Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo IX

Ya con ambas cosas aclaradas, pude alimentarme con mayor facilidad: utilicé mi velocidad para llegar hasta otro de los bares que quedaba más lejos, más cerca del pueblo vecino que de Santa Rosa, y allí fue sencillo solo esperar afuera a que alguien saliera solo.

Me acercaba a ellos y utilizaba hipnosis para que me dejaran morderlos y luego lo olvidaran. También intentaba morder con cuidado para no desgarrar de más aquella frágil piel, ni succionar demasiado fuerte para no dejar mayor marca.

Necesité alimentarme de al menos tres personas para poder mitigar el dolor del hambre hasta volverlo soportable, para ese momento ya pasaba de la media noche. Aún así volví a la habitación de Mateo para asegurarme de que estaba bien.

La ventana que había roto estaba forrada de plástico transparente, con una cinta que se había ya despegado de una esquina. Volví a trepar por el mismo árbol y me di cuenta que Mateo se había arropado bastante con las cobijas, al grado que solo podía distinguir un bulto informe de telas y almohadas, aunque podía escuchar su respiración allí adentro, y su olor tan característica seguía allí.

No había más movimiento en la casa, así que entré por la misma ventana rota y me acerqué a la cama, para moverlo un poco. Su cabeza, adormilada y con el cabello revuelto, asomó por entre las cobijas.

—¿Ethan?

—Hola Math. Sí, soy yo, lamento despertarte.

Mateo se talló los ojos para despejar el sueño, luego se sentó en la cama.

Cuando las cobijas se resbalaron de su cuerpo, me quedé mirando fijamente su torso desnudo. Mis ojos no podían despegarse de su apetitoso cuello, a pesar de la intensa luz de la cruz que colgaba sobre su pecho.

Su sabor seguía demasiado fresco en mi memoria, a pesar de que hacía varios días que lo había probado.

Antes de decir otra cosa, me levanté para ir a su armario. Mateo me preguntó qué hacía, pero en lugar de contestarle solo tomé una playera holgada que había allí y se la alcancé.

—Tápate, por favor —pedí—, tu aroma, y esa imagen. Math, tápate o terminaré mordiéndote otra vez.

Lo vi abrir muchos los ojos y cubrirse el pecho con la misma playera, pero en lugar de ponérsela bien, solo se me quedó mirando.

—¿Tienes, hambre? —preguntó con un titubeo.

Negué.

—No tal cual, pude alimentarme antes de venir. De hecho, descubrí una manera de hacerlo.... que te platicaré en cuanto pueda concentrarme.

—Entonces, ¿por qué...?

—Ya te lo dije, eres demasiado tentador, deseo tenerte, deseo probarte y beber tu sangre, y...

Sacudí la cabeza varias veces, intentando focalizarme y contener aquellas ansias que no me dejaban en paz. Era diferente al dolor del hambre, esto era como tener el platillo más delicioso del mundo a tu alcance y que no pudieras probarlo.

Fijé mi mirada en la ventana rota, y para distraer mi mente me concentré en pegar mejor el plástico transparente para que el frío de la noche no entrara más en el cuarto. Escuché a Mateo vestirse y salir de la cama, también lo sentí acercarse y de pronto sus brazos me rodearon, sentí su cara recargada en el centro de mi espalda.

—¿Prefieres alimentarte de otros que de mí? —preguntó, y pude escuchar el puchero en su voz.

—Prefiero mil veces dañar a alguien más, que hacerte el menor rasguño a ti, es eso —expliqué.

Mateo suspiró, me soltó y volvió a sentarse en su cama. Al girarme él no parecía abatido, o triste, solo pensativo.

—¿Qué ocurre? —pregunté, mientras me sentaba a su lado.

—Supongo, que debo acostumbrarme a que muerdas a otras personas, ¿no es así? Necesitas hacerlo para sobrevivir, y lo que más quiero es que sobrevivas y estés a mi lado, así que no te dire nada.

No pude evitar reír un poco, lo atraje por completo para poder abrazarlo contra mi pecho.

—Me pequeño Math, no hay nada de lo que debas preocuparte.

Lo sentí suspirar de nuevo, aunque esa vez sonaba más como un sonido de alivio, luego se separó de mi abrazo sin terminar de soltarme.

—Entonces, ¿que es esa manera de poder alimentarte, que me decías?

Le conté lo que había descubierto, de la hipnosis, y de poder morder a la gente sin tener que matarla y sin que se convirtieran en lo mismo que yo.

—¡Cierto! Le pude preguntar a Sandy acerca de los vampiros y de cómo se convertían.

—¿Ah sí? ¿Y cómo te fue?

—Bueno, ayer vinieron los dos a comer y pude sacar la plática con ella, en realidad parecía emocionada por poder hablar del tema, creo que Dario no le hace mucho caso a sus gustos —rio un poco antes de continuar—. Bueno, el punto es que ella dice que depende del autor, que no todos los vampiros se transforman igual.

»Aunque muchos dicen que se debe mezclar sangre, o sea, que el vampiro tome la sangre de la persona y luego le dé la suya, así se convierten.

