No soy tan tonta, obviamente sabía que a eso refería cuando dijo que necesitaba vivirlo para poder plasmarlo.

—Estoy dispuesta, respondí con una seguridad falsa.

Su expresión era inexplicable, estaba sorprendido, pero emocionado a la vez.

—Eres realmente una sorpresa —mencionó lamiendo su labio inferior.

—¿Creíste que diría que no?

—Umm, creí que saldrías corriendo apenas lo dijera.

—No soy tan cobarde —respondí con indignación.

—¿Eres consciente de que la primera vez no es una fantasía? —preguntó. Pero esta vez tenía una expresión de seriedad.

—Lo sé perfectamente, pero si esto me ayuda a escribir, es un riesgo que estoy dispuesta a correr.

—¿Es tan importante para ti escribir?

—Más de lo que imaginas.

Se que la razón principal era poder mejorar mi escritura, ya que es algo realmente importante para mí, pero no es del todo por eso, la curiosidad que siento por este hombre me carcome cada vez más, quiero que esto suceda principalmente por mis deseos, por mi...sed de placer.

Nunca antes he experimentado del todo esa sensación, así que quiero que suceda, realmente quiero que suceda. 

Se sentó junto a mí, y empezó a acariciar mi rostro. El simple roce de sus dedos a mi piel era como una nueva experiencia para mi.

—Eres más preciosa de cerca—me lo dijo de una manera tan simple, pero fantástica.

Es que no puedo explicarlo, tan solo una frase que el ha menciodado logra cambiar mi prespectva del mundo.

—¿Quieres empezar?—preguntó.

—Sí—respondí aún con timidez.

Con la yema de sus dedos empezó a recorrer mi cuerpo de arriba abajo, cada vez que me tocaba sentía esa corriente, esa que me producía un millón de sensaciones inexplicables; sus labios tocaban los míos, pero no me besaba.

Ese roce de nuestros labios me aceleraba el corazón y me hacía respirar de manera acelerada.

Se levantó de pronto y me cargó para llevarme a la cama, me acostó lentamente y entonces me besó, sus labios se compactaron a la perfección con los míos; desató mi falda en un instante, dejándome en ropa interior.

—¿Te has tocado antes? —susurró en mi oído.

—Sí, lo he hecho —alcancé a responder.

—Entonces muéstrame —dijo plasmando un gran beso.

—No creo que pueda hacerlo —mencioné levantando la mirada.

Él se quedó mirándome y dijo:

—Eres preciosa, demasiado, demasiado... quiero ser delicado, pero me provocas cómo nadie.

Tomó mi mano y la deslizó lentamente por mi abdomen hasta llegar a mí entrepierna y empezó a sumergir mis dedos lentamente; yo había hecho esto varias veces, pero esta vez la sensación era completamente diferente.

Sus toques, sus roses, todo era demasiado excitante, cada cosa que hacía me provocaba cada vez más, pero el momento en que sentí que veía el cielo de un hermoso atardecer fue cuándo bajó lentamente hasta el punto; e hizo algo que se sentía maravilloso. Ahí, justo ahí sentí la necesidad que lo hiciera, sentía la necesidad de que lo hiciera de inmediato, así que se lo dije: 

—Hazlo ya, haz qué entre ya.

Enseguida subió y por un momento me miró sonriente.

—Así que ya es hora, no puedo hacer esperar a mi preciosura.

—Solo hazlo, por favor, ya no puedo aguantar.

Él se despojó de toda su ropa; quitó mi blusa, se colocó protección y se elevó sobre mí.

Quise quitarme la tanga que llevaba puesta, pero sus manos me detuvieron, me miró fijamente para decirme: —no lo hagas, no te dejaré hacerlo.

—¿Por qué? ¿no es incómodo? —pregunté.

—Preciosura, en ti nada es incómodo.

Nos miramos de nuevo y entonces las palmas de sus manos se postraron sobre mis caderas.

—Esto quizá duela un poco —volvió a hablar.

No dije nada, simplemente le di una mirada de aprobación para que prosiguiera.

Allí sentí como se sumergía algo dentro de mí, así que pregunté:

—¿Ya lo hiciste?

—¿De qué hablas preciosa?

