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|| Capítulo 21 ||

(Se recomienda leer el capítulo escuchando Take Me To Church de Hozier)

—Tanto tiempo, papá

—No me digas así, maldito enfermo.

Noté como los ojos de Mayik estaban conteniendo toda la ira y tristeza que su corazón cargaba. Ser despreciado es horrible, pero que sea alguien a quien amas, que sea alguien que te dio la vida, es aún peor.

—Solo vine a recoger mis cosas, ya me voy —dijo cabizbajo.

Miró a su madre y ambos nos dirigimos hacia la puerta.

—Eso, vete, cobarde de mierda.

Al oír eso, ambes nos detuvimos en seco y nos giramos lentamente hacia su padre.

—Soy humano, papá, tengo defectos, pero no soy cobarde —suspiró—. Ojalá pudieras entender que mi sexualidad no interfiere con nada en nuestra relación.

—¿Qué no interfiere nada? —preguntó irónicamente—. ¿Tienes idea de la vergüenza que me das? ¿Tienes idea de cómo debo aguantar las burlas de mis compañeros de trabajo y del vecindario? ¿Tienes idea de lo que es convivir con eso? No, porque eres un puto homosexual y egoísta, solo te importa tu bien estar y no el de los demás.

Mayik presionó sus dedos contra la tira de su bolso y sus músculos se tensaron.

—¿Tiene una idea del increíble hijo qué tiene? —solté.

—¿Qué?

—Su hijo es fiel, noble, siempre está para nuestros amigos, siempre está para mí, para darme un aliento, para llorar en su hombro, para apoyarme incluso cuando no quiero que lo haga. Su hijo es mucho mejor que usted —lo señalé con el dedo índice—, y si le molesta que sea libre y feliz, es problema suyo, porque su hijo tiene un corazón de oro y usted uno de piedra.

—¿Por qué crees que puedes hablarme así?

—Porque quiero a Mayik y no se merece este maltrato.

—¿Crees que esto es un maltrato? El fenómeno es él, no yo.

—Tenemos distintos conceptos de la palabra fenómeno, señor.

El hombre iba a contestar algo, pero el guardia de seguridad que nos había mirado mal anteriormente, entró corriendo como si su vida dependiera de ello y con sangre en su labio.

—Señor, hay un chico de cabello marrón y una chica rubia que quieren entrar a la fuerza.

Mierda, Sheila y Klex.

—¿Dónde están? —preguntó el pelinegro.

El guardia de seguridad no dijo nada, hizo oídos sordos a su pregunta y temía que Sheila estuviera herida, porque si ese hombre tenía sangre en el labio, ella podría estar mal y sería capaz de quebrarle el brazo si era necesario.

—¡Dímelo! —exigió alterado.

Su pecho comenzó a subir y a bajar rápidamente, como si fuera un toro enfurecido dispuesto a asesinar a cualquiera que se le interpusiera en el camino.

—Hijo, cálmate —rogó su madre.

—¡No quiero calmarme, quiero que me diga dónde está mi novio y qué le hizo!

Se acercó al guardia de seguridad, este se encogió de hombros y lo arrinconó hasta la pared.

—Dime qué le hiciste o terminarás en el hospital, como hace años —amenazó.

El hombre no decía nada, solo estaba petrificado. Sin esperar respuesta alguna, me encaminé hacia la puerta y al bajar las escaleras, pude visualizar a ambos detrás de las rejas doradas que protegían la casa. Fui corriendo hasta ella y coloqué mis manos en las rejas, Sheila colocó sus manos sobre las mías y una corriente eléctrica nos invadió.

—Creí que algo te había sucedido.

—¿Por qué?

—Porque el guardia de seguridad tenía sangre en el labio y asumí que se habían peleado.

—Técnicamente fue Klex quien le dio un puñetazo, pero ganas no me faltaban.

El peli marrón se acercó a nosotras y sonrió de lado.

—Él los llamó enfermos de mierda cuando supo que somos sus parejas

A lo lejos, oímos como Mayik venía corriendo, sin importarle su padre, su madre o cualquier persona que estuviera en su contra. Pasó sus brazos por entre medio de las rejas y abrazó a su novio, para luego dejar un beso en su cabello.

—¿Estás bien, cielo? —acarició la parte de atrás de su cabello.

—Sí, bebé, puede parecer que soy indefenso, pero no me gusta que nadie se meta contigo —le sonrió de lado.

