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𝔒𝔫𝔢

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Corría en medio de la noche, estaba preso del pánico, jamás se había sentido tan asustado como en este momento donde sabía que si se detenía su vida tendría un final en ese instante.

Las calles eran interminables, completamente desoladas y sin algun alma a la que pudiera pedir ayuda, nadie que estuviese lo suficientemente loco como para enfrentarse a ellos, nadie con la locura suficiente para poner fin a su sufrimiento, hasta que se cruzó en el camino de el, el único demente que no le temia a ninguno de ellos.

Salia del bar, como cada anoche los últimos tres años.
Trabajaba allí como mesero, aún sabiendo los peligros que traía la noche al pequeño pueblo de Schiltach en Alemania.
Un lugar rural, con construcciónes antiguas y gente tranquila que lo había recibido hace ya unos años cuando emprendió rumbo de su país natal, Corea.

Los habitantes le habían advertido por mucho tiempo que la noche de Schiltach traía consigo a los demonios sedientos, así era como los llamaban.

Los forasteros sedientos de sangre que no tenían piedad de alguno de ellos si se encontraba solo y a su Merced durante la noche, cuando el silencio se hacía presente y la calma parecía casi irrompible.

Habían unos pocos, un grupo de aquellos con los que se firmó un acuerdo.
Ellos querían vivir pacíficamente allí y habían prometido no cazar al menos en la zona y no atacar  a ningún habitante del pueblo, a cambio podían vivir tranquilamente y no serían juzgados como los otros, como aquellos que ahora mismo perseguían a ese chico que estaba corriendo, mientras buscaba un lugar para ocultarse.

Se acercó sin miedo poniéndose en frente del muchacho y dejando que este se ocultara tras su espalda mientras el les daba una mirada desafiante a los otros.

—Dejenlo ir —demandó, pero el pequeño chico ya había desaparecido dejandolo a el en su lugar como la cena de los forasteros— maldito mal agradecido—reclamó—

Los vampiros lo observaban con hambre, con sed, sabían que su cena había cambiado y era el quién tenía la desdicha en este momento.

—¡Ay no! Porfavor señor vampiro no me coma —dijo juntando sus manos, para luego girarse y comenzar a correr, era riesgoso que todo ocurriera allí, podría perder el empleo, era lo único en lo que pensaba—

Un giro en uno de los callejones lo hizo chocar de frente con un cuerpo a simple vista más grande que el de el.

Frío, muy frío.

Lo pudo advertir cuando esté lo sotuvo de una de sus manos antes de que cayera al piso.

Al levantar su rostro lo vio.

Ojos rojos y piel pálida, tal como lo relataban en las leyendas que su padre leia, tal como los que lo perseguian, tal como habia visto tantas veces cuando aún era un pequeño niño, uno que en ese tiempo se sentía facinado por estos seres, por la imagen tan pulcra que había moldeado su padre, haciendo que la imagen que tenía de ellos fuese la de unos dioses, criaturas que habian Sido lastimadas por los humanos y que solo buscaban un lugar donde vivir su eternidad en paz.
El odio que se formó hacia su padre vino a los años después cuando creció y comprendió que todas aquellas palabras eran una mentira, una muy bien planeada e ideada por su progenitor, quien parecía mentir a la perfeccion para con seguir lo que quería.

Aún que este sin duda alguna era el más hermoso que había visto jamás.

—Estoy dentro del tratado —dijo sin más el vampiro—

Se aseguraba de dejar claro que era uno de los que habían jurado cuidar al pueblo, de los que algunos pensaban que había un pequeño intento de alma, uno que era más que suficiente para mantenerlos a salvo.

Sin esperar respuesta lo puso tras el, cubriéndolo con su cuerpo y ocultando de la vista de los forasteros que acaban de llegar frente a el y observaban con sus ojos destellantes, ansiosos por porbar el delicado aperitivo que ocultaba ante sus ojos.

—Es nuestro —Hablo uno de ellos—

—No puede ser tuyo si es de alguien más —respondió atento a cada movimiento —

—Lo vimos solo, no pensamos que te alimentaba a ti — dijo el mayor de todos, el que tenía la mirada más despiadad que podías imaginar.

Habían ciertas reglas entre ellos, la primordial, no tocas el alimento de otro.
Si ese vampiro había reclamado al joven como suyo, ellos solo tenían la opción de dar vuelta e irse, no había discusión de por medio.

—Es mío— repitió.

El chico entendió al instante que ese vampiro lo estaba protegiendo, y aún sin ser así, había algo dentro de el que lo hacía querer confiar en el pálido chico, sin contar que le ayudaba en demasía a qué su plan fuese concretado.

—Soy suyo, de nadie más solo suyo— hablo apresurado—

Los forasteros buffaron molestos mientras daban la vuelta entre reclamos y maldiciones.

Fue el momento propicio para que el chico saliera de tras las espaldas del vampiro y sacara unas estacas de su abrigo para correr con una velocidad inhumana hasta ellos y atravesar sus pechos sin si quiera dudarlo, haciendo que los forasteros calleran hechos un desastre a sus pies, dejando solo un charco de sangre, de lo que eran sus restos esparcidos en el lugar.

Sonrió victorioso mientras sacaba un pañuelo y limpiaba sus armas girandose con cuidado hacia el vampiro del cual había olvidado su presencia.

—¿Que fue eso?

—Ay perdón, se que son de tu especie, pero había que eliminarlos, no merecían la vida eterna—hablo desinteresado—

—Claro que no la merecían, planeaban matar a un inocente —comenzo a alzar la voz— pero tú... Tu no eres humano — aclaró — ellos no se mueven así, y por sobre todo les temen, nos temen.
Pareciera que te damos igual —estaba sorprendido —

—Pues igual no me dan, los odio —hablaba sin temor — pero tranquilo colmillos, estás en el tratado no estás en mi lista a menos que cometas un error... Se buen cadáver y no lo hagas —hablo mientras comenzaba a caminar—

—Me llamo Jungkook, no colmillos —aclaró—

—Un gustó colmillitos, soy Tae.

Y sin ver atrás continuó su camino, no iba generar lazos con un vampiro, eso sería algo estúpido, aunque el mismo vampiro luciera de esa forma que lo estaba haciendo querer voltear a darle otra mirada.

Pov. Jungkook

No podía dejarlo ir así, su personalidad y cada cosa en el aún al haberlo conocido hace unos minutos, era intrigante.

Algo dentro de su ser lo llamaba a saber más de ese peculiar humano, del que no estaba tan seguro que tan humano era.

Lo siguió desde las sombras hasta que lo vio llegar a una casa bastante grande, aislada de las otras, con un segundo piso y un aspecto muy oscuro.
Sin duda alguna nada en ese chico cuadraba.

Necesitaba una invitación para entrar al lugar y estaba claro que no la conseguiría, por lo mismo subió hasta el balcón del chico, tal vez desde allí podría averiguar más y con suerte tal vez puediese hablar más tiempo con Tae, como le dijo se llamaba.

Pensaba que era un nombre tierno para alguien que no había tenido ninguna duda al matar dos vampiros de alto rango.
Por qué eso de los que se deshizo, a simple vista podría adivinar que tenian unos cuantos Miles de años.

Se quedó solo ahí, en el lugar apoyado en el barandal y observando intensamente entre las cortinas que dejaban ver solo un poco de la habitación, a la cual ingreso el chico casi de inmediato mientras se sacaba su abrigo y lo lanzaba sobre un sofá.

Lo vio cerrar los ojos y respirar profundamente antes de girarse hacia el ventanal, en su dirección para abrir las cortinas de un solo tirón.

—¿Sabes que estar en las sombras observandome te vuelve un pervertido?

—No te observo como tal —reclamó—

—Pero lo haces de todos modos —suspiro cansado— ¿Que haces aquí colmillitos, sabes que tengo una estaca verdad?

—Jungkook, ese es mi nombre pequeño tigre, soy un vampiro, deberías mostrar respeto— hablaba sin quitar sus ojos del muchacho—

Las risas del castaño llenaron el lugar, le hacía gracia que aún después de verlo acabar con esos dos ese chico aún pensara que podría lastimarlo de alguna forma.

—Que planeas hacer, ¿Enterrarás tus lindas paletitas de conejo en mi cuello? Yo que tú ni siquiera lo intento...

—No teng- —llevo sus dedos hasta sus labios— como sea, eres un chico bastante... Curioso, no entiendo nada.

— ¿Que no entiendes conejito?

—Ya basta con tus apodos, me llamo Jungkook —dijo acercandose más a el—

Taehyung dio dos pasos atrás, quedando justo dentro de la habitación y observandolo con burla.

—No te he invitado, aquí no puedes tocarme ni siquiera un pelo — aclaró —

La cara de desconcierto se vio en el vampiro, el en realidad no pensaba lastimarlo.
Estaba el tratado de por medio, pero aún más que eso, había algo detro de el que le impulsaba a cuidarlo, aún no entendía muy bien que era.

—No te lastimaria — aclaró su garganta — no lastimaria a nadie de aquí, es el trato que hicimos

—Wow.. tu eres muy correcto, nada parecido a los de tu especie, son despiadados y no razonan, eso los temina llevando a su muerte verdadera... Una que estoy feliz de darles —dijo tranquilo—

—Invitame a pasar Tae, déjame entrar, no voy a tocar ni uno de tus cabellos... A menos que quieras —dijo coqueto—

El contrario pensó unos momentos, después de todo siempre podía matarlo si intentaba algo, aunque esa idea le desagradaba, había algo en el peligro de tenerlo cerca que le llamaba a hacer una estupidez y permitirle el paso.

Después de todo, el no era un humano normal, el podía defenderse de ese vampiro si trataba de atacarlo.

—Puedes entrar, te invito a pasar —dijo sin mas—

En menos de un segundo el vampiro estaba frente a el, tan cerca que podía sentir el frio de su respiración sobre sus labios mientras lo observaba con esos ojos rojos teñidos de sangre y detallaba cada facción que podía verse a la perfección por la cercanía.

—¿Que eres? — preguntó —

—Un humano —respondio tratando de mantenerse tranquilo, pero tener a Jungkook tan cerca solo nublaba sus sentidos—

—No eres un simple humano Tigresito, se que hay algo más en ti ¿Que es?

— También soy vampiro... Y humano —hablo sin pensar, ni el mismo entendía porque estaba confesando eso pero los ojos del contrario lo invitaban a decir la verdad—

—Un mestizo... interesante —olió su cuello descaradamente— por eso hueles así...

—¿Asi como?

—Como mi maldita perdición —dijo sin mas—

—Debes irte —el vampiro sintió una leve presión en su pecho, justo donde Tae sostenía la estaca que amenazaba con enterrarse en su corazon— ya amanecerá y no será bueno para ti —aclaro—

—Esta bien —se separó costosamente— pero volveré por la noche, te buscaré en aquel callejón —dijo serio— aún tenemos una conversación pendiente.

—Es todo lo que diré, no hay más confesiones de aquí en más —aclaró—

—Ya lo veremos Tae —hablo cerca de su rostro antes de salir por el balcón y desaparecer en la noche.

Se había sentido extraño, no debía sentir ese calor en su interior, era imposible, pero se estaba formando en su frío corazón al tal punto que sentía como si un pequeño latido estuviese a punto de hacerse presente.
Ilógico, sin sentido.
Cómo todo lo que comenzaba a gestarse en su interior desde el momento en que vio a Taehyung.


La mañana siguiente llegó con rapidez, debía dormir, su parte humana se lo exigía, así como le exigía comer y daba gracias a Dios que solo su parte humana le exigiera comida, al menos la mayor parte del tiempo.
Cuando lo hacía su parte vampiro, la sed de sangre era un problema con el que solo podía lidiar si se encerraba y se aseguraba de no cometer alguna estupidez, jamás se perdonaría dañar a alguien por no poder controlar su parte sedienta, la parte que le recordaba cada día su propósito en la vida y la razón por haber entrenado por tantos años para ser un perfecto cazador de vampiros.

Recostado en la cama comenzó con los tipicos episodios de sueño, uno que persistía cada noche, estaba cansado, las imágenes se repetían una y otra vez cada que cerraba los ojos, sin cambiar ni agregar nada, los mismos colores, las mismas personas, la misma situación, había sido tantas veces que memorizo cada fotograma presente, lo que al despertar dejaba exauto, agobiado, sudoroso y con temor, y lo peor de todo, sin saber que significaba.
Parecía tan real que le asustaba, si a eso le sumaba saber que su padre había sido el culpable de la muerte de su madre, a veces lo hacia pensar que eso, ese sueño era real.

Año 1600, Corea del Sur.

Rosseane una joven campesina, con un espíritu libre y una bondad que todos conocían muy bien.

Amaba salir a dar paseos nocturno en el bosque, le encantaba la paz que este le traía, observar las estrellas y sentir la brisa nocturna sobre su rostro.

Era sin duda alguna el descanso perfecto, luego de los duros días de trabajo que llevaba en la granja de sus padres y de la cual ella se hacía cargo por completo.

Esa noche, salió como cualquiera otra a caminar, sin tener conciencia de que tras las sombras de los árboles, un ser la observaba completamente embelesado mientras creaba el plan perfecto en su mente, uno que según el volvería a los vampiros seres más poderosos y los soberanos del mundo.

—¿Los terrores se la noche no le asustan? —pregunto a su espalda, sobresaltado a la chica —

Se giró de inmediato para ver a aquel que había interrumpido su tranquilidad y que había tenido el descaro de acercarse a hablarle.

—Me asusta más que un atrevido forastero haya tenido la valentía de hablarme en medio de la noche— respondió con su mentón en alto—

Escaneó al sujeto por completo, no se veía como aquellos que vivían en el pueblo, al contrario, si piel pálida y ojos de un tono rojizo comenzaban a helarle la piel, haciendo que inconcientemente se abrazara a si misma.

