♥︎Capítulo 23: Pobreza
Toco su hombro y se da la vuelta. Mi corazón se detiene al verle el rostro. Tiene la mejilla hinchada, su ojo está color violeta y en su barbilla hay un arañazo largo. Lleva una ropa que cubre casi todo su cuerpo pero sé que debe de estar golpeada. Esconde sus manos. Olvido unos segundos lo que voy a decir.
El alma duele.
— ¿Qué te ha pasado? — mi mano toca su mejilla lacerada con suavidad y ternura. Cierra los ojos tras colocar su mano sobre la mía, guardando ese último instante, juntos, como si en realidad supiera que vamos a destrozarnos cruelmente. Su muñeca está lacerada. El dolor es sustituido por rabia.
— Cariño ¿Quién te ha hecho esto?
— No lo entenderías
— Lo que entiendo es que alguno de estos imbéciles te ha golpeado. Ha pegado a MI novia
— Iván no es lo que crees...
— ¿No? ¿Y qué quieres que crea? ¿Por eso no querías verme, verdad?
— Sí
— Ha sido Kek — afirmo y miro hacia los lados buscándole. Leonor agarra mi brazoꟷLe mataré
— No fue él
La observo. Verla así me revuelve el estómago de dolor.
— Dime quién fue. Por favor — suplico acariciando su mejilla. Sé que no quiere decírmelo, lo veo en sus ojos. En su angustia contenida pero, sabe que no cederé. Llegaré hasta el fondo. Suspira con resignación y confiesa.
— El examen para entrar a la pandilla
Y lo comprendo. Ella acaba de ingresar como miembro de los indomables. Lleva atada a la cintura la chaqueta de ellos.
ꟷ ¿Por qué elegiste esto? — mi tono cambia radicalmente. Me alejo.
— Vive el ahora aunque veas tu mundo arder. Eso dijiste y lo hice. Fue mi decisión
— Leonor, sabes que te hubiese dado todo. No necesitas hacer esto. Mira tu rostro
ꟷ ¿Y depender de ti?
ꟷ ¿Qué tan malo es?
— yo misma puedo resolver mis problemas
— Pero eres mi novia
— No tu propiedad
— No he dicho eso...
— Iván .No voy a depender de tu dinero
— Esto no es una mejor opción ¡Es ilegal! ¡Puedes ir a la cárcel!
— Baja la voz — dice mirando a ambos lados— la mayoría de los que compran esto son los de TU universidad. Unos salvajes
Me mira con odio y parece que más que insultar a mis compañeros me está insulta a mí. La rivalidad es tan fuerte que nos ha alcanzado, no sé cómo pude pensar lo contrario. Es una lucha de años. La belleza que la caracterizaba desaparece en estas calles lúgubres y llenas de sangre.
— Sean de la universidad que sean. Está mal.
— ¿Y está bien destrozar a tu primer amor? Las lágrimas durante meses, los insomnios, los terrores nocturnos y la adolescencia destruida nadie me la devolverá.
Quedo estático al escuchar sus palabras, siento nítidamente lo que sucedió. Recuerdo el rostro de Leonor con diez años, Con once, con doce. La última vez que la vi. Su mirada ilusionada y el anillo de plata en su dedo. Su sonrisa y sus labios finos sobre los míos. Su risa. Todo eso desapareció cuando me fui, la destrocé por completo y ahora estoy pagando su venganza.
— ¿Por eso haces esto? ¿Cómo una forma de vengarte por lo que sucedió hace años?
— No— niega pero miente. Me ha engañado todo este tiempo.
— Hay algo más. Confiesa ¿Por qué estuviste conmigo si en realidad me odias?
— No querrás saberlo
— Ya no me importa. Solo dime la verdad
— Por cosas de la vida... mi familia y yo cortamos toda relación antes de que se arruinaran. Como el dinero se me acababa tenía que conseguirlo de algún lado...
— Entraste a una pandilla que traficaba con drogas. ¿Y yo que tengo que ver ahí?
— Debía pasar dos exámenes o pruebas para entrar. Uno de An y otro de la pandilla.
— Uno es aguantar una paliza. Conozco esas duras pruebas — suelto sin sentimiento. Varios ilusos del mare lo habían intentado sin éxito. Entrar a una pandilla tan peligrosa no es tarea sencilla.
— Exacto. Ese era el reto de los indomables. El de An en cambio era más difícil que 10 palizas. Estar contigo, con mi ex. Con la persona a la que tenía mayor odio. Ella sabe que no eres mi primo...
— Ya veo
Suspiro y parpadeo. Cambio mi posición y cruzo los brazos.
ꟷ ¿Alguna vez me quisiste? Todo lo que dijiste...
ꟷTe quise. Te amo ꟷ susurra pero ya no puedo creerla.
ꟷAmor esto no...
—Al principio no quise hacerlo. Pero necesitaba conseguir dinero. Pensé en pedir ayuda a mi padre pero antes de que pudiese hablar con él. Se arruinó.
El dolor en mi pecho es tan fuerte que por momentos siento que me falta el aire. Ella, el amor de mi vida, la luz de mis mañanas. El único motivo por el que vivo me ha destrozado.
Es cierto, no soy inocente. No soy más que un estorbo en su existencia pero la forma en la que se ha vengado es la más terrible de todas. Autodestruyéndose.
Tal vez puedo hacerla cambiar de opinión. Por lo menos para que no vaya a la cárcel o termine muerta en uno de estos barrios. Si no va a estar conmigo, quiero que por lo menos sea feliz, libre.
—Consumir droga ya es terrible pero ¿Venderla?