»Aunque también me habló de algunas leyendas antiguas, que decían que un muerto se levantaría, convertido en vampiro, si es que era enterrado en terreno no consagrado, o si había muerto por una causa violenta. Una última opción es que todas las víctimas que morìan mordidas por otros vampiros, pero eso ya dijimos que no se ve posible.

»¡Ah! Es cierto, justo te iba a enseñar, ¡mira!

Mateo se enderezó por completo y levantó su brazo para quitar la venda blanca que llevaba. A pesar de que solo dos días lo había mordido, para ese momento las dos rasgaduras parecían sanadas y cerradas.

Sorprendido, tomé su mano para acercarla a mi rostro, era como si los cortes se hubieran hecho hacía más de dos o tres semanas.

—Vaya.

—Sí, hoy que las iba a limpiar me di cuenta. Aún así, me puse la venda para que no me preguntaran nada, pero ya casi no tengo nada, ¿lo ves?

Pero ya no pude alejar su brazo de nuevo, mi atención se quedó clavada en la vena que vibraba debajo de las dos marcas rosadas.

No sé si Mateo se dio cuenta, pero Mateo no alejó el brazo ni hizo ningún movimiento, aún mientras acercaba su mano hasta tocar las cicatrices con mis labios. Su tibieza y olor me enloquecieron.

—Está bien, Ethan, bebe de mí si lo necesitas.

—Esto es una locura —murmurè, màs para mì mismo que otra cosa.

Pero no me detuve, podía sentir que mis colmillos habían crecido y afilado y para ese momento picaban mi labio inferior, era demasiado tarde para poder detenerme. Solo un último razonamiento logró colarse por mi mente ofuscada.

—Si sientes que es demasiado y no me detengo, saca la cruz en su cuello, eso debe ser suficiente.

Luego de aquello sucumbí y mordí con la mayor suavidad que pude, aún así lo sentí tensarse y gemir un poco.

La sensación era diferente de las otras veces que me había alimentado, era como si su sangre me golpeara con cada latido de su corazón y enviara oleadas de placer por todo mi cuerpo, placer que era alimentado por los sonidos que soltaba Mateo cada ciertos momentos.

Cuando sentí que su cuerpo se relajaba un poco, obligué a mi mente a volver en sí, no podía permitirme dañar a Mateo, de ninguna manera.

En lugar de seguir succionando, apreté mi lengua contra las dos heridas para que dejaran de sangrar.

Solté su brazo con un suspiro pesado, Mateo me miraba con los ojos agrandado y vidriosos, y había un curioso olor dulce en el aire que no pude definir.

—Vaya, si eso haces con todos los que te alimentas, en serio me voy a sentir celoso y no podré evitarlo —me dijo con un susurro.

Bajó los ojos y yo seguí la dirección de su mirada, ahí me di cuenta que él también había sentido bastante placer, al parecer, y de allí venía el olor que había percibido.

—No, no es... bueno, en realidad no lo sé, pero nadie de los que mordí se había puesto así —Lo pensé algunos momentos—. En realidad, para mí también fue diferente, más intenso, y más delicioso.

Ambos nos quedamos mirando a los ojos, quizá Mateo estaba buscando la veracidad de mis palabras. Luego de algunos momentos así él se inclinó de nuevo hacia mí y me besó suavemente al inicio, pero en cuanto le contesté el beso se profundizó.

De pronto se apartó de nuevo, con un gesto extrañado en el rostro.

—¿Qué ocurre?

—Sabes, raro —contestó con una sonrisa avergonzada.

—Es obvio, me extrañaría que la sangre tenga un buen sabor para tí. Lo siento.

Mateo volvió a recostarse contra mi hombro, tomé la venda que se había quitado para volver a cubrir las dos heridas que le había hecho.

—¿Te sientes bien? —pregunté al terminar de vendarlo.

—Sí, solo es como si estuviera cansado, pero estoy bien, y tampoco me dolió que me mordieras. En realidad se sintió... bien.

—Lo noté —dije para burlarme un poco, señalando su pantalón.

Mateo se sonrojó y me dio un golpecito en el hombro que en realidad apenas sentí.

—¡Cállate! De todas formas esto es tu culpa.

Reí ante su bochorno, y pronto él también se estaba riendo. Cuando se caló, un gran bostezo lo acometió.

—Creo que es hora de que me vaya, tú debes dormir.

Me estaba poniendo de pie, pero Mateo me tomó con fuerza de la muñeca.

—Ethan, si las cosas se pusieran difíciles, si te tuvieras que ir o si te descubrieran. ¿Considerarías transformarme a mí también? —soltó la pregunta con voz baja y sin mirarme.

—Math, ni siquiera sabemos cómo funciona esto, o cómo podríamos hacerlo. No soportaría que las cosas fueran mal y no despertaras.

—Lo sé —contestó, aún sin mirarme—. Solo, quiero que lo pienses, ¿sí? Que consideres esa como la primera opción, en lugar de abandonarme.

Respiré profundo.

—Ya te prometí que nunca te abandonaría, y mantendré mi promesa.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro