
Capítulo 06
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― ¡Vamos arriba, bella durmiente! ―escucho entre sueños y la luz inmediatamente me ciega.
Abro los ojos, ya es de día. Taehyung a abierto la ventana, Jennie y Hoseok vienen entrando por la puerta. ¡YoonGi!
Giro rápidamente para ver detrás de mí pero él ya no está. Miro por debajo de la sabana y ya no estoy desnudo, seguramente él me vistió antes de irse. Que considerado de su parte. ¿Tan cansado estaba que no me he dado cuenta cuándo lo hizo? Pero me ha evitado una gran explicación que dar de haberlo estado.
― ¿Qué hora es? ―le pregunto a Tae.
― Las siete treinta. Te perdiste de una mega fiesta, Minnie. Nos divertimos como locos y tú aquí dormidote. ― dice burlonamente.
Oh si supiera... Aún estoy algo entumecido. Siento como si me hubieran dado una buena paliza y... De cierta forma, así fue. Una deliciosa y dura paliza.
― ¿Te sientes bien? Estas todo rojo. ―pregunta Hoseok preocupado. ¿Me sonrojé? Jamás me había sonrojado.
― Estoy bien. ―bien follado, diría yo. Él asiente y sale de la habitación mientras yo me estiro un poco, tratando de calentar mis músculos entumecidos.
¿A qué hora se habrá ido? Obviamente antes del amanecer. ¿Qué habrá de cierto en todas esas historias de vampiros que siempre creí tan absurdas? ¿Morirán al ser atacados por una cruz o ajo?¿Realmente el sol los quemará? Tengo que preguntárselo en cuanto vuelva a verlo. Sí de una cosa estoy más que seguro es que toda esa atracción erótica que gira en torno a ellos es exactamente como la describen. No puedo evitar enloquecer cuando lo tengo dentro. Todos mis sentidos se multiplican al mil, la menor caricia se intensifica, puedo sentirlo hasta la punta de mis cabellos. Es fantástico. ¿Ellos? ¿Habrá más como él?
Me levanto rápidamente en dirección al armario, saco un par de toallas y me apresuro a la regadera, puesto que en menos de media hora comienza la clase de deporte. Debo concentrarme ahora que al fin puedo. Dijo que respetaría mi espacio y en verdad espero que cumpla. Es tarde, mi asunto sobrenatural puede esperar.
...
― ¡Andando chicos! ¡Reúnanse para formar el equipo! Equipo A y B. ¡Quiero a todos en la cancha ahora! ¡Niñas dejen de cuchichear! ―gritó la entrenadora Miller.
El equipo de voleibol es el único deporte en el que me he inscrito y para el que supongo no soy del todo un asco. Requiere de concentración, reflejos, fuerza y control. Cosa que me encanta. Amo tener el control y poder descargarme contra la pelota. Juego en el equipo B desde hace apenas una clase. Los pocos días que llevo aquí se me han hecho eternos. Jin me apoya alegre y visiblemente más repuesto desde las gradas del gimnasio.
El juego "amistoso" empieza luego del calentamiento y entre saques, golpes, bloqueos, saltos y gritos; los chicos del equipo A consiguieron el primer punto. Un chico de cabello largo y castaño, a quien no conozco, golpea un pase lateral realmente largo por la izquierda y es mi turno para tratar de impedirlo.
Salto y manoteo para alcanzar la pelota, pero en lugar de eso, me golpea directo en la frente. En mi herida que aún no ha sanado del todo. Caigo al suelo y veo a Jin preocuparse. ¡Carajo! La entrenadora Miller se acerca velozmente.
― ¿Estás bien? ―me pregunta intentando ayudarme a levantar.
― ¡Si, si, si! ―refunfuño levantándome de la duela.
Esto no volverá a suceder, ¡Ese pelos de escoba lo pagará caro!
...
Caminamos hacia las regaderas del gimnasio, luego de algunos minutos, secándonos el sudor de nuestro efusivo y victorioso ataque. Los chicos complotaron para hacerme competir por el puesto de capitán.
― ¡Wow! Diez a uno, nada mal ―se regodea, Jennie al entrar a bañarse.
― ¿Pero qué me dices de esos mega trancazos que se llevó Jeonghan de parte de Jiminie? ―dice, Taehyung con cierto tono orgulloso de mí. Bueno, dije que lo pagaría.
― Nadie se meta con, "Minnie el bárbaro" ―se burla, Sunmi, otra chica compañera del equipo, mientras me da un ligero abrazo y comenzamos a bañarnos.
¿Dije antes ya, que el colegio se divide en edificios separados? El régimen es estricto. Los alfas tienen severamente prohibido pisar las instalaciones del edificio B. Por ende, los cursos, actividades, regaderas y dormitorios, son mixtos.
― Jimin, ¿Irás al festival de la cosecha el próximo domingo? ―pregunta, Hoseok
― No lo sé... Quizás. Jin quiere ir.
― Genial, nosotros también iremos. ¿Cierto chicos? ―les pregunta.
