Con esa instrucción Erse toma a la joven Dríada desde la cintura, elevándola hasta la altura de la silla donde Iván la recibe y posa frente a ella.

Aquella posición hizo sentir bastante nerviosa a la joven dríada de negro, pues esta estaba en contacto cercano con el cuerpo del joven, casi como la princesa de un cuento.

Por su lado Erse tenía un pensamiento similar, solo que desde su perspectiva Iván solo la estaba manoseando como un pervertido.

Después de todo y tras descubrir que Iván tenía una prometida, Erse elaboro la hipótesis de que todas las acciones que el joven había hecho hasta ahora, con la finalidad de incrementar su nivel de simpatía, eran con la finalidad de convertirla en una suerte de amante informal.

A la joven no le importaba en lo absoluto si Iván abiertamente desease su cuerpo o si tratase de tomarlo a la fuerza, pues solo confirmaría todas sus creencias.

Pero la idea de que el joven trataba de establecer un vínculo emocional con ella, y que aún mas que este casi tuviese éxito, era algo que la encolerizaba.

—Erse... —espeta el joven llamando su atención —nos adelantaremos, ¿segura de que no quieres que regrese por ti luego?

—Descuide, soy perfectamente capaz de volver por mi cuenta...

Iván no dudaba de aquella afirmación, pues al fin y al cabo el cuerpo de la joven poseía una increíble resistencia, además de ser perfectamente capaz de defenderse por sí sola.

El joven toma las riendas del equino e inician su trayecto, pero en el último segundo este deseo dar un último vistazo a la ventana de estado de la sirvienta una acción que no haría más que inquietarle.

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[Sin señal...]

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A los ojos de Iván la pantalla de estado de Erse se había vuelto invisible, mientras esté obligado a centrar sus ojos en el camino, se ve en la necesidad de esperar a regresar a la casa de las flores para saber lo que está pasando...

Al mismo tiempo que la Velocidad de Réquiem obliga a Mimy a abrazar a Iván.

Al ver esta Escena una amarga sensación inunda a la joven, quien no puede evitar recordar de que justamente esa era la postura con la que se había aferrado al joven durante su viaje a la ciudad; una sensación desagradable, retumbando del centro de su pecho.

La joven solo se limitó a golpear levemente su pecho y liberar un suspiro, tratando de adjudicar lo que sentía a una leve indigestión.

3 cuartos de hora después...

Con los caminos totalmente despejados Réquiem fue capaz de llevar a ambos jóvenes de regreso a la casa de las flores en mucho menos tiempo que la última vez.

Con un mayor control sobre el animal Iván fue capaz de detenerlo en la entrada de la propiedad, rodeando el jardín delantero hasta finalmente detenerse por completo.

Iván pudo liberar un suspiro de alivio, aunque en el interior este estuviese invadido por la incertidumbre, pues aún y ahora este no era capaz de ver la ventana de estado de Erse.

Tras bajarse del corcel y ayudar a la joven a descender segura de este, el joven le solicita a Mimy adelantarse hasta el interior de la residencia, mientras este avanza hasta los establos junto a Réquiem.

La joven Dríada accede sin problemas, mientras por su lado Iván aprovecha la oportunidad para indagar más en la falla del sistema.

—Ventana de estado, ventana de habilidades, Inventario, tablón de misiones, tienda del sistema...

Al espetar esas palabras, 5 ventanas de luz violeta se manifiestan frente a sus ojos, por lo que el joven podía hacer uso de estas sin inconvenientes, el problema se revelaría más adelante.

—Ventana de estado Erse...

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[Sin señal...]

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—Ventana de habilidades Erse...

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[Sin señal...]

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—Inventario Erse...

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[Sin señal...]

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Por lo que el joven podía ver únicamente las funciones del sistema relacionadas a Erse se veían afectadas por la falla, del mismo modo su flujo de puntos de juicio se había detenido totalmente.

Iván nunca lo había pensado, pero con la evidencia presente se abría la posibilidad de que su flujo constante de puntos de juicio este directamente relacionada al contrato.

Teniendo eso en cuenta Iván finalmente toma la decisión de hacer uso del regalo del hombre gris.

—Inventario...—Espeta el joven seleccionando un artículo...

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[Desea abrir "Manual de contrato de propiedad (Mítico)" (Y/N)]

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Al seleccionar la opción de aceptar, frente al joven una monumental pantalla de luz se hace presente, tan grande y amplia que cruza de un extremo al otro del establo.

El joven rápidamente se vio en la necesidad de salir de los establos para ser capaz de ver la magnitud de la ventana en su totalidad, notando como esta llegaba a superar los 30 metros de ancho y 40 de altura, llena en su totalidad de caracteres.

—¿Como se supone que voy a leer eso...? —Reclama viendo como no podía ni leer el primer párrafo.

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[Ajustando ventana a modo lectura en cascada...]

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Con esa notificación la monumental ventana inmediatamente se retrajo a una más pequeña, no muy diferente a las dimensiones de un libro, la cual con el movimiento de los dedos del joven mostraba nueva información como si fuese un pergamino.

Lamentablemente del mismo modo este se percató que no podría encontrar respuestas de este modo, pues incluso con el atributo de erudito le tomara alrededor de 2 o 3 meses leer el manual en su totalidad.

En este punto no tendría más opción que consultarle a su tío, llevándolo a percatarse de algo importante...

