Les digo: No se si esto es real,pero lo siento como si no hubiese salida. No sé en donde estoy, ni tengo idea del tiempo que pasé aquí ni de cuando todo comenzó.

Lo que si recuerdo, es que el fin de semana había ido a acampar con mis amigos a un sector del bosque cerca de mi ciudad natal. Era una zona límite entre lo artificial y lo natural.

Habíamos comenzado a explorar el lugar porque siempre nos había parecido interesante, y esta era la oportunidad perfecta para mi afición, la fotografía.

Había leído que en este bosque había plantas de todo tipo, aves extravagantes, serpientes y muchas cosas que nos daban ganas de fotografiar cada centímetro de él.

Estaba buscando un colibrí para fotografiar, siempre soñé con tener la foto perfecta, la de uno de estos animales tomando el néctar de una flor sin que éste huyera. En medio de mi búsqueda, encontré un pozo enorme, señalado por un cartel viejo y deteriorado.

―¡Chicos, vengan a ver esto!¡Encontré algo increíble! ―grité.

Mientras esperaba a que me alcancen, intenté limpiar el cartel quitando los musgos para ver que había escrito en él. Entonces, éste se desprendió y me resbalé sin tener la oportunidad de sostenerme de algo.

En ese momento sentí que algo me empujaba hacia abajo, como una fuerza contra la cual no me podía resistir. Todo a mi alrededor se había desvanecido y aparentemente no estaba...en ninguna parte.

Seguía cayendo y cayendo y parecía que el tiempo no pasaba. Saqué el celular del bolsillo para chequear la hora y descubrí que ¡No tenía hora! Entonces, decidí fijarme en el viejo y confiable reloj analógico que llevaba en la muñeca. Las agujas no se movieron en todo el rato que estuve observando el reloj ¡Definitivamente no pasaba el tiempo!

Me había quedado asombrado, anonadado. No podía explicarlo y nadie podía ayudarme. Estaba solo, cayendo sin caer, en un lugar que parecía ser el mismísimo vacío.
En un momento, presentí que algo se acercaba a mi. La luz ocupó mi mirada. De pronto, quedé ciego...

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