—Yo no les obligo
No puedo creer lo que estoy oyendo. Ella vende esas sustancias y se queda tan tranquila, como si ver a estos desgraciados adictos no sea nada.
ꟷNo tienes corazón y yo no me había dado cuenta. Tan sólo mira a ese de allí
Señalo a un chico que esnifa algo que no sé lo que es. Su pierna se mueve con claro nerviosismo. Está exhausto, unas ojeras muy profundas surcan su rostro, sus pupilas se dilatan pero su expresión es de horror. Está tan delgado que puedo ver sus huesos sin problema, lleva una ropa andrajosa y unas sandalias playeras a pesar del frío de la noche.
ꟷSu vida está destruyéndose, morirá cualquier día cercano porque es adicto a algo que tú vendes ¡Serás tan culpable de su muerte como él!
ꟷNo todos somos tan privilegiados como tú
ꟷSí, soy rico. Y tú eres pobre ꟷ contesto con desprecio hastiado de la actitud de la que era la dueña de mi amor. Su expresión es dura aunque en su mirada hay un pequeño rastro de dolor. Acaricia su cabello en un afán por distraerse. Su mejilla herida queda calcada en mí.
ꟷ Pero no soy rico por mi dinero, ni porque no me falte nada, ni porque viva en una casa enorme, soy rico por mis principios. Lástima que dentro de ti no haya nada que valga la pena. Sin duda no te conocía
ꟷAl parecer yo a ti tampoco. Vi el vídeo con Ashley
—No te guíes sólo por lo que veas sino por mis acciones. Yo demostré que te quería. Si hubieses querido verme aquel día, te lo hubiese explicado todo. Te llamé incansables veces para contarte lo que sucedió pero tú estabas aquí con tus amiguitos.
—Iván. No entiendes nada
ꟷNo hay nada que hacer ꟷ murmuro pero sé que me escucha, nos señaló. Lo nuestro ha terminado para siempre.
Me doy la vuelta, es ridículo intentar hablar con alguien tan obstinado. ¿Dónde quedó aquella sonrisa inocente? ¿Y aquella mirada pícara o esa curiosidad innata por saber más y más?
Aquella chica amable, risueña, curiosa y dulce en realidad es una fantasía. Una imaginación de mi mente. Nunca la quise ver como lo que en realidad es manipuladora, frívola y fría. Esta hecha de hielo si no es capaz de percibir el dolor de todos aquellos a los que vende.
Algunos viven en la calle pero otros son jóvenes de la élite, jóvenes que acabarán muy mal a pesar de su riqueza. Recuerdo las palabras de Carlos al verles,
"Iván, entrar en el mundo de las drogas es como caer en un abismo sin fondo, solo caes y caes y desciendes. Todo se vuelve oscuro pero nunca acaba. No tiene final una vez comienzas"
Mi corazón se rompe al darme cuenta de la realidad. Liz llevaba razón. Enamorarte de la persona equivocada es mortal.
Me alejo de allí hecho pedazos. La cabeza me duele horrores y no sé si con este mareo seré capaz de conducir la moto de vuelta a casa. Kek me detiene de nuevo, intento esquivarle. Por alguna razón que no comprendo entre toda la multitud solo parece fijarse en mí. Le observo y recuerdo el significado de su nombre. Nadie conoce su nombre real pero si sabemos que aquel apodo proviene de un dios egipcio, el dios de la oscuridad. Aquello tiene bastante sentido, es el soberano de estas calles.
— Chaval ¿Te vienes al palacete?
Aquella discoteca lujosa es muy recurrida los fines de semana y todos los que están aquí de seguro irán. La mayoría son del mare nostrum. Con la semanita que llevo no creo que llegue a divertirme. No tengo novia, pero tampoco amigos. No me queda nada.
— No iré
ꟷ ¿Ese nena te quitó las ganas?
— No es una nena. No quiero ir Kek
— Venga, es solo una fiesta. Ya conoces el palacete. Te he visto entrar
— por eso mismo no quiero ir, sé cómo es
— Ella se divierte. ¿Vas a volver a tu casa a llorarla?
El coraje me inunda y quiero pegarle. Se burla en mi cara. Intenta humillarme para que ceda. En su expresión hay diversión. Pese a su aparente simpatía se que en realidad se esconde algo oscuro.
— Kek. No me convencerás
— Tú mismo
Leonor sonríe cuando habla con unos chicos a los que les da unas pastillas y los celos recorren cada parte de mi cuerpo. Si ésta va a ser su nueva vida sin mí. Muy bien. Yo iré a hacer la mía.
***
Las luces, el ritmo desenfrenado, los gritos, la música a un volumen desorbitante.
Los gritos de euforia, los movimientos lujuriosos y el acercamiento de una chica hacia mí no calman la imagen que se repite en mi mente. Por un segundo dejo de bailar.
El rostro lacerado de Leonor, sus mejillas rojas, el rasguño de su barbilla, su ojo morado, la frente hinchada, sus muñecas con moratones...Todo ello sin haber visto el resto de su cuerpo. Imagino la paliza y aquello rompe mi alma. Acerco el cuerpo de la morena hacia mí. Quiero olvidar, dejar de pensar en Leonor, en sus mentiras. Esta es la única solución.
No existe otra.
Sharon se equivoca al decir que Dios puede hacer algo. No puede. Es más, me ha dejado sin nada. Arrepentirme de mis pecados no cambiará eso.
Hijo mío, no andes en camino con ellos. Aparta tu pie de sus veredas, Porque sus pies corren hacia el mal, Y van presurosos a derramar sangre. Porque en vano se tenderá la red. Ante los ojos de toda ave; Pero ellos a su propia sangre ponen asechanzas, Y a sus almas tienden lazo.
Proverbios 1 : 15-18
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