Dedicado a Jinxharuno6 💛🐴

Érase una vez un poni que vivía en una granja, con unos increíbles caballos a quienes todos los días veía saltar obstáculos en la arena, mientras que a él lo dejaban en un corral aparte. Él no entendía por qué no lo llevaban con ellos, pero consideraba que lo que hacían era muy divertido.

Un día, al amo se le olvidó cerrar su corral y en un impulso, el poni salió para acercarse a los caballos.

—¡Hola! —saludó al primero—. Lo que hacen parece divertido, ¿puedo jugar con ustedes?

Sobre un poste se encontraba un gallo descansando y al oírlo soltó fuertes carcajadas.

—¡Con esas piernas no lo creo! —exclamó.

—¿Qué tienen mis piernas? —preguntó extrañado.

—¡Son cortas y chonchas! —declaró—. Si saltaras no llegarías ni a la primera barra, necesitas altura. Además, eres un poni, no un caballo de salto.

Está declaración dejó heridos los sentimientos del pequeño poni, quien fue atrapado por el amo y devuelto a su solitario corral.

En su soledad, el poni pensó mucho en lo sucedido, era cierto que sus piernas no eran tan largas y estilizadas como las de los caballos, pero era por su edad, seguro que crecería y sus piernas se alargarían también, además, sí altura era todo lo que se necesitaba para jugar con sus compañeros, eso se podía arreglar.

El poni recordó aquella vez en la que Sofía, la hija del amo, le puso un imán en su herradura y, en un descuido, atrajo su balde de zanahorias que ya estaba vacío. Con imanes en sus herraduras y parado sobre cuatro baldes volteados, el poni imaginó que sería igual de alto que los demás caballos y que entonces le dejarían jugar con ellos.

En la noche, cuando todos dormían, el poni salió de su pista, moviendo la tabla a la que Sofía le había quitado unos clavos y reunió los cuatro baldes que iba a ocupar, después fue a la guardia secreta, en dónde pasaba varias horas con Sofía los fines de semana, y tomó todos los imanes que la niña guardaba ahí.

A la mañana siguiente, antes de que el amo fuera por él y lo llevara al corral, el poni puso los imanes hasta que se pegaron a sus herraduras y luego fue poniendo sus cascos, uno a uno, sobre los baldes volteados. Para cuando el amo entró a su pista, el poni apenas podía sostenerse equilibradamente sobre los baldes y eso ocasionó que, al intentar dar un paso, el poni tropezara y cayera sobre el asombrado amo.

El gallo, que se encontraba en la ventana cantando los buenos días, al verlo se trabó en su tonada y después se echó a reír.

—¿Qué se supone que hacías? —preguntó viendo cómo el amo quitaba de sus herraduras los imanes.

—Sólo quería ser alto para poder jugar con los caballos —respondió el poni al gallo, triste por haber fallado.

En la pista continua, uno de los caballos, el más veterano, lo escuchó, y con mucha simpatía, le dijo:

—Ellos no saltan todos los días por juego o para divertirse, pequeño poni, ellos lo hacen para ganar su sustento. Porque eso significa ser un caballo de salto, entrenar duro todos los días para ganar competencias y traer prestigio a la familia.

—Entonces, ¿qué significa ser un poni como yo?

El caballo rio un poco y contestó:

—Significa que te has llevado la mejor parte. Eres del tamaño exacto para que la niña Sofía monte sin el peligro a caer, de la altura exacta para entrar a su casita de juegos sin tener que arrastrarte y con la energía suficiente para divertirte con ella todo el día sin cansarte. Ser un poni como tú, significa que puedes ser el mejor amigo de Sofía.

El poni sonrió al escuchar eso y ese día, cuando fue dejado en el corral, ya no se sintió exiliado o solitario, miró a los caballos dar su mejor esfuerzo en sus prácticas y supo que al igual que ellos en la granja, él estaba dándolo todo sólo siendo él mismo ahí en su corral mientras esperaba a que Sofía, regresara el próximo fin de semana.

Fin.