Capítulo 16
Después de decirle un par de cosas a Noé, noté que estaba apenado, bueno, no es de extrañar, habíamos acabado de interrumpir su momento de pasión. Sin embargo, Éric no parecía satisfecho, seguía mirándolo fijamente buscando una respuesta.
—No soy gay —soltó Noé —siemplemente sigo a mi corazón, solo me importa lo que siento, si estoy cómodo y a gusto junto con esa persona, no me importa si es hombre o mujer, solo... no lo entenderías —soltó junto a un suspiro.
—Tienes razón, no lo entiendo —dijo Éric —tampoco te juzgaré, a mí eso no me importa, mientras seas feliz.
—Ujumm, eso es todo—interrumpió Josué.
Y entonces soltamos una carcajada.
Justo ahí noté que no se exactamente cuando fue, ni cómo, pero poco a poco más personas fueron llegando a mi vida, cada una creando momentos memorables.
Este es mi lugar, de eso estoy segura.
—Ahora si, necesito escucharlo absolutamente todo —le dije a Josué mientras lo sentaba en el césped que está enfrente de nuestro próximo salón de clases.
—Fue hace poco —me miró —sinceramente solo me gustaba su físico, pero he estado conociendolo mucho más, y para mí sorpresa somos más compatibles de lo que imaginé.
—Entonces te gusta —sonreí.
—Tengo miedo —soltó.
—¿A qué te refieres? —me voltee a mirarlo.
—¿Crees que soy lo suficientemente bueno para merecer ser amado por alguien?
—¿Estás loco? —le grité prácticamente —mereces eso y muchísimo más, eres la persona con los sentimientos más bonitos, nunca he conocido a alguien que cuide y proteja a las personas que ama como lo haces tú, además eres muy atractivo —le di un fuerte abrazo y acaricié su cabello.
—¿Soy atractivo? —preguntó sonriendo.
—¿De todo lo que dije solo eso rescataste? —le di una palmada.
—Gracias por ser parte de mi vida Romina —tomó mi mano y me miró tiernamente.
—Ya dame un abrazo —te quiero Romi —susurró.
—Solo te pido que tengas cuidado, pudieron haberlos visto otros profesores, y eso si hubiera sido peligroso —hice una pausa —incluso podrían expulsarte.
—Lo sé, tendré más cuidado —dijo tranquilo.
La clase que nos tocaba finalizó sin problema, parece que ya no me quedaba nada más por hacer, el semestre realmente había culminando.
—¿Irás conmigo? —preguntó Josué quien caminaba a mí lado.
—No, irá conmigo —respondió Éric a nuestras espaldas.
—¿Iré contigo? —cuestioné sarcástica —me acerqué y tomé su mano.
—¿No tienes miedo de que alguien nos vea? —me miró.
—Ya no hay nadie, podemos hacer esto, y esto —dije acompañado de un beso en sus rojos y provocativos labios.
—¡¿Por qué tengo que presenciar sus caramelos?! —exclamó Josué junto a una expresión de asco —adiós Romi —se despido y se marchó de inmediato.
Nosotros también nos marchamos y fuimos directamente al auto, una vez estando ahí, entramos.
—Quiero mostrarte algo —solté.
—¿En serio? —Éric estaba descolocado —¿puedo verlo?.
—Asentí; y entonces le entregué mi manuscrito.
—¿Ya lo terminaste? —preguntó emocionado.
—No, aún no —respondí.
—¿Por qué?¿debería darte más material? —preguntaba juguetón mientras me daba besos por todo mi rostro.
—No sé qué final darles —suspiré —¿realmente es adecuado darles un final feliz? o más bien... ¿Serán realmente felices si los dejo juntos?.
Éric me abrazó fuerte y entonces susurró. —¿Ellos realmente se aman?.
—Se aman, pero se harán daño si se siguen aferrando a su relación —contesté.
—El amor también es soltar, el amor también es elegir que esa persona sea feliz, incluso si tú no haces parte de esa felicidad —se separó y me miró a los ojos —debes darle un final con el que te sientas satisfecha, después de todo eres la autora, nadie más que tú conoce los sentimientos que hay detrás de ese libro y de cada personaje, solo debes seguir a tú corazón Romi —dio un tierno beso en mi frente.
—Tienes razón —se lo arrebaté de las manos —entonces lo leeras cuando esté terminado.
—No es justo, dejame leerlo —intentó quitarmelo. —No —le dije mientras lo guardaba.
Él finalmente se resignó.
—¿Adónde iremos? —pregunté al notar que desconocía la ruta que habíamos tomado.
—Es una sorpresa —respondió acompañado de una de sus risitas —¿quieres poner música? —dijo seguido.
—Por supuesto —contesté.
Coloqué "El equivocado" de Andrés Cepeda.
—Es bueno —mencionó al escuchar la canción.
—Lo es, me gusta demasiado —dije.
—¿Como se llama? —preguntó curioso.
—Andrés Cepeda —respondí —es Colombiano —acompañé.
—Oh, Colombia es genial —contestó.
—¿Has ido? —cuestioné.
—Por supuesto, tuve la maravillosa oportunidad de representar a España en una feria de universidades en Bogotá, la capital de Colombia —respondió emocionado —las personas son extremadamente amables, y parece que siempre estuvieran de buen humor.
—Eso me da muchas más ganas de conocerlo —dije volviendo a reproducir la canción.
—Y la canción, ¿cómo se llama?.
—El equivocado —le respondí mientras lo observaba conducir.
En ese momento se detuvo por un semáforo y yo bajé el vidrio de la ventana para poder recibir un poco de aire.
—¿Crees que soy el equivocado? —me miró fijamente al preguntarme.
Yo estaba un poco confundida, no tenía idea el porqué de esa pregunta.
—No, creo que eres el correcto —le respondí sin apartar la mirada de sus hermosos y dominantes ojos cafés, mientras, la canción sonaba de fondo, como si estuviera en armonía con el momento.
«O al menos deseo que así sea»
—¿El Museo de Bellas Artes? —pregunté atónita.
—Dijiste que querías venir —respondió tomando mi mano.
/~En ese momento aquel recuerdo llegó a mí, aquella clase en la que todos decíamos lugares locales a los que nos gustaría ir.
—El museo de bellas artes —dije cuando fue mi turno.
Recuerdo cómo todos se quedaron mirándome, prácticamente juzgándome, ya que solo yo mencioné un lugar "aburrido", todos hablaban de discotecas y parques de diversiones mientras que yo solo quería ir a ver pinturas y objetos simples, eso fue lo que escuché a mis espaldas, para ser exactos fue así:
—¿Por qué es tan aburrida? Solo quiere hacerse la interesante, pero ver pinturas simples junto a objetos sin sentido no es para nada genial —susurró Vanessa detrás de mí, sim embargo, creo que habló lo suficientemente fuerte para que yo la escuchara.
—¿No crees que es contradictorio? —habló Éric. Quien inesperadamente la escuchó.
Vanessa estaba estupefacta, ni siquiera podía levantar la mirada.
—Como una persona que estudia Literatura no puede apreciar el arte, más allá de como se ve, creo que lo más hermoso es la historia que hay detrás de ello —prosiguió Éric —quizá las pinturas sean sencillas, incluso sin sentido para el ojo humano, pero dime, ¿te has preguntado en que pensaba el artista cuando creaba su obra de arte?, ¿crees que un escritor, un pintor o un escultor solo hace sus obras por hacerlas? —le preguntó a Vanessa, por supuesto sin recibir respuesta.
Incluso detrás de una simple frase o un simple jarrón; hay alguien lleno de sentimientos, hay alguien que está tratando de expresar lo que realmente lleva guardado.~/
—Estuviste increíble ese día —le dije volviendo al presente.
—¿Qué día? —preguntó desconcertado.
—Es un secreto —lo abracé.
El sonrió y me devolvió el abrazo. —¿Entramos? —Asentí.
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