Capítulo 14
Después de la clase de Lenguaje y comunicación sigue Gramática, así que por fin veré a Éric, no he coincidido con él en todo el día, además esa clase si me toca con Josué, al que extrañamente tampoco he visto hoy, antes de que pudiera terminar mis pensamientos alguien habló detrás de mí.
—¿Quién es mi persona favorita? —jugueteo Josué con mi cabello.
—¿Dónde has estado? —le pregunté de inmediato.
—Oye, salúdame primeo —respondió indignado.
—Lo siento —lo abracé.
—He estado por ahí —dijo junto a una sonrisa pícara.
No pude preguntarle nada más porque ya habíamos llegado al salón que nos tocaba y tuvimos que entrar enseguida porque Éric ya se encontraba allí.
La clase de Gramática contaba con más alumnas cada día, desde que llegó Éric no dejan de unirse las chicas, y hoy en especial había alguien nueva, muy linda por cierto.
Como siempre él se dispuso a empezar la clase con su rostro lleno de seriedad, y como de costumbre preguntó si teníamos preguntas o dudas al respecto, de inmediato la chica recién llegada le tomó la palabra.
—Hola profesor Éric, soy Natalia, y tengo una pregunta —dijo con un tono coqueto.
—La escucho —respondió él.
—¿Está saliendo con alguien? —preguntó ella.
—Y ahí vamos de nuevo —soltó Josué —creí que ya se habían resignado a que el no responda.
—Así es —respondió Éric —me miró y sonrió levemente —y no sabes lo mucho que deseo abrazarla y besarla en este instante —prosiguió —me gusta tanto que me pone malditamente ansioso no poder hacerla mía en cualquier momento. Espero eso responda su pregunta señorita Natalia.
La cara de asombro que tenían todos era realmente maravillosa, parecía que estaban procesando lo que acababa de suceder; mientras que Michelle y Josué me miraban fijamente con una sonrisa de oreja a oreja.
—Por supuesto —dijo bastante desanimada.
—Perfecto, entonces empecemos —sonrío.
Creo que todo este tiempo me he concentrado tanto buscando respuestas de que es lo que tenemos, o buscándole una definición a nuestra relación, por eso no me he dado cuenta de que lo que realmente importa es lo que sucede mientras somos él y yo, solos, en nuestro momento y lugar.
Después de acabar la clase todos se fueron, incluído Josué, lo cuál es raro, el no suele despegarse de mi.
Recogí mis cosas para marcharme también, pero Èric cerró la puerta y me lanzó esa mirada dominante que proviene de sus atractivos ojos cafés.
—No tendrás pensado irte, ¿verdad? —preguntó sarcástico.
—Por supuesto que no —dije yendo hasta donde el estaba —no antes de besarte —tomé su rostro y uni sus labios a los mios.
El tomó mi cadera y la apretó, luego de devolverme el beso de una manera apasionada.
Cargó mi cuerpo sin problema y me sentó en el escritorio.
—No puedo controlar mis impulsos cuando te tengo cerca, quiero hacerte mía aquí, y ahora —dijo agitado.
—Éric no, no podemos hacerlo aquí —respondí separándolo un poco.
—No me importa nada más que tú en este momento —colocó su mano izquierda en mi entrepierna y besó mis pechos.
Sus labios rozaban mi piel con lentitud, logrando que mi excitación aumentara constantemente, su mano derecha se introducia lentamente por debajo de mi falda y mis bragas, sus dedos ya tocaban mi piel desnuda e incluso estaba por sumergirlos dentro, pero alguien tocó la puerta en ese instante.
—Profesor Éric —¿aun está allí? —preguntó una voz femenina detras de la puerta.
—Sí, dame un momento —respondió —maldición —soltó seguido. No pude evitar reír porque estaba realmente frustrado.
Acomodé mi ropa y me bajé del escritorio, el arregló su camisa y abrió la puerta, era Natalia.
—¿Puedo pasar? es que olvidé algo —preguntó.
Éric tenía una expresión que decía claramente, ¡¿acabas de interrumpirme porque olvidaste algo?!.
En serio no podía evitar reírme de él, no puede ocultar lo que siente, sus expresiones son bastante evidentes.
Natalia entró y al verme se sorprendió, ya que pensaba que Éric se encontraba solo. Yo tomé mi maleta y salí enseguida, él me miró y señaló su teléfono.
Quise ir directo a la cafetería a comprar algo de comer, pero antes decidí pasar al baño a lavarme las manos.
Estando allí escuché un ruido extraño al lado, pero no quise indagar porque era el baño de los chicos, no quería ver algo que no debía.
