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Capítulo 26: vida anterior ❤︎

Os gusta la nueva portada de capítulo? 😍💓Es una ternurita
***

Cesa, hijo mío, de oír las enseñanzas Que te hacen divagar de las razones de sabiduría.
Proverbios 19:27

Alguien ha  dejado la herida sin coser. Ahí sangrando en mi alma. Y no se cura.

Cierro los ojos y pienso en mi bebé. Una y otra vez.

La culpa me carcome por haber dejado allí a aquél pequeño ser parte de mí.
Quiero pensar que no tenía más salida pero no es cierto.
Cuando lo hice no sentí nada. Absolutamente nada. Creí que era lo que Víctor se merecía. Que sufriría por ello como yo sufrí al verle con otra. Sin embargo todo se ha vuelto en mi contra. Y me persigue la culpa dónde quiera que voy.
El taxi me deja frente a mi casa. Me he ido del apartamento sin avisar.
No sé que hará pero no quiero volver a saber nada de él.

El taxista deja mi maleta y llamo a la puerta.

Pilar me abre. Me lanzo a sus brazos y  cierro los ojos tragandome las lágrimas.

—¡Cariño que alegría verte! No sabía que volverías tan pronto

—Sí.

Cuando me separo me observa y lo sabe. No hace falta que le enseñe que no llevo el anillo en mi dedo. Acaricia mi cabello y miro al cielo intentando no derramar una lágrima.

Víctor solía acariciarme así.

—Dejame pasar —ordeno. Pero mi voz tiembla.

—Claro cariño pasa

Y mi maleta y yo entramos.

***

Han pasado solo tres días. Es veinticinco de marzo y no sé nada de Víctor. Aunque eso debería aliviarme, no lo hace.
Jamás imaginé anhelar tanto su presencia, su sonrisa, su motivación a leer la biblia,su ser lleno de vida.
Pienso en nuestra última conversación.

La culpa me asfixia.

Cierro los ojos y las imagenes del vídeo trascurren por mi mente. Ese vídeo es el culpable de que busque a otra mujer.

Sus palabras no valen nada.

Debo saber quién fue.

Abro la puerta de mi habitación y bajo las escaleras. Escucho el alboroto en la habitación de mi hermano. Él y sus amigos mastodontes.

Llego hasta la cocina y agarro una galleta de las que suele comer Char. Me la llevo a la boca.

Pilar camina haciendo ruido con sus tacones. Se pasea por la cocina y coge algo de la nevera. El olor me recuerda a la  casa de Rose. La añoranza me envuelve. Ni siquiera me despedí de ella.

— Te ha aceptado— afirma Pilar.

—¿Eh?

—El director del mare nostrum

—Tu hermano querrás decir

—Sí. Ha permitido que vuelvas al segundo semestre aunque lleves dos semanas de retraso.

— Gracias —murmuro. Por lo menos ha hecho bien algo.

Charlotte llega a casa con el violín en la mano. Guadalupe acaba de traerla de las clases de violín. Corre hasta mí y me abraza.
La empujo. La cesarea aún duele.

— ¿Y Víctor?

— No estamos juntos

—¿Ya no sois novios?

—No

Charlotte me mira decepcionada. Con dolor. Su mirada castaña derrama dos minúsculas lágrimas. Su madre quiere decir algo pero antes de que pueda pronunciar palabra la pequeña sube corriendo a su habitación.

—Debiste ser mas suave...Charlotte es muy sensible

—Tu hija no debería meterse en mi vida.

Pilar me observa y niega con la cabeza.

—Es tu hermana Ashley. Y te admira con locura, no la hagas daño

Dicho esto sale de la cocina. Me siento en la silla.
Mi padre cruza el comedor frente a la silla dónde estoy. Levanta la vista y me mira pero no me saluda. Desde que volví apenas me ve. Le he decepcionado.

Todo por el dichoso vídeo.

***
Los murmullos no cesan. Es  tendencia. He vuelto a la universidad humillada: sin boda, ni anillo, sin prometido y con una reputación peor que la que me precedía.
Pienso en algo que me haga feliz pero no hay nada. Disfrutaba las multitudes y las fiestas. Y ya no tengo con quién salir.

—Te dije que no estaba preñada. Se fue cuatro meses —murmura una chica a mi lado.

—Esa tipa es capaz de cualquier cosa

No miro atrás. No vale la pena. Sé que el pelirrojo no ha vuelto a la universidad. Y dudo que lo haga.
Supongo que sigue en la playa. Su sonrisa llega a mi mente y la herida de mi alma sangra.

Rememoro el día que comenzó a desmoronarse todo. Cuando el vídeo se subió a la web.
Pienso en los posibles culpables.

Obviamente Inés me detestaba porque estaba con Víctor. Es posesiva y más celosa que cinco como yo.

Luego está Juan. Antes de irse me amenazó con mostrar la verdad de lo que era. Un recuerdo negro se apodera de mí.

Trago saliva y pienso en otro ser tan turbio como él.

Bryan. Existe algo perverso en él que no logro analizar.

Por otra parte, podría ser Joaquín. Aunque no sé sus razones.

Y por último Meredith no es  de fiar.Ama hablar de otros, sus palabras son veneno. Pero todas  las mujeres de la universidad son víboras.

Pienso en Sharon y Lexy. Ellas son diferentes. Han intentado remotar nuestra amistad pero he preferido mantenerlas alejadas de mí.

Cierro mi taquilla. Será un día largo y productivo.

Si no puedo volver a recuperar mi vida, descubriré quién me hizo esto. Y sé quién puede ayudarme.

Una mano toca mi hombro. La secretaria amargada del director me observa con gesto uraño.

— Te llama el rector a su despacho

***
—Mucha paciencia he tenido con usted señorita Ramirez

—Tío —digo para parecer más cercana. Pero lo cierto es que jamás lo sentí como uno. —No tengo la culpa de las barbaridades que se han inventado sobre mí.

—Con su comportamiento ha propiciado esos vídeos subidos de tono.

—Yo no...

—Silencio. Además faltar un semestre es inaceptable. Espero haya aprendido la lección

—Lo he hecho

—¿Sabe algo de su exprometido?

—¿Por eso me llamaste? ¿Te preocupa él?

Me levanto molesta. Sin duda a pesar de su rebeldía con la autoridad, su carisma ha gabado hasta el más estricto.

—Sientese señorita Ramirez

—No.

—Sientese si no quiere tener más problemas

Le obedezco. Cruzo las piernas intentando controlar mi ira. Muevo mis dedos.

—No la he llamado para eso. Necesito que me asegure que este semestre sus notas serán impecables. Puede perder su vacante. No siempre tendrá a Pilar.

Le miro firme.No necesito que mi madrastra me proteja.

—¿Me ha escuchado ?

—Sí.

—¿Y  se compromete a dar lo mejor de sí?

—Me comprometo

—Bien. Puede marcharse

Su rostro ha adquirido un matiz cariñoso.
Abro la puerta y salgo.

***

Al salir de la universidad Inés me está mirando con burla. Seguir caminando sería lo mejor pero, nunca hago lo que debo.

—¿Qué? —le pregunto.

—Solo espero que me rajes el cuello si me vuelvo a acercar a Víctor

Recuerdo lo que le dije el día que colgué el teléfono de Víctor. Se burla de mí.

—Ganas no me faltan

—Pensaba que sería tu último cliente. Pero ya veo que me equivoqué

Me acerco y la agarro del pelo. Chilla y clava sus uñas en mi brazo. Le lanzo una patada. La mataré.

Alguien me agarra por los hombros y me separa. Mi mano no suelta el pelo de Inés. Ella lanza su brazo a mi estómago y chillo. Me quedo sin aire y mis dedos cesan su agarre. Me agacho intentando controlar el dolor. Entre jadeos grito:

—¡Te mataré!

—¡Voy a denunciarte loca! —me amenaza.

—¡Yo te denunciaré a ti! ¡Acabaré contigo negra de...!

Una mano tapa mi boca y la muerdo. Me giro para encararme a quién intenta frenarme. Sus rizos rojos están sin peinar, bajo sus ojos hay ojeras y una mirada intensa.

—Basta — dice amable  pero firme.

—¡Dejame!

Él me mira. Me detengo. No puedo evitar sentir rabia ante tal vulnerabilidad. Él es mi punto débil. Coloca una mano sobre mis hombros y me guía. Mi alma vibra ante tantos sentimientos encontrados.

Inés grita algo pero no entiendo lo que dice solo puedo recordar el claro azul de la mirada de Víctor.
Hay un coche aparcado frente a mí, es su  descapotable amarillo.
Me pide que entre. No lo hago.

Levanto la cabeza y le miro. Analiza mi rostro y roza mi mejilla con sus dedos. Está observando si estoy herida.

Quiero alejarme pero no mo hago porque las pesadillas se repiten en mi mente. Necesito respuesta aue intuyo él puede darme.

—¿ Llegaste a ver a mi bebé?—pregunto.

Parpadea. Se lleva una mano a la nuca. Reflexiona.

—¿Por qué quieres saberlo?

—Solo responde

—Sí.

— ¿Cómo estaba? —pregunto con impaciencia, mi voz se quiebra. Mis dedos se mueven y juguetean con mi chaqueta.

—Dios sabe que no muy bien...

Trago saliva y cierro los ojos un segundo. Hay una pregunta que no deja de  rondar en mi cabeza. Si me arrepiento que sea tras formularla.

—¿Era niña o niño?

—Ash. Pensé que no te importaba

—Solo quiero saberlo. ¿Es tan difícil responder?

—Una niña. 

—¡Oh!

La emoción me deja sin respiración. Cuando logro inhalar, una lágrima resbala. La limpio con rapidez. Imagino su carita con un enorme lazo rosa en la cabeza.

—Ash. Lo último que te dije...

Camino lejos de él. Me sigue. Varios alumnos de la universidad nos miran. Quiero terminar con las murmuraciones, con las miradas burlescas. Quiero volver a mi piso de la playa. Cojo fuerzas. Aquello será imposible.

—No vuelvas a llamarme así. Es más. Ni vuelvas a nombarme. Puedes ahorrarte lo que tengas que decir.

Una llamada llega a mi teléfono. Miro con interés el número. Es desconocido.

—Estoy saliendo con alguien—miento.

Se detiene.Continúo mi camino y cojo el teléfono.

***

Hay dos posibles conversaciones que podeis leer, cual preferis:

Opcion 1: La de Ashley y Rose

Opcion 2: La de Ashley y Javier

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