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Capítulo 16: Añoranza ❤︎


Como también en Oseas dice: Llamaré pueblo mío al que no era mi pueblo, Y a la no amada, amada. Y en el lugar donde se les dijo: Vosotros no sois pueblo mío, Allí serán llamados hijos del Dios viviente.
Romanos 9:25-26

12 de diciembre

19:43 pm 

Lo cierto es que echo de menos a Víctor. Lo sé, es una tontería porque solo se ha ido unos días. Aun así algo es distinto sin él. 

La maleta ya está lista. Aún no sé cómo iremos. 

Pero, si conduce él, me negaré a subirme. Conduce como un loco.

Cierro los ojos y bostezo. Estoy cansada. Siempre lo estoy en realidad. Me tumbo en la cama mientras escucho a mi hermano y sus amigos mastodontes gritar. Juegan a la videoconsola y cada acierto o error es un nuevo berrido. 

Animales descerebrados.

Charlotte llama a mi puerta. Sé que es ella porque Pilar ha salido, y mi padre está trabajando.

—Hermanita —dice. Siempre me habla con dulzura, una que nunca he tenido con ella. 

—¿Qué? 

—¿Puedo ensayar aquí? Es una canción que le gusta a Víctor y como es tu novio pues creo que te gustará a ti también. 

—Claro. 

Ganas no tengo, pero es mejor escucharla a ella que a los compañeros de Mike. 

Mi hermana comienza a tocar el violín. Abro los ojos y la observo. Tal virtuosismo es digno de admirar. Sharon, amante de la música estaría encantada de escuchar esta melodía. 

Saco el teléfono y la grabo. Charlotte ni se da por enterada. Continúa. 

Pienso en ella, hace un año era más directa y menos tímida. Quizás el concurso de belleza la ha cambiado. 

Pienso en míster calabaza. Estaría orgulloso de ella. Imagino su sonrisa genuina y su grito eufórico tras la actuación. Sonrío. 

Mi hermana finaliza. Dejo el móvil y comienzo a aplaudir con alegría. A mis aplausos se suman otros. La puerta está abierta y Víctor me mira con una ceja levantada. Lleva un abrigo puesto. 

Charlotte corre a abrazarle. 

—¡Hey! ¡Tocas genial! 

—Gracias —pronuncia. Él acaricia su cabello castaño del mismo tono de mi padre, los ojos de ella son color avellana. Su madre dice que son idénticos a los de su abuela. 

Víctor se quita el abrigo y lo deja en la cama. Lleva una chaqueta blanca sobre una camisa azul abierta. Va muy elegante.

Camina con galantería, le miro coqueta. 

Se acerca y noto su intención de besar mis labios. Cierro los ojos. Besa mi frente y se aleja. Le miro con rabia, pero no digo nada. 

—Tengo algo para ti. Pero primero debo ir al baño —anuncia. Entra al que se encuentra en mi habitación. 

—¡No necesito nada tuyo! —grito molesta. 

¿Cómo puede burlarse de mí fingiendo que va a besarme?

—Mamá me ha dicho que te vas. Voy a echarte de menos —dice la pequeña con tristeza—.A los dos. 

—Solo serán unos meses. Volveremos. 

—¿Seguro? ¿Prometes que volveréis los dos y seguiremos siendo así de felices?

—Sí —miento. No volveremos juntos. 

Charlotte coge su violín y sale tras despedirse con la mano.

El teléfono de Víctor suena en el bolsillo de su abrigo. Lo saco.

—¡Te está sonando el maldi..! —callo cuando una cajita cae junto a la cama. Es una caja del tamaño de un anillo. 

Oh, no. No, no.

La puerta se abre y Víctor entra. Guardó la caja en el bolsillo, dónde estaba. 

Por favor, no. Está loco. 

—¡Me está llamando la reina! Debo responder —dice Víctor y contesta. 

¿Qué hace Sharon llamando a mi falso novio? 

