Elegancia| Capítulo cuatro.
—Me agrada saber que lo sabes, disculpa pero ella nunca fue para ti es más deberías irte a tu país, no hoy pero luego que acabe el día de la poesía en el colegio de mi hijo, yo mismo te pagaré tu pasaje —dijo mientras José Andrés quería llorar, era muy sensible al ser un adulto.
—No gracias, sé que algún día volverá para explicarme por qué pasó lo que pasó aquel tiempo —dijo mientras camino un paso.
—Deja de soñar, eso no pasará — susurra agarrando su hombro.
—Soñar, yo ya estaba en un sueño y sin darme cuenta ya tenía los ojos abiertos, mírame han pasado muchos años, no sé que hice con mi vida, estaba en un sueño y ayer parece que desperté gracias a una pesadilla donde yo desperdiciaba años de mi vida —decía mientras quitaba la mano de su hombro.
»¿Sabes? La parte favorita de mi sueño, fue antes de aquella pesadilla, fue en ese sueño perfecto donde estábamos ella y yo, era un sueño breve donde tú te encontrabas lejos sin meterte, donde ella y yo estábamos juntos siendo felices.
»Fue un sueño donde nos mentíamos mutuamente diciéndonos "Amor", cuando en realidad queríamos compañía, queríamos calor cuando nadie más no los daba, queríamos ser escuchados mientras todas las orejas estaban tapadas.
»Y aunque no te guste a ti, éramos felices, yo la amaba con todo el alma, ella también, lo mejor era que tu no lo sabías, éramos felices o al menos yo lo era, mientras jugábamos ella y yo a experimentar con nuestro sentimientos —susurraba despacio para que no lo escuchará David.
—Ella era una niña, no sabía que hacía, ni que sentía menos de la clase de escoria que eres tú —dijo, José Andrés sentía como por él pasaban aquéllas palabras hiriendo sus sentimientos pero él seguía hablando.
—Yo tenía un hermoso contrato de amor con ella que nunca supe ni hasta hoy que tan real pudo ser, tenía el cielo en mis manos mientras lo perdía lentamente sin darme cuenta, en ese tiempo no me daba cuenta porque siempre he sido torpe para darme cuenta de muchas cosas —dijo mientras se limpiaba una gota de lágrima.
»Pero a pesar de todo estuvimos ahí dando todo o estuve ahí dando todo, ella era ese paraíso que logre tener antes de quemarme en el infierno una eternidad con sus recuerdos. Me gusta pensar que ella y yo estábamos juntos, fuimos lo que teníamos que ser, solo que fue en el tiempo equivocado, pero lo fuimos...
»¿sabes? Ella fue esa niña, mi niña por un breve tiempo mientras yo fui su primer poseedor, ella fue ese pecado de corto plazo, esa locura de fuego chala y ese amor eterno que no duró mucho —decía mientras limpiaba sus ojos cristalinos por las lágrimas— ahora puedes marcharte que vienes a que yo la ame más en vez de envenenarme contra ella —dijo José Andrés, en eso camina hacia donde estaba David.
—Debes irte a alistar para conocer a tus nuevos alumnos —dijo David mirándolo como estaba repleto de pintura su piel y su ropa— vístete elegante, vendrán muchos padres, será como la inauguración de tu escuela de poesía, estoy orgulloso de ti —termino de decir.
—¡Gracias muchacho! Entonces me voy alistar —dijo entrando a su casa, mientras David con su madre y el amargado de su padre traían todas las sillas posibles.
Pasaron las horas, llegaban personas, era mucho lo que ese niño había logrado, había convencido a muchos niños de aprender poesía, pero aún quedaba la duda de si sus padres aceptarían que sus hijos vayan, ya que estaban ahí para verificar que él futuro maestro de sus hijos ya no tenía esa apariencia de vagabundo.
Él estaba nervioso ahí a dentro de su habitación, no sabía que decir, que hablar o como expresarse ante mucha gente, decidió salir con ánimo bajo, pero debía demostrar una actitud diferente. Todos se quedaron mirándolo al verlo al salir, estaba diferente, o desde años nadie lo veía bien arreglado que parecía algo nuevo para todos.
Los susurros no faltaron, lo bueno es que eran susurros buenos, en eso una señora se levanta y dice : —Un gusto José Andrés, me han hablado mucho de usted, créame no es lo que esperaba ver y estoy muy feliz de eso.
—Espero que sus clases tan impecables como su apariencia —dice un hombre mientras se acercaba a darle la mano con señal de respeto.
—Un gusto a todos, les aseguro que las clases serán muy provechosas, que cada día aprenderán algo nuevo, la literatura será lo principal en cada clase, tengo una pequeña biblioteca aquí cuales sus hijos podrán dar uso —hablaba mientras David sacaba todos los libros que podía cuáles eran muchos— también con los libros que ustedes quieran traer sería de mucha ayuda, aparte de literatura, sé historia, política y era un experto en matemáticas.
En eso mientras él hablaba una mujer levanta la mano —¿Eso quiere decir que podemos contratarlo para que ayude a nuestros hijos a mejorar en sus materias escolares? Porque si es así yo quisiera traer a mi hijo para que lo ayude a mejorar en todo, obviamente el concurso de poesía es lo principal pero sería de mucha ayuda lo demás. Solo dijo mientras esperaba la respuesta, cual solo fue: —Si usted quiere yo les puedo ayudar, pero como dijo el principal objetivo de este mes es que todos tengas las herramientas para entrar al concurso de poesía.
Así paso el día, todos compartieron algunas comidas, entre bebidas no alcohólicas al menos no para José Andrés, ya que tenía miedo caer en el vicio nuevamente que tanto le costó salir, poco a poco todos se fueron —Nos vemos José Andrés —decía la madre de David, eran los últimos en irse, quedando él a limpiar todo el desastre para mañana comenzar con un nuevo día.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro