Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 14

.
.
.


Claro que era él. Pero ¿cómo? Creí que tal vez estaría... Muerto. ¿Por qué nos miraba así? ¿Dónde demonios a estado todos estos días en los que estuvo desaparecido?

Su mirada era tan frívola, tan vacía. No mostraba un ápice de victimología. Ni siquiera asustado por haber sido secuestrado por, Yurah.

— ¿En qué piensas? —pregunta, YoonGi, intrigado por mi repentina lejanía.

— ¿No lo sabes? —le pregunto. Su ceño se profundiza. Parece enfadado. No conmigo, quizás con él mismo. — ¿Qué pasa?

— No lo sé. Últimamente me está costando mucho el poder leer tu mente.

— ¿Es sólo conmigo o alguien más? —le pregunto.

Él se queda estático. Y si no soy tan tonto, sé lo que hace. Intenta escuchar algo, o mejor dicho, a alguien.

— ... Sólo contigo. —murmura luego de unos segundos.

— ¿Te había pasado antes?

— No. Es extraño para mi.

— ¿Desde cuando?

— Hace unas semanas... La primera vez no le tomé importancia, pero ha continuado. Es, como si tú voz se fuera apagando al punto en el que ya no puedo escucharte. Es bastante frustrante no saber lo que piensas. —murmura.

— Idem. —le dije mientras lo tomo por el cuello y acaricio su patilla con mi pulgar. Él me sonríe y se agacha un poco para que pueda alcanzar su boca.

— No cambies el tema, Jimin. ¿Qué es lo que te tiene tan pensativo? —pregunta, mirándome interesado.

— No es nada, creí haber visto a alguien conocido.

— ¿A sí? ¿quién?

— A, Jun. El chico desaparecido, mi compañero del instituto.

— ¿En serio? ¿Estás seguro? —inquiere con repentina interés.

— Eso creo. —susurro. Él me mira extrañamente y luego hacia la gente. Como buscando algo.

— ¿Qué estaba haciendo? —dice un poco exaltado.

— Sólo miraba... Nos miraba. ¿Qué sucede? —no me está gustando tanta interés de su parte.

— Yurah. —musita secamente.

— ¿Yurah? No, era, Jun. —le recalco.

— No entiendes. —murmura, negando con la cabeza. Me sujeta del brazo y me hace caminar fuera del oído de la muchedumbre. — Yurah jamás deja cabos sueltos... A menos que...

— ¿Qué?

— Que los use como sus marionetas. —añade.  — Seguramente lo está usando para no llamar la atención y llegar a ti. ¡Oh demonios! —maldice, perdiendo el control nuevamente. Camina alrededor como desesperado. — ¡Ahora sabe quién eres! —se queja. — No debí venir. Sabía que no era buena idea.

— Está bien, todo va a estar bien. No te preocupes. Estoy aquí, estoy a salvo contigo. —trato de traer paz a sus acelerados y culposos pensamientos.

— No. No lo estas. Estarías más seguro en tu habitación, no aquí. —me reclama.

En verdad está asustado por la impotencia de no saber el plan de esa bruja. No quiero ponerlo más nervioso.

— Bien. Le diré a Jin que vuelvo. —le dije. Asiente y parece ligeramente más aliviado. Me dirijo hasta donde está mi hermano y le llamo. — Jin, me voy ya.

— ¿Tan pronto? —me dice incrédulo. Él al parecer encontró alguien con quién platicar. Un chico bien parecido.

— Estoy cansado. La señora johnson estuvo fastidiándome toda la tarde.

— Bien. Espérame y nos vamos juntos, ¿ok?

— No, quédate. Diviértete, no quiero arruinarte la noche. —le dije lanzándole una mirada. — Además, YoonGi me acompañará. —le explico.

— De acuerdo. Ten cuidado por favor, después te alcanzo. —me dice y remueve su mano entre mi cabello.

Le he dicho que no lo haga y le importa un comino. Me despido con un simple, "hasta luego".

— Realmente no le agrado a tu hermano, ¿cierto? —me dice él mientras caminamos de regreso al instituto.

— No es eso. Es algo, costumbrista. Le cayó como balde de agua helada lo de tu "supuesta edad" —le dije sarcástico en voz baja, puesto que aún podrían escucharnos algunas personas. — Pero creo que lo superará... Algún día. —susurro.

Pasamos entre un grupo de chicos que también vienen caminando en dirección contraria a nosotros. Pero accidentalmente, golpeo a uno en el hombro al pasar muy cerca. No sé cómo, pero de una forma increíblemente rápida, el tipo que llevaba una chaqueta negra con la capucha puesta, me sujeta del cuello con su brazo.

— ¡Agh...! —grito.

YoonGi intenta acercarse, pero el tipo saca algo del bolsillo de su chamarra y apunta directo a mi garganta. Es una navaja.

— ¿Qué es lo que buscas? ¿Quieres dinero? —le dice, YoonGi al tipo, cuyo rostro sigue oculto bajo su capucha.

Yo sólo me sostengo de su brazo e intento alejar mi cuello del filo de la navaja. Algunas personas se han dado cuenta y observan expectantes, aunque inmóviles. Recuerdo haber visto policías encargados de la seguridad del festival, ¿dónde demonios están cuando los necesitan?!

Miro el rostro de, YoonGi, está furioso por no poder hacer nada sin evidenciarse ante todo mundo.

— Suéltame. —susurro sin aliento, puesto que su brazo me aprieta demasiado fuerte.

— ¡SILENCIO! —grita y me sujeta con más energía.

Su voz... ¡Creo reconocerla!

Se que hacerse el héroe es estúpido y que nunca sale bien. Pero no estoy dispuesto a seguir siendo la víctima. Reúno todas mis fuerzas y lo golpeó en el estómago con mi codo.

— ¡AH! —grita encogiéndose de dolor.

Me suelta y la navaja cae al suelo, al igual que su capucha se descoloca, permitiendo así ver su rostro.

— ¡No puede ser! ¡Jun! —gritan exaltados, Joshua y otros chicos acercándose.

Jun toma la navaja de nuevo y se levanta con rapidez mientras les apunta para que no se acerquen más. Dios mío, ¡¿hasta dónde está dispuesto a llegar por ordenes de esa maldita?!

Por fin, de entre toda la gente, salen los encargados de seguridad e intentan calmarlo.

— ¿Estás bien? —me pregunta, YoonGi en voz baja. Asiento.

— ¡Jimin! —grita Jin, abriéndose paso entre las personas. Los chicos vienen con él. — Jimin, ¿estás bien? ¿te hizo daño?! —pregunta histérico mientras me abraza y registra de pies a cabeza. YoonGi se hace a un lado pero lo tomo fuerte de la mano evitándolo.

— Sí, sí —susurro. Taehyung, Jennie y Hoseok me abrazan también en un círculo. Hasta la borrachera se le a bajado a, Hoseok.

— Baja el arma, muchacho. No se comprometa. —exclama conciliatorio el sheriff Gordon para calmar a, Jun.

Él luce totalmente desorientado, desaliñado y su respiración es caótica. Como un animal acorralado. Corre hacia nosotros y los chicos gritan al verlo venir apuntandonos.

— Ella vendrá por ti... —murmura con una mirada maniática. Levanta la navaja hasta su cuello y de un solo, rápido y certero movimiento, lo corta.

¡SANTO DIOS!

— ¡NOO, JUN!! —gritan sus amigos desesperados y ahora llorando.

Intentan acercarse de nuevo a él, pero los policías los detienen. Puedo ver también a, YoonGi darse vuelta con las manos en la cabeza. Puedo entender por qué; Estamos manchados por la sangre de, Jun... Esperen... ¡¿que?!

Limpio mi rostro, mis manos están llenas de sangre. Estaba frente a él y por ende, parezco un ente sacado de una película de horror. No sé qué decir o pensar. Jamás había visto a alguien morir de esta forma. Estoy en blanco. Los chicos también están aterrados y sólo unas gotas los alcanzaron.

— ¡A un lado por favor! ¡No hay nada que ver aquí! —grita el Sheriff, esforzándose por apartar a los espectadores presentes. — Se necesita una ambulancia en Griffin & Blow. Repito, una ambulancia en Griffin & Blow —murmura él, a través de su radio.

...

— Toma, Jimin. —susurra Jin, pasándome un pañuelo para limpiarme.

Lo miro y creo que estoy en shock, puesto que aunque intento mover la boca, las palabras no salen. Además de que perdí la noción del tiempo. Dios mío, esto es demasiado. Soy fuerte, lo soy. Pero ¿para dónde va esto? ¿volverme loco? No creo volver a dormir tranquilo nunca más.

— Joven, me temo que tendrá que acompañarnos para unas preguntas. —espeta uno de los policías.

— Y me temo que no podrá ser así, caballero. —pronuncia la Señorita Morgan justicieramente. El profesor Richards está a su lado. — El joven aquí presente es menor de edad y según las leyes inscritas, ningún menor puede ser interrogado sin la tutoría legal y/o familiar. Sí dejar fuera de que como primera víctima, su prioridad es ver por la salud e integridad, señor mío. —le dice Morgan, sin abandonar sus refinados modales. Ja, me reiría en su cara, si fuera otro momento.

— U-una disculpa, no... —balbucea perplejo.

En ese instante, la ambulancia llega, iluminando de azul y rojo por todas partes gracias a las sirenas. No sé si su rostro está rojo por las luces o por lo que le a dicho Morgan. Los chicos se juntan de nuevo a mi lado, abrazándome. En está ocasión creo que un estúpido abrazo es mucho mejor que ser el que están metiendo en esa horrible bolsa negra.

— ¿Se encuentra bien, joven? ¿necesita asistencia médica o que lo lleve la ambulancia? —me pregunta el Sheriff. ¿Ahí, con él? ¡Ni hablar!

— Bien, estoy bien, gracias. —logro susurrar.

Él asiente cortésmente y se lleva consigo al otro policía preguntón. Los paramédicos cierran las puertas y suben rápidamente a la ambulancia luego de un breve informe. ¿Dónde está YoonGi? No lo veo por ninguna parte.

— ¿YoonGi? —pregunto un poco alterado. Jin me sujeta del brazo y tira de mí haciéndome sentar de nuevo.

— Tranquilo.

— Será mejor que regresemos, jóvenes. Han sido suficientes sustos por una noche. —exclama el Profesor Richards.

Todos aceptan menos yo, ¡¿dónde está YoonGi?! Caminamos de vuelta al auto de Richards. La gran mayoría de personas están marchándose, el festival a sido un fiasco por mi culpa. En retrospectiva, esto no es como imaginé que terminaría todo. En verdad aún no puedo creer lo que pasó.

Al llegar a la entrada del colegio, alcanzo a verlo por la ventanilla. Sin pensarlo e incluso antes de que el auto se detenga por completo, abro la puerta y me acerco a él. Su mirada es indescifrable. Al instante, él me abraza de una forma realmente fuerte y me besa. Como sí no pudiese creer que aún estuviera ahí.

— Lo siento, Jimin. Fue mi culpa que todo esto pasara. —vuelve a culparse. Lo tomo del rostro con ambas manos.

— No, no lo es. Tú me diste dos opciones... Yo escogí esta. —le dije, mirándolo a los ojos seriamente.

— Pero no pude hacer nada. Estuve a punto de... —dice reticente, bajando la cabeza.

— No lo digas. —le interrumpo, poniendo mi mano en su boca. —Entiendo perfectamente por qué.

— Buscaré a, Yurah. Le pondré un alto de raíz. —espeta con repentina furia.

— No, no la busques. —le insisto. — No le tengo miedo. —él reprime una sonrisa y niega con la cabeza. Pero sé que sólo es para ocultar su enfado.

— No tienes que fingir. Aunque no pueda leer tu mente, sé que estás abrumado con lo que pasó hoy.

— Estoy bien. Y sé cuidarme. No soy el niñito inocente que hay proteger. Creí haberlo dejado claro cuando lo derribé lejos de mi. —le dije orgulloso. Él se me queda mirando un largo rato en silencio, pero finalmente parece relajarse un poco.

— Sí. Eres muy valiente. De eso no me cabe duda. Lo pongo en prueba cada día. —me dice con la mirada intensa y determinada, al mismo tiempo que me sujeta la barbilla y se inclina para besarme. Un suave beso justo donde antes me había mordido. Un pequeño beso que remueve cada fibra de mi y me hace vulnerable.

— Prometeme que no irás a buscarla. —susurro. Suspira, acaricia mi cabello y con gesto indeciso, acepta.

— Lo prometo. Anda a descansar. —me ordena suavemente al soltarme. Le doy un último beso y entro al edificio.

...

No hay nadie en el salón de la entrada ni en los pasillos. Al parecer los profesores están en el despacho de Cosgrove, sin duda contándole las últimas noticias. Subo en automático las escaleras hasta el área de dormitorios. Todo luce desierto también, los chicos no están rondando. Quizás estén lavándose en el baño, y, en este momento una ducha suena de maravilla. YoonGi tenía razón; estaba fingiendo. Por supuesto que me afectó. No es para menos el hecho de una que persona que suicide frente a ti. Y lo que dijo antes de hacerlo fue aterrador, jamás lo sacaré de mi cabeza; que vendría por mi. Claramente se refería a, Yurah.

¿Qué rayos hice para estar metido en este conflicto bélico? Que horrible situación tan desafortunada. En esta ocasión yo fui la manzana de la discordia. Maldita Ironía. Esa bruja no me dejará en paz nunca y lo peor es que apenas a comenzado su cacería del terror. ¿Cuán poderosa debe ser para persuadir a alguien de atentar contra su propia vida? Me siento en la cama y ya no puedo evitarlo más... Lloro desconsoladamente por segunda vez en este mes. Creí que sí fingía que no me interesaba, no me importaría en verdad. Pero de nuevo sólo me engaño a mi mismo.

— ¡No, no, no minnie! No llores... —exclama, Taehyung, entrando a la habitación. Él llega hasta mí y me abraza. Pero no es suficiente para dejar de llorar. Hoseok y Jennie entran y suben a la cama para abrazarme también.

— Ya, ya... —susurra, Hoseok, frotando mi espalda.

— Todo va a estar bien... —dice Jennie.

— ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué me pasa a mi todo esto?! —espeto entre sollozos.

— No te sugestiones, bebé. No es tú culpa. Seguramente ese chico estaba mal de su cabeza o tenía problemas... —añade Taehyung.

— ¡ESTOY HARTO! ¡¿Por qué todo el que se me acerca tiene que morir?! —pronuncio furioso y cubro mi cara contra mis rodillas.

— No pienses eso. Nos tienes a nosotros para lo que sea, no nos iremos ¿cierto chicos? —dice, Hoseok tiernamente.

—Obvio. No te desharás de nosotros tan fácil pequeño zorro.  —dice, Jennie, acariciando mi cabello.

— Por supuesto minnie. —responde Tae. Pero en verdad no quisiera que ninguno de ellos corriera peligro también por mi culpa. — No lo dejen solo, iré a ver si encuentro algo para que se tranquilice un poco. —les dice él y sale rápidamente.

Sí tan sólo entendieran la magnitud del verdadero problema, comprenderían que ningún Valium lo arreglara.

— ¿Jimin? Oh, Jimin... —exclama Jin, entrando a la habitación.

— Está un poco alterado. —le dice, Tae, poniendo su mano sobre el hombro de mi hermano antes de salir.

— Chicos, ¿me dejarían un momento a solas con mi hermano? —les dice. Y sé que eso significa un largo discurso, el cual no estoy dispuesto a escuchar.

— Sí, claro. —responden ambos.

—Ánimo, Zorrito. —murmura Jennie. Hoseok frota mi espalda una vez más con empatía y salen.

— Jimin...

— Estoy bien, Jin. —lo interrumpo antes que comience. Despejo un poco mi rostro con mis manos y respiro profundo. — Iré a ducharme ¿sí?

— ... Seguro.

— Gracias. —me levanto en automático nuevamente con rumbo al baño.

Al encontrarme en el espejo, tengo los ojos rojos, al igual que mi camiseta a causa de la sangre de, Jun. Estoy hecho un desastre en dimensiones colosales. Dios mío, todavía no puedo creerlo. Comienzo a sentir náuseas de sólo ver mi reflejo. Inevitablemente, corro al retrete y devuelvo el estómago. Como puedo, me incorporo y rápidamente entro a la regadera, dejando ir en el agua tibia mis pensamientos. Sólo quiero poder irme a la cama y dormirme. Sólo eso.

.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.

— Veo que aún tienes estas reliquias. —pronuncia una voz seductora y conocida para él.

Escondida entre las penumbras del enorme salón. La difusa sombra emerge de la oscuridad, jugando con una fina y delgada espada de esgrima.

— Y como de costumbre, seguramente sigo siendo mejor que tú. ¿Te apetece un duelo? —le dice con melódica y engañosa tranquilidad.

Ella baja una segunda espada del estante en lo alto de la pared y se la lanza a, YoonGi. Él la atrapa ágilmente y con un movimiento extraordinariamente rápido, se abalanza sobre ella, chocando contra la ventana y rompiendo los cristales en mil pedazos a su alrededor. Él la sujeta con una mano y con la otra apunta la espada hacia el cuello de ella. Ambos se miran fijamente, sin parpadear un segundo.

— No has escogido el mejor día para aparecerte. ¿Que te hace pensar que podrías salir de aquí con vida? —le dice en tono frío y agitado. Ella sonríe.

— Uff, sigue. Me estas excitando... —murmura descaradamente y muerde su labio inferior. Él frunce el ceño ante su reacción.

— Jamás cambiarás. —le dice él negando con la cabeza y alejándose. Puesto que sólo son provocaciones de su parte. — ¿Qué diablos quieres Yurah? —vuelve a decirle, en tono áspero y desdeñoso al tirar la espada.

— Yo también estoy feliz de verte siempre. —dice sarcástica. Ella camina hacia él lentamente, y acaricia su pecho con la punta de la espada. — ¿Por qué no simplemente te dejas de tonterías y regresas conmigo? ¿Acaso no me extrañas? Definitivamente yo sí. No es por inflarte el ego, pero al césar lo que es del césar. Eres especial, YoonGi. Tienes... Talentos. ¿Recuerdas cuánto nos divertíamos en los 40's? —le pregunta con picardía. — Destrozamos las habitaciones de los moteles. Nadie me lo ha hecho como tú, ¿sabes? —murmura con voz ronca, acercándose a su boca para besarlo. Él mueve la cabeza y la esquiva, mientras la mira furioso. — No estás de humor ¿eh? Permíteme adivinar... ¿le sucedió algo a tú ridículo noviecito? —le pregunta con falsa interés. —Oh lo lamento tanto...

— Me complace informarte que tu plan fracasó. —espeta él en tono arrogante. El rostro de, Yurah se vuelve piedra, su sonrisa triunfante se transforma en una línea apretada e iracunda. Desvía la mirada y vuelve su atención a la fina espada en su mano.

— Bueno... Siempre han dicho que, sí quieres algo bien hecho tienes que hacerlo tú mismo. —musita, rozando la punta y pinchándose el dedo, el cual se cura instantáneamente.

Ella da la vuelta y él la tomó por sorpresa, levantándola del cuello con gran fuerza. Sus ojos se tornan en un rojo intenso y profundo lleno de rabia. Está en modo depredador. La espada cae al suelo y ella comienza a golpear su brazo para zafarse sin éxito.

— Más te vale que no. Sí vuelves a acercarte a él, yo mismo me encargaré de matarte, ¿entiendes? —le dice fríamente y aprieta aún más su cuello. A ella comienza a faltarle el aire, se debilita pausadamente.

— Yoon... —susurra sin aliento, haciendo gestos de dolor ante la sofocación de sus pulmones. Pero él, no la suelta. Su lado asesino no quiere dejarla ir con vida. La sujeta más fuerte y ella está a punto de desvanecerse. —Por favor... —musita. En ese momento, él despierta de su subversión. La suelta y ella cae al piso tosiendo e intentando que el oxígeno entre en sí desesperadamente.

— Largo de aquí. Pero esta vez, quiero que sea muy lejos. —murmura agachándose hasta ella y observándola frívolamente.

Ella lo mira también. Pero en sus ojos había una extraña versión de miedo y furia, pues ella jamás lo había visto así. Era la primera vez que él la miraba con tanto odio. Algo que la desconcertaba totalmente y no podía entender que era en realidad lo que veía en esa incipiente basura. ¿Cómo podía amarlo con tanto fervor? Con tanta pasión. La envidia la corroía, su pena jamás sería comprendida. Su maldición... Ella jamás sería amada.

— ¿Qué es lo que tiene él? ¿Qué es tan especial? —le preguntó a media voz. Él la miró con el ceño fruncido y por un breve instante, quizás sintió lástima por su pregunta.

— Mucho más de lo que jamás podrías dar tú. Él tiene mi corazón. Algo que nunca te perteneció, Yurah. —le contestó él seriamente.

— Sin mí, ese corazón no habría seguido latiendo. Me lo debes... —susurra ligeramente decepcionada.

— Vete ya. No sigas humillándote más. Ve y busca alguien que te aprecie... Y aléjate de nosotros, por tu bien. —él se levanta en dirección a la puerta y abre.

— No me daré por vencida tan fácilmente, Yoonie. —murmura decidida.

— ¡YA BASTA! —se queja exaltado y da la vuelta para encararla, pero para ese momento, ella se había esfumado.

Y al ser esa sus últimas palabras, eran claras sus intenciones. No iba a detenerse.

.
.
.

MIN∆BRIL

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro