Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 13

.
.
.

- Perdona, yo no...

- No pasa nada. -le interrumpo de inmediato y giro la mirada hacia, YoonGi. Su gesto es ceñudo y apretado. Es obvio que no lo tomó con humor, pero se controla. - Hmm... Nam, él es, Min YoonGi. Está de visita y es su primer festival también. -lo presento para intentar romper el helado témpano de hielo en el que se a convertido.

- Mucho gusto, YoonGi. Espero no sea el último. -le dice, Namjoon amablemente y le ofrece su mano.

No sé como, pero YoonGi logra una sonrisa totalmente hipócrita que no alcanza sus ojos y acepta su mano para estrecharla.

- Lo mismo digo... -murmura y lo suelta. Miro a espaldas de, Nam y noto que mueve su mano, como si tratara de suavizarla.

Claro, seguro que se la apretó demasiado fuerte. Lo miro y lo reprendo con la mirada.

~No tenías que hacer eso...~

Le digo mentalmente, ya que sabe perfecto, que sé lo que hizo. Él ni siquiera se inmuta, sólo me mira y sé que no está contento, puesto que él YoonGi que llegó y que me sonreía hace sólo unos minutos ha abandonado el lugar. Namjoon pone su otra mano en mi hombro y podría jurar que ardería Troya. Oh, no... ¡No lo hagas! No te gustará ver a "Drácula" molesto.

- Esto apenas comienza, quédense. En unos minutos empezarán los fuegos artificiales. Seguro les encantarán. -informa, Namjoon a todos sonriente y su mano baja por mi brazo. - Jimin-ah, ¿te encuentras bien? Estás helado. -me dice una tanto preocupado.

- Uh... Sí, hace algo en frío, pero está bien. -le respondo. Él se aleja un poco y se quita su chamarra, poniéndomela sobre los hombros. - Gracias, te la devolveré.

- De nada, no te preocupes.

- Nam, tú padre quiere que le eches una mano. -dice un chico que se acerca a él.

- Si me disculpan... -murmura despidiéndose y marchándose. YoonGi se me acerca.

- ¿Puedo hablar contigo, Jimin-ah? -me pregunta con voz baja y relajada, demasiado melodiosa para ser verdad. Suerte que todos se han distraído con un puesto de artilugios a nuestro lado para notarlo. Aunque quizás Jin tiene un sentido arácnido, ya que voltea al instante.

- ¿Todo bien? -me pregunta.

- Sí. Ah... Iré con, YoonGi por algo de beber, ¿ok? -me excuso. Él nos mira extraño y asiente.

YoonGi me tomó de la mano y juntos caminamos lejos de la multitud. -Demasiado lejos para ser sinceros-, dando vuelta en una pequeña e inclinada calle empedrada donde sólo un par de chicos vienen subiendo. Debo aceptar que esto no me está gustando. Siento una opresión en el pecho y algo me dice que su actitud calmada sólo anuncia tempestad. Cuándo los chicos desaparecen de nuestro alcance visual... Él me jala fuerte hacia lo profundo de un callejón oscuro y solitario. Sus ojos brillan rabiosamente y me aprisiona contra la pared. Su respiración es agitada y choca contra mi rostro, como si de un toro se tratase.

- ¡¿Se puede saber quién demonios es ese imbécil que te estaba tocando?! -pregunta de mal modo. Vaya que se estaba conteniendo.

- Sólo es lo amigo, nada más...

- ¿Un amigo? -sisea y lame su labios. - ¡ESE IDIOTA TE BESO! -me grita y golpea el muro con su puño a un lado de mi cabeza.

Lo hace tan fuerte que cierro los ojos como instinto reflejo. De pronto su rostro se a convertido en algo más. Jamás lo había visto así; el monstruo que realmente es. Sus ojos cobran un tono amarillento en el que sus pupilas se dilatan, se contraen al ritmo de su caótica respiración y su contorno se oscurece. Lo admito, no me gusta nada, de hecho no entiendo lo que siento. ¿Debería disculparme?

- Fue un malentendido. No fue a propósito. -intento calmarlo.

Él se aleja un poco, pasándose las manos por el cabello y rostro. En ese instante, me mira, sus ojos parecieran estar en llamas. Se abalanza sobre mí pegándose a cuerpo mientras me besa como loco. Salvaje y desesperado. Sus largos dedos me sujetan de las muñecas con fuerza y las pega contra los costados de mi cabeza en el muro.

- Eres mío, ¿recuerdas? Sólo mío. -murmura al tirar fuerte de mi labio entre sus dientes y su lengua invadiendo mi boca, manda choques eléctricos por todo mi cuerpo.

Me recorre la mandíbula y baja por mi cuello, besándome y mordiéndome suavemente. Suelta mis manos y deshace el botón de mis jeans, facilitando su mano a través de ellos, comienza a tocarme e instantáneamente me hace estremecer. Provocando que mis músculos se tensen tan fuerte al punto del dolor. Él suelta mi deshidratada boca y cae de rodillas frente a mi. Me desata la agujetas, saca mis vans rápidamente y sus manos e enganchan en la cintura de mis pantalones, bajándolos sin siquiera pedir permiso y casi tumbandome. Sus manos vuelven a subir hasta mis boxers y con gran fuerza los destroza. ¡Mierda aquí!

Se levanta y vuelve a atacar mi boca, mi respiración se entrecorta ante su eufórico arrebato, mi cuerpo ya no puede más por la anticipación y la rudeza de sus movimientos. Sus manos me recorren las piernas y entonces me levanta por el trasero, apretándome más contra la pared, haciéndome sentir su punzante erección contra mi piel totalmente necesitada. Meto mis manos entre su blanquecino cabello y lo sujeto fuerte, jalando de él, acercando más su boca. Lo muerdo y él se retira un poco, observándome sorprendido por mi comportamiento.

Sí, yo también sé morder. Me sonríe y vuelve a morderme, esta vez mucho más fuerte. Gimo ruidosamente en su boca, puesto que puedo sentir mi piel romperse y el característico sabor metálico invadió mi paladar. Chupa mi labio, absorbiendo mi sangre y sonríe con satisfacción. Santo cielo... Mi erección duele ante tal erotismo. Lo necesito, lo necesito en mi... ¡Ahora!

Él me sujeta de las caderas y enrosco mis piernas a su cintura. El temor a ser descubiertos vuelve todo más excitante. Escucho el bendito bajar de su cremallera y con un grato movimiento me penetra hasta el fondo. Rápido y brusco. Así, tan completo, deleitándome por cada centímetro.

Mi carne se abre para recibirlo y gimo al sentir su invasión. Me abrazo a su cuello para aguantar los embates y escucho su gutural respiración en mi oído, exhalando con fuerza. Él se mueve arriba y abajo, despacio pero intenso. Encajandome las uñas en los muslos cada vez que se hunde en mi. Nuestros jadeos en perfecta sinergia. Me empujo contra él y empiezo a moverme también, intensificando todo. Es el mismo infierno y me importa un bledo quemarme, la dicha lo vale. Él sube cuando bajo y comenzamos un ritmo acelerado, llegando más profundo. Mi interior cosquillea y me hace arquearme contra el duro y plano muro a mis espaldas.

- Levanta tu camisa. -murmura entre jadeos. Suelto su cuello y llevo mis manos a mi camisa para hacer lo que me ha pedido. Con dedos temblorosos logro la encomienda. - Muerdela. -ordena. Y así lo hago.

Cuando llevo la orilla de mi camisa a mis labios, acerca su rostro a mi pezón y atrapa uno con su boca. Suspiro como loco, lo hace una y otra vez; chupa fuerte, tira de él y mi cuerpo se convulsiona. No aguantaré mucho, estoy a punto de venirme. Es demasiado. Se mueve a mi desatendido pezón y junta sus labios entorno a él. El placer me recorre y se mezcla deliciosamente con el incesante golpeteo en mi interior. La tela en mi boca comienza a humedecerse. Lo suelta y vuelve a besarme sin piedad mientras toma mi erección con su mano, apretando y masturbando.

- Sientelo... No serás de nadie más. -murmura, suave pero imperioso al besar las comisuras de mi boca, barbilla y cuello.

Sus palabras son mi maldición. No puedo evitarlo. Gimo con fuerza. Mi cuerpo se estremece con sólo oírlo. Apresura sus movimientos y grito en su boca al llegar al climax total, derramándome en torno a su mano agotadoramente. Oh maldición... Es alucinante. Nuestra respiración es errática y desbocada, mis piernas se han vuelto gelatina y mi interior se ha fundido. Siento haber muerto, alcanzar la gloria y volver con vida a la tierra mientras dejo caer mi cabeza en el espacio de su cuello y hombro.

Los minutos pasan sin percatarme de ello. Estoy exhausto, totalmente vacío y me abrazo a su cuello nuevamente para recuperarme después de semejante e intrépida acción.

- Tenemos que irnos, pequeño. Deben buscarte. -dice con suavidad de mi oído y se retira lentamente al salir de mi.

Puedo sentir la tibia humedad resbalando entre mis muslos mientras me baja, poniendo mis débiles extremidades sobre el suelo. Oh claro, para empezar es él, "señor celos alterados" el que me desaparece y ahora le importa si alguien me busca. Estoy casi mareado, desorientado. Y me pregunto, ¿por qué nos afecta más a nosotros que a ellos? Pues claro, prácticamente somos empalados vivos. Sonrío ante mi loca suposición.

- ¿Qué es lo gracioso? -pregunta intrigado.

- ¿No estabas invadiendo también mi privacidad mental? -le pregunto sarcástico y extrañado. Normalmente, siempre lo hace.

- No. -responde un tanto serio.

- Dije... ¿cómo es posible ser empalado tantas veces y no morir? -le dije mordiéndome el labio con picardía.

Él me sonríe y me abraza, levantándome del suelo, besándome dulcemente. Sus celos furiosos, olvidados. Me baja y se agacha para ayudarme a levantar mi ropa.

- Tendrás que comprar nuevos. -pronuncia encogiéndose de hombros al alcanzar mi bóxer.

Lo miro intentando parecer enojado y se lo quito de las manos. Idiota. Me colocó los pantalones y él se acerca, metiéndome bajo su brazo mientras salimos de la oscuridad y privacidad del callejón hacia la calle. Y justo ahora recuerdo que hay cosas por hablar.

- ¿Puedo pedirte algo? -le pregunto valientemente, antes de volver a la multitud. Él se detiene, mirándome expectante.

- Dímelo.

- ¿Podrías tratar de, controlarte un poco? -mi voz apenas es audible. Su sonrisa se evapora. ¿cómo le explico? - Me asustaste un poco allá... tú, rostro era... No lo vuelvas a hacerlo por favor.

- Lo lamento. Ese alfa de estaba tocando. Creo que, me deje llevar por los celos... No volverá a pasar. Lo prometo. -me dice y me atrae a sus brazos.

En verdad eso espero. No quisiera volver a ver ese rostro nunca más.

Ambos volvemos hacia la gente. Ja, los chicos están demasiado alegres bebiendo cerveza.

- ¡¿Qué rayos te pasó en la boca?! -inquiere, Jin. Él me sujeta de la barbilla para obligarme a mirarlo. Revisa mi labio y luego mira a YoonGi extrañamente.

- No es nada. -le dije cortante. Zafándome de su agarre invasivo. ¿Piensa que él me golpeó? O es paranoia mía? ¡Él jamás me lastimaría Seokjin! - No pienses cosas que no son. -dije con voz firme y tan seria como me es posible. YoonGi se aleja un poco, hacia dónde sirven las bebidas.

- Jimin, ¿estás seguro? -musita.

Al principio no entiendo su pregunta, pero después es clara; Por supuesto que piensa que me tiene hipnotizado. Seducido por su experiencia y encanto. Probablemente piensa que se está aprovechando de un chico de mi edad, pero no es así.

- Jin, jamás había estado tan seguro en toda mi vida. Tal vez no lo entiendas y no te obligaré, pero, hace mucho que no me sentía tan feliz como me siento ahora. Él me hace ver la vida, de una forma diferente. No quiero volver a sentir odio. -susurro.

- Sólo quiero que estés bien. -me dice.

- Lo estoy. -le dejo claro. Él asiente sin más opción.

Los chicos siguen muy entusiasmados a nuestras espaldas, haciendo en concurso de quién termina más rápido su mega vaso de cerveza.

- ¡AUH! -grita, Hoseok alegremente al ganar. Jennie, Sunmi, Taehyung y otros lo vitorean. Jamás lo creí de él. Los ingenuos son los peores.

- Jiminie... Se honesto, llevas un jodido par de meses aquí... ¿Dónde conociste a ese bombón? -pregunta Taehyung, barriendo ligeramente las letras al hablar. Está más que grogui.

- Qué te importa.

- Hmm, está bien, está bien. Pero si lo descuidas no me hago responsable...

- ¿No tendrá un gemelo? No me importaría abrazar una espalda tan linda. -dice Jennie. Ella y Sunmi también comienzan a sonreír alocadamente hasta con el viento.

El alcohol está sacando lo mas zorras en ellas, pero lo tomaré con un cumplido. Camino hacia él, sigue esperando en la fila.

- Hola. -lo tomo por sorpresa abrazándolo desde atrás, me mira por sobre su hombro y sonríe. Giro alrededor de su cintura, levantando su brazo sin soltarlo.

- ¿Qué pasa? -dice un poco desorientado.

- ¿No puedo simplemente querer abrazarte? -murmuro. De pronto me mira con ojos entrecerrados. Cambio en tema. - ¿Sabías que mis amigos te consideran atractivo? -le pregunto conmocionado.

- ¿Y tú qué dices?

- Que es raro considerando las circunstancias.

- ¿Circunstancias?

- Dada tu senilidad. No es muy común que un trío de omegas adolescentes desequilibrados hormonales se fijen en un anciano como tú. -le dije sarcástico. Él sonríe, y sé que me ganaré unas buenas nalgadas después.

En ese instante, el fuerte sonido de los fuegos artificiales nos sobresalta. Las luces explotan e iluminan de colores el cielo nocturno. Es maravilloso. Muchas personas también asombradas se nos unen alrededor para observar las flores destellando en el firmamento.

YoonGi me abraza fuerte mientras las ve, pero en realidad he dejado de mirar al cielo para verlo a él maravillado. Su piel clara refleja los colores de los fuegos artificiales de una forma especial. Me mira y me abraza más fuerte, pegándome a su pecho. No quiero despertar. No quiero que esto acabe y pensar que sólo fue un sueño más. No puedo imaginar que entregué mi corazón y que vuelvan a romperlo. Lo amo, lo amo y pronto se lo diré. No quiero perder lo que tenemos.

Bajo la mirada una fracción de segundo hacia la multitud, están embobados con las luces azules, rojas y amarillas en sus cabezas. Pero de repente, alguien llama mi atención. Hay un chico parado de frente con una capucha puesta, a sólo algunos metros de distancia. Él mira exactamente en dirección a nosotros de forma seria y despectiva. No hacia las luces en el cielo.

Afino la vista para tratar de ver su rostro, pero la noche se oscurece de nuevo. Más fuegos artificiales suben y un brillo dorado al fin me permite ver algunos rasgos.

Lo he visto antes, me es conocido, ¿pero de dónde? Él nos mira sin parpadear alguna vez y se mueve cuando las luces se apagan. Para cuando vuelven a encenderse, se ha ido. Que extraño. El simple hecho de recordar su mirada me produce escalofríos.

Un minuto... ¡Sí, sí, sí!
Por supuesto que lo conozco.
Era... ¡Era Jun!

¡ESE CHICO ERA JUN!!

.
.
.

MIN∆BRIL

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro