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CAPÍTULO 2: «QUERER ES UNA PALABRA MUY FUERTE»

Lloré en el hombro de Mack hasta que me quedé sin lágrimas. En ningún momento ella intentó alejarse de mí, es más, me abrazó de una manera reconfortante, como si no quisiese soltarse jamás.

Me separé de ella lentamente y sin querer mirarla, me sorbí los mocos. Era casi vergonzoso que me viese en ese estado. Después de todo lo que había pasado, seguro que estaba sorprendida de mi repentina reacción. Más lo estaba yo.

Se quedó mirándome unos segundos en silencio, mientras yo hipaba y me esforzaba por acompasar mi respiración. Me cogió de la mano, y después de cerrar la puerta con el pie, me condujo a la cama, donde me obligó a sentarme. Restregué mis manos por mis ojos para quitar los restos de lágrimas y me quedé mirando el suelo.

—Siento haber... —No me dejó terminar.

—Ni se te ocurra disculparte —me dijo seria y me volvió a abrazar. Enterré mi cara en su cuello y cerré los ojos. Cómo había echado de menos los abrazos de mi mejor amiga. Volvió a separarse de mí y me observó. El único sonido que se oía era el de mis sollozos, mucho más silenciosos—. ¿Mejor? —me preguntó al cabo de unos minutos. Asentí con la cabeza y volví a colocarme en la misma posición que antes, con las piernas pegadas al pecho y la barbilla apoyada en mis rodillas—. Bien —susurré, para proceder a levantarse de la cama y andar hacia la puerta de mi habitación.

—¿A dónde vas? —le pregunté con mi estúpida voz débil y Mack se dio media vuelta.

—No sé si quieres hablar de ello conmigo, y prefiero marcharme antes de que me eches tú. —Me sonrió triste y siguió caminando.

—Mack —la llamé, y volvió a darse la vuelta—. Quédate. Por favor —le pedí, y un par de segundos después, volví a tener a mi mejor amiga sentada a mi lado. Nos quedamos en silencio otra vez—. No sé... por dónde empezar —susurré. Y era cierto, tenía tantas ideas volando por mi mente que me resultaba imposible ordenarlas.

Era un completo caos.

—Haz lo que haces siempre. Haz spoiler de todo, y empieza por el final —bromeó y se me escapó una pequeña sonrisa.Para llevar veinticuatro horas prácticamente sin dormir, me sorprendía que no me hubiese caído redonda en cuanto me había sentado en la cama. Me acomodé en la cama e inspiré hondo. No sabía si iba a ser capaz de decir las palabras en voz alta.

—Es sobre Chris... —susurré, y Mack asintió con la cabeza.

—Me lo figuraba. —Levanté una ceja—. Me pareció raro que no quisieses ir a verle en el hospital. Además, por lo que yo sé, estabas con Brandon antes de que ocurriera... todo. Eso no puede ser bueno —dijo y asentí con la cabeza. Mack siempre había sido muy lista.

—¿Qué es lo que sabes?

—Lo que Brandon le ha contado a los policías. Hablaron con tu hermano cuando tú seguías inconsciente. —Se acomodó en la cama y cruzó las piernas.

—Nada de lo que ha dicho es cierto.

—Lo sé —dijo con simpleza.

—Joder, qué difícil es esto... —Me pasé la mano por el pelo y volví a frotarme los ojos como gesto nervioso—. Ayer fui a casa de Chris porque su madre me había invitado a comer. —Comencé a explicarle—. Era la primera vez que nos conocíamos formalmente. Y todo podría haber ido a la perfección si no hubiese sido porque antes de sentarnos a comer, Lily, la hermana de Chris, me dijo algo... —Sacudí la cabeza.

—¿Qué te dijo? —me animó.

—Estábamos jugando a las muñecas y comenzó a darme las gracias porque desde que yo estaba con Chris, estaba mucho más tiempo en casa y jugaba mucho más con ella.

—¿Mucho más tiempo en casa? ¿Qué quiere decir eso? —preguntó confusa.

—Al parecer antes tenía un trabajo. Me dijo que solía irse por las tardes, y que a veces no volvía hasta el día siguiente —le dije con un tono de voz neutral.

—Un trabajo —repitió. Asentí con la cabeza—. Y tú no sabías nada de eso. —Negué con la cabeza.

—Pero eso no es lo único que descubrí ayer. —Sonreí triste—. ¿Recuerdas a la chica que se acercó a Chris en la fiesta de Año Nuevo? —Asintió con la cabeza—. ¿Te acuerdas que le preguntó si había ido solo o con un tal Derek? —Volvió a asentir con la cabeza—. Ayer Chris recibió una llamada del que creo que es el mismo Derek. No oí lo que él decía, pero Chris habló de que «lo» había dejado, que no le importaba el dinero, y que Kelsey, la chica de la fiesta, tendría que conseguirse a otra persona —repetí las palabras que le había oído decir a Chris.

—Vale... —murmuró Mack, totalmente perdida—. Pero eso no explica qué hacías con Brandon. —Frunció el ceño.

—Espera. —Levanté la mano—. Cuando oí la llamada, me marché de su casa pitando.

—¿Por qué? —me preguntó Mack.

—Porque no es la primera vez que Chris hace o dice algo sospechoso. Hace un tiempo encontré un teléfono viejo y una caja fuerte en un cajón de su habitación, y en la primera fiesta a la que fuimos a principio de curso, Chris se comportó... muy raro. —Sacudí la cabeza, y volví a maldecir por no haberme dado cuenta antes de lo que había estado ocurriendo. Lo había tenido delante de mis narices durante meses—. Cuando llegué aquí, me encontré tu nota en la puerta de la entrada. —La miré de reojo.

—Sí... Sabía que te habías marchado, así que sólo la colgué ahí. —Me regaló una sonrisa de disculpa.

—Tranquila. —Le sonreí triste—. De todas formas, si no la hubieses dejado ahí, no la habría visto. Brandon me estaba esperando en el porche. Se empezó a reír de mí, como ya es costumbre, y empezamos a hablar de lo de Max...

—¿Max? ¿El novio de Kyle? —Mack me interrumpió. No me acordaba de que Mack llevaba tanto tiempo desinformada.

Ex novio —la corregí—. Resulta que Max sólo empezó a salir con Kyle para acercarse a nosotros, y hacer de "topo" para Brandon —le dije, y Mack abrió la boca con sorpresa.

—¿Por eso ha estado Kyle pululando por la casa como un fantasma estos últimos días? —Asentí con pesar, y Mack se cubrió la boca con su mano—. Pobre Kyle... —susurró—. ¿Por qué ha hecho todo eso Brandon?

—Esa es la mejor parte. —Sonreí amargamente—. ¿Te acuerdas que desde que Brandon volvió, todos creíamos que sólo quería molestarnos a Chris y a mí, hacer que rompiésemos para que de alguna forma muy retorcida, yo volviese con él? Pues no podíamos estar más equivocados.

—¿A qué te refieres? —preguntó confusa. A pesar de que hablar de lo ocurrido era doloroso, en cierta parte se sentía bien poder desahogarme con alguien, y aún más que ese alguien fuese mi mejor amiga. Un gran peso que tenía sobre mis hombros estaba desapareciendo poco a poco.

—Hemos malinterpretado todos los movimientos de Brandon. Sobre todo yo. —Sacudí la cabeza—. Sabía que tramaba algo, y él sabía que yo lo sabía. Su juego duró hasta ayer, cuando me invitó a su casa para contármelo todo. —Comencé a sentir cómo las lágrimas volvían a aparecer, pero las espanté con rapidez. Si me ponía a llorar no iba a ser capaz de decir palabra.

—¿Y decidiste fiarte de él? Abbie, creía que las dos sabíamos que Brandon era peligroso —me reprendió.

—Él sabía algo que yo no. Y no aguantaba más, Mack. Necesitaba saberlo. —Agaché la mirada y me quedé mirando la cama. Decirlo en alto lo hacía más real.

—Y ese algo... ¿Tiene que ver con Chris? —supuso, y yo asentí con la cabeza. Enterré mi cara entre mis manos, y comencé a sollozar otra vez. ¿Por qué no podía parar de llorar?—. Oh, Abbie... —Se inclinó sobre mí y me acarició la espalda—. Tranquila. Sea lo que sea, seguro se arregla. —Negué con la cabeza repetidamente. Esto no era algo que se pudiese «arreglar»— Es Chris. ¿Qué ha podido hacer que sea tan malo? —Todavía con lágrimas deslizándose por mis mejillas, levanté la cabeza y la miré fijamente.

—Pasa drogas. Y la noche que rompí con Brandon y le pillé comprando, el tío que se las estaba pasando... —Se me rompió la voz y no pude acabar. Mack soltó un grito ahogado y me miró atónita.

—No... —susurró. Asentí con la cabeza.

—Era él. Ese era su trabajo. Ha sabido todo este tiempo que se trataba del mismo Brandon al que le vendía y no me ha dicho nada. —Me dolía el pecho igual que como si alguien me hubiese atravesado con un sable—. Me lo ha estado escondiendo, hasta que me he tenido que enterar por Brandon... —sollocé, y volví a enterrar mi cara en mis manos. Mack no tardó ni un segundo en abrazarme. Me sentía rota, completamente destrozada. Mi mente no conseguía comprender lo que había pasado y mi cuerpo me pedía dormir a gritos.

En esa posición nos quedamos un tiempo indefinido. Ella intentando reconfortarme y yo empapando su ropa con mis lágrimas. Cuando nos separamos, me ayudó a limpiarme las lágrimas y de mi mesilla de noche cogió mi paquete de pañuelos.

—Gracias. —Acepté los pañuelos y me soné los mocos.

—Por lo que me has contado, he de suponer que Chris fue el que le ha desfigurado la cara a Brandon y no unos matones que pasaban por la calle. —Asentí con la cabeza—. ¿Le intentó tirar también del puente?

—No estoy segura. No lo creo —me corregí. No creía que Chris fuese capaz de tal cosa, ¿verdad? Había tenido que ser un accidente.

—Joder, Abbie... Lo siento mucho. Es my injusto —me dijo apenada. Yo me encogí de hombros. Nos quedamos unos minutos en silencio hasta que Mack volvió a hablar—. ¿Y por qué Brandon ha tardado tanto tiempo en contártelo? —preguntó confusa.

—No me dio una razón clara, me dijo algo como que quería ver hasta dónde llegaba Chris, pero también me dijo que estaba resentido conmigo —le expliqué—. Por diversión, vaya. —Sonreí amargamente y me encogí de hombros.

—Entonces... ¿Nunca ha querido volver contigo? —Negué con la cabeza.

—Sabía que después de todo, nunca volvería con él. Prefería vengarse de Chris —dije con un tono de voz grave.

—¿Y por qué quería vengarse? ¿Estaba celoso de él?

—No. Es mucho más retorcido que eso. —Me sorbí los mocos—. El día que rompí con Brandon, Chris insistió en que comenzara a vender también. Al parecer Chris le metió en un lío. —Sacudí la cabeza.

—Esto parece sacado de una película —dijo Mack, sin salir de su asombro. No podía estar más de acuerdo.

—De todas formas, Brandon podría habérmelo contado antes. Pero si lo hubiese hecho, no habría disfrutado de hacerme daño a mí también. —Reí sin gracia—. Supongo que esta ha sido su forma de devolvérmela por haberle dejado.

—Brandon es un pedazo de mierda —dijo Mack con odio—. Y Chris también. Son tal para cual. Los dos son la peor escoria que podría existir jamás. No te merece, Abbie.

—¿Quién de los dos? —Intenté bromear. Mack chasqueó la lengua y me miró severamente.

—Las dos ya sabemos que Brandon es un indeseado. Hablo de Chris. Lo siento, probablemente no sea lo que quieres oír, pero lo que ha hecho... —Negó con la cabeza—. Es imperdonable.

—Lo peor de todo... Es que si me lo hubiese contado antes, si me hubiese dicho antes la verdad, las cosas habrían sido muy diferentes que como lo fueron con Brandon. —Me limpié las lágrimas—. Porque ya no tengo quince años, Mack. Mi padre murió hace algo más de tres años. Lo he superado, creo. —Hipé—. Porque quiero creer que Chris tuvo una razón muy concreta e importante para meterse en ese mundo, y si me lo hubiese explicado, tal vez le hubiese podido ayudar... Pero no lo hizo.

—¿No te ha llegado a decir por qué lo hacía?

—De todas formas ya no importa. No quiero oírlo. —Me incorporé y me acerqué a la papelera de mi habitación para tirar los pañuelos usados.

—A lo mejor en otra ocasión te diría que recopiles todos los datos antes de formar tu opinión y decidas si la razón por la que traficaba con drogas es... excusable, pero eso no quita que te haya mentido sobre lo de Brandon. —Me volví a sentar a su lado.

—Exacto.

Eso era lo que más me dolía.

—Chris la ha cagado, pero bien —dijo decepcionada—. ¿Y sabes ya lo que vas a hacer? —Me miró.

—No —negué con la mirada perdida. Porque, ¿qué se suponía que debía hacer ahora? No era como si pudiera perder de vista a ninguno de los dos. Íbamos juntos al instituto. Nuestras puñeteras taquillas estaban las unas al lado de las otras. Compartía un par de clases con Chris, y en muchas de ellas, me sentaba con él. Empecé a agobiarme, y volví a esconder mi cara en mis manos—. Esto es una puta mierda —maldije y Mack rodeó mis hombros con su brazo.

—Encontrarás una solución. Siempre lo haces. —Intentó calmarme, pero yo la miré alarmada. Aquello había sonado a despedida y yo no podía permitirlo.

—No puedes dejarme sola, Mack —le dije muy seria—. No puedes volver a irte. Te necesito aquí conmigo. No puedes volver a irte —repetí, por si no había quedado suficientemente claro. Mack me sonrió triste.

—Nada más me gustaría, pero te recuerdo que no depende de mí. —Me apartó un mechón de pelo revoltoso de la cara.

—No nos dio tiempo a pensar en algo porque todo fue muy repentino, pero seguro que podemos pensar en algo. Tienes que quedarte aquí, Mack. No puedo volver a perderte —le supliqué. Todavía no habíamos hablado de nada de lo que había ocurrido con mi hermano y con Chad, pero eso ya me daba igual. Había pasado demasiado tiempo sin mi mejor amiga, y no iba a permitir que su padre o su madre me la volvieran a arrebatar.

—Creo que ya tienes suficiente en lo que pensar, Abbie. —Negó con la cabeza y yo la miré con el ceño fruncido.

—¿Es que acaso no quieres quedarte? —pregunté con la voz rota. Esa era la sensación que me estaba dando, porque sabía que mi mejor amiga nunca se rendía. Antes, me ayudaría a ejecutar el plan más loco para intentar conseguir lo que queríamos.

Mack apartó la mirada y suspiró.

—No es eso... —murmuró en voz baja y yo me alejé ligeramente para poder observarla mejor.

—¿Entonces qué es?

—Le he hecho mucho daño a Chad —confesó, entristecida—. Y a ti también, Abbie. Todo lo de tu hermano es demasiado complicado, y quedarme sólo complicaría las cosas —dijo sin mirarme.

—¿Y tu solución es huir? —la increpé.

—No estoy huyendo, Abbie. Pero necesito reflexionar, y quedándome aquí... La distancia al menos me permitiría pensar con claridad, sin distracciones. —Su tono de voz fue disminuyendo hasta que se convirtió en un débil susurro.

—Y por distracciones, ¿te refieres a mi hermano? —le pregunté, a pesar de que ya sabía la respuesta.

—Mayormente. —Me miró de reojo.

—Mack, no me voy a enfadar. —Suspiré y le cogí las manos—. Me ha costado comprenderlo, pero esto no es culpa tuya. Como tú misma dijiste, uno no puede controlar de quién se enamora. ¿Me dolió que nunca me contases que te gustaba Mason? Sí. Pero no pienso volver a reaccionar como lo hice. —Sacudí la cabeza—. Estaba dolida, y creo que me enfadé más por Chad que por mí. No fui justa contigo, y lo siento. —No sabía que mi pequeño discurso me iba a llevar a una disculpa, pero estaba contenta de haberlo dicho. Mack se emocionó y se lanzó a mis brazos.

—Gracias —me susurró al oído y rápidamente se separó de mí—. Yo también lo siento —se disculpó.

—Lo sé. —Sonreí con sinceridad por primera vez en toda la noche—. Entonces, ¿vas a contarme qué hay entre mi hermano y tú, o no? —le pregunté muerta de la curiosidad. Prefería hablar con Mack toda la noche antes que irme a dormir. Tenía miedo de lo que pudiese soñar. Mack me miró dudosa, probablemente dudando entre contármelo o no—. Mack, prometo no enfadarme. Sólo quiero ayudarte —le dije, y ella pareció ceder.

—Apenas yo entiendo qué pasa entre nosotros dos. —Negó con la cabeza.

—Puedes empezar contándome cómo es eso de que le besaste hace años —sugerí, y Mack se sonrojó inmediatamente.

—¡Madre mía! A veces se me olvida que hice eso... —Sacudió la cabeza—. Fue unos días antes de empezar tercero, antes de que Chad se trasladase a nuestro instituto. Mason me llevaba gustando ya un tiempo, y no sé qué mosca me picó ese día, que decidí que besarle era una buena idea. —Se quedó un segundo en silencio—. No lo fue.— Se rio y provocó que sonriera ligeramente—. Me rechazó, obviamente. Creo que nunca he pasado tanta vergüenza. ¡Hasta dejé de venir una temporada a tu casa de lo avergonzada y dolida que estaba! Era tan dramática... —Sacudió la cabeza—. Ese mismo año llegó Chad, y tu hermano pasó a ser historia. Me empecé a fijar en Chad, y nunca volví a pensar en Mason hasta... Bueno, ya sabes. —Terminó de explicar y me miró de reojo, esperando mi reacción.

—Y ninguno de los dos me contó que os gustabais porque creíais que me estabais... ¿protegiendo? —Recordé las palabras que tanto mi hermano como Mack me habían dicho como excusa por no habérmelo contado antes.

—Por la época, tú y él no os llevabais. ¿Crees que te habrías tomado bien que yo te dijera que me gustaba tu hermano? —me preguntó, y de mala gana, negué con la cabeza. Sabía que eso probablemente era lo último que habría querido oír—. Mason tampoco te lo dijo por la misma razón. Es más, apenas hablabais, habría sido raro que eso sí que te lo contase. —Frunció el ceño y yo asentí con la cabeza, concordando con ella.

—Supongo que tienes razón. —Suspiré y me sentí muy estúpida. Había tratado a Mack como al enemigo, y no se lo había merecido en absoluto.

—Y tampoco le hablé a Chad de eso porque para mí era agua pasada, algo sin importancia. No creí que Mason me fuese a confesar sus sentimientos años después.

—Y ahora no sabes qué hacer porque te gusta Chad, pero también te gusta Mason —intuí y Mack asintió con la cabeza.

—Aunque tampoco es que pueda hacer mucho para arreglar las cosas con Chad. Ha roto conmigo —dijo apenada.

—Está dolido, Mack. De repente se entera que a su novia le gustaba un chico, y que el mismo chico le ha confesado sus sentimientos, y que además para colmo, no se lo ha contado. Creo que yo también me enfadaría. —le dije dulcemente. Mack suspiró.

—Si tan solo pudiese arreglar las cosas con él... —Sacudió la cabeza, y yo entrecerré los ojos.

—Hablas como si ya hubieses decidido que quieres estar con Mason —apunté y chiné los ojos.

—¡No! —Corrió a decir—. Bueno, no lo sé. —Gimió y escondió su cara en sus manos—. ¡No lo sé, Abbie! Es complicado, y no quiero tomar la decisión equivocada. Porque haga lo que haga, uno de los dos va a salir herido.

—¿Has probado a hacer una lista de pros y contras? —sugerí, y Mack me miró mal—. ¡Oye, intento ayudar! —me defendí.

—¿Crees que Chad querrá hablar conmigo? —me preguntó, triste y yo aparté la mirada. Sabía a ciencia cierta que Chad no quería hablar con Mack, pero no tenía el coraje suficiente para decírselo. Mack pareció entender mi silencio—. Está bien. Lo entiendo. —Dejó escapar un suspiro.

—A lo mejor si le das tiempo... —aventuré, intentando hacerla sentir mejor. Las dos nos quedamos en silencio, pensando—. ¿Y Mason? Sabes que Chad te quiere. Ha roto contigo porque no quería sentirse como un segundo plato, pero las dos sabemos que aún así quiere te sigue queriendo. ¿Qué te ha dicho Mason? —le pregunté y vi un pequeño pero resplandeciente brillo en los ojos de mi mejor amiga. Dibujó una pequeña sonrisa en su rostro y jugó con sus dedos, nerviosa.

—Me ha dicho que me quiere. Que quiere estar conmigo, y que lleva esperando años por mí. Que no le importa esperar algunos más —me dijo como si estuviera soñando despierta. Y fue en ese momento en que me di cuenta de que Mack estaba demasiado pillada por mi hermano como para volver con Chad. Le quería, pero me daba la sensación de que también quería a Mason. Y muy a mi pesar, sería un error que volviese con Chad, porque no sería justo ni para él, ni para ella.

—Vuelve con Chad —le dije, y Mack me miró confusa.

—¿Cómo dices?

—Es nuestro mejor amigo. Tu novio. Deberías volver con él, seguro. Además, después de lo que le has hecho pasar, es lo mínimo que se merece —le dije, y Mack me miró insegura.

—¿Tú crees? —me preguntó poco convencida.

—Claro. Has dicho que los dos te gustan por igual. Si alguien tiene que salir herido es Mason. Ha llegado tarde y se ha cargado la relación que teníais tú y Chad. Chad te quiere y tú le quieres a él, ¿no?— La miré con las cejas levantadas.

—Sí... —murmuró y se quedó mirando el suelo, entristecida. ¡Esa mujer podía estar ciega algunas veces!

—Eres boba. —Sacudí la cabeza, casi divertida.

—¿Qué pasa? —preguntó sin entender.

—Parece que se te ha venido el mundo encima al imaginarte volviendo con Chad. ¿De verdad sientes que es lo que deberías hacer? —pregunté y Mack me observó ojiplática—. Mack. Escoge a Mason —le dije después de unos segundos. Ella me miró sorprendida.

—Pero me acabas de decir que...

—Tus ojos brillan demasiado al hablar de mi hermano. —Le sonreí—. Si tú y Chad volvéis, te pasarás el resto de tu vida preguntándote qué habría pasado si hubieses escogido a Mason. Además, Chad no se merece salir con una persona que quiere estar con otra. —Negué con la cabeza, triste por mi mejor amigo. Odiaba tener que admitirlo, pero Mack ya no correspondía a Chad de la misma forma que antes. Se merecía querer a una persona que le quisiese de igual manera.

—Querer es una palabra muy fuerte. —Sacudió la cabeza.

—Di lo que quieras. —Me encogí de hombros.

—¿Entonces crees que debería salir con Mason? —me preguntó ahora mucho más feliz. ¿Podía ser más ingenua?

—Sí, Mack. —Le sonreí, y ella empezó a sonreír.

—¿Y eso no te molestaría? —me preguntó intentando contener la felicidad.

—¿Cómo podría ser el motivo de desdicha de mi mejor amiga y mi hermano? —pregunté dramáticamente. Sin previo aviso, Mack se lanzó a mis brazos y mi espalda chocó contra el colchón. Reí contra su pelo, y Mack comenzó a darme besos por toda la cara.

—No te merezco. Nadie te merece. —Me miró sonriente, y yo puse los ojos en blanco.

—Ya no hace falta que me hagas la pelota —bromeé y Mack rio. Se levantó de un salto y me miró.

—¿Crees que debería ir a hablar con él? —me preguntó emocionada.

—¿Ahora? Mack, estará durmiendo. —Reí ligeramente.

—Pero son pasadas las ocho —se quejó y yo abrí los ojos sorprendida. Miré por la ventana para asegurarme, y efectivamente, el sol ya había salido casi por completo, y los débiles rayos de luz invernales traspasaban por mi ventana, iluminando mi habitación. Cuando me había despertado en la camilla del hospital, creía que esa iba a ser una de las peores noches de mi vida, pero Mack la había hecho mucho más llevadera. Casi no sentía el dolor en mi pecho. A Mack se le borró la sonrisa y me miró preocupada—. ¿Debería hablar con Chad primero? Porque tengo que contárselo. No pienso cometer el mismo error dos veces.

—Creo que estás demasiado feliz para hablar con él. Suelta algo de esa energía con mi hermano. De todas formas, no va a cambiar en nada que hables con Chad antes o después. —Me encogí de hombros. Mack se acercó a donde mí y me agarró de los hombros.

—Gracias, en serio —me agradeció, sincera—. Gracias por ser mi mejor amiga, por comprenderme, por ser tan buena, por ayudarme cuando literalmente tu vida está patas arriba. Sé que ya te lo he dicho, y que no me crees, pero no te merezco, de verdad que no. —Sonreí y negué con la cabeza.

—Para —la detuve—. Con todo lo que ha pasado entre nosotras, es lo mínimo que puedo hacer por ti. Mejor amiga. —Le guiñé un ojo. Todo lo que había dicho era verdad. Me sentía culpable por la forma en que la había tratado, y me alegraba que Mack hubiese confiado en mí para contarme sus problemas, a pesar de que yo le había dicho específicamente que no quería oírlos.

—Te quiero, lo sabes, ¿no? —me preguntó, y no pude evitar sonreír.

—Claro que sí. Y tú sabes que yo te quiero a ti, ¿no? —Mack asintió con la cabeza con efusividad y me abrazó. Se puso de pie y caminó hacia la puerta de mi habitación, pero antes de salir, se detuvo y me miró.

—Supongo que querrás dormir, o estar un rato sola. —No me estaba preguntando. Asentí con la cabeza. En algún momento tendría que enfrentarme a la realidad, y mejor hacerlo cuanto antes—. Bueno, ya sabes que estamos todos fuera por si necesitas algo. —Me sonrió con dulzura.

—Lo sé. —Le sonreí de vuelta. Mack me miró una última vez y salió de la habitación procurando no hacer ruido.

Oí cómo la puerta de la habitación de mi hermano se abría, y después de un intercambio de palabras que no pude entender, mi hermano pegó un grito de felicidad que fue seguido por las risas de ambos. Sonreí inconscientemente. Me alegraba ver a mi mejor amiga feliz.

Pero ahora estaba sola. Y ya no había forma de eludir todos los dolorosos sentimientos que luchaban por emerger. Hablar con Mack me había distraído un par de horas, pero ahora que volvía a estar sola, no pude contenerlos más.

Me desvestí y cogí de la bolsa de plástico el chándal que me había llevado Kyle al hospital para cambiarme. La escayola lo dificultaba malditamente todo, y de momento la herida de mi cabeza no dolía, pero estaba convencida de que era la razón por la que me sentía tan mareada. Evité mirarme al espejo en todo momento, porque sabía que en cuanto viese las pintas que tenía, me echaría a llorar.

Me coloqué los pantalones, pero cuando me puse la sudadera, ésta se quedó enganchada en algo. Tiré de ella, hasta que me fijé que ese algo era el collar que Chris me había regalado en Nochebuena. Conseguí ponerme la sudadera, y con mucho esfuerzo, me quité el collar. Lo observé unos segundos. Me encantaba ese collar, por lo menos antes. Ahora, el mero hecho de estar tocándolo, mirándolo, me ponía enferma. Con toda la fuerza que tenía, lo lancé al otro lado de la habitación.

Cerré la puerta de mi cuarto con pestillo y me tumbé en la cama. No sabía cuál era el plan, si dormir, quedarme despierta o llorar hasta deshidatrarme, pero sabía que fuese lo que fuese, no me iba a mover de esa cama.

No me metí ni debajo de las sábanas. Me quedé mirando el techo y dejé que mi mente recorriera con libertad todos y cada uno de los recuerdos que tenía con Chris. Las lágrimas no tardaron en volver a caer. 

Agarré mi cojín y lo abracé, imaginando que a quien abrazaba era a él.


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¡HI, BABESSSS!

Hemos vuelto otra semanita más. Esta semana he estado A TOPE escribiendo y nunca me había sentido tan satisfecha con mi trabajo. ¡¡¡¡¡Todo va sobre ruedasssss!!!!

Habemos capítulo muy de friendship bonding!!! Creo que Abbie y Mack necesitaban tener un momento privado y bonito para resolver sus diferencias. Abbie ha descargado todo lo que le impedía respirar y Mack ha tomado LA decisión. ¿Qué pensamos al respecto? ¿Creéis que está haciendo las cosas bien? ¿Creéis que es la decisión adecuada? ¿Team Chad o team Mason? Dejádmelo saber en los comentarios!!!!!

Como siempre, os animo a votar, a comentar, y a compartir la novela con los amigos y la familia, porque ya sabéis lo que dicen: "compartir es vivir". Y de paso, echadle un vistazo a mi cuenta en Tiktok, quizá encontréis algo interesante por allí. Mi usuario es el mismo que aquí!!!!

Muchos besazos,

Elsa <3


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