—¿Te paresco un simple forastero Rosseane?—pregunto mientras se acercaba lentamente hacia la chica—

Retrocedió inconcientemente, solo dos pasos antes de quedar inmóvil en su lugar mientras sus ojos estaban fijos en los destallantes orbes del contrario, siendo casi hipnótico, sin poder apartarlos de ellos.

—¿Que eres... Porque sabes mi nombre?

—Esas historias de vampiros no nos hacen justicia —hablaba mientras se acercaba más y más a la chica, llevando su mano hacia el pálido cuello para retirar sus cabellos del lugar y dejar la piel expuesta, dónde la arteria demoral latía de forma rápida y le provocaba probar aunque fuese solo un poco de aquel elixir.

—¿Un- un vampiro?— dijo temerosa —

—No voy a dañarte, me sirves demasiado ahora mismo para perder está oportunidad querida Rosseane...

—¿Que quieres se mi?

—Deja tantas preguntas, cierra tus ojos —Demandó haciendo que ella obedeciera de inmediato—

Para la hipnosis de un vampiro no había escapatoria, una vez te atrapaba te volvías un títere, una marioneta que podían manejar a su antojo.

—Vas a ser mía Rosseane, seré delicado y te haré sentir bien, me harás muy feliz cuando en tu vientre lleves a mi primogénito.

La vió asentir de forma calmada y dejarse hacer por lo que el demonio sediento tenia planeado para su vida.

Tomo su cintura y con facilidad la recostó sobre la hierba, mientras la veía observarlo con ojos brillantes, atenta a cada paso que el vampiro daba.

Y así bajo las destellantes estrellas y el silencio de la noche, se había consumado aquel acto que para bien o para mal, cambiaría el curso de muchas cosas, sobre todo de aquel ser que sin pensarlo había creado a su propio verdugo.

Nueve meses después un bebé de cabellos rubios abría sus ojos por primera vez al mundo, mientras su madre los cerraba para hundirse en la oscuridad de la muerte.

El mismo que la llevo hacia su tumba, era quien vigilaba entre las sombras, hasta tener la oportunidad precisa para llevarse a su creación, la cual llegó unas horas después cuando el bebé dormía en cuna.

Se levantó de la cama y fue hacia el baño, dónde se observó al espejo y  trato de disimular las ojeras que se habían formado bajo sus ojos, el sueño y la visita de ese vampiro se habían llevado por completo su energía.

Tomó su largo abrigo y salió de casa mientras lo ponía sobre su cuerpo.

Sería un largo día, tenía que arreglar algunos pendientes antes de ir de camino al bar, ese que cada noche lo recibía con esa alegría y desenfreno que solo le hacían querer clavar una estaca en su propio corazón.

El atardecer se hacía presente sobre el pueblo de Schiltach.
Aún los rayos del sol se observaban tenues sobre los techos de aquellas  casas.

Unos cuantos pasos más y estaría de vuelta en su trabajo, de no ser por los gritos de ayuda que se escucharon al borde del camino, justo por el sendero que llevaba hacia el bosque.

Se adentró mientras sacaba una de sus estacas y una pequeña daga que sostuvo con fuerza entre sus manos, acercándose paso a paso dónde los lamentos y súplicas estaban resonando cada vez más debiles.

Cinco de ellos, cinco malditos vampiros estaban frente a el bebiendo de una chica, una que había visto unas cuantas veces por el pueblo y que a juzgar por su menudo cuerpo, no tenía mucho que ofrecer, más que la satisfacción de los demonios al ser los espectadores en primera fila de su sufrimiento.

Los vio reír con burla y jugar con la chica como si fuese un pequeño ratón, que estaba acorralado mientras su depredador jugaba con la cena.

Se aproximó sin dudarlo, saltado sobre uno de ellos y enterrando su estaca con presicion desde su espalda atravesando su pecho desde atrás y llevandolo a su muerte verdadera.

Los demás lo observaron furiosos, mientras lo rodeaban y dejaban al pequeño cervatillo libre.

Ojos rojos, furiosos y lugubres se acercaban a el con un solo objetivo, ellos querían acabar con su vida.

En un movimiento rápido uno de ellos arañó con fuerza su brazo, haciendo que su abrigo se humedeciera con el líquido carmesí y un punzante dolor se sintiera en la zona.

Se movió con rapidez, atacando sin descanzo a esos forasteros, mientras recibía cada ataque sin moverse de si lugar, aunque estos estuviesen lastimandolo y haciendo que sintiera dolor.

Muy de cerca observaba la escena un pálido chico que apretaba sus puños al ver cómo lastimaban al mestizo y el recibía cada golpe como si ni siquiera le afectara.

Quería acercarse, pero hacerlo sería ganarse una paliza de Taehyung, sin contar que no podía matar a uno de ellos sin una razón de peso y ellos solo eran dos extraños que se habían encontrado una vez.

Verlo caer completamente lastimado hizo que sus reglas se fueran al infierno y se avalanzo sobre los contrarios, desgarrado y aniquilando como un completo desquiciado, uno que protegia al frágil cuerpo que yacía sobre la hierba, ese que sin explicación hacia que el ser sin corazón sintiera un leve calor ahora mismo al verlo tan herido.
Un calor que desconocía, uno que se suponía era incapaz de sentir un ser sin alma como el, un muerto en vida que jamás había experimentado algun otro tipo de sentimiento más que la sed de sangre.

Una vez se deshizo de todos ellos dándoles la muerte verdadera, fue con rapidez hacia el castaño joven y lo cargo entre sus brazos para llevarlo hacia su casa, el único lugar que sabía estaría seguro y podría ser atendido por alguien que no tuviese algún afán de hacerle daño.

Avanzó por la noche, con una rapidez única que hacía incapaz al ojo humano de detectar más que una ligera brisa pasar junto a ellos.

Una vez llegar a su morada ingresó de inmediato y lo llevo hasta su propia habitación, dónde lo recostó sobre su amplia cama, una que solo era un adorno para el lugar, ya que dormir no era uno de sus beneficios.

Tomó su teléfono y marco el número de un curandero, un viejo hechizero que vivía en el bosque y que más de una vez lo había ayudado a curar sus heridas cuando rebeldemente participaba en esas peleas nocturnas entre vampiros con el único fin de conseguir liberar un poco de su tension.

Aquellas donde el arma que los lastimaba estaba bañada en plata, el único material que podría lastimarlo del tal forma en que no pudiera sanar de inmediato como lo hacía su especie.

Comenzó a participar en ellas hace unos años atrás cuando un viejo amigo de su padre le propuso unirse con el fin de crear una especie de ejército para proteger a los humanos de aquellos que los mataban sin piedad solo con el afán de alimentarse, al menos eso era lo que les hizo creer.

Al pasar del tiempo veía que algo muy extraño se gestaba en torno a Jisub.
Comenzó a indagar y a investigar más, ocultandose y espiando al mayor, habían muchas cosas que no cuadraban y todo quedó al descubierto cuando escucho la discusión que su padre Jaekwang, mantenía con el antes nombrado.

Jisub en realidad estaba haciendo un ejército de vampiros para recuperar el poder sobre el mundo, quería que ellos fueran la raza dominante y que los humanos se volvieran su alimento de forma sumisa y sin reproches, como el aseguraba debio haber sido siempre.

En ese momento entendió que no podía seguir allí, lo enfrentó, pero al ver que Jisub solo se burlaba y no estaba nada arrepentido de lo que hacía, decidió que abandonaría Corea, siendo así como su camino lo llevo hasta el pueblo se Schiltach, dónde reside hace ya más de 100 años y dónde por coincidencias de la vida volvió a ver a su viejo amigo curandero que se ocupaba de sus heridas en aquellos tiempos, dicho sea de paso quien tampoco sabía de los planes de Jisub y se alejo en el momento en que fue conciente de aquello.

Jungkook le dió la vida eterna convirtiéndolo en vampiro, asegurando al único que ha Sido su amigo durante estos largos años, Namjoon.

El curandero llegó casi de inmediato y revisó al castaño cazador, curó sus heridas con algunas hierbas medicinales y dio las instrucciones a Jungkook para el perfecto cuidado del que sería su absoluta responsabilidad hasta que pudiera moverse por su cuenta.

—¿Cuantos eran?

—Cinco, pero el se encargó de matar a tres de ellos, este chico es sorprendente.

—Claro que lo es, es un mestizo —aclaró— los de nuestra especie son demaciado idiotas para darse cuenta que ellos nos superan con creces, los ven como un eslabón débil e incompleto, pero no tienen la menor idea se que esta creación —dijo apuntando a Taehyung — es más poderosa, porque tiene humanidad —finalizó—

Las palabras de Namjoon resonaban en su cabeza, el tenía razón en todos los sentidos y estaba seguro de querer conocer cuánta humanidad le quedaba al castaño que yacia sobre sus sábanas.

Una vez vio irse al hechicero caminó hasta quedar de pie frente a la cama en la que la respiración calmada del chico era lo único que se escuchaba en el lugar.

No sabía cuanto demoraría en curarse, ellos tenían ese don de hacerlo rápido, de forma inmediata , pero al ser un mestizo tenía dudas con respecto a ello, dudas que solo lograría disipar una vez este despertara.

Había hecho un esfuerzo enorme para no pasar su lengua por las heridas del chico, a pesar de que su sangre lo llamaba y su fuego lo quemaba, le demandaba probar el elixir, ese fuego que se hacía presente tan recurrentemente cuando lo tenía cerca y que era casi un pequeño indicio de que ahí dentro había un muerto corazón que tal vez por un milagro de la vida, de su vida, podría latir aunque fuese mínimamente por el cazador.

Aún así logro tener la cordura suficiente para no hacerle más daño del que ya tenia.

Salió a cazar algunos animales, hacia días que no comía y no quería cometer una estupidez cuando su ser estaba tan sediento.

Las horas habían transcurrido y recién comenzaba a abrir sus ojos, se sentía desorientado y algo confundido al no saber dónde de encontraba.

Se levantó con dificultad, la heridas que tenia horas atrás habían desaparecido y sólo quedaba un leve rastro de las marcas por aquellas, su proceso de curación habia comenzado, solo que era lento, sin contar que habían marcas que quedaban en su piel de vez en cuando.

Sus manos fueron hacia su garganta, siempre era así.
Sabía por su ropa manchada que había perdido sangre, y cuando eso ocurría su lado vampiro se volvía sediento y desquiciado, como ahora lo estaba, necesita beber pero no cedería a sus instintos.

Vió a Jungkook parado en el humbral de la puerta, observandolo atento, como si estuviese alerta de algún movimiento descuidado de parte de el.

Sus ojos fueron directo a la comisura de los labios del mayor, dónde una pequeña gota de sangre hacia su camino hacia la mandíbula y resbalada tentadora y atrayente ante sus ojos.

Se levantó rápidamente y se acercó a él sin pensar en sus actos, sin lograr contener la sed, esa misma que lo tenía pasando su lengua a lo largo de la línea carmesí hasta llegar a los labios de Jungkook, dónde lamió los restos de sangre con sus ojos cerrados, completamente ido por su sabor hasta que la conciencia lo trajo a la realidad, separandose de inmediato y llevando sus manos hacia su boca para limpiar el invisible rastro que había quedado de ella.

—Maldicion!

Jungkook lo observaba perplejo, dios! Quería esa lengua pasearse nuevamente sobre su piel, la anhelaba como nunca había hecho con alguien más y sus pensamiento comenzaban a causarle temor, aquel que se siente cuando comienzas a experimentar la necesidad de tener a alguien para ti, solo para ti y no querer que se aparte de tu lado.

—Esta bien, solo es sangre — trato de sonar calmado—

—¿De que es? —preguntaba agitado, imposible detectar ese sabor, era la primera vez que lo probaba, lo que lo hacía algo completamente nuevo para el—

—Un animal —hablo rápido, podía percibir la angustia en el cuerpo contrario— No me alimento de las personas Taehyung, solo de animales —aclaró—

No pudo evitar sentir cierto alivio ante las palabras de Jungkook, aunque la situación no dejaba de ser extraña y de mantenerlo nervioso.

—Yo... —dijo frenando sus palabras —

—¿Jamás habías bebido ninguna gota de sangre?

—No en mis recuerdos —dijo preocupado— tal vez cuando niño eso no lo se.

Se acercó a él con cautela, parecía un pequeño cachorro asustado, algo que por lo poco que conocía de el no era una acción recurrente.

Se sentó sobre la cama con sus piernas separadas y sus brazos apoyados atrás, mientras lo observaba con atención, preparándose mentalmente para la paliza que podría recibir luego de sus palabras.

—Ven aquí Taehyung —palmeo su muslo—

—¿Que pretendes colmillos?

—Perdiste mucha sangre Tigresito, voy a ayudarte— su voz salía más grave que de costumbre—

—No voy a beber de ti —aclaró mientras tragaba pesado por lo tentadora de la oferta—

Usando su rapidez, en menos de un segundo lo dejo sentado a horcajadas sobre el, tan cerca de su rostro que podía detallar cada lunar y cada detalle del cazador.
Largas pestañas que revoloteaban confundidas por la acción y unos ojos color miel que solo con observarlo de esa forma lo hacían ver un universo completo detro de ellos.

Su piel lisa y que en contraste con la suya se veía tan apetecible ante sus ojos.

Sentia el aliento de Taehyung sobre sus labios, mientras sus manos se mantenían firmes en sus caderas, sosteniendo al muchacho para evitar su huida, estaba siendo un arma de doble filo, lo estaba haciendo sentirse tan confundido y tan abrumado con emociones que no comprendía, emociones que se suponía un vampiro jamás podría sentir.

