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💗02: Juego Perfecto💗

El día en el Instituto había sido como cualquier otro: un desfile constante de admiración y atención hacia mí. Era algo que me servía para mis pequeños juegos. Cuando quería salir con algún chico, todos aceptaban sin dudarlo. Todo parecía perfecto, pero, en el fondo, a veces la perfección era solitaria y aburrida.

—Lizzy, esta noche hay una fiesta en casa de Jungkook. Deberías venir —dijo Nayeon, mi mejor amiga, mientras revisaba su maquillaje en el espejo.

—No lo sé, sabes que nunca asisto a esas fiestas.

—Pero estarán todos los del equipo de baloncesto. Todas las chicas del instituto están obsesionadas con ellos, y sinceramente creo que eres la única que tiene una verdadera oportunidad.

—Lo pensaré —respondí distraída, mi atención estaba puesta en mi teléfono. Varias chicas seguían enviándome mensajes de agradecimiento por haberlas ayudado a descubrir a sus novios infieles. Para ellas era una heroína, aunque para mí solo era un entretenimiento.

—Como quieras, pero avísame. Esta noche va a estar épica.

Me despedí de Nayeon y me dirigí hacia el gimnasio. Aunque no era mi idea de relajarme, a esta hora siempre estaba vacío, lo cual era perfecto. Sin embargo, como de costumbre, mi pésimo sentido de orientación volvió a jugarme una mala pasada. En lugar de llegar al gimnasio, terminé entrando a los vestidores de chicos.

—Debería ir al médico. Que siempre me pierda hasta en mi propia escuela ya es un problema —murmuré mientras miraba a mi alrededor. El lugar estaba vacío, pero no pude evitar que la curiosidad me invadiera.

—No deberías estar aquí —dijo una voz tras de mí, firme pero con un toque divertido—. Creo que definitivamente deberías ir al doctor. Tu problema de orientación no es normal. ¿Necesitas que te ayude?

Esa voz. Me giré y, como sospechaba, era Hoseok. Su presencia llenaba el lugar de una forma que era imposible ignorar.

Caminé hacia él con la cabeza en alto, mostrándome segura, aunque mi corazón latía más rápido de lo normal.

—No necesito ayuda —susurré, intentando sonar indiferente. Intenté pasar a su lado para salir, pero sentí su mano tomar suavemente mi brazo.

—Oye... ¿Por qué fingiste no conocerme esta mañana? —preguntó con curiosidad y diversión.

Me detuve y lo miré directamente a los ojos.

—Porque no te reconocí sin tus lentes y la ropa sencilla. ¿Qué te pasó? Ni yo me hago cambios de imagen tan drásticos —dije con una pequeña sonrisa burlona.

Él rió suavemente, como si mis palabras no lo afectaran en lo más mínimo.

—Digamos que me cansé de esconderme. A veces necesitas un cambio para recordarle al mundo quién eres realmente.

Su respuesta me tomó por sorpresa, aunque no lo dejé ver.

—Vaya, interesante filosofía —respondí, acercándome un poco más a él, mi tono cambiando a uno más bajo y seductor—. Pero la próxima vez, avísame antes de convertirte en todo un modelo. Podrías provocar accidentes.

Vi cómo sus ojos se oscurecieron ligeramente, atrapados entre mi mirada y mis palabras. Antes de que pudiera responder, me alejé despacio.

—Nos vemos, Hoseok. O tal vez no... depende de si logras seguir el ritmo —añadí con una sonrisa provocadora antes de salir del lugar, dejándolo ahí, inmóvil y claramente intrigado.

Caminé por el pasillo sonriendo, algo que no era habitual en mí. Ese chico nuevo... Hoseok. No podía dejar de pensar en él, me causa tanta curiosidad. Había algo en su forma de ser, algo en su mirada que me había atrapado sin que me diera cuenta.

Al llegar al estacionamiento, subí a mi Lamborghini roja sin pensarlo mucho. Puse la música a todo volumen y comencé a conducir hacia casa, cantando con energía, disfrutando del ritmo y de la libertad del momento.

Cuando llegué a la mansión, entregué las llaves a los empleados, quienes me miraron con respeto. Caminé directo a mi habitación, donde dejé caer mi cuerpo sobre la cama. Un mensaje en mi teléfono llamó mi atención.

📱—Hola, ¿eres la chica rompe corazones?

No pude evitar reír. No era la primera vez que me llamaban así. Era un título que me gustaba, pero esta vez había algo en el mensaje que me hizo sentir curiosidad.

📱—Sí, soy yo. ¿Cómo te ayudo?

📱—Necesito que expongas al chico nuevo. Tengo una amiga que estudia en su antigua escuela. Ella fue su novia y él la engañó. Además, tiene fama de mujeriego.

📱—¿Estás hablando de Hoseok?

📱—Sí. ¿Aceptas el trabajo?

La sonrisa que apareció en mi rostro se ensanchó. "Vaya, Hoseok. Así que no todo está bien en ti." Me encantaría ver su expresión cuando lo exponga.

📱—Por supuesto.

📱—Estará esta noche en la fiesta de Jungkook, por si quieres iniciar la venganza.

Dejé el teléfono a un lado después de leer eso. ¿Debería ir a la fiesta? Si voy, todos se sorprenderán. No suelo asistir a fiestas ajenas, soy yo quien organiza las mejores en el Instituto. Pero esta vez, algo me decía que tenía que hacerlo.

Después de pensarlo un poco más, decidí que sí iría. Esta vez quería ser yo quien se llevara la atención, y no era de las que temía al desafío. Me puse un vestido llamativo y revelador. Tenía que causar sensación, atraer a Hoseok y hacerlo caer en mis perfectas y arregladas garras.

La fiesta de Jungkook era en su casa, y al llegar, no pude evitar notar cómo todos los ojos se volvían hacia mí. Como esperaba, la sorpresa era evidente. Todos se quedaron boquiabiertos al ver mi entrada triunfal. La música estaba a todo volumen, la gente conversaba y reía, pero de inmediato los murmullos comenzaron.

Jungkook, quien estaba en el centro de la fiesta, me vio llegar y no dudó en acercarse de inmediato.

—Lizzy, qué sorpresa verte aquí. Pensé que no te gustaban este tipo de fiestas —dijo sonriendo, con tono amigable.

—No podía perderme una fiesta organizada por ti, Jungkook —respondí con una sonrisa deslumbrante, disfrutando del poder que tenía en este momento.

Me sentí más que cómoda en la multitud. Vi a Nayeon en el borde de la pista de baile y me acerqué a ella.

—Pensé que no vendrías —dijo Nayeon con una sonrisa traviesa, viendo que mi presencia no pasaba desapercibida.

Me dio un abrazo antes de que me alejase nuevamente. Al dar una vuelta por la fiesta, mi mirada se encontró con la de Hoseok. Estaba entre un grupo de chicos, pero algo en su postura me hizo saber que me había visto. Decidí acercarme a él, consciente de lo que quería lograr.

—¿Te sorprende verme? —pregunté, con una sonrisa traviesa.

Él levantó una ceja, su mirada recorriéndome de arriba a abajo, como si me estuviera evaluando.

—No creí que este fuera tu tipo de ambiente —respondió, su tono estaba suave.

—Nunca se sabe cuándo una chica se cansa de la rutina —dije con un tono seductor, disfrutando de la tensión que se creaba entre nosotros.

—¿Te gustaría salir conmigo este fin de semana? —preguntó, con una sonrisa ladeada.

No lo pensé ni un segundo.

—Por supuesto —respondí, sonriendo de manera seductora, sintiendo que había ganado una pequeña victoria.

La fiesta siguió en su curso, y la bebida fluía como agua. No pasó mucho tiempo antes de que todos comenzaran a jugar "verdad o reto." No era una fanática, pero algo me decía que esta noche debía disfrutar al máximo.

No supe cómo, pero terminé bebiendo más de lo que planeaba. Mi mente comenzó a perderse en el caos de la fiesta, o más bien, me perdí por completo.

Cuando desperté, estaba en mi cama, la luz del sol se filtraba por la ventana. Mi cabeza me dolía y no recordaba bien cómo había llegado a casa. ¿Qué había pasado anoche? Intenté recordar, pero solo fragmentos de la fiesta llegaban a mi mente: el juego, algunas palabras con Hoseok... y después todo se volvió difuso.

Me senté en la cama y tomé un sorbo de agua. Mi cabeza seguía un poco pesada, pero algo en mi interior estaba tranquilo. De pronto, recordé la invitación de Hoseok, y una sonrisa se dibujó en mis labios. Tal vez esta "cita" sería más interesante de lo que esperaba.

[...]

Llegó el fin de semana, y lo que pensé que sería una típica cena en un restaurante elegante resultó ser algo completamente diferente. Hoseok me llevó a un parque de diversiones.

—¿Sorprendida? —preguntó con una sonrisa divertida mientras estacionaba el auto.

Lo miré con los ojos ligeramente entrecerrados.

—Definitivamente no vine preparada para esto —respondí, señalando mis zapatos de tacón, que brillaban como si fueran diseñados para una alfombra roja, no para caminar en un parque.

Hoseok soltó una risa contagiosa.

—No te preocupes, cuando te canses me dices y cambiamos de zapatos —su expresión seria al decirlo me hizo imaginarlo en tacones, lo que me arrancó una carcajada.

El día en el parque fue simplemente maravilloso, mucho más de lo que había imaginado. Hoseok parecía saber exactamente cómo hacerme reír. Desde los juegos más básicos hasta las atracciones más extremas, todo se sentía nuevo y emocionante a su lado.

—Tengo hambre. Quiero un helado —dije, tocándome el estómago vacío tras horas de andar de un lado a otro.

Hoseok puso una mano sobre su pecho, adoptando un tono exageradamente solemne.

—Discúlpeme, señorita Choi. Prometo que la próxima vez no permitiré que pase hambre —declaró con falsa seriedad antes de salir corriendo hacia el carrito de helados.

Lo observé desde lejos, riéndome por dentro. Su forma de ser era tan natural y encantadora. ¿En serio este chico podía ser el mismo que engañó a una chica? Bueno, hasta la persona más encantadora puede guardar secretos oscuros.

Hoseok regresó con una sonrisa triunfal, sosteniendo un helado en su mano.

—Ten, es de chocolate —dijo, entregándomelo con un gesto despreocupado.

Mis ojos se iluminaron al verlo. Hacía años que no disfrutaba un helado de chocolate como ese. Lo tomé con ambas manos, como si fuera un tesoro invaluable.

—Gracias —susurré con una sonrisa sincera, antes de dar el primer bocado.

Él me miró con una ceja levantada y una expresión divertida.

—¿Siempre miras la comida como si fuera algo sagrado? —preguntó entre risas.

—No es cualquier comida, Hoseok. Este helado es especial —repliqué, disfrutando el dulce sabor que se derretía en mi boca.

Pasamos el resto del día entre risas, bromas y momentos genuinos. Cuando caía el sol y las luces del parque comenzaban a brillar, todo parecía mágico. Mientras lo miraba desde la rueda de la fortuna, no pude evitar preguntarme si Hoseok realmente era tan perfecto como parecía, o si todo era parte de su fachada...

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