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Capítulo 9

Anteriormente:

—Eso haré— Dijo mientras sentía la mano del contrario apoyarse en su mejilla.

—Si fueras así de obediente siempre no tendríamos estos problemas— recriminó antes de dejar un beso en la frente de Giyuu.

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¿Cuánto tiempo había pasado desde que se quedó viendo una esquina, totalmente perdido? No lo sabía; el tiempo en ese lugar pasaba de manera tan rápida, pero al mismo tiempo tan lenta. Cada segundo se estiraba en la eternidad, y cada minuto parecía desvanecerse en un instante. La sensación de estar atrapado en un limbo interminable se apoderaba de su mente.

Tomioka sentía que sus latidos por fin se relajaban, al igual que su respiración. El temblor en sus manos disminuía, pero no desaparecía del todo. Decidió levantarse del suelo, con movimientos lentos y pesados, como si una fuerza invisible lo estuviera reteniendo. Su mirada se dirigió hacia su cómoda yukata. Con un suspiro resignado, comenzó a cambiarse, despojándose de la suavidad y comodidad de la yukata para ponerse su traje de entrenamiento.

Mientras ajustaba los últimos detalles de su traje, su mente vagaba entre recuerdos y anhelos. Recordó los días en los que luchaba por proteger a otros, impulsado por un sentido de justicia y honor. Ahora, esas motivaciones parecían haberse desvanecido, reemplazadas por una obediencia ciega y una desesperada necesidad de no causar más dolor.

Giyuu cerró los ojos un momento, intentando encontrar dentro de sí mismo la chispa de determinación que lo había sostenido tantas veces. Pero lo único que encontró fue un vacío abismal, una oscuridad que amenazaba con consumirlo. Abrió los ojos al escuchar una nueva voz.

—No deberías hacer enojar a padre—. Una voz acompañada de un cabello rojo apareció en la puerta.

—Ni modo que me quedara con los brazos cruzados— Refunfuñó bajo mientras se hacía su cola de caballo

El recién llegado cruzó la habitación en un par de pasos. Se detuvo frente a Giyuu, observando con desaprobación y un deje de compasión. A pesar de su notoria diferencia de estatura la seriedad de su conversación no se perdió.

—Madre, no olvides quién eres en realidad. No dejes que te conviertan en algo que no eres—. La voz del joven era firme, pero en sus ojos brillaba una chispa de esperanza.

—Silencio, Uraki— ordenó una nueva voz, frunciendo el ceño. —Giyuu ha tomado su decisión. No necesitas intervenir—

—¿Decisión? ¿Esto es lo que llamas una decisión?— replicó Uraki, girando hacia su padre con desafío. —Obligarlo a someterse no es darle una elección—

Giyuu alzó la vista, sus ojos llenos de confusión y un destello de lucha interna. La presencia de Uraki había sembrado una semilla de duda en su mente.

—Ya basta— dijo el más alto con voz peligrosa. —Giyuu, levántate. Es hora de demostrar de lo que estás hecho.—

Giyuu se levantó lentamente, su cuerpo temblando. Miró al niño por un momento más, y luego, con un esfuerzo visible, apartó la vista y caminó hacia su esposo.

—Así está mejor— murmuró muzan, colocando una mano en el hombro de Giyuu. —Vamos. Tu entrenamiento no esperará más—

Mientras salían de la habitación, Uraki se quedó atrás, con el corazón apesadumbrado. Sabía que no podía permitir que su "madre" se perdiera a sí mismo, pero también sabía que enfrentarse a su padre directamente solo traería más sufrimiento para él y posiblemente sus hermanos.

Un fuerte dolor de cabeza lo invadió, haciendo que se tirara de rodillas sobre el piso mientras se agarraba la cabeza. Las lágrimas comenzaron a salir, tratando de apaciguar su dolor.

-—¡Hermano!— La cabellera rubia irrumpió en la habitación. —¿Qué te pasó?—

—¡Akemi!— Se lanzó a abrazarlo al sentir que su cabeza dejaba de doler. —Yo, no recuerdo. Pensé en venir a ver a nuestra madre, pero un fuerte dolor de cabeza me atacó y después no sé qué pasó—. No era mentira; sus recuerdos se esfumaron como demonio al sol.

—Muzan-sama— El pelirosa hizo una reverencia frente al nombrado. —Estaba esperando a Tomioka-sama para su entrenamiento, pero antes me veo en la obligación de alimentarlo—

—Me parece perfecto. Supongo que trajiste a los humanos más fuertes y de mejor calidad para él— Tomioka tembló levemente; no se sentía preparado para este momento.

—Tal cual lo pidió, Muzan-sama— Dijo Akaza, su voz firme y respetuosa.

Muzan observó a Giyuu con una mirada penetrante, evaluando cada pequeño detalle de su reacción. —Giyuu, ¿sabes por qué es importante que te alimentes adecuadamente?— Su tono era casi cariñoso, pero la amenaza subyacente era inconfundible.

Giyuu tragó saliva, sintiendo el peso de la expectativa sobre él. —Para ser más fuerte, para servir mejor— respondió, sus palabras un eco vacío de lo que alguna vez fue su propio credo.

—Exacto— murmuró Muzan, esbozando una sonrisa fría. —No quiero que pierdas de vista tu objetivo. Recuerda lo que te prometí: poder, reconocimiento, todo a cambio de tu lealtad y obediencia absoluta—

Akaza, siempre atento, se acercó al menor con un gesto de apoyo. —Vamos, Tomioka-sama. Necesitas esto para mantenerte fuerte. No dejes que el miedo te paralice—

Con manos temblorosas, Giyuu tomó la comida que Akaza le ofrecía. Sabía lo que implicaba, sabía el costo, pero también sabía que no tenía otra opción. Cada bocado era una lucha interna, una batalla entre lo que era y en lo que se estaba convirtiendo.

—Eso es—dijo Muzan, observando con satisfacción. —Deja que la fuerza fluya en ti, deja que el poder te consuma. Solo así podrás alcanzar el verdadero potencial que yace en tu interior—

Giyuu continuó comiendo, su mente dividida entre el deber y la desesperación. Sentía la mirada de Akaza sobre él, un recordatorio constante de que el se convertiría en algo igual o más poderoso que el peli rosa. Pero también sentía el peso de la manipulación de Muzan, un recordatorio de la promesa que había hecho y la traición que significaría romperla.

Finalmente, terminó la comida y se levantó, sintiendo una nueva energía, aunque su espíritu aún estaba en conflicto. —Estoy listo para el entrenamiento— dijo, tratando de sonar más seguro de lo que se sentía.

Muzan asintió, satisfecho. —Muy bien. Akaza, asegúrate de que Giyuu esté preparado para lo que viene. No quiero ninguna sorpresa desagradable—

—Así será, Muzan-sama —respondió Akaza, haciendo una reverencia antes de guiar a Giyuu hacia la sala de entrenamiento.

Tomioka, miro hacia el pelinegro y volteo para irse junto al pelirosa, pero antes de completar su cometido escucho como le hablaron.

—Despídete bien... —Fue lo dicho y antes de que el pelinegro se fuera, Muzan tomó su muñeca con fuerza, acercando sus cuerpos de manera brusca. Giyuu sintió un escalofrío recorrer su espalda mientras Muzan se inclinaba hacia él. Sus labios rozaron los suyos en un beso breve pero cargado de un significado dominante. Giyuu, aunque tenso, no se negó al contacto. Tuvo que ponerse ligeramente de puntillas para lograr quedar cómodo, sus ojos reflejando una mezcla de sumisión y resignación.

—Así es, Giyuu. Gracias a tu recolección, serás el primero junto a mí en lograr dominar el sol— le indicó Muzan, su voz profunda y autoritaria resonando en el espacio.

Giyuu intentó mantener sus pensamientos en orden, pero la idea de traicionar a Muzan para ser el primero en dominar el sol cruzó su mente. —Y si logro convencerlo que me convierta primero... Mierda, verdad que él puede leer mis pensamientos Mierda, mierda— se repitió mentalmente. Sus esperanzas se desmoronaron al ver la sonrisa victoriosa en el rostro de Muzan, quien había captado cada uno de sus pensamientos.

—Vamos, Giyuu~ apúrate en tu entrenamiento si quieres ser el más fuerte— dijo Muzan en un tono burlón.

—Adiós— Respondió Giyuu de manera cortante.

El camino hacia la sala de entrenamiento fue silencioso y corto. El único ruido presente eran las pisadas y respiraciones de los dos demonios. Giyuu se dedicaba a observar las fuentes de agua artificiales a su alrededor. Estaban nuevamente llenas, y los peces recorrían el espacio asignado sin mucha libertad. Sus pensamientos fueron interrumpidos al chocar con la espalda firme de Akaza, que se había detenido frente a la entrada de la sala.

&Lo siento— Dijeron al unísono antes de soltar una ligera risa. Realmente se parecían.

—¿Estas listo Tomioka-Sama?— Pregunto con cierta libertad en sus palabras

—¿Que vamos a practicar hoy?— Respondió con otra pregunta.

—Estaba pensado en un entrenamiento más físico y si es muy fácil intentamos desbloquear más técnicas.—

—Me parece perfecto, empecemos de una vez— Al terminar de decir eso se lanzó contra la luna superior tres sin dudar.

Tomioka se lanzó sobre Akaza con determinación, sus movimientos precisos y calculados en busca de una apertura en la defensa del peli rosa. Su velocidad y agilidad eran impresionantes, pero Akaza, con una sonrisa desafiante, esquivaba cada golpe con gracia y facilidad. Sus movimientos eran fluidos, como si bailara alrededor de Tomioka, anticipando cada movimiento antes de que fuera ejecutado.

El lugar resonaba con el sonido de sus movimientos rápidos y el ocasional choques de carne cuando sus extremidades se encontraban brevemente. Tomioka se esforzaba por encontrar una manera de romper la defensa de Akaza, utilizando combinaciones de golpes rápidos y cambios repentinos en la dirección de sus ataques. Akaza, por otro lado, mantenía la calma, aprovechando cada oportunidad para contraatacar con movimientos precisos y potentes.

El sudor comenzaba a acumularse en las frentes de ambos luchadores mientras continuaban el intenso intercambio. Era más que una simple pelea física; era un desafío de habilidad, resistencia y estrategia. Con cada interacción, ambos aprendían y mejoraban, refinando sus habilidades y adaptándose a los movimientos del otro.

El entrenamiento continuó enérgico y concentrado.

—¿¡Eso es todo lo que tienes Akaza!?—Pregunto con una risa eufórica.

—Oh, claro que no—

Los roles se habían invertido: Akaza ahora se lanzaba con furia, intentando conectar puñetazos mientras Tomioka respondía con una defensa hábil y precisa. A pesar de los esfuerzos de Akaza por dominar el combate, Tomioka encontró una apertura y asestó un golpe certero en la cara del demonio. El impacto fue tan contundente que hizo retroceder a Akaza, visiblemente afectado por el golpe recibido.

—Muy buen Tomioka-sama, avanza muy rápido.— Elogió al contrario.

—Giyuu— Su respuesta fue corta y precisa.

—¿Eh?—

—Dime Giyuu, vamos a estar mucho tiempo juntos, supongo que ya hay que tener algo más de confianza en torno de los nombres— Ninguno de los dos entendía lo que dijo.

Giyuu no entendia el porque de sus palabras, nunca logro entablar una buena conversación con sus compañeros cazadores y mucho menos logro cultivar esa confianza en ellos para llamarse con su nombre de pila. En cambio con los últimos tres demonios que logro entablar una conversación fueron muy amables y buenos con el, asiendo que sienta una calidez que solo había sentido con Sabito y Tanjiro.

Akaza por su parte le tomo con sorpresa, Tomioka es un demonio lleno de sorpresa, alguien callado, valiente, calculador, inexpresivo pero si logras sacarle conversación podía llevar a ser alguien muy expresivo. No obstante, nunca pensó que su "reina" fuera tan amable con ellos, o más que nada con el.

—Akaza, tomemos un descanso y luego continuamos con mis técnicas ¿Te parece?— Dijo mientras le extendía la mano.

—Me parece.—

—Shinobu-san, Uzui-Sama ya despertó.—

Las rápidas y pequeñas se hicieron presentes acompañadas por otro otras tres personas.

—Ara Ara, Uzui ¿Como te encuentras?— Pregunto la peli negra mientras se acercaba para ver los malestares del contrario.

—Me siento extravagantemente genial, no todos los días vences una luna superior— Respondió con una gran alegría a pesar de sus vendajes. —Solo que la pérdida de mi brazo fue un daño colateral— añadió sin borrar la sonrisa.

—¡Esa es la actitud compañero!— la voz de Rengoku no paso desapercibida.

—¡Kyojuro!—

—¿Acaso esos no se cansan?—Preguntó el pelo de durazno a su compañera.

—Parece que no, jaja— soltó una risita baja al ver a los dos pilares más ruidosos compartir la felicidad.

—¡Oh casi se me olvida!— Dijo el peli-blanco llamando la atención de todos. —Antes de enfrentarme con esos poco extravagantes demonios había otra, me encontré de cara a ella y no me atacó, es más, cuando nos vimos ella salio despavorida del miedo por estar frente al grandioso pilar del sonido— No perdió el tiempo de auto alagarse —Dejó caer una extraña carta y supuse que nos podría servir de algo.—

—Tenemos que informarle al patrón sobre eso.— Dijo Makomo.

—Entiendo, le voy a mandar una carta por mi cuervo y posiblemente tengamos una reunión.—

—Es casi la tercera o cuarta en mes y medio.— Dijo algo preocupada la de mechas moradas.

—Hay algo que me perturba en todo esto— Dijo mientras su expresión de tensaba un poco.

—A mi también Makomo. Primero la aparición de Muzan de la nada, luego que se llevó a Giyuu y ahora ¿La aparición de las lunas?— Dijo el pelo de melocotón mientras escribía todo eso en una carta.

El silencio invadió la finca, todos estaban metidos en sus pensamientos, algunos uniendo cabos sueltos con la información que proporcionó Sabito y otros pensando cuando será el próximo movimiento de Muzan.

El tiempo transcurría lentamente, marcando el inicio de un nuevo día mientras los primeros rayos del sol desvanecían la oscuridad. Los pasos resonaban nerviosos sobre las piedras que permanecían afuera de la finca, donde el silencio reinaba tras tanto tiempo de soledad. El calor hogareño se desvanecía rápidamente, dejando sentir una sensación de vacío en el lugar.

—Caw caw Oyakata-sama requiere la presencia de todos los pilares en su finca— Fue el mensaje que recibió luego de esperar unos días.

Agarró su katana y el haori doble, el cual compartía con su mejor amigo. Con determinación, salió rápidamente de su finca para llegar al lugar acordado. El sol empezaba a ascender, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y rosados, mientras Sabito avanzaba por el sendero del bosque que llevaba a la finca de Oyakata-sama.

Mientras caminaba, su mente volvía a los días de entrenamiento con Giyuu. Recordó las noches en las que, bajo la luz de la luna, discutían estrategias y se desafiaban mutuamente, siempre apoyándose el uno al otro. Ahora, con el haori que simbolizaba su vínculo, se sentía más fuerte y decidido en encontrarlo.

A mitad del camino, se encontró con una figura conocida: Sanemi, el Pilar del Viento, con su característico cabello blanco y mirada penetrante. Estaba de pie bajo un árbol, observando el horizonte con una expresión tensa que reflejaba enojo. Al ver a Sabito, una sonrisa burlona apareció en su rostro.

—Sabito, parece que llegas justo a tiempo— dijo Sanemi con un tono sarcástico.

—Shinazugawa, ¿también vas a la reunión?— respondió Sabito, ajustándose la katana en la cintura.

—Sí, Oyakata-sama tiene algo importante que decirnos— Sanemi asintió, empezando a caminar junto a Sabito —Me alegra que hayas decidido salir de tu finca, te estabas convirtiendo en un ermitaño.

—No exageres—replicó Sabito, aunque no pudo evitar esbozar una pequeña sonrisa.

Juntos, continuaron su camino hacia la finca de Oyakata-sama. Durante el trayecto, Sanemi y Sabito intercambiaron palabras sobre las recientes misiones y los demonios que habían enfrentado. Sanemi, con su actitud brusca pero sincera, expresaba su preocupación por el aumento de las actividades demoníacas.

Finalmente, llegaron a la finca, donde los otros pilares ya se estaban reuniendo. La reunión estaba a punto de comenzar. Los dos tomaron asientos en puestos alejados sin embargo no dudaron mucho tiempo en esa posición antes de cambiar a otra por las palabras que dijeron unas pequeñas niñas.

—El patrón de la mansión ha regresado— Dijeron las chicas al unísono haciendo que todos los pilares hagan una reverencia en forma de respeto

—Buenos días a todos, el clima está muy fresco esta mañana lo puedo sentir, gracias por asistir a esta reunión de emergencia— Dijo con su habitual voz que otorgaba una sensación de calma.

—Nos da gusto saber que se encuentra en un buen estado de salud Oyakata-sama— Hablo la peli rosa.

—Te lo agradezco mucho Mitsuri.— Dijo antes de tomar asiento frente todos. —Los llame a esta reunión para discutir sobre el encuentro de Tengen con la luna superior seis y la carta encontrada.—

—¿Cual carta?— Pensaron algunos pilares sintiéndose perdidos.-

—Si me permite, voy a tomar palabra.— Habló el peliblanco sin brazo y al recibir un asentimiento de cabeza por parte del patrón comenzó a hablar. —Antes de enfrentarme con esos demonios me encontré con una chica demonio y en mi opinión no era nada extravagante. Pensé que iba a ser fuerte pero apenas me vio se dedicó a huir sin embargo antes de saltar por la ventana de la habitación la en la cual nos encontramos.—

Hizo una pausa para buscar algo en su bolsillo del pantalón.

—Dejo caer esta carta y supuse que puede ser algo importante, pero debido a la situación no la he abierto hasta ahora. Lo más curioso es que las lunas le indicaron que se fuera y no se metiera en la batalla, aun no entiendo el porque— Finalizo

—Ábrela— Dijo suavemente el patrón

Uzui hizo caso omiso —Kyojuro ¿me ayudas?— Le dijo a su compañero.

Al abrir el sobre, que se notaba algo roto y quemado, cayó una flor cuyo color se había perdido. Los pétalos se encontraban secos y su tono era un marrón con un azul muy opaco.

—Esa flor, ¿por qué se me hace conocida?— se preguntó la joven de mechas moradas, mientras observaba la flor con curiosidad.

—Ja, parece que te llevaste una carta de amor de ese demonio— se burló el hombre de cicatrices, soltando una risa seca.

Rengoku, sin prestarle mucha atención, sacó la carta dentro del sobre. Su rostro se tornó en una expresión confusa al notar que la carta también estaba quemada y rota.

—¿Y, qué dice?— preguntó ahora el joven de cabello color melocotón, con un brillo de interés en sus ojos.

—No alcanzo a distinguir mucho, pero por lo que se alcanza a leer, comienza así... —Rengoku hizo una pausa, esforzándose por descifrar las palabras medio quemadas —"Queridos...— Hizo una pausa al notar lo restante del papel quemado —Sé que esto les llegará en un momento inesperado, pero no podía seguir sin decirles que estoy..."—

El silencio cayó sobre el grupo mientras Rengoku intentaba leer más. Sabito sintió un escalofrío recorrer su espalda. Las primeras palabras de la carta le resultaban inquietantemente familiares. mientras que Shinobu recordaba haber visto aquella flor o una flor similar en los libros de medicina en su finca.

—Rengoku, ¿puedes leer algo más?—preguntó makomo con su voz temblando ligeramente debido al tenso e incomodo ambiente que se formó.

—Está bastante dañado, pero aquí hay algo más... "Logre soportar la... pero al parecer me quiere para algo más Tengo un ... Por ahora me encargaron a encontrar el lirio... en el cual eh estado... escondidas"—

—Parece que está hablando sobre una misión— Dijo tokito, lo cual sorprendió a todos ya que ¿Cuando ese niño prestaba atención a algo?

—Pero si fuera una misión ¿porque dice a escondidas?— preguntó la pilar del amor

—"A lo largo de este tiempo, he descubierto fragmentos de información que podrían ser cruciales para nuestra causa"— Hizo una pausa —Y ya no dice nada más, el resto son solo palabras sueltas y la mitad de la carta está destrozada— Dijo mientras que la carta se desintegraba en fragmentos de papel quemado entre las manos de Rengoku.

—Parece que la carta iba dirigida a más de una persona. ¿Acaso puede ser para nosotros?— preguntó el más alto de la sala, mientras juntaba sus manos en un gesto pensativo.

—No creo, además, ¿por qué un demonio traicionaría a Muzan?— replicó irritado el heterocromático, frustrado por no poder entender el mensaje de la carta.

—Y si... ¿es de Giyuu?— la pregunta salió como un susurro entre los labios de Sabito, sus ojos mostrando un rayo de esperanza.

—¡Joder, Sabito! ¿Acaso no entiendes que Tomioka está muerto?— gritó Sanemi, su voz llena de irritación. A pesar de llevarse bien con Sabito, no soportaba que este hablara del azabache todo el tiempo.

Las palabras de Sanemi resonaron en la sala, creando una atmósfera tensa. Sabito, con los puños apretados y la mandíbula tensa, no pudo contener más su frustración. Se levantó bruscamente de su asiento, sus ojos centelleando con una mezcla de dolor y furia.

—¿Cómo te atreves a decir eso? ¡Giyuu no está muerto!— vociferó Sabito, avanzando hacia Sanemi con pasos firmes y decididos. Cada paso que daba parecía retumbar en el suelo, y los demás Hashiras sintieron la intensidad de su determinación.

Mitsuri y Makomo, al notar la escalada de la situación, se levantaron rápidamente. Mitsuri, con una expresión de preocupación, extendió una mano hacia Sabito, mientras Makomo se colocó entre los dos hombres, intentando calmar los ánimos.

—Sabito, por favor, no es el momento ni el lugar para esto— suplicó Mitsuri, su voz temblando ligeramente.

—Sanemi, deja de provocarlo. Todos estamos tensos, pero debemos mantener la calma— añadió Makomo, mirando a Sanemi con firmeza.

Justo en ese momento, el sonido de un choque de manos resonó en la habitación, dejando a todos paralizados. Gyomei, el Pilar de la Roca, había aplaudido con fuerza, capturando la atención de todos.

—Les recuerdo que todavía estamos bajo la presencia de Oyakata-sama. Si van a resolver conflictos, que sea afuera— Dijo Gyomei, su voz firme y serena, pero con una autoridad indiscutible.

El ambiente en la sala se calmó de inmediato. Sabito, respirando con dificultad, dio un paso atrás, aún mirando a Sanemi con una mezcla de ira y dolor en sus ojos. Sanemi, por su parte, apartó la mirada, consciente de que había cruzado una línea.

Oyakata-sama, observando la escena con paciencia, finalmente intervino.

—Yo se que aun no digieres la pérdida de Tomioka y no te culpo, pero aun así Sabito— El nombrado se sintió algo avergonzado —Mientras no se compruebe lo contrario. Tomioka Giyuu ex pilar del agua se declara muerto.— Dijo con una voz más autoritaria que pacífica creando un enorme silencio.

—Entiendo Oyakata-Sama, no volveré a nombrar el tema, mis más sinceras disculpas.—

—Volviendo con el tema de la carta, no me voy a arriesgar ya que parece que Muzan nuevamente se va a mover entre las sombras. Las próximas misiones que requieran algún Pilar serán de a dos— Dictaminó buscando la seguridad de sus hijos.

—Dicho esto, la reunión se acaba— Dijo antes de salir junto a sus hijas

Extra:

—¡Sabito!— gritó eufóricomente un pequeño que no pasaba de los 15 años.

—¡Giyuu!—le respondió el otro.

—¡Pasamos la selección final! ¡Por fin somos cazadores!— la alegría se desbordaba de su pequeño cuerpo.

—¡Viste, te dije que yo no moriría en ese lugar!— le recrimino divertido mientras abrazaba a su amigo.

—Sabito, ya que logramos pasar la prueba... —dijo algo nervioso mientras trataba de buscar las palabras adecuadas —Quiero compartir mi haori contigo.—

Las palabras lo dejaron helado y Tomioka, al no ver una reacción, se asustó.

-Perdón, si no quieres, no imp...-

—¿Bromeas? ¡Claro que quiero!— le interrumpió apretando más el abrazo —Pero, ¿estás seguro? Sé que ese haori es importante para ti, después de todo, perteneció a tu hermana.

—Estoy seguro, los dos son importantes para mí y me gustaría llevarlos siempre conmigo— rompió el abrazo para sonreírle a su amigo; su mirada reflejaba una emoción inmensa.

—¡Me encanta la idea! Los cortamos por la mitad y luego los cocemos— Giyuu río por al ver la energía de su amigo en este momento tan importante.

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————続ける————
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Datos de la era Taisho:

»Nezuko despertó antes que todos sus compañeros por lo que fue mandada donde Urokodaki para seguir su entrenamiento.

»Sabito nunca se encontró con el demonio de brazos verdes, no obstante nadie murió.

»Tanjiro y los demás no durmieron tanto como en el anime/manga por el bien de la trama ^^.

»Sabito se podría decir que se lleva bien con todos los pilares ya que es muy expresivo y extrovertido, contrarrestando la personalidad inexpresiva e introvertida de Giyuu.

Datos:

Les juro que en los siguientes capítulos la relación de Muzan y Tomioka va a mejorar así que no me odien 😿

Si no lograron entender la primera parte antes del separador esa era mi idea. Quise hacer eso un poco -mucho- más confuso, pero en resumen parece que alguien está rebelde contra Muzan, jiji.

Si hay muchos saltos en el tiempo o muchos cambios de escena me dicen si son incómodos de leer o incomprensibles para arreglarlos plixfavor

Mientras escribía la parte de la reunión donde el patrón nombraba a Giyuu, me imaginé a este de manera chibi peleando contra un akaza chibi y Tomioka estornudaba para luego decir "Creo que alguien hablo de mi" Todo en chibi y me dio mucha risa. Si alguien lo quiere dibujar me encantaría verlo.

Pregunta, vi a algunos en los comentarios tratando de descubrir de qué país soy ¿Ustedes de cual creen que soy? Me gustaría verlos pelear (BROMA)

Anyways eso es todo, los amo mucho <3

se despide konavx

Palabras: 4172

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