💗03: Mentira Perfecta💗
Pasaron dos semanas. Dos semanas en las que no me separé de Hoseok. En el Instituto los rumores corrían como el viento; todos decían que teníamos una relación. Pero la verdad era más simple: seguíamos saliendo, conociéndonos, y cada día me costaba más encontrar algo malo en él.
Algo, sin embargo, me mantenía inquieta. Había empezado con la misión de exponerlo, de encontrar la supuesta oscuridad detrás de su sonrisa perfecta, pero no logré descubrir nada negativo. Incluso llegué al extremo de seguirlo a escondidas. Lo único que descubrí fue que, además de encantador, era un hombre generoso y con un corazón enorme.
Cada miércoles iba a un orfanato cargado de regalos para los niños, llenando sus días de alegría. Y cada viernes visitaba un asilo, donde dedicaba horas a conversar y ayudar a los ancianos. ¿En serio este chico era mujeriego? ¿O caí en la broma de alguien que solo quería perjudicarlo?
—Y bien, Lizzy. ¿Quieres ir al spa esta tarde? —la voz de Nayeon interrumpió mis pensamientos, devolviéndome a la realidad.
—Lo siento, amiga. Esta tarde saldré con Hoseok —respondí sin pensar demasiado.
Nayeon me miró con una sonrisa que conocía muy bien, esa sonrisa cargada de insinuación que siempre me ponía los nervios de punta.
—No, mejor no preguntes nada sobre eso —añadí rápidamente antes de que soltara alguna de sus preguntas incómodas.
Me alejé de ella antes de que pudiera replicar. A veces, Nayeon podía ser demasiado curiosa para mi gusto. Caminé hacia la cafetería y pedí un jugo de naranja. Mientras esperaba, un recuerdo me hizo sonreír: esa vez en el Centro Comercial con Hoseok, cuando accidentalmente tiró su jugo sobre mí.
Pero mi momento de paz fue interrumpido.
—Veo que el chico nuevo si te enamoró. Algo en lo que fallé.
Suspiré. Era Max.
Me puse de pie sin siquiera mirarlo y comencé a caminar hacia la salida. No tenía tiempo ni paciencia para escuchar sus intentos de parecer un "hombre herido." Todos sabían que ya estaba saliendo con Ryujin, y que él "superaba" las relaciones más rápido de lo que mi chef personal preparaba el plato que le pedí.
Al salir, me dirigí a la cancha de atletismo. El aire fresco siempre lograba calmarme. Me senté en las gradas, disfrutando del momento.
—Parece que no soy el único que disfruta del aire fresco —dijo una voz inesperada detrás de mí.
Giré la cabeza con fastidio. "¿Por qué estos chicos siempre aparecen de la nada?"
—Hola, Yoongi. Un placer verte, pero ya me tengo que ir —respondí, poniéndome de pie.
Justo cuando iba a bajar las escaleras, sus palabras me detuvieron.
—Sé que te gusta jugar con los chicos, pero escucha, Lizzy. Si le rompes el corazón a Hoseok, mis amigos y yo te haremos la vida un infierno.
Su tono era frío, casi amenazante. Sentí un escalofrío recorrer mi espalda, pero no iba a dejar que me intimidara. Giré lentamente y le dediqué una sonrisa calculada.
—¿Saludarías a Jimin de mi parte? Dile que disfruté mucho nuestra relación de un mes —dije con un tono casual. Bajé un escalón y me detuve de nuevo—. Ah, y también a Jin. Dile que sigue viéndose muy guapo.
Continué bajando las escaleras, sintiendo cómo la mirada de Yoongi me perforaba la espalda. Mi sonrisa se ensanchó. A mí nadie me amenazaba sin llevarse una respuesta.
Entonces, algo vino a mi mente. ¿Cómo es que Hoseok y ellos se conocían? ¿Por qué Yoongi me amenazó si Hoseok era un "mujeriego"? Nada cuadraba, y la incertidumbre crecía dentro de mí como una tormenta silenciosa. Sin duda, algo no estaba bien.
[...]
