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capítulo 6

Al principio no le hacían ni un pase a Alex pues, como que no confiaban mucho en Él. Tuvo que bajar hasta la defensa y hábilmente robar el balón y gambetear desde la zona de defensa hasta el área y sin mucho esfuerzo luego de haber descontado también al arquero colocar suavemente el balón en el fondo de la red, ni celebró pues tenía que llevar la pelota hasta el centro.

Solamente faltaban 10 minutos para el final, la gente se quedó con la boca abierta luego de aquella acción; la barra del Colegio de María Auxiliadora, despertó; se puso nuevamente de pie y comenzó a alentar a su equipo de manera eufórica, era el orgullo, el honor de no ser humillados por su clásico rival. Estos eran los momentos más emocionantes algunos alumnos marianos decían si por lo menos se hace un gol más ya estaríamos contentos ya que no nos ganarían por mucha diferencia.

En una acción en el medio campo Alex se perfila a disparar pero nadie lo podía creer porque la distancia era excesiva, el arquero estaba bastante confiado y fuera de su área. Obviamente su reacción fue tardía, pues Alex lanzó un potente disparo sin marca alguna y el balón una vez más llegó a parar al fondo de las redes.  La barra enloqueció comenzaron a saltar y se abrazaban todos, gritando pues el empate era posible.  

Una vez más Alex se apresuró en llevar el balón a la media cancha aunque tuviera algunos percances por esto, la barra del Vigil pedía que el árbitro concluya en encuentro, pero aún faltaban 5 minutos, los minutos restantes lo marcaban a Alex casi de 4, además estaba muy cansado. De pronto le hicieron un pase largo, tres contrincantes le seguían, parecía que iban más contra él para detenerlo y no al balón. Logró salirse de la marca y cuando ya había descontado al arquero, éste se lanzó hacia sus pies y lo derribó, Alex cayó aparatosamente en el área.  Esta acción era demasiado descarada y evidente para que el árbitro, que se notaba que estaba parcializado con el Vigil, lo ignore.  Toda la barra gritó a una vez y con el condimento que caracteriza a los momentos de euforia, que lo expulsaran al mal arquero.  El árbitro le sacó una tarjeta amarilla y cobró el tiro penal. La tribuna azul gritaba a una voz pidiendo el gol, luego de que Alex se reincorporó, por supuesto él era el indicado para ejecutarlo. Alex se acercó al punto del penal colocó el balón, un silencio sepulcral inundó todo aquel lugar parecía que hasta se abstenían de respirar, algunos se voltearon, otros cerraban los ojos cruzaban los dedos y todo lo que podían cruza. Se puso en posición solamente a cuatro pasos de distancia, respiró profundamente y una vez sonado el silbato Alex disparó con tal furia que el arquero no pudo reaccionar absolutamente; se quedó lelo ante el potente y rápido disparo de Alex, el público enloqueció faltaban 2 minutos más lo adicional que daría el árbitro.

Eran los momentos más emocionantes, parecía que se jugaban la vida o era un partido clasificatorio al Mundial.

Alex ya no corría tanto estaba demasiado marcado y además exhausto pues había trajinado excesivamente en el campo, el entrenador lo animaba a cada momento.

En el minuto 44 se produce una acción de ataque del González Vigil, en la que el jugador atacante al ver que ya no tenía opción de hacer el tanto, por la marcación;  se lanza, fingiendo una falta  espectacularmente en el área y el árbitro hace sonar su silbato sancionándolo con un tiro penal a favor del Vigil.  El arquero molesto le reclamó airadamente y el árbitro en su afán de poner orden porque se le venían todos los jugadores de María Auxiliadora, expulsó al arquero.

Ya el equipo no podía hacer ningún cambio pues ya no tenían oportunidad según el reglamento.  El entrenador entró en el campo a reclamar pero también fue expulsado, era una locura, la barra eufórica y airada ya quería entrar a la cancha, pero la policía ya se había instalado para poner el orden.

Alex calmaba a sus compañeros que querían linchar al árbitro olvidando ya el partido, pero para Él, este partido era bastante importante, así que decidió ponerse la camiseta del arquero.  Sus compañeros se lo discutieron pues si el atajaba quien iría como atacante.  Aún quedaban algunos minutos, pero Él insistió  tanto que aceptaron.

Otra vez el silencio y el tiro penal del capitán del González Vigil. Esta vez nadie quería ver la ejecución, solamente los más valientes y optimistas se atrevían a espectarlo.

Alex se concentró, esta vez tenía solamente tenía que mentalizarse en ser arquero y tendría la capacidad de los mejores arqueros del mundo.  Intuyó el lado izquierdo aunque el ejecutor era zurdo. Jean Pierre, el jugador vigiliano disparó Alex se lanzó y logró manotear el balón que por la potencia del disparo siguió su curso lentamente pero desviado y chocó al poste izquierdo.
Alex con la agilidad de un gato se reincorporó y se lanzó a coger el balón y cuando ya lo tenía lo embolsó pero un jugador Vigiliano en su afán de rematar le pateó en la cara, por supuesto con un poco de mala intención pues Alex ya tenía en sus manos el balón y se había encogido para protegerla;  sin embargo recibió tal patada que le reventó los labios y comenzó a sangrar.  La barra ya quería entrar, pues el árbitro no vio tal acción y por supuesto no cobró nada otra vez y se generó violencia entre los jugadores y fueron expulsados un jugador de cada equipo.

El árbitro preguntó a Alex si continuaría el partido y Él afirmó que no había problema, solo se limpió la sangre y se puso de pie, ante la ovación de toda la barra Mariana.

Una vez más se reanudó el partido, el conjunto mariano había perdido a su capitán y el medio campo estaba flojo, fue así que los del Vigil se dispusieron al ataque de nuevo, eran tres atacantes, la trampa de la posición adelantada no les resultó a los marianos ya que el juez de línea no levantó el banderín a pesar que era obvio el fuera de juego.  Nadie quería mirar otra vez, ya que venían llegar el gol, algunos movían su cabeza como resignados pues pensaban que de esta, ya no se salvaban. Los vigilianos ya casi lo celebraban era la oportunidad de ganar el partido, sin embargo con todo lo que había pasado ya no podían cantar victoria al contrario se comían las uñas de nervios. Sólo los valientes se atrevieron a encarar aquel instante, ya descontada la defensa le dieron el pase a Jean Pierre quien dudó en disparar, hizo un amague, se acercó más y disparó cerca del área un remate cruzado y rasante.

Alex había intuido y como el disparo era cruzado fue fácil de adivinarlo se lanzó y por la potencia solamente pudo bloquearlo, reaccionó y la barra recién lanzó un grito, era como si en el instante anterior no hubieran estado allí. Alex corrió y se adueñó del balón una vez más. Vio que todos los jugadores vigilianos habían subido al ataque y sus delanteros en su afán de defender también estaban en su cancha.  Alex sin pensarlo dos veces puso el balón en la gramado, hizo un pase a un defensa y le pidió que se lo devuelva. Comenzó esta vez a hacer de jugador, se fue por la banda derecha, vio al arquero salido ya estaba en media cancha pero dudó en disparar ya que el arquero había comenzado a retroceder temiendo que lo sorprenda otra vez.  La barra enloqueció, todos gritaban, hasta los profesores y padres de familia que habían ido.

Todos los jugadores vigilianos se fueron contra Alex y este por ser más veloz les sacó algo de ventaja y cuando ya estaba cerca del área se dio cuenta que si intentaba seguir corriendo; los jugadores se le lanzarían encima y quizá el árbitro no cobre nada por miedo a la barra vigiliana que era bastante peligrosa.  Así que se perfiló, el arquero salió a cortar la jugada y Alex levantó el balón con tal clase que ni el arquero, ni la suerte, pudo impedir que el balón finalmente ingresara por cuarta vez al arco Vigiliano.  Por supuesto que si demoraba un segundo más pasaría lo temido por Alex ya que de todas maneras le cayeron encima dos jugadores, pero ya era demasiado tarde.  

La barra Mariana ingresó a la cancha, los policías no pudieron controlarlos y el árbitro decidió dar por terminado el partido retirándose cuidadosamente de aquel lugar, totalmente resguardado.  El sueño de todo jugador se le cumplía a Alex; lo levantaron en hombros, la multitud lo aclamaba, era el héroe; había hecho de delantero, tres goles y de arquero evitando el gol en el penal y haciendo el gol de la victoria.

Su fama se difundió no solo por su ciudad, Huanta, sino por Ayacucho y por todo su querido Perú.

Además porque hizo otras hazañas similares en un juego de Básquetbol con algunos cestos de media cancha, muchos de tres puntos y las asombrosas banderillas que sólo se podían ver en los juegos de la NBA. Los árbitros se peleaban por dirigir cuando Alex iba a jugar, dicen que era emocionante cobrar o marcar cuando éste hacía la famosa banderilla y se quedaba colgando del cesto o cuando anotaba un cesto de media cancha. Pocos árbitros tenían este privilegio, era todo un espectáculo verlo jugar.

En cuanto al vóley lo mismo, cuentan que en un partido de un potente mate había desmayado a un jugador pues le llegó el balón en la boca del estómago y además que su bloque era inquebrantable; su defensa impecable. Por esas fechas aumentó el público que iba a ver este deporte, Alex era el jugador más joven en estos campeonatos que se realizaban generalmente entre barrios.

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