Corriendo tan rápido como su cuerpo lo permite Iván llega a la puerta principal de la propiedad abriéndola con un fuerte empuje, hallándose ahí con la escena que tanto temía.

Ante los ojos de Iván Enrique se encontraba besando levemente la mejilla de la joven dríada, el joven estuvo a fracciones de segundo de reclamarle a su tío por lo ocurrido...

Pero la mirada de dicha en el rostro de la señorita Mimy, de dejo más que claro que en esos últimos minutos en los que dejo sola a la joven, Enrique se la había ganado de alguna forma.

—Sobrino, no note el momento en que llegaste —Aclama el hombre.

—Te perdí de vista dos minutos, ¿Cómo fue que paso esto? —reclama el joven.

—Joven maestro, esto, no es lo que parece...

—No estaba hablando contigo —Señala dirigiendo la mirada a su tío —Con esto ya me has confirmado que todos los rumores que corren de ti son ciertos, no, ni siquiera te hacen justicia.

—Que puedo decir, soy un amante bastante activo —señala el hombre.

—Como sea, solo no la distraigas, la contrate para el entretenimiento de la fiesta que quieres —Exclama el joven.

—¿Trabajas en el entretenimiento?, con razón tienes manos tan bellas, son las manos de una mujer dedicada a lo que hace —señala el hombre tomando las manos de la dríada.

Con esta Escena a Iván no le quedo duda de que Enrique se había robado totalmente la simpatía de aquella joven en minutos; Es más, él joven quien durante semanas había tratado de ganarse la simpatía de la sirvienta todavía no podía evitar que lo odie.

—"Ahora que lo pienso bien, he estado tratando de ganar el afecto de Erse con gestos baratos y gastado dinero indiscriminadamente, cuando tengo a un genio del cortejo bajo el mismo techo" —Medita Iván.

—Bueno, como parece que tienen trabajo por hacer me limitare a no molestarlos más —Aclama el hombre.

—Tío espera... —Exclama el joven corriendo hacia su tío, rodeado su cabeza con su brazo.

—Oye, ya no soy un jovencito, no puedo realizar movimientos tan bruscos —Espeta el hombre.

—Quiero que me enseñes... —Afirma el joven sorprendiendo a su tío —Quiero que me enseñes a cortejar a una mujer como lo haces tu.

Al escuchar esas palabras Enrique cae de rodillas en el suelo, llamando la atención de Iván mientras Enrique extiende sus manos hacia su rostro.

—He esperado escucharte decir esas mismas palabras desde el día en que naciste —Aclama el hombre secándose una lagrima de la emoción —Espera... ¿porque quieres que te enseñe ahora?, un momento no me digas...

Iván rápidamente se percató de que no había pensado bien este plan, Si enrique se enteraba que Iván quería aprender su estilo de cortejo para usarlo con la sirvienta, él nunca lo dejaría en paz...

—Tío escucha...

—...Esto tiene que ver con tu prometida ¿no? —Señala con una sonrisa a la que Iván no puede evitar asentir —No tenía idea que la distancia les hubiese afectado tanto, debí ser más perceptivo y enseñarte mis trucos hace años.

—¿Entonces me enseñaras...? — Pregunta el joven tratando de contener la vergüenza.

—Por supuesto, es más cuando terminemos te aseguro que la señorita Peridot se mojara tan solo con escuchar tu nombre —Aclama el hombre con una descarada sonrisa.

—Cuento con ello...

Si aunque sea Iván aplica el 10% de los conocimientos de Enrique, la posibilidad de incrementar la brecha del 0% se volverá algo absoluto, y del mismo modo el 20% que necesita para completar la misión principal...

—No me había sentido tan feliz desde que Diávolo me pidió enseñarle a cortejar a Violetta —Aclama el hombre desviando la atención del joven.

—Diávolo, Violetta ¿Estás hablando de mis padres? —Señala el joven quien no podía creer tal afirmación.

—¿De verdad pensaste que el estoico y férreo de Diavolo Milfiore sería capaz de enamorar a una mujer sin recurrir a trucos? —Señala Enrique —En especial si hablamos de Violetta, ella si que era una mujer única en su especie, ninguno de mis trucos funcionaba con ella y por eso la respetaba.

Iván repentinamente empezó a sentir una mezcla de asco, así como de enojo por las palabras de enrique...

—Bien entonces empecemos ahora, ¿cómo puedo cortejar? — pregunta Iván.

—¿Quieres empezar ahora?, ¿en este momento? es que en estos momentos estoy algo ocupado, ¿no te importa si empezamos mañana en la tarde?

—¿Tu estas ocupado? —señala el joven

—Si, ¿no hay problema?, ¿Verdad? — pregunta.

—Esta bien, empecemos mañana por la tarde...

—Ese es mi sobrino, ahora ve, tu invitada te está esperando...

Con esas palabras Enrique despide a Iván quien por su lado se lleva a Mimy fuera de la habitación, y es justo ahí cuando nadie mas esta observando que Enrique finalmente colapsa.

Las ropas del hombre empiezan a mancharse de sangre alrededor de todo su cuerpo, pues todavía no se había recuperado de sus heridas generadas por la casa.

Aun así, al ser el guardián actual de la casa de las flores esto no era algo que le preocupase, por el contrario, la petición del joven, era una llamada de atención más alarmante.

—Te pareces demasiado a él... mi querido sobrino...