Rocié un poco de mi perfume favorito y me miré una última vez al espejo. El sonido del timbre interrumpió mi revisión. Seguro era él. Tomé mi bolso, respiré hondo y bajé las escaleras hacia la puerta principal.
Allí estaba Hoseok, con su sonrisa radiante y un ramo de rosas en las manos.
—Estás hermosa. Ten, son para ti —dijo, extendiéndome el ramo. El aroma de las rosas me envolvió al instante, cálido y embriagador.
—Y esta es para usted, señora —añadió, sacando de la nada una flor más y entregándosela al ama de llaves, quien no pudo ocultar su sorpresa.
—Muchas gracias, joven —dijo ella con una sonrisa genuina, visiblemente encantada.
—Sí, muchas gracias —añadí. Por alguna razón que no lograba entender, cuando estaba con Hoseok quería ser una mejor persona, alguien más amable y genuina.
Salimos de la mansión, y como siempre, fue todo un caballero. Me abrió la puerta del auto, asegurándose de que estuviera cómoda antes de subirse él mismo. Durante el trayecto, el silencio llenaba el espacio entre nosotros, pero no era incómodo. No podía dejar de pensar en él y en mi obsesión por descubrir si todo lo que decía era real.
Cuando llegamos a nuestro destino, mis ojos se abrieron de par en par. El Río Han estaba iluminado, y su reflejo en el agua lo hacía parecer un cuadro perfecto.
—Si no te conociera, pensaría que nunca has venido aquí —dijo Hoseok, rompiendo el silencio con una sonrisa.
—Es solo que... llevaba mucho tiempo sin venir. Mis salidas son más de... —me detuve, dudando si debía decir "niña mimada."
—Chica millonaria —completó él con una carcajada. No pude evitar reírme también. Cuando lo decía él, no sonaba tan mal.
—No era lo que iba a decir, pero sí.
Pasamos horas caminando, disfrutando de la tranquilidad del lugar. Hoseok me hacía sentir como si estuviera viendo todo por primera vez, incluso las cosas más simples. Pero pronto, el frío comenzó a calarse en mi cuerpo.
Un fuerte sonido me sobresaltó. Miré al cielo y mi asombro reemplazó al susto: los fuegos artificiales estallaban, llenando el cielo nocturno de colores brillantes.
—Es hermoso... había olvidado lo maravilloso que es —dije, sin apartar la mirada.
—Sí que lo es. Ven aquí —respondió, atrayéndome hacia él en un abrazo cálido.
Normalmente, ese tipo de gestos me parecerían demasiado atrevidos, pero el frío era intenso, y estar en sus brazos no me molestaba en lo absoluto. Al contrario, me sentí cómoda.
"¿Qué estás haciendo? Él es tu próxima víctima, no debes sentir estas cosas." Pero una parte de mí no podía ignorar lo maravilloso que era estar con él.
—Hoseok... —susurré, llamando su atención mientras los fuegos artificiales seguían iluminando el cielo—. ¿Cómo conociste a los chicos del equipo de baloncesto?
—Los conozco desde pequeño. Íbamos al mismo campamento de verano —respondió sin dudar, su sonrisa estaba intacta.
Todo parecía normal, quizá demasiado normal.
—Oh, ya veo. Me lo preguntaba porque, a pesar de ser nuevo y llevar menos de un mes en el Instituto, ya eres muy popular.
—Conozco a muchas personas en el Instituto. Mis padres me han obligado varias veces a interactuar con políticos y personas influyentes. Muchos de los estudiantes son sus hijos.
Eso tenía sentido, y me gustaba conocer más sobre él. Sin embargo, mi curiosidad no se apagaba. Continuamos abrazados, viendo los fuegos artificiales hasta que el espectáculo terminó. Luego me llevó a casa.
No recuerdo en qué momento me quedé dormida, pero lo siguiente que supe fue que ya era de día.
Me senté en la cama, todavía algo aturdida por el sueño, pero mi mente ya estaba trabajando. Tomé mi laptop y la encendí.
—Voy a descubrirlo todo sobre ti, Hoseok. Incluso en qué hospital naciste.
Sabía que estaba obsesionada, pero necesitaba respuestas. Quería que todo lo bueno que veía en él fuera real. Porque, aunque no quería admitirlo, Hoseok me hacía querer ser mejor. Me hacía sentir viva.
Fue entonces cuando me di cuenta. Hoseok era quien decía ser: un chico encantador, generoso y genuino. Todos los artículos sobre él confirmaban esa imagen.
"Jung Hoseok, hijo de los magnates más influyentes del país, no solo destaca por su atractivo físico, sino también por su corazón generoso. En entrevistas recientes, describió cómo planea expandir la fundación benéfica de su familia para ayudar a más orfanatos y escuelas rurales."
"Hoseok fue visto esta semana visitando un orfanato en la ciudad. Los niños lo describieron como 'amable' y 'divertido.' Según una fuente cercana, se asegura de recordar los nombres de cada niño y siempre les lleva regalos personalizados."
"El joven Jung Hoseok donó recientemente una suma considerable para la construcción de un nuevo ala pediátrica en el hospital St. Mary. 'Es importante devolverle a la comunidad,' declaró."
Cada palabra reforzaba su imagen intachable. Cerré la laptop con un nudo en la garganta. Hoseok no era como los demás. Él no era como los chicos a los que solía atrapar y destruir. Me sentí terrible por haber dudado de él.
De inmediato me metí a la ducha, dejando que el agua fría me despejara las ideas. Al salir, me vestí apresuradamente y salí corriendo hacia su casa.
Cuando llegué, lo vi paseando por el jardín. La reja alta de metal no me dejaba observarlo bien, pero aun así mi corazón dio un vuelco. Me sentía horrible. ¿Cómo pude pensar siquiera en arrastrarlo a mi venganza vacía? Estaba decidida: debía alejarme de él, por su bien.
—Lizzy... —su voz me sacó de mis pensamientos. Bajé del auto y lo vi caminar hacia mí con esa sonrisa cálida que parecía iluminar todo a su alrededor—. ¿Te gustaría pasar? Mis padres están en casa y les encantaría conocerte. Les he... hablado mucho sobre ti.
Por un instante, mi corazón se aceleró. Le había hablado de mí a sus padres. Nadie nunca había hecho algo así. Todos los chicos con los que salí en el pasado para reunir pruebas o hundirlos nunca mostraron gestos reales de amor hacia mí.
Pero no podía aceptarlo. No debía.
—Mejor luego, Hoseok. Quería verte...
—¿Me extrañabas mucho? —preguntó con una sonrisa traviesa—. Ayer lo pasé increíble contigo. De hecho, siempre lo paso bien contigo. Estuve pensando... ¿me permitirías ser tu pareja para el baile de San Valentín?
Su invitación me tomó por sorpresa. El baile de San Valentín, el evento más esperado del Instituto. Por un segundo, imaginé cómo sería ir con él: bailar bajo las luces tenues, sentir sus manos en mi cintura...
Pero no podía permitirlo. No podía aceptar su bondad ni su amor. Era mejor alejarme antes de que lo lastimara.
—Hoseok, yo... no quiero que sigamos saliendo.
Su sonrisa se desvaneció, y pude notar la confusión en sus ojos.
—¿Qué? ¿Por qué?
Respiré hondo, preparándome para lo que iba a decir.
—Porque tú eres un buen chico. Demasiado bueno para alguien como yo. En primer lugar, me acerqué a ti solo para romperte el corazón. Eso es lo que hago, Hoseok. Juego con los sentimientos de los demás.
Vi cómo su rostro se tensaba, pero continué.
—Y para ser honesta, ya me cansé de salir contigo a esos lugares de gente básica. Fue entretenido al principio, pero ahora... simplemente no me interesa.
El silencio que siguió fue tan pesado que sentí como si el aire se hubiera congelado.
—Lizzy... ¿de qué estás hablando? —preguntó, su voz estaba rota, como si no pudiera creer lo que acababa de escuchar.
No respondí. Simplemente me giré y caminé de vuelta hacia el auto, sin mirar atrás. Mientras me alejaba, supe que acababa de herir a alguien que no lo merecía, pero esa era la única manera de protegerlo de mí...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro