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capítulo 1

Bueno, bienvenidas a este, su regalo de Navidad por parte de JavaddMad

Y si ustedes quieren regalarme algo, que sea su amor votando y comentando

¡Disfruten!

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México, 2024

A partir de ese día las cosas cambiaron para Lara y Sergio.

Ambos podían sentir la tensión que se formaba en el ambiente cuando ellos dos interactuaban, por más que trataran de ignorarlo y claro que cada día que pasaban juntos e iban conociéndose la situación se hacía más complicada.

Varias veces Lara tenía que regañarse por soñar despierta con que su jefe se daría cuenta de que ella estaba ahí dispuesta a estar con él y viceversa. Cuando Lara hacía algo lindo como un desayuno para el día del Padre o una fiesta con sus niños para su cumpleaños se tenía que recordar que no era su mujer, no podía cruzar la puerta, saludar a los niños y tomarla en brazos.

Por el bien del trabajo, ambos llegaron a la conclusión de ignorar cualquier sentimiento que se había albergado en ellos y mandarlo hasta el fondo de sus mentes.

Lara no iba dejar su oportunidad de salir de la cafetería por algo tan tonto como mariposas imaginarias y sonrisas que ella pensaba que eran más que amistosas. Una vez que se convenció de eso pudo ser la mejor niñera que los tres niños Pérez necesitaban.

Unos pequeños que cuando conoció tenían 6,4 y 1 año. Ahora, después de tres años, tenían 9, 7 y 4 años.

Durante esos años, Lara se había vuelto indispensable para la familia.

Básicamente se encargaba de ellos todo el tiempo posible, no importaba si Sergio estaba o no, ella vivía en la casa para ese punto.

Los llevaba a la escuela, los alimentaba, jugaba con ellos, les ayudaba con sus tareas, hasta les daba tutorías si los niños lo necesitaban y los mandaba a la cama. Desde que los pequeños despertaban hasta que se dormían, "Lara" era el nombre que ellos llamaban.

También viajaba con ellos, por ejemplo si su padre tenía carrera en el continente americano, ella se encargaba de llevarlos con él y cuidarlos en el paddock, para este punto la gente sabía de su existencia y lo importante que Lara Monter se había vuelto para el piloto mexicano Sergio Pérez.

Si a un suéter se le descosía un botón, era a ella a quien buscaban.

Si no podían abrir uno de sus bocadillos, era Lara quien los ayudaba.

Si se raspaban en el parque, era con Lara con quien lloraban.

—¡Lara! ¡Marilu me está molestando! —Chequito, el mayor de los niños venía corriendo hasta ella.

La niñera estaba con Noel limpiándolo después de su comida.

—¡No es cierto, Lara! Él fue a mi cuarto a destruir el desfile de modas que estaba haciendo para mis muñecas —Marilú llegó detrás de su hermano.

—¡Mentirosa!

—Chicos, no peleen, vamos. Es Navidad.

—Todavía no es Navidad —Chequito soltó alzando uno de sus dedo al aire para aclarar —Papá dijo que Navidad es el 25 y hoy es 13 de Diciembre.

—En ese caso, todavía hay tiempo para que Santa vigile su comportamiento y no querrán que vea que se están molestando y terminar en la lista de niños traviesos —Algo que ayudaba a Lara en su trabajo, es que básicamente había visto crecer a estos niños y eso hacía que le hicieran caso y la respetaran.

Los dos pequeños se voltearon a ver analizando las opciones, no querían despertarse la mañana del 25 y descubrir que les habían dejado bolsas de carbón debajo del árbol.

—Está bien —Los dos niños agacharon su cabeza avergonzados.

—Venga chicos, mejor ayúdenme a sacar las cosas de Navidad, que su padre llegará en cualquier momento y pondremos el árbol.

Lara ayudó a Noel a bajarse de la silla donde comía una vez que estuvo limpio e hizo que los tres pequeños comenzaran a abrir la cajas donde guardaban las decoraciones de Navidad.

Hace unos días, los tres chicos, ella y su padre habían ido a cortar un pino de Navidad natural, Checo dijo que sería una bella experiencia para los pequeños y claro que lo fue.

Les encantó adentrarse al bosque y sentirse exploradores en busca del pino perfecto, luego compartieron algunos alimentos empaquetados por Lara y por último regresaron a casa completamente dormidos.

Lara ayudó a Sergio a meterlos a la casa, pues no pudieron despertarlos.

Y hablando del piloto...

—¡Ya llegué! —En ese momento, la puerta se abrió dejando entrar al padre del año con cajas de pizza.

—¡Papá! ¡Pa! ¡Papi! —Los tres corrieron hasta la puerta y se abalanzaron sobre las piernas de su padre haciendo que Checo casi tropezara.

—¡Lara, ayúdame! —Sergio gritó al ver que o mantenía el equilibrio o las cajas de pizza.

La castaña se apresuró a llegar hasta él y tomó las cajas de pizza soltando una risita al ver cómo los niños atacaban a su padre.

—Ahora sí, chamacos del demonio —Sergio se agachó para comenzar a atacar de vuelta a sus hijos con cosquillas.

Los niños inundaron la casa con sus risas y se alejaban de su padre para que no los alcanzara para luego regresar disimuladamente por una dosis más de cosquillas. Noel se había caído dos veces y aún así se volvía a levantar y corría con sus hermanos y su padre.

Lara estaba desde lejos "acomodando" las cajas de la pizza, ¿pero que había por acomodar en ese lugar? Lo cierto es que ella no quería ver semejante escena que siempre la hacían terminar con su corazón palpitando por aquel hombre.

La joven había tratado de evitar esos sentimientos, pero mientras más tiempo pasaba con la familia y más interactuaba con él y los niños, más se encariñaba con ellos. ¿Es que acaso sería momento de buscar otro trabajo? Era una pregunta que rondaba por su mente durante ya un tiempo.

Tal vez debería volver a dar clases, vale la primera vez había dejado de trabajar en las escuelas porque la directora de la escuela donde trabajaba creía que ella estaba coqueteando con su marido, otro maestro en la escuela, lo cual nunca fue cierto, pero ambos tenían grupos del mismo grado y se ponían a trabajar juntos en las planeaciones. Por más que Lara y el mismo marido le quisieron hacer saber a aquella mujer que nada pasaba entre ellos, no les creyó y despidió a Lara.

Y si eso no hubiera sido suficiente, la mujer se había encargado de que Lara no encontrara empleo en ninguna otra escuela.

Pero ya habían pasado años, aquella mujer no podía seguir teniendo tanto poder y podría volver a intentarlo, además, si conseguía una carta de recomendación de Sergio, bueno, eso le abriría todas las puertas del mundo.

—¡Tierra llamando a Lara! —Checo llegó hasta ella agitando su mano frente a sus ojos para sacarla de su trance.

—Sergio.

Lara siempre lo había llamado así, no importaba que todos le decían "Checo" ella simplemente no podía, prefería su nombre, además, era un avance desde que dejó de llamarlo "Sr. Pérez" porque él se lo había pedido, decía que odiaba ser el "Sr. Pérez" y que lo hacía sentir más viejo de lo que era. Lara al final terminó aceptando.

—¿Dónde te habías metido? Fui atacado y llamé por ayuda y nada —Checo rió mientras se iba a la cocina por platos.

—Lo siento, estaba pensando.

Lara seguía sin moverse, los niños estaban poniendo la mesa para comer, Noel estaba siguiendo a sus hermanos poco a poco tratando de ayudar, pero no lo dejaban.

—¿Pensando? —El mexicano ayudaba a poner la mesa sin dejar de prestarle atención a la mujer que resguardaba las cajas como si de un tesoro se tratara, supuso que la pizza no tenía nada que ver, solamente eran daños colaterales —¿Quieres hablar de eso?

La niñera volteó a verlo y negó sonriendo, necesitaba primero organizar sus pensamientos antes de hacer algo.

—En ese caso, pasa la pizza, que esos niños no nos perdonarán si se enfría —Lara obedeció y ayudó al padre de familia a servirles.

Todos menos Noel se sentaron en la mesa y comenzaron a comer, Lara escuchaba las ideas de los niños de cómo decorarían el árbol y ocasionalmente proponía algo nuevo, Checo simplemente se dedicaba a verlos, es especial a cierta castaña que parecía más distraída de lo normal.

Lara había comenzado a trabajar para ellos desde hace tres años, antes de ella, sus hijos habían tenido otras niñeras, pero ninguna como Lara y Sergio sabía lo indispensable que la joven se había vuelto para ellos, pero Lara estaba creciendo y el padre de familia se preguntaba cuánto tiempo Lara estaría con ellos antes de que quisiera algo nuevo como regresar a ser maestra o formar su propia familia.

Era joven y hermosa, no sería para nada raro que ella quisiera más en la vida que cuidar hijos que no eran de ella, pero luego la vio limpiando la salsa de la mejilla de Chequito y sonrió para sus adentros, porque no habría manera de que ella los dejara.

Después de comer, todos pasaron a la sala para comenzar a adornar el árbol.

—¡Lara! ¿Vas a pasar Navidad con nosotros? —Marilú preguntó mientras le pasaba esferas para que su niñera las pusiera en el lugar donde ella no alcanzaba.

—Mmm, lo cierto es que esté año no podré hacerlo. Mi madre quiere que pase las fiestas con ella —Lara explicó de la mejor forma esperando que los niños se lo tomaran bien.

Después de todo, el año pasado había pasado Nochebuena y Navidad con ellos, haciendo que su familia se pusiera como loca, diciendo que los Pérez la explotaban, pero lo que no les había dicho a sus familiares, era que ella había disfrutado mucho estar con ellos y que para ella nunca se sintió como un trabajo, para ella fue como pasar las fiestas con gente que adoraba.

De cierta forma, los niños y Sergio se sentían como su familia, era por eso que el pensamiento de despegarse antes de que el daño fuera irreversible había comenzado. Tenía que conseguir un trabajo nuevo antes de que su corazón pagara las consecuencias.

—Oh, ¿y por qué no invitas a tu mamá aquí? —Chequito preguntó acomodando las luces junto a su padre.

—Bueno... —Lara volteó a ver a Sergio esperando que le ayudara, pero el piloto estaba tan enfrascado en su tarea con Noel que no estaba prestando atención —Porque mi madre... tengo una familia muy grande ¿saben?

—¡Nosotros también! —Chequito mencionó emocionado —Podemos celebrar todos juntos.

Oh no, Lara comentó en su mente, lo último que quería era juntar a su familia con los Pérez.

—¡Sí! ¡Ándale Lara! —Marilú ayudaba a su hermano a convencer a la niñera.

—Nuestra casa es muy grande y así tu mamá no se enoja —Chequito fue hasta donde estaba su padre y jaló su short para que le prestara atención —Pá, dile a Lara que pase Navidad con nosotros.

Fue en ese momento que el mexicano se dio cuenta en el predicamento el cual Lara se encontraba. Al voltearla a ver, la pobre tenía una cara de que estaba contra la espada y la pared y necesitaba ayuda.

—Chicos, Lara tiene una familia a la cual atender y esa familia estoy seguro de que ya tiene sus planes, no pueden cambiarlos solo por nosotros —La joven volvió a respirar y asintió.

Pero mentiría si no dijera que su corazón se apachurro un poco cuando vio las caras tristes de los niños y una parte del piloto quiso que ella accediera a pasar las fiestas con ellos, justo como el año pasado.

—Está bien —Los dos pequeños dijeron y Lara les regaló su mejor sonrisa mientras tomaba a Noel entre sus brazos y lo cargaba para incluirlo en la dinámica ahora que su padre se encargaba de los dos mayores.

Poco a poco el árbol comenzó a verse como un verdadero árbol de Navidad, estaba lleno de luces, blancas, amarillas y de colores, esferas de todos los tamaños. Rojas, doradas, plateadas, no importaba que no se viera coordinado, los niños querían que se viera lleno. Habían colgado algunos otros arreglos como listones, moños y juguetes.

Las cajas que habían sacado habían quedado vacías y Lara sabía que venía la peor tarea, que era recoger todo. Sabía que ella no tenía que hacerlo, pero algunas veces se ponía a hacer algunas tareas de la casa por el simple hecho de no estar aburrida.

La joven fue hasta la caja más cercana y dentro encontró una caja más pequeña que protegía una estrella dorada que se notaba lo suficientemente frágil para saber que debía de tratarla con cuidado.

—Falta la estrella.

Todos voltearon a verla al escucharla, Checo iba a decir algo cuando Marilú intervino por él.

—¡Tú ponla!

—¿Yo? —Lara no sabía cómo sentirse al respecto, en su casa, era su madre quien colocaba la estrella o cualquier persona que pensara que merecía el honor de hacerlo y que los niños le dieran esa oportunidad en su casa era increíble, así que su sorpresa era palpable.

—Sí. Ponla Lara —Chequito sonrió y nuevamente, Lara volteó a ver al patriarca para que fuera él quien le diera el permiso definitivo.

—Te traeré un banco —Checo no comentó otra cosa, simplemente salió de la sala y en menos de dos segundos ya había regresado con unas escaleras que sus hijos utilizaban para cuando estaban en la cocina ayudando a su niñera —Venga, supongo que te tocará poner la estrella este año.

A pesar de que Sergio se estaba viendo amable, Lara podía notar que su tono era serio, lo cual era una enorme diferencia de cómo había estado.

Ese semblante serio solo aparecía cuando los recuerdos de su esposa aparecían, cuando inspeccionó la caja de la estrella pudo ver que era algo que ella había conseguido esos años y lo último que Lara quería hacer era ocupar un lugar que no debía.

—No tengo que hacerlo —Ella comenzó a hablar, pero una mano la detuvo de golpe.

—De verdad, será un honor que lo hagas.

Ella tomó el ornamento y con ayuda de la mano de su jefe se subió al banco, a pesar de las escaleras se tuvo que poner de puntitas para poder alcanzar y aún así sentía que en cualquier momento podría caerse hacia adelante y tirar todo el trabajo de la familia por la ventana.

—Mierda —Lara murmuró bajito para que los niños no escucharan su frustración al no poder ponerla por miedo a caerse cuando sin aviso sintió unas manos alrededor de su cintura haciendo que se sobresaltara solo un poco.

—Tranquila. No dejaré que te caigas.

No tenía que voltear a ver para saber quién era quién le había hablado, mientras Sergio estaba asegurándose de que Lara estuviera a salvo, a ella se le había olvidado como respirar.

Tuve que golpearse mentalmente en la cabeza para que su cerebro recordara lo que estaba haciendo y reaccionando, colocó la estrella hasta arriba. Sonrió orgullosa de su trabajo y regresó a colocar sus pies firmemente al banco, pero las manos de Checo no habían abandonado su cintura.

—Gracias —Fue así como ella hizo que el padre de familia reaccionara y la soltara.

Lara se bajó con cuidado del banco y pudo jurar que vio las mejillas sonrojadas del hombre, pero prefirió no comprobarlo o él podría notar la misma tonalidad en su cara.

—De nada —Checo respondió con una sonrisa amable.

Durante los tres años que había trabajado para él, Lara había procurado no tocar al piloto de ninguna forma, debido a la reacción que su cuerpo tenía ante él. Así que cualquier contacto, por más mínimo que fuera, la alteraban de tal forma que necesitaba alejarse unos metros y eso no había cambiado, así que ya estaba, hablaría con el padre de familia para darle la noticia que se iría.

—¡Quedó genial! —Chequito gritó al ver su gran árbol de Navidad terminado interrumpiendo cualquier tensión que existiera en el ambiente.

—¡Sí! A Santa va a gustarle tanto.

—¡Siiii! —Noel corrió hasta donde estaba su padre obligándolo a tomarlo en brazos.

—Yo digo que falta algo —El padre habló haciendo que los tres niños voltearan a verlo preocupado —Sus cartas para Santa.

Y con eso, fue suficiente para que los tres salieran corriendo a hacerlas. Checo hasta recibió una patada por parte del menor para que lo bajara y corriera tras sus hermanos.

Lara sonrió divertida al verlos gritar por la "urgencia" de terminar sus cartas a tiempo.

—Buena forma de deshacerte de ellos —La castaña comentó divertida comenzando a guardar todo lo que no ocuparían para esconder las cajas hasta que decidieran quitar el árbol.

—Supuse que querrías descansar un rato de ellos.

—¿Y por qué querría eso? —Lara preguntó sonriendo continuando con su tarea sintiendo como Checo comenzaba a ayudarle.

—Porque tienes esa mirada que pones cuando algo te preocupa.

Ese comentario del piloto fue suficiente para que Lara detuviera su acción quedándose congelada ¿desde cuándo la conocía tanto?

—¿De qué me estás hablando? —La mujer eligió fingir demencia.

—Ya sabes, te ves melancólica, con la mirada perdida, pero bastante tranquila. Para no molestar a nadie, pero lo noto.

Y Checo hablaba en serio, durante el tiempo que había pasado con ella, por más que no quisiera, siempre terminaba viéndola en silencio.

Ya sabía cómo se veía cuando estaba cansada y sus hijos la hartaban y a pesar de eso, jamás maltrataba a los niños o cuando llegaba molesta por algo que su familia había dicho, el cómo fruncía el ceño mientras leía algo interesante esperando a que él llegara por la noche, como sacaba la lengua a la hora de que estaba cosiendo alhún disfraz de los niños, lo mucho que le gustaba enseñarles libros nuevos a los chicos haciendo que la niñera se parara de puntitas dando brincos pequeños y sonriera de oreja a oreja, como aventaba su cabello fuera de la cara y como jugaba con el dobladillo de sus playeras cuando estaba nerviosa y hasta cómo se veía completamente concentrada en la cocina, donde era un desastre.

—Sabes que puedes decirme, ¿verdad? —Checo caminó hasta ella y colocó su mano en su hombro —Podría ayudarte en lugar de que te pierdas en esa cabecita tuya.

Lara soltó una risita y volteó a verlo.

Estaban lo suficientemente cerca para notar las pecas en su nariz y las arrugas alrededor de sus ojos por sonreír.

—No creo que te guste lo que pienso.

—No sería la primera vez que estamos en desacuerdo —El mexicano se alzó de hombros indiferente, sin saber la bomba que Lara estaba por soltar —Vamos, puedo soportarlo.

Lara se mordió la lengua unos segundos. ¿Acaso estaba haciendo lo correcto? No lo sabía, solo sabía que se moría por acuñar la cara de su jefe, pasar sus manos por sus mejillas, acercarlo hasta ella y besarlo, así que sí, lo mejor era soltarlo.

—Pienso que debo conseguir otro trabajo.

Y en ese momento, Sergio supo que en realidad no podía soportar lo que ella había dicho. 

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Espero que este primer capítulo les haya gustado y para las que no me siguen en instagram, esta fic constará con seis capítulos que publicaré diario de aquí al 25 de Diciembre.

Nos vemos mañana con más Lara y Checo, que yo ya los amo. 

Bonita noche, no olviden votar y comentar 

Fer <3 

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