Capítulo 18
Tuvo que aceptar la humillación de pasearse de nuevo amarrado a una cadena como si fuese un simple animal de carga, frente a todos los enanos que no hacían más que acosarlo con sus miradas insistentes. Thorin, por su parte, parecía disfrutar el momento, dándose la vuelta de vez en cuando para sonreírle, mostrándole cuán victorioso se sentía.
También tuvo que encontrar la forma de aplacar su instinto y no saltar furioso sobre el rey enano y aniquilarlo en ese preciso instante, frente a todos sus asquerosos súbditos. Juró que si hubiese sido por él, lo habría hecho; pero no sabiendo que Legolas dependía de sus acciones para poder salir de allí ileso... Comenzó a repasar toda la conversación que entabló con su hijo, pensando qué tan ruin era su captor como para aprovecharse de un lazo tan irrevocable como lo era el de Legolas y él. Ambos harían lo que fuera por el bienestar del otro, y Thorin, cual cobarde, maquinó toda la enfermiza situación alrededor de ellos, sabiendo que ganaría si los presionaba a los dos con una amenaza parecida.
Lo que todavía no alcanzaba a entender era por qué Legolas había sido tan ingenuo, aceptando aquel trato inconveniente que olía a trampa por donde se lo viera. Después, intentó ponerse en su lugar, y comprendió que así como él se arriesgaba por la vida de su hijo, Legolas era lo suficientemente sentimental para hacerlo por su padre... Por el único sobreviviente de los seres que lo engendraron, aunque nunca se hubieran demostrado demasiado amor fraternal.
Sumido en sus pensamientos como estaba, era más que obvio que se sobresaltara cuando Thorin lo jaló de la cadena con violencia hacia abajo, haciendo que sus rodillas golpearan el suelo de repente. Tomado por sorpresa, su mirada atenta se posó en Thorin y luego en quien había hecho que el otro detuviera su andar.
Se trataba de Kili, nada menos, quien además venía acompañado... Tauriel estaba con él, y sus ojos se encontraron con los de su rey en ese preciso momento, totalmente sorprendidos de hallarse en semejante lugar y situación.
Thranduil, sin saber qué hacer, intentó ponerse en pie, pero un nuevo jalón le ordenó que se mantuviera arrodillado mientras la corta conversación terminaba. Una amalgama de enojo con vergüenza se apoderó de los ojos del rey elfo, quien mantuvo todo el tiempo su vista en el suelo, sin atreverse a mirar a la mujer.
- Tío, ¿qué...?- Intentó formular Kili, sin poder ayudarse a sí mismo a terminar la pregunta, pues no encontraba forma posible de hacerlo. Su mente no alcanzaba a entender qué estaba sucediendo exactamente.
- Ah, ¿qué no te lo conté?- Dijo Thorin, dándose la vuelta para observar a Thranduil. Luego, volvió la vista a su sobrino y sonriéndose retomó su charla: - El Señor del Bosque Negro es mi invitado, y ha decidido permanecer un tiempo más aquí-
Había tanta hipocresía en esas palabras que el rubio tuvo que forzar de más su auto-control para no rebelarse o contradecir lo que oía. Sólo atinó a presionar su mandíbula en gesto de furia, y levantar un poco la vista hacia Tauriel, quien aún no salía de su asombro.
Kili intentaba con toda su voluntad creer en lo que su tío aseguraba, en que todo estaba bien... Pero el hecho de que Thranduil estuviese aferrado a una cadena que Thorin llevaba, era simplemente espeluznante. No podía caer en la idea de que el otro estaba sufriendo una tortura a causa de la locura evidente del Rey Bajo la Montaña... No, no quería creer eso de su tío, pero...
- Mi señor...-
La voz de Tauriel se oyó en aquel momento, como un leve susurro dolido que volaba en el aire mezquino que se respiraba allí. Sus manos intranquilas se hicieron hacia delante en pro de ayudar a que el rubio se pusiera en pie, pero quedó en un simple intento cuando Thorin, alzando un brazo, le indicó que no se acercara.
- Bueno, será mejor que ya nos marchemos. Hay cosas por hacer-
La sentencia de Thorin le heló la sangre al elfo. No quería imaginarse a qué se refería con "cosas por hacer", porque de seguro nada bueno sería para él...
- Tío, espera... ¿Por qué--?- Atinó a preguntar Kili, confundido. Mas Thorin lo interrumpió mucho antes de que terminara.
- No necesito que se metan en mis asuntos. La charla acabó aquí. Nos veremos después-
Y terminando de decir esto, comenzó a caminar, tirando de la cadena para que el otro lo siguiera. Thranduil, por su parte, se puso en pie, siguiendo el movimiento de su captor, mirando de soslayo a Tauriel mientras pasaba. Entonces, ella lo tomó por el brazo antes de que se fuera, con la mirada aún aturdida; no halló su voz cuando intentó decirle algo que exigiera una explicación frente a lo que sucedía.
Thranduil se dio la vuelta tan rápido como sintió el contacto, y observándola con desdén, le dijo:
- Ésta es la compañía que has preferido. Por esto abandonaste a tu pueblo-
Al cabo de decir aquello, se zafó del agarre con un solo movimiento, comenzando a caminar de nuevo, dándole la espalda a todo el mundo allí presente.
El rotundo silencio que gobernaba detrás de él le dio un ligero escalofrío, pero ni siquiera así se volteó a ver. No; ya no podía seguir consigo mismo, con su conciencia, y muchos menos aguantar la pesadez de que los demás lo juzguen libremente por lo que le acontecía... Como si él hubiese pedido estar en esa situación... No, ya era demasiado.
Sus pensamientos volvieron a acecharlo de la peor manera posible, tal fue así que cuando se dio cuenta, Thorin había quedado inmóvil frente a la puerta donde el lugar de su encierro estaba. El sonido de la cerradura al abrirse le erizó la piel al elfo de pies a cabeza, sintiendo cómo se le dificultaba la respiración poco a poco.
Un nuevo jalón a la cadena le indicó que entrase junto con su captor, aunque su cuerpo entero había quedado entumecido. Sin embargo, tuvo que hacer caso omiso a lo que le impedía que volviese a entrar en su condena, y finalmente, se adelantó hasta quedar dentro del cuarto por completo.
La puerta se cerró detrás de él, dándole otro sobresalto a sus ya cansados nervios, y por si eso fuera poco, Thorin seguía insistiendo en tirar de la cadena para que se acercara más.
El más bajo se dirigió tranquilamente hacia la cama, y luego de sentarse sobre ella, miró al rey elfo y, con una extraña mirada expectante, habló:
- Ven, te quitaré el collar-
Con pasos altamente dubitativos, Thranduil tuvo que acercarse al enano que lo miraba con los ojos derrochantes de deseo puro. Después, un tirón repentinamente violento lo obligó a arrodillarse frente a él; Thorin llevó sus brazos al cuello largo del elfo y quitó el collar metálico lentamente, acariciando la piel debajo de sus manos mientras lo hacía.
Una de esas amplias palmas se paseó por el lugar que dejaba a la vista el cuello de la túnica, sorprendiéndose una vez más de la suavidad que su presa poseía. Las ansias le ganaron al fin, pero al inclinándose para besar aquellos perfectos labios, Thranduil, en un breve momento donde su carácter logró traicionarlo y vencer su voluntad de retenerse, se puso en pie rápidamente, evitando que sus labios se encontraran y frustrando, obviamente, las intenciones de Thorin.
El más alto se quedó parado con la vista fija en el enano, algo nervioso de cómo el otro reaccionaría ante aquel acto de rebeldía inesperada. Mas no hubo gesto de aquel tipo en Thorin, sino más bien que tales circunstancias le hicieron pensar en una idea más bochornosa aún para satisfacer sus lujuriosos apetitos.
Tomó las caderas frente a él, y posando sus manos debajo de la túnica, sostuvo fuertemente los pantalones del elfo y comenzó a jalarlos hacia abajo. Ante esto, el escándalo que la mente confundida de Thranduil despertó fue aún peor, intentando alejarse sin mucho éxito debido al agarre de Thorin y el hecho de que no podía seguir desobedeciendo... Mordiéndose el orgullo, aceptó quedarse de pie, viendo cómo el otro abusaba de la situación con el mayor descaro posible.
Los pantalones se le cayeron hasta las rodillas, y luego de que se deshicieran todos los impedimentos, una mano se paseó traviesa sobre su hombría, provocándoles un sacudón entero a todos sus miembros inferiores. En ese momento, Thorin volvió a mirarlo a la cara, y relamiéndose los labios, dijo:
- Relajémonos un poco, ¿sí?-
No había forma posible en que esa frase hiciera referencia a lo que estaba sucediendo. Thranduil se inquietó aún más cuando comenzó a ser manoseado allí, con un vaivén insistente que buscaba hacerle sentir lo que él no quería. A continuación, sintió el aliento cálido del otro sobre su piel sensible y alterada, y prontamente una sensación de calor fue envolviéndole la entrepierna con osadía pura.
Thranduil cometió el error de bajar la mirada en aquel momento, encontrándose con que Thorin se había metido de lleno su miembro en la boca. Un estremecimiento escabroso le ordenó que retrocediera, y es lo que quiso hacer, pero nuevamente un fuerte apretón en las caderas le ordenó que se quedase quieto.
- ¡No hay necesidad de hacer esto!- Exclamó el rubio entonces, totalmente desesperado, sumiéndose en la vergüenza absoluta como notó la electricidad recorriendo su cuerpo de a poco y acumulándose en su ingle con el vaivén frenético de Thorin sobre su longitud masculina.
- Shhh... Sólo cállate y disfrútalo- Respondió su captor, continuando con su "labor".
¿Disfrutarlo? ¿Cómo podía disfrutar ese horrendo espectáculo? El enano tenía que estar bromeando... Mas nada de esto le resultaba gracioso, ni una pizca...
Lo peor era que estaba de pie, soportando las continuas flaquezas que sus piernas sufrían cada tanto y que amenazaban con tirarlo al suelo. Dirigía su mirada hacia el techo, hacia la ventana, hacia cualquier lado, pero nada lograba hacerlo calmar siquiera un poco. Nada le ayudaba a afrontar lo que estaba soportando ahora.
Después de unos tortuosos minutos, Thorin ya no se contentó con sólo esto. Ahora también quería jugar con él, tentar su debilidad hasta hacerlo llegar al límite. Se quitó el miembro del otro de la boca, observando la evidente erección que su dulce presa sufría. Llevó la mirada, luego, hacia el rostro del otro, quien tenía la vista fija en las paredes, la respiración trabajosamente lenta y las mejillas coloreadas de un delicioso rubor.
Un grito doloroso se escapó de los labios apretados del elfo cuando sintió el inesperado mordisco de Thorin sobre la punta de su hombría, y el asombro le jugó en contra cuando bajó inconcientemente la vista otra vez, sólo para observar su propia masculinidad hinchada y despierta. Horrorizado por completo, volvió a intentar soltarse, forzando a sus debilitadas piernas a hacerse hacia atrás. Pero lejos de dejarlo ir, Thorin lo sujetó aún con más fuerza y lo balanceó hacia la cama, haciéndolo caer boca abajo a su lado.
Su mente estrujada no le dejó actuar rápido, sólo pudo reaccionar nuevamente cuando sintió que sus botas largas le fueron arrebatadas y sus pantalones eran tirados hasta salirse completamente. Ante esto, el rubio se dio la vuelta, sumamente alterado, con un electrizante escalofrío recorriéndole la espina dorsal.
Thorin, por su parte, admiraba alucinado la imagen ante él. El elfo no tenía idea de lo sensual que se veía ante los ojos hambrientos de su captor; con la túnica a medio poner, su expresión que daba a entender que aún no comprendía del todo la belleza que su cuerpo poseía, y el rostro acalorado que intentaba disimular. Todo, todo en él lo atraía violentamente, lo llamaba a poseerlo de la manera menos cauta posible, le ordenaba que hiciera lo necesario para satisfacer sus deseos más ruines con él.
Thranduil sintió que el corazón le daba un vuelco y ahorcaba sus pulmones cuando observó al otro trepándose a la cama, acercándosele con esa mirada llena de malicia y lujuria, tanteando con sus enormes manos las piernas exhibidas. Elevó un brazo intentando mantener la distancia pero el enano lo sujetó, y sin cuidado alguno, aprisionó su muñeca y quitó del medio la supuesta barrera que se había alzado entre ellos. Ahora estaban frente a frente, y al estar tan cerca, Thorin alcanzó a notar el leve temblor en su presa, que dejaba apreciar un poco de movimiento en las finas hebras doradas que rodeaban el rostro de mármol que tanto adoraba.
Después de estarlo mirarlo por un buen tiempo, se decidió a besarlo, arrimándose lenta y tortuosamente. Mas cuando ya lo tenía prácticamente pegado a sus labios, un golpeteo en la puerta de la habitación llamó su atención, dejando a ambos inmóviles y expectantes.
- Tío, ¿estás ahí?- La voz de Kili se dejó oír desde el otro lado de la puerta. – Tenemos que hablar-
Thorin soltó un gruñido a causa de su frustración; no podía haber llegado en un momento más inoportuno, pensó. Totalmente molesto por ser interrumpido, su rostro se transformó en un leve segundo, mostrando una monstruosidad plena en sus facciones enloquecidas. Pero luego de superar ese brote de furia, volvió a mirar a Thranduil, cuyo sobresalto repentino lo divirtió por demás, y sonriéndose, cubrió la boca del elfo con su amplia mano y luego dijo:
- Mantente callado. Volveré en unos minutos-
La orden le llegó junto con una feroz mirada amenazadora que hacía un cínico contraste con la sonrisa del enano. Una vez dada la orden, su verdugo se puso en pie y comenzó a caminar hacia la salida.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro