón este planeaba preguntárselo la próxima vez que se encontrasen, curiosamente no faltaría mucho para eso.
Saliendo de la habitación de la Mucama Iván nota el cómo las luces de la mansión empezaban a parpadear de una forma frenética, a los ojos de Iván fácilmente podría suponer que se trata de un fallo del mecanismo, pero igual pensó por un segundo que estas trataban de advertirle algo.
Tras el joven el sonido de unos pasos aproximándose se hicieron sentir, notando de pie al fondo del pasillo a la criada del yelmo, emanando un aura sombría a su alrededor.
—Veo que finalmente regresaste —Señala Iván —Acompáñame, necesito hablar de algo contigo.
La mucama no hiso reacción alguna a sus palabras, quedándose totalmente inerte durante unos segundos.
—Escucha tal vez yo me pasé de la raya esta tarde, no, definitivamente lo hice, pero hay algo que necesito hablar urgentemente contigo — Exclama, pero ella no reacciona en lo absoluto.
La sirvienta a gran velocidad recorre el pasillo chocando junto al joven a quien se le es enterrado un cuchillo en el abdomen.
Iván estaba impactado ante esta inesperada circunstancia y mientras perdía la conciencia no pudo evitar el aroma amargo que brotaba de aquella joven, al igual que las manchas de sangre seca en su vestido.
—¿Quién demonios... eres tú...? —Con esas últimas palabras el joven cae desangrado al suelo.
Iván Milfiore se había buscado el mismo esa situación, no obstante, no de la forma en que él lo creía en ese momento, pero para entenderlo mejor, es necesario cambiar la perspectiva.
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