Acto Único. Escena V.
(La vegetación muerta yace frente a sus ojos. Su pierna está herida, atrapada en una enredadera con espinas. Estira el brazo, tratando de alcanzar el serrucho)
(Los arbustos se mecen con el viento. Pero ella sabe que no solo es el viento)
Sobreviviente.- (Sollozando en silencio, se oculta entre los matorrales. Asustada) Mi intento de camuflaje es sumamente patético. Soy consciente de ello. Pero es inevitable, el instinto humano/animal de supervivencia se activa cuando estás en peligro.
Justo ahora, estoy en peligro, a la merced del azar. Tengo miedo. Tengo miedo, miedo...miedo de morir. Tengo un propósito en mi miserable vida, no puedo morir así.
Lo escucho.
Escucho sus pisadas, fuertes, que resuenan en mi cabeza; estoy sudando a mares, quiero creer que es una pesadilla pero es demasiado real para serlo. El dolor es demasiado real.
(Toca la herida con la yema de los dedos. Ha perdido demasiada sangre, ya no siente la pierna. No puede moverla)
Pienso apresuradamente en mis opciones. No soy ni inteligente ni fuerte. Nunca lo he sido.
Y no empezaré a serlo cuando estoy a las puertas de la muerte.
¡Malditos todos los que vinieron antes de mí y malditos todos los que vendrán después de mí!
(Tararea en un tono bajo, con los ojos enloquecidos, inyectados de sangre. Vuelve en sí.)
Esta herida en mi pierna jamás sanará.
Es profunda, todas las conexiones nerviosas se han roto, haciendo de mi pierna solo un estorbo.
Tratar de salvarla me retrasará más, sólo viviré si logro desmembrarla con el serrucho que está a dos suspiros de mí.
(Tira de sus tendones con fuerza y se disloca las falanges. Ahora puede alcanzar el arma)
Correr o morir devorada por un demente caníbal errante que no ha probado bocado en semanas.
(Empieza a cortar la piel. La sangre sale a borbotones)
No duele.
(Hace presión, la cuchilla del serrucho atraviesa el resto de carne como mantequilla. Toma la porción de su pierna cercenada y se levanta, con dificultad)
Mi inocencia se esfumó cuando mentí por primera vez, para salvar mi propio pellejo a costa de la vida de otro semejante.
Mi niñez se esfumó la primera vez que maté a un semejante con mis propias manos. La primera vez que maté a un humano para comerlo, se perdió mi humanidad. Para siempre.
Las segundas veces solo sirvieron para afligir mi consciencia. Y las terceras, las cuartas y todas las que vinieron luego, pasaron inadvertidas para mí.
Lo mismo sucedió con el ataque de los Estados Unidos y Canadienses Aliados. La primera bomba, mató a millones; mató nuestra paz. La segunda bomba, mató la confianza. Y la tercera, y la cuarta y todas las que cayeron del cielo, nos hicieron perder la fe en la humanidad. Para siempre.
(Tira el pedazo de pierna, jugoso, quiere despistar al caníbal) (Corre inútilmente mientras se apoya en su vara de hierro, es perseguida y derribada por un hombre, que le dobla en edad, tamaño y fuerza)
(El hombre le agarra del cuello, arrancando su tráquea de una mordida. Deja caer una lágrima mientras es devorada)
He aquí los restos de lo que alguna vez llamé hogar. El planeta desfalleciente. La Tierra.
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