-señor ¿Está seguro, no desea que lo acompañe?

-....no, estaré bien Sorrento, no te preocupes.

Le sonrió a su general para calmarlo, pero la verdad es que el estaba más nervioso y... asustado.

No quería tener problemas con Hades, algo que era factible debido a su intervención en la última guerra Santa.

¿Porque ayudo a los caballeros?

La verdad no lo sabía, fueron muchas cosas, celos al ver que su hermano estaba por triunfar dónde el fracaso, compasión por los humanos, ya que sabía lo que les espera si Hades se convierte en el soberano, miedo de esto último, tal vez sentía tanto amor por la tierra como Athena, después de todo también era su hogar, la verdad es que Poseidon aún no sabría decir el porque.

Llegó hasta el río donde Caronte lo recibió, subió a la barca y se alejo de la orilla, mirando por última vez a su guerrero.

Avanzo despacio por el río Aqueronte, mirando el lugubre lugar.

Le anuncio a Hades que lo iría a visitar, por respeto decidió cruzar como cualquier alma y no solo aparecerse ahí, estaba nervioso y suplicaba que el camino nunca acabará.

Cuando fue la última vez que estuvo frente a su hermano, trescientos, cuatrocientos años, ya no lo recordaba pero...estaba tan nervioso como la primera vez.

Radamanthys fue el encargado de llevarle hasta el trono de su señor en la cuarta esfera de Guidecca.

Poseidon mordió sus labios antes de entrar.

Hades estaba ahí, sentado en su trono y con una cara de pocos amigos, mirando con odio a su hermano.

-....hola.... hermano.