― Claro. Seguro. ―contestan varios.
― Cada año es estupendo. Creo que te gustará. ―afirma, Hoseok.
― Festival, fiesta, baile... ¡Esta es la mejor temporada de todo el año! ―festeja Sunmi.
― ¿Qué baile? ―indigo.
― ¿Aún no lo sabes? ― preguntó boquiabierto Taehyung.
― ¿Saber qué?
― Es el aniversario del colegio. Cada año hacen un gran baile en honor al fundador. Una mega fiesta de lujo en la que otros colegios se reúnen y al fin hay chicos guapos. Es en cuatro semanas. ―informa Sunmi.
― Genial... ¡Con lo que me encantan las fiestas! ―nótese el sarcasmo.
― Pues no se ustedes, pero yo este mismo sábado bajaré a comprar mi vestido. Obviamente será el mejor de todos. ―murmura Jennie.
― ¡Oh! ¿Podríamos ir juntas? ―le pregunta Sunmi.
― Claro necesitaré admiradoras. ―responde arrogantemente.
― Que perra tan modesta me saliste. ―le replica Taehyung. Ha leído mi mente.
A transcurrido todo un día y no tengo noticias de él. ¿Será que mis pedimentos le molestaron? ¿O será que no pudo venir a verme durante el día? Si, debe ser eso. Me recuesto en mi cama y es entonces que me doy cuenta que mi almohada huele a él. Un aroma embriagador. La abrazo y me quedo dormido.
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Una semana a pasado y no sé absolutamente nada de él. ¿Estará molesto? ¿Le sucedió algo? ¿Y si alguien lo vio saliendo de mi cuarto y lo atacó? Oh no, espero que no. Lo admito, estoy preocupado por él. He descubierto que escribir sólo me altera más, de una forma que no entiendo. ¿Por qué me interesa tanto lo que pueda pasarle, si apenas lo conozco? Debería tener un lugar donde contactarlo, pero claro, él no tiene teléfono. ¿Y si le regalo uno?
Oh, por favor que esté bien. Tal vez debería pedirle a Namjoon que me lleve a la cabaña de nuevo y así podría ir a buscarlo. Pero no quiero pedirle algo a Nam, eso sería darle alas. No quiero que piense eso. Tengo que esperar, esperar a que venga por mí. Dijo que me necesitaba, que me amaba y que no quería alejarse. Tienes que venir.
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Otra semana más a pasado, y la verdad, estoy enfadado, triste, furioso, desconsolado. Mi lobo interno quiere desgarrar algo. No quiero salir y tanto Seokjin como los chicos insisten en que los acompañe con el permiso especial del rector Cosgrove a comprar ridículos vestidos y trajes para el baile. Ya que a él lo nombraron encargado del comité de decoración y anfitriones.
― Jimin, por favor. ¿Dime que tienes? Me preocupa verte así, casi todo el día encerrado... ―murmura Jin.
― No tengo ganas de salir, es sólo eso. ―le digo cortante.
― Por favor ven con nosotros, te hará bien un poco de aire fresco. Anda... ― insiste y lo conozco; cuando algo se le mete en la cabeza a Park Seokjin...
― ¡Bien! ―accedo de mala gana.
...
Debo admitirlo, bajar un rato está sirviendo de bastante distracción. Los chicos, Jin y yo entramos en una pequeña tienda de ropa que llama su atención, puesto que en el estante hacia la calle hay buenos ejemplares. Me siento en un rincón como un completo desadaptado social a esperarlos en lo que ellos y ellas entran en los vestidores. Poco después salen y mentalmente me burlo de ellas. Parecen las estúpidas "DDH" de una boda; vestidas de colores. Eso sin duda regresa un poco mi estado de ánimo. Al poco rato, sale mi hermano.
― ¿Qué te parece? ―me pregunta Jin. Él se ha probado un lindo traje rosa que se le ve fantástico a pesar del color.
― Te ves genial.
― Como que no me convence... ―se queja, Jennie frente al espejo.
Ella a elegido un vestido rojo, que unido a su melena negra y rizada la hacen parecer una de esas latinas listas para salir a bailar salsa. Al igual que, Sunmi desfiló con uno color turquesa. Taehyung escogió un traje blanco, muy casual... A excepción de su deslumbrante cabello rojo que lo hace parecer un enorme fósforo. Y Hoseok se probó uno color plata, con corbata de moño que aunque quisiera catalogar como ridículo, le favorece a la perfección con su cabellera castaña oscura.
― Se ven muy bien. ―les digo a ellos también. Porque aunque me cueste decirlo, esos tontos trajes y vestidos son bonitos.
― ¿Encontraste uno para ti? ―me pregunta Jin.
― No. No quiero ir a esas ridiculeces.
― No me dirás que pretendes dejarme solo, Jimin. ―me dice él poniendo su cara de gatito tierno.
― ¡Bien! ―accedo antes de que comience su letanía.
Reviso un poco y encuentro uno negro, simple pero sofisticado. Además negro, perfecto. Tomó, el traje de mi talla y entro a una de las cabinas. Justo en ellas siempre hay un espejo en el que puedes verte antes de salir. Lo pruebo a la simple vista. Me gusta como se ve por encima. Hace realmente mucho que no uso un traje, no desde el sepelio de mis padres. Comienzo a quitarme la ropa hasta quedar solo en la interior frente al espejo. Cuando estoy a punto de meterme en los pantalones noto algo diferente; hay unas ligeras manchas oscuras en mi cadera y muslos. Las pruebas fehacientes de que casi me destroza la última vez. No las había visto antes, y espero que nadie en las regaderas tampoco. Sentía que me estaba sujetando demasiado fuerte, pero no me arrepiento. Cada sensación fue de lo mejor que jamás haya experimentado. Las ignoro y entro en el pantalón. Me pongo la camisa, después el saco y antes de poder salir, Jin me pasa la corbata. La tomo poniéndole los ojos en blanco, aunque sé que no me puede ver. Salgo del vestidor y me giro un poco para los chicos.
― Fiu, fiu... ―rechifla, Jennie.
― Elegante. ―dice Hoseok.
― ¿Dónde está el botón cuando se necesita? Like, like Minnie~ ―exagera, Taehyung.
― Te ves fabuloso, hermano. ―me dice Jin.
Después de pasar a la caja y pagar nuestros trajes y vestidos, salimos a tomarnos algo al único PUB del pueblo. Pero realmente no puedo concentrarme en su interesante plática sobre Chanel vs Dior. Mi cabeza gira y gira otra vez un mismo asunto.
― Hey Jimin. ―me llama, Seokjin. ―¿Estas bien? ―me pregunta.
Dios tengo que contarle a alguien. Debo decirle, sin muchos detalles claro está.
― ¿Puedo hablar contigo un momento? ―murmuré. Él asiente y nos movemos a una mesa más alejada, ante la mirada extraña de los demás.
― ¿Qué es lo que tienes hermanito? Has estado muy raro desde que regresaste. ―me dice tranquilo, pero noto ansiedad en su voz. Muerdo los interiores de mis mejillas.
― ...Estoy, hecho un lío, Jinnie. Y todo, por culpa de un tipo. ―le confieso. Bueno, antes lo fue. ¿Era alguien cierto? Antes de convertirse en lo que es. Supongo.
― ¿Te hizo daño? ―se exalta un poco.
― No. ―musito, él se relaja.
― ¿Entonces? ―esa es la pregunta del millón. ¿Qué diablos me sucede?
― ... Estoy, atrapado. ―susurro, sin una mejor palabra que me describa. Él me sonríe con empatía.
― Qué extraña forma para decir, "enamorado" ―musita.
¿Enamorado? ¿Es eso? No, no lo creo. El amor no entra así de sencillo de un día para otro. Pero entonces, ¿Porque no puedo sacármelo de la cabeza? No niego que lo que hemos hecho hasta ahora es magnífico en todos sentidos, pero ¿amor? Jamás pensé en amor y menos de esta clase tan... irreal.
― ¿Quién es? ¿Lo conozco?
― ... Lo dudo.
― ¿No es del colegio? ―inquiere.
― No.
― ¿En serio? Juraría que se trataba de, Namjoon...
― ¿Nam...? ¡No! ¿por qué pensaste eso? ―pregunto un tanto indignado.
― Bueno, ¿será porque tiene la misma sutileza que un elefante en una bañera? Se le nota a distancia que le gustas. ―dice sarcástico.
― Pues no es él, es alguien más. ―le doy trago a mi café helado tratando de restarle importancia hasta que...
― ... ¿Lo has hecho ya con él? ―pregunta de pronto. Me atraganto con un pedazo de hielo.
― ¡Jin! ―mascullo riñendolo.
― Solo quiero algo de información. Quiero saber como te trata, no quiero detalles. Tu sabrás lo que haces. ―se excusa, dándole una probada a su té negro despreocupadamente.
― ... Sí, lo hemos hecho. Dos veces. ―murmuro, siento la cara caliente. Mi hermano pensara que soy un irresponsable libertino.
― ¿Y qué tal es contigo? ―pregunta sorprendiéndome.
Pensé que tal vez me daría el sermón de la pareja destinada y el matrimonio perfecto. Me relaja saber que, Jin también explora en el ámbito de una mente abierta. ¿Cómo es él conmigo? Uff... Apasionado, salvaje, bestial. En una sola frase; podría devorar mi corazón. -literalmente-
― Fantástico.
― ¿Solo eso?
― No existen palabras, Jinnie.
― Entonces, ¿cuál es el problema? ―me pregunta.
Me encogí de hombros sin siquiera poder explicarlo. No puedo decirle a un futuro ganador del premio Nobel en psicología que un ser sobrenatural me está robando el sueño. Él pone su mano sobre la mía.
― Todo va a estar bien, ya lo verás. ―me anima y volvemos a la mesa con los chicos.
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MIN∆BRIL
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