Cruzo los brazos. Aliso mi ropa y carraspeo. Me ignora completamente mientras sonríe. Recuerdo la cajita y me remuevo incómoda. Si es lo que pienso, moriré.

—¡Hey reina! Luego te llamo —dice y cuelga. 

—¿Para qué te necesita Sharon? 

—¿Estás celosa Lady Ashley? 

—Cretino —murmuro.

—¿Cretino? —se ríe— ¿De dónde has sacado esa palabra? ¿Tantos celos tienes a la reina que ya hablas como ella? 

—No estoy celosa.

Coge el abrigo, mi maleta y abre la puerta. 

—¿Vamos, celosilla? 

—No tengo celos de...ella.

Bajamos las escaleras. Él no deja de reírse. Intento mantener la calma, pero está muy pesado. Justo en el último escalón le pego un puñetazo. Entrecierro los ojos cuando escucho silencio. Deja la maleta junto a las escaleras.

—¿Y los amigos de Mike?

Se encoge de hombros. Veo a los chicos caminar en silencio hasta la cocina. Sospechoso.

—¿Cómo entraste? 

—Me encontré con Pilar en la puerta y me abrió. 

—¿Y Pilar? 

—En el jardín 

Hago una cara extraña. Hace demasiado frío para estar afuera. Coloca su abrigo sobre mis hombros y me guía hasta la puerta del jardín. 

La abro. Lo primero que veo es un enorme cartel a lo largo del jardín. Lo sostiene Mike y Charlotte. Lleva la pregunta que más he temido toda mi vida: 

¿Te quieres casar conmigo? 

Ante mí está mi padre, Pilar, Sharon, Lexy y Don Enrique Caballero, el tío de Víctor. 

Me giro y Víctor está arrodillado. Con la cajita abierta.

El anillo brilla con intensidad. Es de plata con una gran piedra azul en forma de óvalo en el centro. Un recuerdo aparece en mi mente. 

Tendríamos unos ocho años cuando Lexy me preguntó cuál era mi princesa preferida. Pilar en aquel momento hablaba mucho de la emblemática y grandiosa Lady Di. Así que respondí que era ella. Víctor estaba allí y se carcajeó cuando oyó mi respuesta. 

—Se refiere a las princesas de Disney —me explicó.

Lo ha recordado. Es un anillo muy parecido al de Lady Di. 

Mis ojos se llenan de lágrimas al ver tan hermosa joya. Una lágrima de felicidad se resbala por mi mejilla. 

Seguramente deben de pensar que es porque estoy muy enamorada, pero nada que ver. De reojo me doy cuenta de que hay cámaras. Sonrío.

—Sí, quiero —afirmo.

Tener esta hermosisima alhaja en mi dedo…

Todos vitorean. Víctor me coloca el anillo en la mano temblorosa y se levanta. Sus labios tocan los míos. Abro los ojos por la sorpresa para luego cerrarlos. Esta vez, me besa con ternura, lento y breve. Cuando se separa me deja con ganas de más. 

Estúpido.

Sonrío y enseño el anillo a Lexy. Me felicita con una sonrisa. Sharon canta una canción que no recuerdo haber escuchado en mi vida.

Dice algo así como que nuestro amor es un sueño. No pega mucho con el ritmo que a ella le gusta, pero parece feliz. Y yo lo estoy aún más. Me observan, sonríen y me abrazan. 

Miro el anillo. 

Me encanta. Me encanta. ¡Me encanta! 

Víctor coge mi mano y entrelaza nuestros dedos. Se le ha vuelto una costumbre, pero con el anillo en mi mano, nada de lo que hace me parece mal. 

Su tío, el poderoso Enrique Caballero, camina hacia nosotros y nos felicita. 

¿Ha invitado a su tío y no a sus padres? 

—Víctor me contó de vuestro viaje. Iréis en mi jet privado. Mi regalo por vuestro compromiso. 

—Gracias —digo con verdadero entusiasmo. Víctor me mira con una sonrisa. 

Cuando terminemos, no será fácil explicarlo. 

***

14 de diciembre

13:05 pm

Antes mi embarazo apenas era visible, pero ahora mi ropa ha empezado a quedarme pequeña.

Me encanta la ropa ajustada. No hay nada que ame más que un corto y bello vestido apretado al cuerpo, pero en este momento eso es imposible. 

He optado por ropa holgada y ancha. No se nota nada y es muy cómoda.

Me acerco a la ventana de la que será nuestra nueva casa durante meses. Las vistas son espectaculares. No puedo negar que tiene buen gusto el pelirrojo.

—Es precioso.

—Será nuestro primer apartamento, pero tendremos que viajar para que parezca creíble 

—¿Con esto? 

Señalo la tripa creciente. 

—Sí. Te haré unas fotos espectaculares, las editaré y probaré distintas perspectivas, seguro que nadie lo nota

—No se yo…

—Además. Ahora mismo y con esa ropa, nadie lo notaría. 

Niego y sonrío. Observo el mar. Imponentes y majestuosas olas chocan contra la orilla. Algunos surfistas intentan domarlas. Recuerdo cuando Víctor dijo que iba a aprender, se le dio tan mal que prefirió pasarse a la moto acuática.

—Quisiera nadar — digo.

—Hace mucho frío

—Lo sé. Pero ¿Recuerdas como éramos antes? Nos arriesgábamos siempre. Hacíamos locuras.

—Sí. Y cometimos muchos errores. 

—Lo primero que haré cuando no tenga esto —señalo mi estómago—. Será meterme al agua.

—Me parece buena idea. 

Camino hacia el sofá y me tumbo. Comienzo a imaginar mi vida estos meses. Cada mes aumentaré de peso y el feto seguirá creciendo. Me sentiré cansada.

—He calculado que nacerá a mediados de Mayo —digo. 

—¿No vas a ir al ginecólogo? 

—No quiero.

—¿Estás segura de que esa es la fecha? 

—Sí. —digo—. ¿No habría que buscar centros de adopción? 

—La adopción no se podrá realizar hasta que el bebé nazca. 

—No lo sabía-

El silencio reina. La verdad, no he buscado ningún tipo de información sobre ello. Aunque tengo clara mi postura.

Cierro los ojos y bostezo. Escuchar la brisa marina produce tal paz que sonrío. 

Escucho a Víctor a lo lejos, pero no entiendo lo que dice. Me quedo dormida. 

***

14:04 pm

—Si claro. Dame la dirección -escucho la voz del pelirrojo nada más abrir los ojos. Bostezo y me restriego ambos. Una manta cubre mi cuerpo. Estoy en el sofá.

No hago el intento de levantarme, solo observo su silueta apoyada sobre el marco de la puerta. 

Es hermoso. Sus cabellos caen sobre su rostro y los quita con rapidez. Apoya la mano sobre la barra que da al balcón y sus venas se marcan. 

Cambia el peso de su cuerpo de una pierna a otra. 

—Sí eso pensé... Mejor que me la envíes... Claro. ¡Gracias!

Se gira y al verme sonríe. Se sienta en el sofá sin colgar la llamada. 

-Luego hablamos. Dios te bendiga.

Y cuelga.

-¿Quien es? ¿Inés, Meredith, Karinna, Dora, Isabel, María, Marta...? No recuerdo más nombres 

-Ninguna

-¿Sharon o Lexy? 

-No -sonríe.

-¿Un chico? 

-Sí

-Iván -suelto

¿Le afecta que sea Iván?

Siii, aun le ama

Noo, pienss en él pero no le importa

Bendiciones !! Recuerdenn la maratón ! Voten rápido porque lo subiré hoy 🎉 🎉

Ailana💙💙💙💙💥💥💥💥

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