Cap 10: Historias Alternas 2
Pov Narrador.
La mañana de un día sábado en la ciudad de Safe Haven. La mayoría de la gente estaba en sus casas, en una de esas residencias; más específicamente en la 1811-b, estaba un joven de cabello negro, suéter manga- larga rojo. Él se encontraba en la cocina con un vaso de agua en la mano.
Emmanuel es el nombre del muchacho de 19 años de edad, de cabello negro, ojos de color amarillo claro. él y su novia, a la cual le gusta llamar dulce corazón o ¨sweetheart¨, habían llegado a Safe Haven hace una semana. Mientras se sorbía un trago de agua, pensaba en una situación que tuvo anoche con su novia, quien no había salido de la casa a partir de su llegada al territorio. Él solo pensar en como se puso su novia, le hacia querer llorar y pensar que todo eso empezó con algo que se suponía; seria se bonitpara ambos. Entonces cerro los ojos y se buen repaso de los hechos.
Flashback.
Viernes, 9.30 p.m.
Emmanuel volvía de hacer una diligencias, a saber: Tramites para la admisión de él y su pareja en la Z.P.A , comprar la cena y algunos artículos varios.
Pov Emmanuel.
Estaba caminando de regreso a casa, a ver a mi querida Sweetheart, realmente me preocupa que no haya querido salir desde que llegamos, ademas de verla muy angustiada y triste. Debo hacer algo, me duele verla así.
Mientras seguía caminando, note un lindo restaurante, bastante elegante pero simple a la vez. Entonces se me ocurrió que una romántica cita junto con un deliciosa cena elegante haría que elevara su animo.
Me acerque al restaurante a pedir una reservación para mañana por la noche. Al parecer el encargado estaba de malas, pues fue algo grosero al momento de preguntarle por una mesa. Eso es algo que le pasa a la mayoría de la gente en este lugar; siempre parecen estar enojados o estar muy malhumorada. Luego de unos momentos ya tenia la reservación, así que me retire de local.
Después pensé en darle unos regalos cuando estuviéramos en la cita.
Emmanuel: ¿Que puedo darle? Algo que lo suficientemente bello para no ser apocado por su hermosura- me dije a mismo mientras un sonrojo aparecía en mi rostro-
Así que fui rápido a una joyería, después de varios minutos buscando y examinado visualmente las piezas, me decidí por un anillo de plata y collar de perlas, le dije a la encargado que quería y él con cara de pocos amigos procedió ha atenderme. Una vez hice mi compra mire mi reloj.
Emmanuel: ¡Ay, caramba! Son las diez en punto, Maria Elena debe estar preocupada.
Rápidamente escondí los regalos en la bolsa de las compras, junto con los panes y mis botes de mostaza. Sin perder tiempo eche la carrera a casa, por suerte conocía un ¨atajo¨, y no tarde en llegar. Rápidamente saque mi llave de mi bolsillo y la coloque en la cerradura.
Emmanuel: ¡Mari, Cariño, estoy en casa!- dije mientras abría la puerta y procedía a entrar-
Pero nadie vino.
Emmanuel: ¿Sweetheart?- pregunte al mismo tiempo de cerrar la puerta-
Esto es raro ¿Donde esta? Todas las veces llego ella me da la bienvenida con abrazo; en menos de dos segundos. Algo no anda bien. Deje la bolsa de las compras en el suelo mientras caminaba con cautela mirando a la izquierda y derecha.
Pov Narrador
El joven busca a su novia con la mirada, simultáneamente, veía si algo estaba fuera de lugar. De pronto alguien le salta en la espada haciéndolo caer al suelo, para su propia fortuna la alfombra es bastante suave. Emmanuel estaba de cara al suelo, sorprendido para luego formar con su labios su sonrisa típica. Entonces una risa femenina comenzó a sonar en la sala.
Maria Elena: jijijijijijijijijijiji, Maria ataca de nuevo.
Emmenuel: je, hola amor, es grandioso verte de buen humor-dijo tratando de levantar su cabeza, pero tan pronto como lo intento su cara fue devuelta a la sabana- ¡Hmmp!
Maria: nope, este es tu castigo por llegar tarde, me tenias preocupada, me dio una crisis- dijo para hacer una pausa- dicho sea de paso; se nos termino el helado.
El varón que seguía con la cabeza en la alfombra solo pudo reír dentro de su cabeza. Realmente así prefería su novia, feliz, optimista, juguetona, pero también le gustaba ser su soporte cuando estaba triste, vulnerable.
Maria era una muchacha de 18 años, de cabello largo de castaño claro, mirada suave, caucásica pero algo bronceada. Llevaba siendo novia de Emmanuel desde hace ya 2 años. Se conocieron hace 5 años en la condiciones menos idóneas pero aún así con el tiempo se enamoraron.
Luego de unos 5 minutos de ¨castigo¨, Maria dejo a Emmanuel se levantara.
Ahora ambos están en la cocina, Gabriel que era el segundo nombre de Emmanuel, estaba terminando de acomodar la compras, en el aprovecho de esconder los regalos que trajo; mientras Elena estaba distraída. Era el momento.
Emmanuel: Hey, Sweetheart ¿Que opinas de una cita mañana en la noche?, conseguí un lindo restaurante y ya pedí la reservación- le comento a su novia luego de terminar de guardar los víveres-
Pasaron algunos momentos pero no hubo respuesta, solo silencio, ella no se volteaba. Eso le preocupo, ¿Que pasa? Ella siempre le a expresado lo mucho que le gusta salir con él. Pero esta vez, ni lo volteaba a ver, ni una respuesta. Entonces Emmanuel se le acerco lentamente y con cuidado le toco el hombro; eso la hizo reaccionar.
Maria: ¿Ah?- dijo regresando en sí y esta vez volteando a ver a su novio-
Emmanuel: ¿Sweetheart? ¿Estas bien?
Maria Elena solo veía la expresión de su novio, preocupado, asustado, él siempre sabe algo anda mal con ella y esta no era la excepción.
Emmanuel: Sweetheart, responde.
Maria: s-si, estoy bien. Bueno... con respecto a lo de la cita... no creo tener ánimos de salir mañana.
Esa respuesta más que decepcionar a Emmanuel, lo desconcertó. ¿Cuando ella rechazaba una cita? No le importaba si llovía, tronaba o relampagueaba, incluso se podía derrumbar el cielo sobre la tierra, ella siempre le decía que sí.
Emmanuel: ¿Por que no?
Maria: solo no quiero-le respondió sin hacer contacto visual- Me iré al cuarto.
Ella solo quería escapar del dar una explicación. Pero antes de siquiera dar un paso fue detenida por su novio, quien le bloqueo el camino.
Emmanuel: no- se opuso a su intención con el ceño fruncido-
Maria: ¿No que?- había comenzado ponerse nerviosa-
Emmanuel: no vas a escapar esta vez chiquita. Llevas una semana aquí encerrada y lo único que haces es limpiar la casa; lo cual aprecio y agradezco. Pero no es sano que estas aquí sola, ni siquiera has salido para ayudarme con las compras y los tramites para la academia. Y eso es otra cosa, batalle para convencerte de inscribirnos en la Z.P.A y cuando la mencione actuaste extraño- después de comunicarles esas cosas, su semblante cambio a uno mas suave- ¿Que pasa amor? ¿Que tienes? ¿Que me ocultas? Tu sabes que puedes confiar en mí o es acaso que no me tienes confianza.
Esas palabras solo hacían peso en la conciencia de la muchacha, a tal grado llego su comportamiento que le hizo dudar a su pareja de la confianza hacia él ¿hacerle sentir que no es lo suficientemente importante para decirle la verdad? ¿Qué novia que profese amar a su varón hace eso?
Maria: no digas eso, te confiaría mi vida.
Emmanuel: entonces dime.
Maria: no, no puedo, lo siento.-le respondió con
Emmanuel: no puede creerlo, no confías en mi. Entiendo que tienes secretos, un pasado, pero eso nunca nos importo, te conté quien era yo, todo de mí y no me guarde nada. ¿Por que? -pregunto para luego enganchar las muñecas de chica con sus manos y lo hacia con fuerza- ¡Que no he demostrado amo y que nada de quien eras lo cambiara! ¿AH? ¡Dime!-dijo con una mirada penetrante, como la de un lobo y sus ojos amarillos claro le daban mas profundidad.
El semblante de mayor expresaba varias cosas a la vez, tanto enojo como miedo y desesperación. Nada le dolía más en el mundo que lastimaran a su novia aparte de esto, sentir que esta misma no confiara en él.
Pero algo lo hizo olvidar esos sentimientos. Un quejido.
Maria: au...
Emmanuel por fin se dio cuenta de lo que hizo, la cara de su novia se lo dijo todo: Semblante asustado, pequeñas lagrimas saliendo de sus ojos color canela, y el dolor provocado por apretarle muy fuerte las muñecas. Si, así es, había hecho pagar a su novia la bronca contenida que traía contenida. El no era paciente, era fácil de hacer enojar, pero siempre estuvo de determinado a encerrar y encadenar ese lado suyo para su novia y personas cercanas. Pero esta vez perdió tal sentimiento.
Dejando de apretar la muñecas de la menor, retiro las mangas del suéter de ella, solo para develar la marcas de sus manos en la piel de si novia. Eso hizo que aterrizara en la gravedad de su enojo, eso con la triste imagen que otorga la cara de Maria.
Cuando por fin la soltó, ella lo miro al por un segundo para luego huir al cuarto que compartían. Él estaba estático, mirada perdida y sintiéndose como basura.
Esa noche, fue muy incomoda para los dos.
Fin del Flahsback
Cuando Emmanuel abrió algo inesperado fue lo que vio. Ya no estaba en la cocina, sino en la sala; la cual parecía haber sido arrasada por un huracán, uno con par fuertes puños. Con respiración pesada y con sudor rojizo en su frente se encamino a la cocina. Al entra noto que él ¨huracán¨ no que satisfecho con la sala y paso también por la cocina. Siendo sinceros, no le gustaba lo que veía, Las ollas, también los sartenes, todos en el piso, las cortinas fuera de su lugar y un vaso de vidrio roto en un charco de agua. Ante tal imagen solo pudo dirigirse a una esquina de la habitación para sentarse en el suelo, luego saco un paquete de cigarrillos de su bolsillo junto con un yesquero. Solo fumaba cuando necesitaba calmarse y no podía él solo, pero la manos le temblaban, no podía encenderlo.
Emmanuel: vamos, vamos, enciende- le hablo a cigarrillo como si este le escuchara-
Al seguir tratando de encender el condenado puro, el yesquero se callo de las manos.
Emmanuel: mierda... maldición-dijo con su más gruesa de lo que ya es- OH al demonio-dijo arrojando el habano lejos y sacando otro de la caja-
Varios minutos e intentos fallidos después, él se encontraba frustrado, pero seguía intentando. Todo parecía que terminar en otro arranque de ira y su determinación no estaba en él. De pronto unas delicadas manos tomaron con cuidado el yesquero que sostenía con su diestra y procedían a encender el cigarro. Emmanuel levanto la mirada para encontrase a su sweetheart de rodillas delante suyo. Solo comenzó a fumar mientras la miraba.
Cuando Emmanuel termino, ella rodeo su cabeza con sus brazos y apachurro la cara de él entre sus pechos, tratando de confortarlo, lo cual funciono.
Emmanuel: lo lamento Sweethaert, no debí gritarte, tienes derecho a tener confidencias. El que te contara mis secretos, mi historia, no te obliga a que tu me cuentes lo que guardas en cabeza-Dijo tratando de estar lo más calmado posible, pero estaba decepcionado de si mismo-
-no, ya debo disculparme, trataste de hacer algo bonito para mí, te preocupaste y yo... solo te rechace. Te prometo que no habrá más secretos entre tu y yo-le respondió tratando de no caer en el llanto-
Emmanuel:jeje, somos tontos ¿Verdad?
Maria:¿En que sentido?
Emmanuel: que nos complicamos las cosas más simples, pero eso no impide que te amé.
Maria: yo también te amo. Te contare todo de mí y el por que actuó así.
Emmanuel: y yo te escuchare.
Varios minutos pasaron en esa posición.
Maria: oye, ¿Aún esta en pie lo de la cita?
Emmanuel: solo si tu quieres.
Maria: es una cita entonces. Pero antes, quiero compensarte los sentimientos de anoche.
Después de pronunciar esa oración, libero la cabeza del oji-amarillo y procedió a tomar sus manos.
Emmanuel: no tienes nada que compensar, cariñ- no termino de pronunciar esa ultima palabra cuando sintió su manos tocar la piel de la cintura de Maria-
Se dio un momento para tocar esa piel color canela claro, era suave y lo hacia sentir tranquilo. Al levantar la vista; noto una mirada peculiar de parte Maria elena, esa mirada la conocía, puesto que pasaba algo muy placentero después de ella. Todo esto mientras seguía acariciando cintura de la muchacha.
Maria: si quieres tocar más, debes levantarme la camisa.
Emmanuel: Sweetheart, ya te lo he dicho, no tu cuerpo no es un muñeco anti-estrés, yo no quiero hacerte pensar que-
Maria: no lo haces... solo déjate llevar, vamos, toquemos una vez más el cielo con las manos. No soy un juguete anti-estrés, pero hacerte sentir mejor, habrá otras maneras, pero elijo esta. Ademas, yo también lo disfruto, nunca me has tratado como un objeto. Te amo física y sentimentalmente.
Emmanuel se dio un momento para pensar... en nada.
Emmanuel: parece que no puedo detenerte-dijo cerrado los ojos y formando una sonrisa-
Maria: no, no puedes-le contesto con una sonrisa en sus labios-
Emmanuel: bueno... aquí vamos.
Antes de que Maria pudiera procesar que paso, su novio ya la tenia en brazos al estilo princesa y en camino a su cuarto. Una vez en la puerta él le dijo:
-Ja, parece que tendremos que ordenar después y comprar unas sillas nuevas.No preguntes que les paso a las otras.
Maria: ya lo vi, pero tranquilo, esta vez iré contigo.
Emmanuel solo le sonrio antes de entrar en su cuarto a pasar juntos un rato en cielo.
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