Cuando llegué a la cafetería pedí un sándwich de pollo solamente, me senté a comer en el asiento al lado de la ventana, me gusta observar como la brisa mueve las hojas de los árboles.
—Es mejor comer con una bebida —dijo Leví colocando una lata de soda junto a mi sandwich.
—Solo me gusta la soda de manda.....oh, es de mandarina —dije sorprendida.
—Lo sé —me miró y sonrió.
Otra vez sabe algo de mí que evidentemente nunca le dije, pero decidí ignorarlo otra vez, tampoco es que haya sido algo increíble.
Me quedé observando todo lo que había afuera, las personas disfrutando de la compañía de alguien más, de un libro y un café, o simplemente de una buena canción.
—¿Qué música te gusta? —le pregunté a Leví para cortar el silencio que se había formado.
—Me gusta la música alternativa —contestó.
—¿En serio? a mí también —dije emocionada —me gusta mucho encontrar gente que le guste lo mismo que a mí.
—Hay una banda que realmente me encanta —soltó.
—¿Cuál es? —pregunté de inmediato.
—The 1975 —repondió.
—¡No te creo! —exclamé —a mi también me encantan.
En su rostro se tornó una hermosa sonrisa —parece que somos más parecidos de lo que creemos —mencionó. —Deberismos hacer preguntas aleatorias a ver si coincidimos —propuso.
Sonó mi teléfono en ese momento, pero no le presté atención, estaba entretenida la conversación.
—¿Qué estación te gusta más? —preguntó él.
—Invierno —dijimos al mismo tiempo y sonreímos.
—¿Cuál es el mejor flan?
—El de queso —volvimos a decir al tiempo.
—Esta si lo definirá todo —dijo serio —¿hamburguesa con o sin pepinillo?.
Nos miramos fijamente y respondimos juntos —sin pepinillo, es horrible.
No pudimos contener las carcajadas al notar que respondimos exactamente igual.
Miré la hora y ya habían pasado 30 minutos, lo cual significaba que mi descanso había acabado, aproveché y revisé mis mensajes, había uno de Éric de hace 25 minutos.
Éric♡: Ven a la terraza, te compré almuerzo.
—¡Ay no!, debo irme —le dije a Leví y salí corriendo con dirección a la terraza. No obstante, ya era demasiado tarde, Éric no estaba.
Intenté llamarlo, pero su teléfono se encontraba apagado.
Las siguientes clases fueron eternas, quería ver a Éric, presentía que estaba enojado conmigo, ni siquiera respondía mis mensajes.
Sentía que nunca acabarían, pero ahora estoy libre, el problema es que no sé dónde está.
—Romi, espérame —dijo Josué alcanzándome —¿te encontraste con Éric? —preguntó seguido.
—No, no lo hice, ¿por qué? —pregunté de vuelta.
—Me preguntó por ti en el almuerzo, pero yo tampoco sabía dónde estabas.
—Maldición —solté.
—Me voy primero, tengo planes —mencionó.
—¿Qué? —¿me estás excluyendo? —bromee.
—Hablemos mañana temprano, debo contarte algo —dijo sonriendo.
—Dímelo ahora —insistí.
—No, mañana —me miró con timidez y se marchó.
Decidí esperar un tiempo en la salida, guardaba la esperanza de ver a Éric antes de irme, tenía que explicar....
—¿Romina? —escuché detrás de mí. Era esa voz, aquella que produce un sinfín de cosas en mí, pero escucharla en este preciso segundo era como un deseo hecho realidad. —¿Qué haces aquí todavía? —preguntó serio, mira la hora que es (así es, se había hecho bastante tarde) ya no hay nadie aquí.
—¿Estás enojado? —cuestioné.
—¿Por qué lo estaría? —me abrazó y besó mi frente.
—No contestabas mis mensajes y tampoco mis llamadas —solté.
—Mi teléfono se descargó, nos convocaron a una reunión imprevista, así que no pude cargarlo —me miró y me tomó de las manos —lamento haberte preocupado.
—Yo soy la que lo siente, no vi tú mensaje, y cuando subí ya no estabas.
—¿Almorzaste? —se limitó a preguntar.
—Lo hice —contesté.
—Eso es lo que importa, no eres de mi propiedad, puedes compartir con los demás —dijo —pero si no estabas con Josué, ¿con quién estabas? —cuestionó.
«Esto es malo, a él no le gusta para nada Leví, ¿será mejor mentir?»
—Me encontré con Leví en la cafetería, así que hablamos un rato —le dije. No me gusta mentir, y después de todo, Leví y yo somos amigos, o eso creo.
—Entiendo —suspiró —vamos, te llevo a casa.
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