—Lo sé, pero no debiste arriesgarte a qué te lastimara.

—Yo te amo y nada ni nadie va a impedir que demuestre el amor que te tengo, ni aunque fuera Rocky.

Mayik miraba a Klex como si fuera oro entre medio de tanto bronce y cobre, como si fuera su pequeño rayo de sol que lo sacaba de esa oscuridad que había en su familia, igual que Sheila lo hacía conmigo.

Entonces entendí que no importa cuanto le ocultes algo a alguien para protegerlo, esa persona volverá a ti porque estará para apoyarte, sin importar si esa situación le hace bien o no.

Klex amaba profundamente a Mayik, pese a que no le gustara nadar, pese a que tuvieran que esconder su amor de vez en cuando, pese a que él sufre ansiedad y su novie solo quiere protegerlo.

Su amor era muy lindo.

Era puro y sincero.

Sheila observaba la situación como si fuera una niña viendo a dos protagonistas de un libro casados y felices para siempre, como en un cuento de hadas.

Quería tener una vida así con ella, quería atravesar todas las etapas con Sheila, porque era mi estrella que alumbraba la noche más oscura, incluso cuando la luna no estaba para guiarme, esa estrella fugaz si.

Algunos dicen que no deberíamos casarnos, porque siempre hay alguien mejor, pero yo siempre creí que la persona correcta para ti, siempre dará lo mejor de sí, no te mentirá, no te engañará y sobre todo, tratará de confiar su amor en ti, porque en esta sociedad es normal que tu corazón esté hecho pedazos por prejuicios absurdos.

El corazón de mi novia no estaba totalmente roto, tenía heridas, pero con su fe en Dios y su alegría, logró hacer que siga latiendo con fuerza. A diferencia de mí, que mi corazón estaba oscuro y roto, mi pequeña estrella recogió cada pedazo para poder armarlo de vuelta y ser feliz a su lado.

Era lo que más quería.

Solo el amor podía hacer esto.

De repente las puertas de rejas, se abrieron de par en par, haciendo que pudiéramos abrazar a nuestras respectivas parejas. Al hacerlo, sentí como su corazón latía rápidamente, como si se tratara de una bomba que estuviera a punto de estallar.

Nos separamos, sus dedos rozaron el dorso de mi mano y sentí como quería darme la mano, pero tenía miedo. Lentamente deslicé mis dedos entre los suyos y los entrelacé. Al mirarla, en sus labios se formó una pequeña sonrisa.

La madre de Mayik se acercó a nosotros con una sonrisa de lado.

—Estoy feliz sabiendo que mi hije está en buenas manos, Klex —este asintió.

—Yo amo a su hije y siempre estaré para él.

—Me parece perfecto y en cuanto a ustedes —se dirigió hacia nosotras—, me alegra saber que mi pequeñe tiene buenas amigas que le apoyan y le quieren.

—Su hije es muy bueno, merece que le tratemos igual.

—Me satisface que pienses así, ahora váyanse, antes de que mi marido se ponga peor.

—¿Mamá, vendrás a la competencia?

—No me la perdería por nada hijo, estaré en primera fila para verte triunfar —se acercó al pelinegro y dejó un beso en su mejilla.

|| ꧁෴ ਬੇ - ਓ ෴꧂ ||

Habíamos venido a comer al lugar de comida rápida que Sheila y yo fuimos luego de la fiesta de disfraces de la universidad. Era un buen lugar, todos estaban en su mundo, nadie te juzgaba y podrías ser libre.

Mayik pidió una hamburguesa normal con algunas papas, Sheila pidió una hamburguesa doble con lechuga y tomate, mientras que Kles y yo pedimos una hamburguesa triple con queso cheddar extra y con doble carne.

Sí, me comería todas las hamburguesas del mundo.

—¿Saben? Hace años que soy gay y no binarie, pero aún no logro comprender porque les cuesta tanto aceptarnos —comentó refiriéndose a los heterosexuales.

—Mayik, las personas que están cómodas con su vida le temen a aquello que es diferente, pero no pueden nadar en contra de la corriente.

—De igual forma, no me gusta sentirme así de vulnerable —el peli marrón acarició su corto cabello.

—Tranquilo, amor, solo fue un mal momento, pronto tu corazón tendrá paz —dejó un beso en su mejilla.

—¿Sabes qué? —apartó la bandeja con la comida de mala forma—, este mundo es una puta mierda y no va a cambiar —se levantó y se dirigió hacia la salida.

Klex suspiró.

—Suele actuar así cuando va a ver a sus padres, es su forma de decir que está triste —explicó.

—¿Deberíamos ir a buscarlo? —preguntó la rubia.

—No, lo mejor es irnos a casa, pero ustedes pueden quedarse, tomaremos un taxi —aclaró.

—Claro, cualquier cosa nos llaman —asintió.

Se levantó y se fue por la puerta, dejándonos solas.

—¿Sabes? Estaba pensando en cómo lidiar con esto... —bajó la mirada.

—¿Aún te aterra?

—Sí —confesó y coloqué mi mano sobre la suya, para acariciarla lentamente—, pero no ese miedo de algo que te aterra y no te deja dormir, sino ese miedo de lo que podría pasar, ¿entiendes?

—Claro que te entiendo, tienes miedo de ser libre por la sociedad en la que vivimos, pero no importa que venga, lo enfrentaremos juntas, ¿verdad?

—Por supuesto —sonrió de lado—. También toda esta situación me hizo pensar en que me gustaría decirle a mis padres y a Jason sobre nosotras.

Fruncí el ceño confundida.

—Creí que les habías dicho.

—Solo les dije que estábamos saliendo, no quise darles muchas explicaciones, ¿hice mal? —preguntó dudosa.

—Creo que hiciste lo que sentías y eso está bien, es parte del proceso.

|| ꧁෴ ਬੇ - ਓ ෴꧂ ||

Cuando llegamos a casa, Sheila, Jason, sus padres y yo, nos sentamos en el sofa en la sala de estar, parecía que ellos sabían de qué se trataba, pero esperaban pacientes a saber la cuestión de la reunión.

Yo estaba con una enorme sonrisa, porque esto era un gran paso que Sheila estaba dando, pese al miedo. Estaba demostrando que quería avanzar, que quería mejorar emocionalmente y eso me daba orgullo.

No todos tenían el valor de hacer eso.

Juntó nuestras manos y suspiró de los nervios.

—Sé que saben que estoy saliendo con Thalía, pero me gustaría decirles que es oficial y en serio queremos hacer que funcione —sonrió de lado.

—¿Y van a adoptar niños? —preguntó el rubio—. Es que soy muy joven para ser un tío tan sexy —bromeó.

—Eres un tonto —ella le sacó la lengua.

—Soy el tonto que cuidará de tus hijos cuando sean madres.

—Nosotros queríamos decirles que estamos muy felices por su unión y que rezamos mucho para que esto sucediera —comentó.

—Gracias, papá, en serio significa mucho para mí que ustedes apoyen mi decisión y nuestra relación.

—Claro, incluso nosotros dijimos que serían pareja, era obvio que había química entre ustedes —agregó su madre.

Ambas nos miramos y ella sonrió con vergüenza.

—No puedo creer que fuera tan notorio.

—Eras muy obvia, hermana, pero Thalía nunca se dio cuenta, ¿verdad, cuñada?

—Creía que solo estaba siendo amable conmigo, nada más.

—Hablando en serio —ella hizo una pausa—. Solo les pido que no me presionen con preguntas de nuestra relación o de mí, quiero tomarme mi tiempo para acostumbrarme a ser yo misma.

Sus padres le sonrieron de lado y asintieron.

—Está bien, hija, te daremos el espacio que necesites, pero queremos que cuentes con nosotros para hablar de cualquier cosa y te prometemos que estamos intentando cambiar, para no decir nada que tú no quieras.

Ambos se levantaron y abrieron los abrazos, inmediatamente los hermanos hicieron lo mismo y se abrazaron. Esa imagen era como esos abrazos de película, en donde una familia atraviesa problemas y con un simple, pero poderoso abrazo, te decían que todo iba a estar bien, que nada malo sucedería, porque estarían unidos para afrontarlo.

Su madre me extendió la mano para que me uniera al brazo y por un momento dudé, porque yo no era parte de la familia, es decir, yo tenía a mis propios padres y hermana, ausentes, pero recordé que la familia no era aquella que es de sangre, sino aquella que te da abrigo, un techo, que está en tus malos momentos y en los buenos.

Entendí que ellos me habían adoptado en sentido figurado y me sentía completa al estar con ellos.

Tomé su mano y me uní al abrazo familiar. Lo sorprendente era qué no me sentía incómoda con ellos, bueno, un poco sí, pero porque esto era como un nuevo mundo para mí.

Hacía años que no abrazaba a mis padres y a Emily. Creo que me había olvidado de cómo se sentía, ese calor, esa sensación de protección que solo las personas que te aman te lo pueden dar.

Nos separamos del abrazo y los brazos de mi novia rodearon mi vientre. Un cosquilleo me invadió por todo el cuerpo, como una especie de sensación de protección y deseo de estar así por toda la vida.

Quería sentir sus abrazos cada mañana, cada día a cada segundo, pero sobre todo, quería ver su hermosa sonrisa que iluminaba mis días y me enseñó que por más dura que fuera la vida, sonreír mataba a todos.

Es fácil sonreír en los buenos momentos, pero Sheila lo hacía y eso era algo que sus antiguos amigos detestaban, porque ella era feliz, pese a todo.

—A propósito, hija —dijo su padre—, ¿Cuándo es la competencia de natación?

—Queremos ir a verlas en primera fila.

—Será en dos semanas, aún tenemos que practicar mucho si queremos ganar.

—Yo tengo fe en que ganarán —nos animó el rubio.

Seguimos platicando sobre la competencia y sobre cómo deberíamos ganar. La competencia generalmente se divide en dos; por un lado la competencia individual, donde cada uno del equipo competía contra cuatro universidades diferentes, si ganaba en cualquiera de los primeros tres lugares, obtendría una medalla individual. Si ganábamos en grupo, cada uno obtendría una medalla de trabajo en equipo y con suerte, un trofeo que la escuela se quedaría para sus propios logros.

La entrenadora aún no había designado los equipos, solo esperaba que me tocara con mi novia, mi amigue y nadie más, pero sería difícil, los equipos a veces son de cinco o seis personas y eso no era nada bueno.

Podría tocarnos con Ryan o con sus antiguas amigas, podrían sospechar o podrían hacerle algo a Sheila, aunque fuera solo con palabras y no quería que nada ni nadie la perturbara.

Nos despedimos de sus padres, ya que, cada uno tenía que ir a trabajar y Jason dijo que iría con Yaik para resolver algunos asuntos de pareja, al parecer, habían tenido una pequeña discusión sobre el futuro de ambos.

Jason nos comentó que ambos querían irse a vivir juntos, pero que Yaik no estaba muy seguro, porque no sabía que dirían sus vecinos de que dos chicos vivieran juntos y no justamente como amigos.

Le dije que tuviera paciencia, ya que su recelo era normal.

La noche fue cayendo lentamente, el cielo se tiñó de un azulado oscuro, que dejaba ver aquellos pequeños puntos blancos que brillaban en las alturas.

Ambas estábamos acostadas en la cama de mi novia, mirando la serie de Heartstopper y para Sheila, era como verse reflejada con una persona de su sexo opuesto. Si bien ella no se parecía a Nick, del todo, tenían similitudes.

Sheila se sintió identificada cuando Nick buscó su orientación sexual en internet y el pánico que tenían ambos protagonistas por enamorarse de alguien de su mismo sexo, la presión que ambos sentían. La diferencia entre nosotras y Nick y Charlie, era qué nuestra vida es mucho más dramática, pero tal vez sea justamente eso lo que la hace tan interesante.

Siempre soñé con casarme con la chica más hermosa del mundo, tener hijos y vivir en paz, ¿pero qué gracia tendría la vida si todo fuera felicidad? En la vida todos los días aprendemos cosas y las desgracias nos ayudan a mejorar, aunque la tormenta sea tan oscura como un agujero negro y tan doloroso como una bala en el corazón.

—¿Crees que algún día podremos tener paz? —preguntó de repente.

—¿Por qué lo dices?

—Es que a veces creo que este sufrimiento sobre mi identidad no tendrá fin, es como si cada día tuviera algo que aprender.

—¿Y qué gracias tendría la vida si no tuviéramos nada que aprender?

—Tienes razón, pero este proceso es muy difícil, solo quiero poder estar a tu lado sin que nadie nos mire raro, sin que nos humillen o que nos hagan algo, ¿es tan difícil?

—En este mundo sí, pero debemos tener fe en que todo mejorará.

—A veces es difícil, ¿no?

—Sí, pero no imposible.

Sonrió de lado.

—Los planes de Dios son perfectos, ¿no? —asentí—, solo nos queda confiar.

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