—Vas a probarme Tae, por qué lo necesitas y se que no serías capaz de lastimar a un humano —hablo sobre sus labios pausadamente, aprovechando que sus ojos se obsevaban fijamente y que podía jugar con la hipnosis sobre el— Te sentirás mejor y no habrá culpas Tigresito.

Su lengua lamió descarada la línea de la mandíbula del menor, tal como lo había hecho el hace unos minutos atrás.

Sabía que tal vez luego Taehyung se sentiría molesto con el, pero también sabía que la única forma de que su tigre recuperara su fuerza por completo, era bebiendo sangre, y la del vampiro era más efectiva en procesos de curación.

Los pomposos labios del menor se separaron levemente, dejando ver un par de colmillos bastante tiernos a la vista del vampiro, considerablemente más pequeños que los de un vampiro puro, pero igualmente letales a la hora de cazar.

Ladeó su cuello, dando acceso por completo a el, mientras lo vio acercarse lentamente mientras temblaba sobre su regazo.

La piel fue levemente desgarrada cuando los colmillos de Taehyung se enterraron sobre ella y comenzó a beber de forma calmada, como si en realidad no quisiera perder el control.

Jungkook lo sostuvo con más fuerza de sus cadera y lo apegó lo máximo posible hacia el, gruñendo de satisfacción al sentir como se convertia en la primera vez que que el cazador bebía a su antojo.

Se separó agitado, mientras por su mandíbula corrían finas líneas de sangre que le hacían ver majestuosamente apetecible y encantador a los ojos contrarios, haciendo casi imposible la labor de contenerse para besarlo.

Lo atrajo desde su nuca y junto sus labios, saboreando con exigencia y dominancia,  el cazador se dejó llevar por cada una de las atenciones mientras sus brazos rodeaban el cuello del mayor y su cuerpo buscaba, como si eso fuera posible más contacto con el vampiro.

Los labios de Jungkook decendieron hacia el cuello de Taehyung, dónde raspó mínimamente con sus dientes, una leve caricia para contener aunque fuese solo un poco de las ganas que tenía de beber su sangre.

—Puedes hacerlo —dijo jadeante mientras exponía su cuello a Merced del pálido— Te la debo, puedes probarme—

Sin pensarlo encajo sus colmillos sobre la piel, deleitándose con el sabor del carmesí que estaba degustando, mientras los movimientos del hermoso ser que estaba sobre el se volvían más descarados y mas ansiosos de avanzar.

Empujó desde sus trasero, haciendo que ambas intimidades se rozaran, aún vestidas pero tan sensibles que los hacía gemir y jadear inconcientemente.

Una vez se vio satisfecho de la sangre que había Sido ofrecida, volvió a tomar los labios de Taehyung quien sin esperar comenzó a retirar las ropas del mayor, buscando tener contacto directo con su piel.

Al retirar la camisa un pequeño relicario se dejó ver colgando del cuello del Jungkook, el cuál rozo al momento en que sus labios fueron a besar las clavículas del mayor y las imágenes se desbordaban en su mente como un río sin control.

Año 1602, Corea del sur.

—Como fuiste capaz Jisub! —observaba molesto al contrario que sostenía de su mano a un pequeño niño asustado y tembloroso por lo que había alrededor.

—Tu también lo hiciste Jaek, también engendraste, también tenías la idea de hacernos poderosos.

—No de la forma en que tú lo haces, la mataste, por simple capricho acabaste con la vida se alguien, por saciar tus egoistas ambiciones de poder.

—Lo hablamos tantas veces antes, cuando aún éramos vampiros jóvenes con más valor que lo que se ve ahora, me decepcionas Jaek.
Crearíamos ese ejército, seríamos invencibles, seríamos sus dueños, alimentarnos cuando se nos plazca.
Entenderían su lugar, solo están para nosotros, debes entrar en razón Jaek.

—Tu me decepcionas a mi Jisub.
Tu ambición por sentirte superior a ellos te llevo a hacer un acto tan cruel como este—dijo observando al pequeño niño— Está aterrado, solo es un pequeño indefenso —se acercó a él y olió su sangre levemente—

—¿Puedes sentirlo verdad?, es perfecto —se regodeaba— podrá caminar entre ellos, será uno de nosotros caminando entre los frágiles humanos.
Los matará durante el día, beberá de ellos en el momento en que piensan que están más seguros, no se esperarán esto.

—Tiene humanidad, jamás será como tú o como yo, no es cruel...

—Eres mi amigo, no puedes juzgarme! —gritaba colérico, mientras Jungkook el primogénito de Jaek entraba a la habitación completamente furioso por lo que había escuchado.

—Un maldito ejercito! Estuve contigo apoyándote y solo me convertias en un arma para tus caprichos!

Jaek sintió enloquecer cuando escucho a su hijo, no sabía que estaba con Jisub, no tenía idea lo maldito que podía ser su amigo al involucrar a Jungkook en toda ese plan descabellado.

—¡¿Te atreviste a involucrar a mi hijo?!— preguntó entre gritos— Largo de mi casa —comenzó a empujar el cuerpo del contrario, arrastrándolo hacia la salida—

Jisub reía como demente, no sé arrepentía de nada de lo sucedido.

Jaek se acercó para tomar en sus brazos al pequeño niño, queria alejarlo del demonio que tenia como padre, hacer un intento por salvar la vida de ese indefenso ser que había nacido a causa de los egoistas planes de un vampiro ambicioso y despiadado, pero antes de poder si quiera tocarlo, Jisub lo jaló con fuerza de sus brazos y se alejo con rapidez del lugar, dejando a los Jeon con el ceño fruncido y una preocupación que viviría por siempre en ellos.

Taehyung se separó de golpe del vampiro cuando lo sintió muy a lo lejos llamarlo y mover su cuerpo tratando de hacerlo reaccionar.

Sus ojos estaban húmedos, no había sido conciente en que momento había comenzado a llorar.

—Que diablos fue eso?! —habló desesperado—

—No entiendo Tae, ¿Que pasa?

—Te ví... —dijo llevando sus dedos hacia su sien— en mi mente, estabas ahí y estaba el—hablo apresurado—

—¿Una visión?
¿Quienes es el Tae? No entiendo nada —pregunto sin dejarlo bajar de su regazo—

—Jisub...

Jungkook se alarmó,hacía mucho que No escuchaba ese nombre y sabía de sobra que nada bueno traía con el, solo destrucción y maldad.

—¿Que sabes de el? —hablo preocupado —

—El maldito fue quien me engendró

El pálido dejó de respirar por unos segundos, podía se cierto que se tratara de la misma persona, de aquel niño temeroso que recuerda haber visto por última vez cuando se marchaba de mano de Jisub.

—Cuentame que viste.

Taehyung relato uno a una las cosas que había visto en su mente, tan real, como si en verdad hubiese pasado, lo sentía como aquel sueño que tenía con Rosseane, ese que en ocaciones le hacía dudar de que lo fuera, por las coincidencias que habían en cada parte de el.

—Tuviste una visión Tae... ¿Ha pasado anteriormente?

—Pense que no, pero tengo un sueño recurrente, dios! Se ve así, como lo que acaba de pasar, como si realmente sucedio.

—Es real —aclaró— cada cosa que viste paso, estuve ahí... Y por lo visto tu también...

Taehyung trataba de procesar cada suceso, ahora muchas piezas encajaban y cada cosa que vio tenía sentido.

Su padre había llevado a la muerte a Rosseane y por eso lo haría pagar, pagaría con su vida.
Una vida por otra vida, como el mismo le decía cuando aún era pequeño y trataba de entrenarlo, matando frente a el y mostrándole el supuesto poder que tenían por sobre todos.

Jungkook se acercó a su rostro, y hablo sobre sus labios con voz ronca y profunda.

—Te juro que lo haremos pagar Tigresito, tu y yo seremos su peor pesadilla y los causantes de su muerte verdadera —dijo antes de tomar los labios del confundido mestizo, uno que siguió con ansias lo que le era entregado.

El mayor hizo un recorrido desde los labios hasta el mentón del castaño, para decender hasta su cuello e inhalar si aroma, ese tan característico que solo era posible al tener su parte humana.

Retiró con rapidez las prendas que cubrían la acanelada piel, dejándola expuesta para el y marcando con su labios por cada lugar, reclamando a ese mestizo como suyo, su perfecto cazador de vampiros.

No fueron concientes en que momento se encontraban ambos completamente desnudos, con Jungkook sobre Taehyung, besándolo con desespero mientras se internaba entre sus piernas.

Se sumergieron en el placer y dejaron ir por completo sus cuerpos a la entrega de lujuria que ambos anhelaban y de la cual estaban tan necesitados en ese momento.

Hicieron el amor, descubrieron cada parte de su ser y se volvieron uno en la entrega mas perfecta por primera vez podían sentir después de cientos de años de existencia.

—Me perteneces Tigresito, voy a hacer pagar al maldito que de Jisub, lo haré desaparecer.

Ambos cuerpos descansaban sobre las sábanas agitados y satisfechos.

Con sonrisas en sus rostros y una determinación en la mirada, una que gritaba que se tenían el uno al otro desde ahora y que juntos lograría la ansiada justicia que que había Sido tan esquiva durante tantos años.


                 🌸 ErLith_ 🌸

#BorderCarnival2023























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