Se acercó a mi oído y susurró

—Esto apenas comienza, ni siquiera va la mitad, cuando esté completamente dentro de ti, no tendrás aliento para preguntar.

Y como tenía razón, una vez que se sumergió completamente en mí no tuve aliento para decir una palabra más, simplemente abrí mis piernas y dejé que me hiciera suya, quería llegar a mi puno máximo de excitación, quería llegar a ese momento en el que siento que viajo a otra dimensión. 

—¿Fue lo que esperabas? —preguntó cunado recuperó el aliento.

—Superó mis expectativas —me limité a decir.

Éric se paró, miró su miembro y luego me dijo:—¿quieres intentarlo?

Por supuesto quería intentarlo, pero no quería demostrar mis ansias; quise negarme, pero mi cuerpo reaccionó de otra manera y en menos de cinco segundos ya estaba de rodillas frente a él.

Aun así lo dude un poco, y al parecer el notó, por lo que preguntó.

—¿Realmente quieres hacerlo? Si no lo haces no pasa nada.

—Quiero hacerlo—respondí.

—Está bien —sonrió.

Era muy grande, pero cuando entró en mi boca no se sintió tan así, de hecho sentí que encajaba a la perfección.

Cada vez se iba más al fondo, sentía que me ahogaba, pero no quería parar, era absolutamente satisfactorio mirar su rostro y saber que lo estaba disfrutando.

Mordía su labio inferior cada vez que hacía que su miembro entrara y saliera de mi boca. 

—¿Tienes una fantasía en mente? —lo escuché decir.

Tengo un millón de fantasías sexuales, sin embargo, hay una en especial que he querido experimentar, probablemente sea la más simple, pero de verdad quiero vivirlo en primera persona.

—Quiero hacerlo mientras tengo las manos atadas —respondí mirándolo fijamente.

Mirarlo fijamente era algo que deseaba hacer, mis nervios no me habían dejado, pero ahora me siento más segura, así que sus ojos cafés me intimidan un poco menos.

—Ya vuelvo —dijo levantándose de la cama.

—Bien, aquí espero —dije. 

Unos minutos después regresó con una cuerda negra.

—¿Estas segura?—preguntó por última vez.

—Sí —respondí.

—No haré nada que no desees.

—Lo sé, no te preocupes, realmente quiero hacerlo.

Tomó mis manos y las ató; me acomodó nuevamente y se volvió a colocar protección. Levantó mis pernas e hizo que las cruzara en su espalda.

Bajé un poco mis manos atadas, pero con su mano derecha las sostuvo. Lo empezó a introducir lentamente; tener las manos atadas me impedía sostenerlo, pero era muy tarde para arrepentirse.

El empezó a hacerlo cada vez más rápido, hasta que lo introdujo todo en mí, sus movimientos también empezaron a ser más rápidos y fuertes, mis piernas estaban por desfallecer, pero el placer que sentía en ese momento me hacía olvidarlo, así que lo apreté hacía mí.

Éric se acercó y entre gemidos me susurró: —cuando no lo estes disfrutando, cuando ya no sientas placer sino dolor, entonces puedes pedirme que pare.

Nunca le pedí que parara, porque cada vez lo disfrutaba más. 

Nos encontrábamos postrados en la cama mirando el techo intentando recuperar el aliento. Me voltee a mirarlo y noté que tenía un tatuaje en su brazo, eran dos líneas, sentí curiosidad.

—¿Por qué dos líneas? —pregunté al tocar el tatuaje.

—Lo ví en una serie —respondió.

—¿Tiene algún significado? —pregunté nuevamente.

—Scott, el protagonista de la serie le da el significado Samoa, "tatuaje" se traduciría como "herida abierta". Scott dice que el haber estado sin Allison, y sus sentimientos por ella, aun dolían como una herida abierta. Allison fue como el amor de su vida. 

Quise preguntar si para él tenía el mismo significado, pero eso sería indagar mucho sobre su vida, así que mejor me lo reservé.

—Debería ver la serie entonces —me limité a decir.

—Es excepcionalmente buena, se llama Teen Wolf —sonrió.

Nos miramos y el soltó: —¿aguantas uno más?

—¿Crees que mis piernas lo resistan —dije soltando una carcajada.

Hagámoslo—mencionamos al mismo tiempo.