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Entramos a la empresa, tomando el elevador para llegar al piso donde estaba la oficina de mi madre, la mano de Nam tomaba la mía, nuestros dedos jugaban, los suaves roces aportaban calidez al corazón, quizá la manera en la que empezó nuestra historia no fue similar a lo que la gente espera, pero he de admitir que no me arrepentía de nada, tuve la suerte de encontrar a alguien con un gran corazón, que cuidare con toda mi alma, pues sé que haría lo mismo, todos estos pensamientos hicieron que rompiera la distancia entre nosotros, coloque la mano que tenía libre en su mejilla, atrayendo su rostro al mío, hasta que nuestros labios se unieron, mostrándome una vez más la perfección con la que encajaban.
El elevador se sacudió, indicándonos que habíamos llegado, nuestros labios se separaron, pero en su lugar nuestras miradas se cruzaron, en nuestros rostros unas cálidas sonrisas estaban dibujadas, las puertas del elevador se abrieron, para mi sorpresa quienes estaban al otro lado de la puerta eran las estilistas que se encargaron de mí el día que me tome las fotos, Nam y yo salimos del elevador quedando frente a ellas.
- Buen día joven Kim – las dos mujeres saludaron con una suave reverencia, la cual les devolví – nos alegra verlo de nuevo aquí, esperemos podamos trabajar con usted una próxima vez.
- Espero lo mismo, pero por favor háblenme de tu – las chicas se miraron y después regresaron la mirada hacia mí, asintiendo.
– También esperamos trabajar con usted joven pintor Kim, aprendimos mucho ese día, gracias por los consejos.
- No es nada, me alegra saber eso y al igual que al joven Seokjin, háblenme de tu – las mujeres asintieron.
- Con su permiso, seguiremos con nuestras labores – las chicas se despidieron, mientras se colocaban frente a las puertas ahora cerradas del elevador, pues el anterior ya se había ido.
- Propio, nos vemos, lindo día – me despedí.
- Hasta luego – Nam movió su mano, despidiéndose, las puertas del elevador de abrieron nuevamente y las mujeres entraron, poco después, las puertas volvieron a unirse – he descubierto algo nuevo – mi mirada se posó sobre él.
- ¿Qué? – lo mire atento, esperando su respuesta.
- Te vez genial cuando hablas tan formal, me gusta – no supe que decir, solo comencé a caminar hacia la oficina de mi madre – ya debe de estar esperándonos – la risa traviesa de Nam inundo el pequeño silencio del pasillo.
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Adoraba ver las reacciones de Jin cuando se le daba un cumplido, cuando tenía la oportunidad, no dudaba en hacerlo, seguíamos caminando por el pasillo, hasta que Jin se detuvo, hasta entonces me percaté que ya habíamos llegado, nuestras manos se separaron, Jin toca la puerta, al otro lado se escuchó un "adelante", abrí la puerta, entre después de Jin. La señora Kim se encontraba hojeando unos papeles, en una de las esquinas de su escritorio estaban dos carpetas, una con el nombre de Jin y la segunda con el mío.
- Que bien que llegan los dos – la señora Kim detuvo lo que estaba haciendo para mirarnos – siéntense, están en confianza – Jin y yo nos miramos, para después sentarnos en las sillas acolchonadas que estaban frente al escritorio de la señora Kim – Muy bien, aquí están sus contratos – tomo con cuidado las carpetas y las extendió hacia nosotros, enseguida las tomamos – si quieren hacer un cambio con el tiempo, no duden en decírmelo.
- Gracias señora Kim – agradecí mientras miraba la carpeta ahora en mis manos, era negra, al parecer forrada con una imitación de cuero y mi nombre estaba bordado con letras doradas.
- Sera todo un placer trabajar contigo joven pintor Kim, las persona que trabajaron contigo estos días me han hablado muy bien de ti, al parecer eres una persona amena con la cual trabajar – no sabía que responder a eso, la calidez de la señora Kim me dejaba sin palabras.
- Muchas gracias y por favor, puede llamarme Namjoon, no estoy acostumbrado a tanta formalidad – la señora Kim asintió con una amplia sonrisa, el sonido de la puerta abriéndose llamo nuestra atención.
- Jinnie ya llegaste – conocía esa voz y de solo recordarlo me apenaba.
- Seung, querido, pasa – indico la madre de Jin – bueno cariño, ve con Seung, él te explicara como estará tu itinerario y si estas un poco libre pude empezar a enseñarte lo básico – Seung llego hasta donde estaba Jin y coloco sus manos sobre sus hombros, trate de no prestarle atención a la acción.
- Muy bien – se levantó Jin de su asiento, colocando una de sus manos sobre mi hombro izquierdo – nos vemos luego – se despidió de mi con una sonrisa para después salir de la oficina con Seung.
- Joven Namjoon – el llamado hizo que mi mirada se cruzara con el de la señora Kim – me gustaría hablar de algo con usted, si es que no le importa – un pequeño escalofrió recorrió mi espalda.
- Claro, será un gusto, pero antes me gustaría pedirle otra cosa, espero no importunar – vamos Namjoon, tranquilo.
- Dígame – la madre de Jin me miro atenta.
- Hábleme de tu por favor – la sonrisa en los labios de la señora Kim se amplió.
- Concedido – los dos soltamos una corta pero amistosa risa – bueno, hace tiempo que no veía a Jin tan animado, cuando te menciono o él te menciona sus ojos se iluminan, Namjoon, no le hagas daño a mi niño – no me esperaba del todo que me dijera aquello, aprete la carpeta entre mis dedos, sostener el contacto visual con la señora Kim me constaba un poco.
- Señora Kim yo...
- Al parecer sus sentimientos son mutuos y me alegro que seas tu Joven Namjoon, con el tiempo que te llevo conociendo y según te he observado eres un chico dedicado, educado, responsable pero sobre todo humilde, y las madres tenemos un sexto sentido para saber que le conviene a nuestros hijos – la mirada de la señora Kim se dirigió a una foto que estaba al lado de su computadora, donde se mostraba a ella abrazando a Jin de menos de 12 años, los dos tenían una sonrisa enorme y hermosa - pero aun así, te pido solamente eso, no le hagas daño y si llegan a una relación formal, si pasa algo, no dudes en pedirme ayuda o simplemente hablar conmigo cuando se necesite, sabes lo cruel que es en ocasiones la sociedad con una pareja no heterosexual – un suspiro escapo de los labios de la señora Kim.
-Ultimo que haría seria hacerle daño a Jin y agradezco sus palabras, agradezco ver su apoyo, así que tomare lo que me dijo y si en algún momento se llega a necesitar, no dudare en pedirle consejo o ayuda – hice una pequeña reverencia.
- Gracias joven Namjoon – el tono de la madre de Jin era difícil de descifrar, pero podía notar que estaba cargado de paz
– También me gustaría pedirle un favor, espero no sea indiscreción, después de escuchar sus palabras me siento con toda la seguridad que me faltaba.
- Claro Namjoon, dime – la sonrisa y calidez de la señora Kim me hizo darme cuenta de donde había sacado otro de sus atributos Jin
- Bueno, lo que pasa es que...
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- Muy bien, creo que por el día de hoy sería todo, la próxima semana lo vemos más a fondo – dijo Seung.
- Esta bien, nos vemos – camine hacia la salida, revise mi móvil, encontrándome con un mensaje de Nam, al parecer ya se había ido desde hace un par de horas, tenía unas cosas que terminar para mañana, así que esperaría a mi madre para irme con ella. Me dirigí a su oficina, platicamos un rato y en cuanto termino, nos dirigimos a casa. Me di cuenta que la ruta que estábamos tomando no era hacia casa, miré enseguida a mi madre que estaba sentada a mi lado.
- ¿A dónde vamos?
- Con Shun – contesto sin más.
- Pero solo vamos con tu sastre de cabecera cuando tenemos eventos importantes – no dejaba de ver a mi madre, tenía mucha curiosidad por lo que pasaba.
- Sí, mañana tienes un evento importante – vi claramente que mi madre se aguantaba una sonrisa.
- tu, ¿Cómo sabes? – no creía que Nam le hubiera dicho algo a mi madre, ¿o sí?
- Solo sigo las indicaciones que el joven Namjoon me dio – deje de mirarla, mis mejillas estaban ardiendo – además ya no tengo vestidos que llevar para tal ocasión – quizá podía sacarle información a mi madre.
- a, ¿sí? ¿Qué tipo de ocasión? – esperaba ser lo más persuasivo.
- Ujum, es información confidencial, dentro de veinticuatro horas lo sabrás – dijo mientras se cruzaba de brazos.
- ¡Aaag! ¡Mamá!, dime, por favor – comencé a rogarle, moría de curiosidad, pero sabía que sacarle información a mi madre cuando ella había prometido que no diría nada, era simplemente imposible; y efectivamente lo fue, rogué todo el camino hasta llegar al local del sastre.
He aquí otro bello capitulo, espero les guste, estos días han sido emocionalmente difíciles para mi, pero ver sus comentarios y mensajes en mi twitter me motiva a levantarme de la cama y escribirles, de verdad, mil gracias.
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